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fifteen. destiny

O15 | DESTINY

Una nueva mañana había comenzado y las vibras en la sala de estar de los Wagner era tensa. Thomas, su padre, estaba sentado en su sillón habitual, con el rostro severo y los ojos fijos en sus hijos. Vanessa y Theodore estaban de pie frente a él, tratando de mantener la compostura.

—Espero que entiendan lo que está en juego aquí. Oxford no es solo una oportunidad, es una responsabilidad —hablo el hombre, su voz resonando con fuerza por la habitación—. Si fallan, no solo se decepcionarán a ustedes mismos, me decepcionarán a mí y a toda esta familia. Todo lo que he hecho ha sido para asegurar un futuro brillante para ambos. No toleraré fracasos.

Vanessa suspiró, intentando mantener la calma.

—Entendemos, padre. Estamos comprometidos a dar lo mejor de nosotros.

—Sí, vamos a esforzarnos y demostrar que somos dignos de estar allí —continuó Theodore con simpatía forzada.

—Más les vale. Recuerden que su éxito refleja directamente en la empresa y en nuestra reputación. No hay margen para errores.

Vanessa y Theodore intercambiaron una mirada, ambos conscientes de la presión que sentían.

—No te decepcionaremos —la rubia aseguró.

—Eso espero. Ahora vayan, tienen un largo camino por delante.

Los hermanos asintieron y salieron de la habitación. Alfred, el mayordomo y chofer de la familia, ya estaba esperando afuera con el coche listo para llevarlos a Oxford. Mientras subían al auto, ambos respiraron hondo, intentando liberarse de la presión y el estrés que su padre les había impuesto.

—¿Listos para Oxford?

—Listos como siempre, Alfred —Theodore respondió, sonriendo de forma forzada.

—Vamos a hacer lo mejor que podamos.

El trayecto a la universidad fue tranquilo. Vanessa miraba por la ventana, perdida en sus pensamientos. Recordaba todas las veces que su madre les había hablado sobre la importancia de la educación y cómo Oxford era un sueño para ella. La presión de no defraudar a su padre se mezclaba con el deseo de honrar la memoria de su madre.

Theodore pareció notar su estado, ya que dijo:

—¿En qué piensas, V?

—En mamá —susurró después de unos segundos en silencio—. Sé que esto era importante para ella. No quiero fallarle.

—No vamos a fallar. Estamos juntos en esto, ¿recuerdas? Lo haremos por ella.

—Sí, tienes razón. Lo haremos por ella.

Finalmente, llegaron al campus de Oxford. El ambiente era vibrante, con estudiantes yendo y viniendo, algunos charlando animadamente, otros leyendo bajo los árboles. Los edificios históricos les daban la bienvenida con su majestuosidad y su aire de sabiduría ancestral.

—Bienvenidos a Oxford —Alfred dijo, dedicándole una breve sonrisa a los jóvenes—. Espero que este sea el comienzo de algo grandioso para ustedes dos.

—Gracias, Alfred. Sé que lo será —Vanessa agradeció con amabilidad.

—Sera mejor que nos vayamos si no queremos llegar tarde —Theodore bromeo.

La rubia rodó los ojos con diversión, para luego bajar del vehículo con rapidez.

—Nos vemos luego, Alfred. Gracias por traernos.

—Nos vemos luego jóvenes.

Con determinación los hermanos Wagner se dieron la vuelta para adentrarse en el campus. Antes de que pudieran llegar muy lejos, el castaño detuvo a su hermana.

—¿Crees poder llegar a las habitaciones sin mí? —preguntó. Vanessa asintió con confusión.

—Sí, ¿por qué?

—Recordé que Ruby también llegaba hoy, así que la esperaré en el paradero de buses.

La chica sonrió levemente ante sus palabras, a diferencia de ella, su hermano siempre hacia lo que quería. Thomas le había dicho que se alejara de Ruby, pero ella era demasiado importante como para hacer como si no existiera.

—Claro. No hay problema.

—¿No te perderás? —bromeó, sabiendo que su hermana tenía un horrible sentido de orientación.

