five. happy house
OO5 | HAPPY HOUSE
Hace diez años
Era un día de verano cuando los Wagner decidieron ir a pasar un día en la costa. Vanessa, apenas una niña pequeña, estaba emocionada por la idea de pasar un día entero jugando en la arena y chapoteando en el mar.
—¡Vanessa, cariño, no olvides tu gorra! No queremos que te quemes bajo el sol.
—¡Sí, mamá! ¡Ya la tengo!
Jessica había preparado una canasta llena de deliciosos bocadillos y frutas frescas para la ocasión. Por otro lado, Thomas, cargaba con las sombrillas y las sillas de playa, listo para asegurarse de que su familia tuviera todo lo que necesitaba para pasar un día perfecto junto al mar.
—Bueno, parece que tenemos todo lo necesario para el día —habló el hombre—. Espero que se mantengan entretenidos mientras yo termino algunos asuntos de trabajo.
—No te preocupes, querido. Estaremos bien —Jessica murmuró con amabilidad—. Disfruta tu tiempo en la playa con nosotros.
Theodore asintió en silencio, pero Vanessa apenas notó la tensión en el aire mientras saltaba de un lado a otro, ansiosa por sumergirse en el mundo de la playa.
—¡Vamos, vamos, vamos! ¡Quiero construir castillos de arena y encontrar conchas!
—Sí, sí, lo que sea. Solo asegúrense de no meterse en problemas mientras yo estoy ocupado.
Theodore hizo una mueca, para luego acercarse a su hermana.
—Vas a construir un gran castillo de arena, ¿verdad?
—Sí, y tú puedes ayudar —exclamó con entusiasmo, haciendo que su mellizo riera.
—Claro, estaré allí para proteger tu castillo de los ataques de las gaviotas.
—Eres un buen hermano, Teddy.
—Solo no quiero que las aves se coman nuestro almuerzo.
El viaje en auto hasta la costa fue una emocionante aventura para los hermanos Wagner. Miraban por la ventana con los ojos abiertos, observando cómo los edificios de la ciudad daban paso a vastos paisajes de dunas y el resplandor del océano en el horizonte.
—¡Mira, Nessie, ya podemos ver el mar! ¡Va a ser genial!
Al llegar a la playa, encontraron un lugar perfecto cerca de las olas. Thomas desplegó las sombrillas mientras Jessica extendía las toallas en la arena. Theodore, no lo dudo y corrió hacia el mar con su tabla de surf, ansioso por dominar las olas.
—¡Papá, mira lo que puedo hacer! ¡Voy a atrapar la ola más grande!
Vanessa, sin embargo, estaba más interesada en explorar la orilla. Tomó la mano de su madre y juntas caminaron por la playa, recolectando conchas marinas y dejando huellas en la arena húmeda. El sonido de las olas rompiendo suavemente en la costa y el aroma a salitre llenaban el aire, creando una atmósfera de pura serenidad.
—Mamá, ¿puedo llevarme esta concha a casa? Es tan bonita —Vanessa habló, sintiendo como sus ojos brillaban con emoción.
—Claro, cariño. Podemos hacer una colección juntas —la mujer asintió, sonriendo en grande—. ¿Qué te parece si después de la playa vamos a tomar helado con tu hermano?
—¡Sí, por favor! ¡Eso sería genial!
—Entonces lo haremos cariño.
🍷🏛🥀
El sol brillaba intensamente sobre la playa, haciendo que el agua del mar reluciera con un azul casi hipnótico. Vanessa, de siete años, corría alegremente por la arena, disfrutando de sus vacaciones familiares. Theodore, su hermano mayor, la seguía de cerca, siempre estando pendiente a ella. Su madre los observaba con una sonrisa desde su toalla, mientras Thomas, su padre, hablaba por teléfono a unos metros de distancia.
—¡Mira, Theo! ¡Voy a nadar como una sirena! —gritó Vanessa con entusiasmo, adentrándose un poco más en el agua.
—Ten cuidado, Ness. No te alejes mucho —le advirtió Theodore.
Justo en ese momento, una ola más fuerte de lo habitual golpeó a Vanessa, derribándola y arrastrándola mar adentro. Al ver esto, su madre se levantó de un salto, el miedo estaba impregnado en su rostro.
—¡Thomas, haz algo! ¡Vanessa está en peligro! —exclamó su madre, lista para correr hacia el agua.
Sin embargo, antes de que pudiera llegar más lejos Thomas la detuvo, sosteniéndola firmemente por el brazo.
—Déjala. Necesita aprender a manejar estas situaciones por sí misma. No siempre podremos estar ahí para salvarla —respondió con frialdad.
—¡Pero es solo una niña! ¡No sabe nadar! —gritó ella, luchando por liberarse.