—No me perderé, Theo —Vanessa rodó los ojos—. No te preocupes.

—Bien —asintió, no estando del todo seguro sobre sus palabras—. Si sucede algo, llámame, ¿de acuerdo?

La chica asintió, para segundos después ver cómo su hermano se alejaba de ella. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios al ver su emoción. Desde que Theodore conoció a Ruby ha estado más feliz.

—Disculpa, ¿estas perdida? —una voz desconocida la saco de sus pensamientos.

Vanessa se dio la vuelta, logrando ver a un chico que parecía ser un poco mayor que ella. Era alto, tenía el cabello castaño y unos hermosos ojos azules.

No podía mentir. Era muy guapo.

—¿Viniste a las entrevistas? —preguntó nuevamente. La rubia asintió—. Los dormitorios están a la derecha.

—Pensé que se encontraban a la izquierda... —murmuró con una mueca. Odiaba admitirlo, pero Theodore tenia razón.

—Con gusto iría contigo, pero tengo que ayudar a los recién llegados —el chico habló, llevándose una mano a la nuca con nerviosismo.

—Me has ayudado solo con decirme hacia donde tengo que ir. Gracias —respondió, sonriendo levemente.

—No es nada... —musito, haciendo una breve pausa al darse cuenta que no sabía el nombre de la chica frente a él.

—Vanessa. Vanessa Wagner.

—Es un gusto conocerte. Yo soy Jude.

Vanessa asintió, recordando el hombre del desconocido que la acababa de ayudar.

—Nos vemos luego, Jude —la rubia dijo, dándole un último vistazo, para luego comenzar a caminar lejos de él.

Después de recoger en la portería la llave de la habitación en la que se iba a quedar estos días, Vanessa cogió sus maletas y entró en la residencia

La habitación que le había tocado se encontraba al principio del pasillo, en el lado izquierdo. La chica sacó la llave y estuvo a punto de meterla en la cerradura cuando escuchó que alguien se aproximaba por detrás.

La chica se dio la vuelta con una sonrisa, pensando que aquella persona se podría convertir en su nuevo amigo. Sin embargo, en cuanto se dio cuenta de quien se trataba, su sonrisa desaparece.

Se trataba de James.

—Estás de broma —Vanessa espetó.

James se veía tan sorprendido como ella, ya que dejo caer su bolso con brusquedad. Sus ojos se oscurecen mientras mira la llave que tiene en la mano.

El chico dio un paso hacia adelante, intentando acercarse a Vanessa. La rubia pareció notar sus intenciones, ya que abrió la puerta de su habitación con rapidez, adentrándose en ella.

Ambos se habían controlado muy bien estas últimas semanas. Se habían ignorado, incluso cuando sabían que eso los lastimaba. Ambos se habían comportado como si su historia no hubiese existido.

A pesar de todo eso, Vanessa sintió como la rabia la invadía. Le encantaría abrir la puerta de su habitación y entrar. Tenía ganas de decirle todo lo que ha estado acumulado en su interior durante estos últimos tiempos.

Sin embargo, sabía que, en realidad, no hay nada más que decir.

Decidida a no dejar que la presencia de James arruine las cosas para ella, Vanessa comienza a mirar el interior de su habitación.

La decoración es minimalista: hay un pequeño escritorio de madera, un armario blanco empotrado y una cama sencilla. Desde ahí se ve el patio interior en cuyo centro se alza un árbol inmenso. La chica se acercó a la ventana para poder observarlo mejor. Sus hojas, de un marrón rojizo, están esparcidas por el suelo, todo el césped está lleno de ellas. El camino da toda la vuelta al parterre, al borde del cual hay farolas y bancos.

De repente, las historias que su madre le había contado sobre sus años en Oxford la invadieron. Su madre ya no estaba, pero sus palabras seguían siendo una fuente de fortaleza para ella.

Ahora estaba segura.

Lo iba a lograr.

































🍷🏛🥀



































La mañana había llegado con un aire de nerviosismo y expectativa para Vanessa. Era el día de su entrevista en Oxford, la que decidiría su entrada a la prestigiosa universidad. Se levantó temprano, se vistió con cuidado, eligiendo un atuendo formal pero cómodo, y se miró al espejo con determinación.

—Vas a hacerlo genial, Ness. No te preocupes —Theodore dijo con una sonrisa.

—Gracias, Theo. Necesitaba escuchar eso.

El menor asintió, dando unos pasos hasta quedar frente a su hermana, rodeándola en un abrazo reconfortante.

—En serio, relájate. Has trabajado duro para esto. Solo sé tú misma.

—Lo intentaré.

Con una última mirada en el espejo, Vanessa tomó su carpeta con los documentos necesarios y salió de la habitación. A medida que caminaba por los antiguos pasillos de piedra de Oxford, no pudo evitar sentirse abrumada por la historia y la grandeza del lugar. Los edificios góticos, las puertas de madera maciza, y los estudiantes que pasaban a su lado, todos contribuyeron a su sensación de asombro.

Iba tan perdida en sus pensamientos y en la belleza del campus que no se dio cuenta de la figura que venía en su dirección hasta que fue demasiado tarde. Chocó de golpe con alguien, y casi perdió el equilibrio.

Vanessa elevó la vista, logrando ver al chico que la había ayudado a encontrar las habitaciones durante el día anterior.

—Lo siento —la rubia murmuró, apenada—. No estaba mirando por dónde iba.

—No te preocupes, Vanessa —Jude le quitó importancia, tranquilizando a la chica. Su sonrisa amigable y ojos cálidos la hicieron sentir un poco más relajada.

—Gracias otra vez por tu ayuda ayer. Realmente me salvaste.

—No hay problema. ¿Estas nerviosa por tu entrevista?

—Un poco. Si —Vanessa respondió, dudando de su respuesta por unos segundos—. ¿Cómo te fue a ti?

—Más o menos así —Jude levanta una mano y la hace temblar de forma exagerada. La rubia sonrió levemente ante su autenticidad.

—Pero lo conseguiste.

—Pues si —contestó. Una sonrisa amenazaba con asomarse por las comisuras de sus labios—. No es magia. Lo lograrás.

Vanessa se encogió de hombros y movió la cabeza negativamente al mismo tiempo. Cuando Jude ríe, la chica hace una mueca.

—¿Te importa si camino contigo por un momento? —preguntó Vanessa, observando al chico frente a ella—. Realmente necesito desviar mi mente.

—Vamos —dijo, sonriendo con amabilidad—. De todas formas, tengo que ir a la sala de entrevistas.

Vanessa asintió, para luego comenzar a caminar detrás de Jude. El chico le había mostrado unos lugares que eran menos conocidos del campus y que él había descubierto en su tiempo allí.

Mientras conversaban de cualquier tema que se les cruzara por la mente, ambos pudieron darse cuenta de que tenían demasiadas cosas en común.

Por otro lado, James caminaba por el campus de Oxford con su hermana Lydia a su lado. Para la chica no había pasado desapercibida la expresión preocupada de su hermano. La atención del rubio se dirigió por completo a Vanessa conversando animadamente con Jude.

Para James fue inevitable no sentir un nudo en el estómago mientras observaba la escena.

—¿Por qué no vas a saludarla? —Lydia murmuró, dándole un suave codazo a su hermano.

—No es tan simple, Lydia —negó, dejando salir un suspiro frustrado—. Le hice caso a nuestro padre y ahora... Ahora parece más feliz sin mí.

Lydia frunció el ceño, sintiendo la tensión en la voz de su hermano.

—James, a veces tienes que luchar por lo que quieres. Si te importa tanto, no la dejes ir sin intentarlo.

Ante sus palabras, James sintió una punzada de arrepentimiento. Se dio cuenta de que su decisión de alejarse había creado una distancia que otros, como Jude, podían llenar fácilmente. Se odió a sí mismo por ceder a la presión de su padre y por no luchar por lo que realmente quería.

Lydia lo miró con empatía y apretó su brazo en señal de apoyo.

—James, ¿qué es lo peor que podría pasar? ¿Que ella te rechace? Al menos sabrás que hiciste todo lo posible —dijo con una sonrisa, intentando convencerlo—. No puedes seguir así, observando desde lejos y lamentándote.