Vanessa, ahora completamente sumergida, luchaba por salir a la superficie. El agua fría llenaba su boca y su nariz, impidiéndole gritar. Sentía que sus fuerzas la abandonaban mientras sus brazos intentaban en vano alcanzar algo a lo que aferrarse. La desesperación y el pánico la envolvían, su pequeño cuerpo se sacudía con cada intento fallido de respirar.
Theodore, viendo la desesperación de su hermana, no pudo quedarse de brazos cruzados. Miró a su madre y luego a su padre, antes de tomar una decisión.
—¡No puedo dejarla! —dijo, corriendo hacia el agua.
—¡Theodore, no! —intentó detenerlo su madre, pero el chico ya estaba en el mar.
Thomas observó con una mezcla de orgullo y desaprobación mientras su hijo mayor nadaba hacia Vanessa. Theodore, a pesar de su corta edad, se movía con determinación, impulsado por el amor hacia su hermana. Luego de tan solo unos segundos llegó hasta ella, logrando tomarla por la muñeca y, con gran esfuerzo, la llevó de regreso a la orilla.
—¡Vanessa, respira! ¡Estás a salvo! —dijo Theodore, jadeando y tratando de tranquilizarla mientras ella tosía y escupía agua, entre sollozos.
La madre de Vanessa se arrodilló junto a ellos, abrazando a sus hijos con fuerza.
—Gracias, Theo. Gracias por salvarla —susurró, mirando a su esposo con rabia y desdén.
Thomas se acercó, su expresión severa.
—Esto es lo que sucede cuando no escuchas las advertencias. Tienes que aprender, Vanessa, el mundo no es un lugar seguro —dijo sin mostrar rastro de compasión.
Vanessa, temblando y aferrándose a su madre y a Theodore, miró a su padre con una mezcla de miedo y resentimiento. En ese momento, algo se rompió dentro de ella. La imagen de su padre como protector se desmoronó, y en su lugar quedó la figura de un hombre cuya dureza la había puesto en peligro.
🍷🏛🥀
El regreso a casa desde la playa fue un viaje silencioso. Vanessa, aun temblando y empapada, miraba por la ventana, su mente reviviendo una y otra vez el aterrador momento en el agua. Theodore se sentó a su lado, tratando de ofrecerle consuelo con su presencia, mientras su madre, Jessica, lanzaba miradas furiosas a Thomas desde el asiento delantero. Thomas, por su parte, mantenía una expresión de piedra, conduciendo con los labios apretados.
Al llegar a casa, la tensión era palpable. Jessica bajó del auto y, sin esperar a nadie, entró en la casa con paso decidido. Thomas la siguió, dejando a Theodore y Vanessa para que se encargaran de las toallas y las bolsas.
—Vamos, Ness. Entremos —dijo Theodore, poniendo una mano en el hombro de su hermana.
—Está bien, Theo —respondió Vanessa, intentando sonar valiente, aunque sus ojos reflejaban el miedo y la culpa.
Dentro de la casa, los gritos comenzaron casi de inmediato.
—¡¿Cómo pudiste hacerle eso a nuestra hija?! ¡Casi se ahoga y tú no hiciste nada! —la voz de Jessica resonó por todo el lugar.
—¡Necesita aprender a valerse por sí misma! ¡No siempre estaremos para salvarla! —gritó Thomas, defendiendo su postura con la misma frialdad que había mostrado en la playa.
Theodore y Vanessa se detuvieron en el pasillo, escuchando la discusión que venía desde la sala de estar.
—Esto es culpa mía —murmuró Vanessa, sintiendo un nudo en la garganta—. Si no hubiera entrado al agua...
—No digas eso, Ness. Esto no es culpa tuya —aseguro Theodore, abrazándola con fuerza—. Papá debería haber hecho algo. No tú.
—¡Ella es solo una niña! ¡Necesita nuestra protección y amor, no tu crueldad! —Jessica continuo, su voz cargada de angustia.
—¡No podemos criarla como una débil! ¡El mundo es cruel y necesita estar preparada! —respondió Thomas, su tono cortante.
Vanessa cerró los ojos, tratando de bloquear los gritos, pero las palabras seguían resonando en su mente. Se sentía pequeña e indefensa, como si el peso de la discusión de sus padres recayera sobre sus hombros.
—Ness, no les escuches. No es tu culpa —insistió Theodore, levantando el rostro de su hermana para mirarla a los ojos—. Vamos a mi habitación. Estaremos mejor ahí.
Sin siquiera dudarlo un segundo más, los mellizos Wagner se dirigieron al cuarto de Theodore, intentando escapar del ruido ensordecedor de la pelea. Una vez dentro, el chico cerró la puerta con cuidado y se sentaron en la cama.
—Siempre es así. Siempre pelean por mi culpa —Vanessa murmuro, con lágrimas en los ojos.