James asintió lentamente. Sabía que no sería fácil, pero no podía soportar la idea de perderla para siempre. Con una mezcla de determinación y celos, James se dio la vuelta y se alejó, Lydia caminando a su lado, brindándole el apoyo que necesitaba.

—Tienes razón.

—Eso es lo que quería escuchar.

Por otro lado, Vanessa y Jude se habían concentrado tanto en su conversación que no se dieron cuenta de que ya habían llegado al lugar en donde se realizarían las entrevistas.

Jude elevó la vista, notando que estaba rodeado de estudiantes, por lo que después de darle una breve sonrisa a Vanessa, se dirigió al centro del lugar, dando un gran aplauso para llamar la atención de los demás.

—Para los que no me conocen, me llamo Jude —empezó—. Estoy en mi segundo año en el Colegio Saint Hilda de Oxford y los acompañare en su proceso de ingreso. En la primera entrevista, los profesores evaluaran su pensamiento crítico y si pueden opinar sobre un tema. En la segunda, quieren ver cómo reaccionan bajo presión. La tercera y última entrevista será sobre ustedes.

Vanessa asintió, tomando nota de sus palabras de forma mental.

—Si realmente encajan en Oxford. Esa es la más importante.

































🍷🏛🥀



































Los minutos habían pasado y los hermanos Wagner se encontraban sentados en la sala de espera de Oxford, repasando sus notas en silencio. El ambiente era tenso; el peso de la entrevista que determinaría su futuro académico se cernía sobre ellos. Vanessa hojeaba nerviosamente sus apuntes, mientras Theodore, más tranquilo, revisaba un libro.

Vanessa suspiró, tratando de concentrarse en sus notas. De repente, la puerta de la sala de espera se abrió y James entró. Su presencia hizo que el corazón de Vanessa diera un vuelco. Theodore notó el cambio en su hermana, pero no dijo nada.

James caminó hacia una silla vacía al otro lado de la sala, sin mirarla directamente. Sin embargo, después de sentarse, levantó la vista y sus ojos se encontraron con los de Vanessa. Fue un momento cargado de emociones no expresadas. Vanessa sintió que el aire se volvía denso y su nerviosismo aumentó. James mantenía su mirada fija en ella, sus ojos mostrando una mezcla de arrepentimiento.

El silencio en la sala de espera se hizo más palpable. Theodore, intentando aliviar la tensión, trató de hacer que Vanessa volviera a concentrarse en sus notas.

—Vanessa, ¿recuerdas la teoría de la argumentación de Aristóteles?

Vanessa parpadeó, volviendo en sí, y asintió.

—Sí, claro —respondió, carraspeando levemente su garganta—. Ética, lógica y dialéctica.

Sin embargo, su mente no dejaba de pensar en James. La intensidad de su mirada, la forma en que parecía querer decirle algo, pero no se atrevía, la hacía sentirse aún más inquieta.

James, por su parte, estaba teniendo una lucha internamente. Sabía que había lastimado a Vanessa y que tenía que encontrar una manera de arreglar las cosas. Pero el ambiente de la sala de espera no era el lugar adecuado para una conversación tan delicada. Sin embargo, no podía dejar de mirarla, esperando que, de alguna manera, sus ojos le transmitieran lo que sentía.

Los minutos pasaron lentamente. Los otros estudiantes en la sala de espera se sumergían en sus propios mundos de preparación y nerviosismo, ajenos a la tensión que existía entre Vanessa y James. Finalmente, Jude hizo aparición en el lugar.

—Vanessa Wagner, es tu turno.

Vanessa se levantó, sintiendo que sus piernas temblaban ligeramente. Comenzó a caminar hacia la puerta, cuando sintió una mano firme pero gentil tomando la suya. Se giró, confundida, y se encontró con los ojos de James, llenos de una mezcla de preocupación y apoyo.

—Buena suerte en tu entrevista, Nessa. Sé que lo harás genial.

Vanessa sintió una calidez inesperada en su pecho ante esas palabras. Durante un segundo, el nerviosismo de la entrevista desapareció. Sin embargo, retiró su mano con lentitud, sintiendo una mezcla de emociones. Su orgullo y su dolor no le permitían olvidar tan fácilmente.

—Es Vanessa para ti.

Soltó su mano y continuó su camino hacia la puerta, intentando concentrarse en la tarea que tenía por delante. Sentía una renovada confianza, pero también un torbellino de emociones que la mantenía alerta. Mientras caminaba, una leve sonrisa apareció en su rostro, una sonrisa que James notó y que le hizo sentir una pequeña esperanza de que, quizás, todavía había una oportunidad para ellos.

James la observó caminar en dirección al pasillo, su mente inundada de pensamientos. Sabía que la conversación entre ellos aún estaba pendiente, pero sintiéndose aliviado de haber tenido al menos un breve momento de conexión.

Por otro lado, Vanessa se encontraba junto a Jude, quien le sostenía abierta la puerta del despacho donde se realizaría la entrevista.

La rubia alzo la mirada para observar al chico junto a ella. Una sonrisa amigable adornaba sus labios. Jude musito un suave "Lo harás genial", para luego cerrar las puertas.

Mientras Vanessa caminaba hacia una pequeña mesa que se encontró frente al escritorio, se le hizo imposible no observar a su alrededor. Los muebles se veían muy antiguos, como si estuvieran ahí desde la fundación de la universidad y en el aire se respira el olor a libros antiguos. Las paredes estaban cubiertas de un buen número de estanterías en las que se amontonan libros a diestra y siniestra.

Vanessa aliso su ropa, asegurándose de que no tuviera ni una sola arruga, para luego enderezar su columna y sentarse recta.

Frente a ella había dos profesoras al otro lado de la mesa, quienes abren los cuadernos y se recuestan sobre el respaldo.

—Nos alegramos mucho de que haya aceptado la invitación, señorita Vanessa —la segunda maestra rompe el silencio.

—Muchas gracias por la invitación —la rubia respondió torpemente, y carraspeo. La voz le suena como si se hubiera tragado algo pegajoso que todavía tenía adherido al cuello.

—Vamos a empezar con la primera pregunta —prosigue la mujer—. ¿Por qué quiere estudiar en Oxford?

Vanessa tomó una respiración profunda. Era una pregunta que había esperado, pero ahora que estaba aquí, las palabras se sentían pesadas. Se enderezó en su silla, recordando las historias de su madre y las expectativas de su padre.

—Desde pequeña, mi madre me contaba historias sobre la historia y la tradición de Oxford. Ella siempre decía que Oxford no solo es una universidad, sino una comunidad vibrante de pensamiento crítico y excelencia académica —comenzó, sonriendo levemente ante los recuerdos—. Es un lugar donde las ideas pueden florecer y donde puedo ser parte de una red global de personas que buscan hacer una diferencia.

Hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas para expresar sus verdaderas motivaciones.

—Además, para mí, Oxford representa un desafío personal. Crecí en un ambiente donde se espera la excelencia y se valoran los logros, y sé que Oxford es el lugar donde puedo llevar mis habilidades y conocimientos al siguiente nivel. Quiero estudiar aquí porque creo que el rigor académico y las oportunidades de investigación en Oxford me permitirán no solo aprender de los mejores, sino también contribuir con mi perspectiva única.

Los entrevistadores asintieron, tomando notas mientras hablaba. Vanessa se sentía un poco más segura con cada palabra que decía.

—Eso es interesante, Vanessa. ¿Puedes compartir con nosotros algún área específica de estudio que te apasione particularmente?

—Claro. Estoy especialmente interesada en la Administración y Gestión de Empresas de Moda. La moda es mi pasión y he visto cómo puede influir en la identidad y la cultura. Además, quiero hacerme cargo de la empresa familiar cuando mi padre ya no esté. Estudiar en Oxford, con su prestigio y recursos, me permitirá no solo aprender sobre las mejores prácticas de gestión, sino también innovar en la industria de la moda.

Las entrevistadoras intercambiaron miradas, claramente impresionados por su respuesta y seguridad.