—No es por tu culpa, Vanessa. Papá es... complicado. Y mamá solo quiere protegernos. Esto es entre ellos, no tiene nada que ver contigo —dijo Theodore, intentando calmarla.
—Pero si no hubiera entrado al agua, no estarían peleando —insistió Vanessa, secándose las lágrimas.
—No, Van. Papá y mamá ya tenían problemas. Lo que pasó hoy solo fue una excusa para que exploten. No es tu culpa. Eres valiente y fuerte, y nunca deberías sentirte culpable por lo que otros hacen —afirmó Theodore, abrazándola con fuerza.
El abrazo de su hermano le brindó un poco de consuelo, pero el dolor y la culpa seguían presentes en su corazón. Los gritos de sus padres continuaban, pero, al menos por un momento, en el refugio de la habitación de Theodore, Vanessa se sintió un poco más segura.
Esa noche, cuando los gritos finalmente cesaron y el silencio llenó la casa, Vanessa se quedó despierta, sus pensamientos corriendo salvajemente. Las palabras de su padre resonaban en su mente, mezcladas con el miedo que había sentido en el agua.
Sabía que las heridas del día no sanarían fácilmente, ni en su cuerpo ni en su mente. Pero con Theodore a su lado, tenía la esperanza de que algún día podría superarlo.
🍷🏛🥀
Un año después.
Era una calurosa tarde de verano cuando Vanessa, de ocho años, estaba sentada junto a la piscina de su casa, jugando con sus muñecas. Su hermano mayor, Theodore, estaba en el agua, nadando de un extremo a otro. La madre de ambos, Jessica, leía un libro en una tumbona cercana, ocasionalmente mirando a sus hijos con una sonrisa.
Thomas, el padre de los niños, salió de la casa con una expresión seria. A diferencia de Jessica, siempre parecía tener prisa, como si el tiempo no fuera suficiente para cumplir con todas sus expectativas.
—Vanessa, es hora de que aprendas a nadar —dijo Thomas, sin espacio para objeciones.
Vanessa levantó la vista. Sus ojos llenos de temor. Ya había intentado nadar antes, pero el agua continuaba causadole pánico.
—Papá, no quiero —murmuró, aferrándose a su muñeca.
Jessica levantó la vista de su libro, preocupada por la situación.
—Thomas, quizá deberíamos esperar un poco más. No está lista.
Sin embargo, Thomas no estaba dispuesto a escuchar. Se acercó a Vanessa y la tomó bruscamente del brazo, levantándola del suelo.
—Debe aprender ahora. No hay tiempo para debilidades —dijo fríamente.
—¡No, papá, por favor! —suplicó Vanessa, tratando de liberarse de su agarre.
Antes de que pudiera hacer algo, Thomas la llevó hasta el borde de la piscina y, sin previo aviso, la arrojó al agua. Vanessa cayó con un chapoteo, y el agua fría la envolvió, llenando su boca y nariz. El pánico se apoderó de ella mientras luchaba por salir a la superficie. Sus pequeños brazos se agitaban frenéticamente, pero la sensación de asfixia la paralizaba.
Al ver lo que habia sucedido, Theodore nadó rápidamente hacia su hermana, tomándola en sus brazos y llevándola a la superficie. La levantó fuera del agua, abrazándola con fuerza.
—¡Papá, no puedes hacer eso! —gritó Theo, con ira y preocupación en su voz.
—Tiene que aprender —respondió Thomas con frialdad—. En este mundo no hay lugar para los débiles.
Jessica se levantó de su tumbona, con el rostro lleno de furia.
—¡Thomas, estás loco! ¡Es solo una niña!
Vanessa sollozaba incontrolablemente en los brazos de Theodore, sintiendo cómo su cuerpo temblaba.
El hombre se dio la vuelta, evitando por completo la situación. No tenía tiempo para sus tonterías.
—Será mejor que te cambies ropa, dentro de un rato iremos a cenar con los Beaufort —musito.
—Si, padre —la rubia logro decir, tratando de regular su respiración.
La chica no pudo evitar que sus ojos se cristalizaran al saber que su padre se preocupaba más por su imagen y su empresa, que por ella, quien era su hija.
Vanessa nunca iba a entender que era lo que había hecho para que el hombre la odiase tanto. Tampoco era un buen padre con Theodore, pero parecía desahogar todo su enfado con ella.
Tal vez simplemente no era suficiente.
JES'S NOTE !
YO SOY LA HATER NÚMERO 1 DE THOMAS WAGNER 🖕🏻 odio a ese hombre chiquillos, de verdad
este capítulo lo subí especialmente para que puedan entender un poco más al personaje de vanessa, y así también puedan empatizar con ella en el capítulo número siete :) que por cierto, es de mis capítulos favs
PD: dentro de un ratito voy a subir otro capitulooo, para que estén atentos <3
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