—Gracias, Vanessa. Es evidente que has pensado mucho en esto. ¿Hay algo más que quieras agregar sobre por qué sientes que eres una buena candidata para Oxford?

Vanessa pensó por un momento, recordando no solo sus logros académicos, sino también sus experiencias personales y el reciente caos emocional que había estado atravesando.

—Además de mis logros académicos, creo que mis experiencias personales me han preparado para enfrentar los desafíos de Oxford. He aprendido a manejar la presión y a seguir adelante a pesar de las dificultades. Estoy comprometida a aprovechar al máximo cada oportunidad y a contribuir activamente a la comunidad de Oxford con mis ideas y mi dedicación.

La entrevistadora sonrió y asintió. Ella había tenido el privilegio de conocer a la madre de la chica Wagner, por lo que podía decir de primera mano que ambas eran realmente parecidas en muchos aspectos.

—Muchas gracias, Vanessa. Tus respuestas han sido muy esclarecedoras. Te deseamos mucha suerte en tu proceso de admisión.

Vanessa agradeció a las entrevistadoras y se levantó, sintiendo una mezcla de alivio y nerviosismo. Mientras salía de la sala de entrevistas, sus pensamientos volvían a James y a la complicada red de emociones que todavía necesitaba desenredar. Pero, por ahora, había dado un paso importante hacia su futuro en Oxford.

































🍷🏛🥀



































Vanessa salió de la sala de entrevistas con una mezcla de alivio y ansiedad aún zumbando en sus venas. Miró alrededor del vestíbulo, buscando a Theodore. Lo vio de pie cerca de una ventana, hojeando una revista para distraerse. Cuando la vio, dejó la revista y se acercó con una sonrisa de apoyo.

—¿Cómo te fue?

—Creo que bien. Hablaron de mi interés en la Administración y Gestión de Empresas de Moda. Les conté sobre mis planes para la empresa familiar.

Theodore asintió, poniendo una mano reconfortante en el hombro de su hermana.

—Sabía que lo harías genial. Eres la mejor en esto, V.

La chica sonrió, aunque su mente aún estaba revuelta por la mezcla de emociones y la intensidad de la entrevista. Decidió desviar la conversación.

—¿Y tú? ¿Cómo te fue a ti?

Theodore se encogió de hombros, fingiendo una despreocupación que la rubia conocía demasiado bien.

—Fue bien, creo. Me preguntaron sobre mis intereses y mis planes para el futuro. Les hablé de mis proyectos y de cómo quiero innovar en el sector. Parecían interesados.

Vanessa asintió, sintiendo una punzada de orgullo por su hermano.

—Sabía que lo harías genial, Theo. Tienes una mente brillante para los negocios.

Antes de que pudieran continuar, una voz sonó a sus espaldas. Vanessa y Theodore intercambiaron una mirada antes de darse la vuelta.

La chica sonrió levemente l notar que se trataba de Jude. Theodore la observo con una ceja alzada.

—Hola.

—Hola —la rubia dijo de igual forma.

—¿Cómo estuvo? —preguntó, observando a los mellizos Wagner, aunque concentrando su atención en la mayor de ellos.

—Bien.

—Si —Theodore concordó con su hermana.

—Parece que necesitan relajarse —exclamo, cruzando los brazos sobre su pecho—. ¿A las 8:00? ¿Al estilo Oxford?

Vanessa y Theodore compartieron una rápida mirada al escucharlo, para luego asentir con rapidez. Nunca se perderían una fiesta de universitarios, eran de lo mejor.

—Puedes contar con nosotros.





































































































JES'S NOTE !

SEGUNDO CAPÍTULO PUBLICADO!!

ya falta muy poquito para que se venga el drama a causa de los celos de james 👀 y también falta poquito para la reconciliación de mis niños, LES JURO QUE ODIO ESCRIBIR SOBRE ELLOS ESTANDO ALEJADOS 😞 necesito escribir algo sobre su relación formalizada

por cierto, vi que la segunda temporada de maxton hall ya se comenzó a grabar, por lo que ya comencé a planear como quiero que se desarolle la segunda parte de este fic 🤗 aunque probablemente cambie muchas cosas del libro :)

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