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eight. vicious

OO8 | VICIOUS

Cuando James salió de la casa de Cyril se dirigió con rapidez hacia su vehículo.

—Percy —el rubio lo llamó. El hombre se dio la vuelta, sorprendido al ver a la chica entre sus brazos—. ¿Tenemos ropa?

Al escuchar su pregunta, Percy se apresuró a encaminarse hacia el maletero, de donde sacó un par de mantas y la sudadera de Maxton Hall de James. Una vez que las tuvo en sus manos, se dirigió hacia el chico, tendiéndoselas.

Vanessa evitó la mirada de James cuando este la sentó con delicadeza sobre el auto para poder colocarle su sudadera.

Percy le entregó al joven sin pronunciar ninguna palabra otra toalla; este la desplegó y se la colocó a ella en la cabeza, mientras hacía presión para que absorba el agua del pelo. A lo mejor estaba exagerando, pero no iba a dejar de frotarla hasta que dejara de temblar. Aun si eso le llevaba toda la noche.

De golpe su cuerpo se ve sacudido por un sollozo mudo. El rubio se congeló en su lugar. Hace un daño sorprendente ver llorar a alguien tan fuerte como ella y no sabía qué hacer. Sólo puede acariciarle la espalda trazando suaves círculos, tratando de hacerle saber que estaba con ella.

En ese momento, Theodore apareció en el lugar. En cuanto diviso el vehículo de Percy, se acercó a el con rapidez. James se hizo un lado al verlo.

—Ness, ¿estás bien? —preguntó, colocándose de cuclillas. Como respuesta, recibió un silencio absoluto, por lo que volvió a hablar—. Llamaré a Alfred.

Sin embargo, antes de que el chico pudiera sacar su teléfono, Vanessa lo tomó de la mano, negando levemente con la cabeza.

—Me iré con James —murmuró con suavidad.

Theodore hizo una mueca, pero luego de unos segundos asintió. No se sentía cómodo dejándola sola con el rubio, pero respetaba la decisión de su melliza.

—Está bien —musito, dándose la vuelta para poder dirigirse hacia James—. Por favor, cuida de ella.

—Lo hare —contestó sin dudar—. No te preocupes.

Theodore asintió, mirando por última vez a su hermana, para después alejarse. James decidió no tardar más y meterse en su vehículo. Percy encendió el motor de inmediato.

Cuando el hombre finalmente arranca, el rubio apoyó la cabeza en el respaldo.

Vanessa se mueve levemente en busca de calor, el chico la miró brevemente. A pesar de que la rubia había escondido las manos bajo las mangas de su sudadera azul, aun podía ver cómo estas temblaban.

Lo dudo por unos segundos, pero finalmente tomó su mano. Al sentir su tacto, Vanessa se aferró a él con fuerza.

—Lo siento —James murmuró.

Vanessa, abrazada a sí misma, negó ligeramente. Sus manos aun temblaban y sus ojos estaban cristalizados gracias a las lágrimas.

—No es tu culpa, James.

—No sabía que Cyril haría eso.

—No tenías como saberlo. No te preocupes.

James asintió, no muy convencido de su respuesta. Quería saber la razón de su reacción, y Vanessa pareció notar aquello, ya que después de estar por unos cuantos minutos en silencio, dijo:

—Cuando tenía siete años, con mi familia decidimos ir a la playa... —empezó, su voz temblando—. Yo no sabía nadar, así que cuando una ola me hundió no sabía que hacer. Pensé que me iba a ahogar.

James se quedó en silencio, prestándole atención a sus palabras.

—Mi padre simplemente se quedó viendo como luchaba por mi vida. Se excusó diciendo que él no siempre iba a estar para cuidarme, así que Theo tuvo que rescatarme. Desde entonces, el agua me aterroriza —continuó Vanessa, su voz quebrándose—. Mi padre siempre ha sido duro, exigente. Para él, mostrar miedo es una debilidad.

James apretó los puños, sintiendo una mezcla de rabia e impotencia. El chico tenía el presentimiento de que todavía hay mucho más en esa historia, pero decidió no insistir. Lo que la chica le ha contado es suficiente para que pueda hacerse una idea de lo que debe de haberle ocurrido cuando Cyril la ha arrastrado a la piscina.

—Lo siento mucho, nadie merece pasar por algo así —musito, dándole un suave apreton sobre su mano—. Y tu padre es un idiota.

Vanessa sonrió levemente ante su comentario. Era impresionante que incluso en esa situación James pudiera hacerla sonreír.

—¿Recuerdas cuando éramos pequeños y solíamos pasar todo el verano juntos? —James preguntó, cambiando el tema de conversación. Quería evitar que la rubia pensara en aquello que la lastimaba.

—Sí, siempre estábamos en problemas, ¿no?

—Definitivamente —asintió con diversión ante aquel recuerdo—. Como aquella vez que decidimos pintar el perro de la vecina con tiza de colores. Nos castigaron por semanas.

Vanessa rió también, sintiendo cómo el peso en su pecho se aliviaba un poco.

—Eso fue bastante creativo, ahora que lo pienso. Siempre tenías las mejores ideas para meternos en líos.

—O las peores, depende de cómo lo veas —respondió James, sonriendo de lado.

El ambiente en el auto se volvió más ligero, y Vanessa se permitió relajarse un poco más.

El resto del trayecto decidieron guardar silencio, disfrutando de la compañía del otro. En un momento del recorrido, Vanessa se quedó dormida y deslizó su cabeza sobre el hombro de James. La chica no había soltado su mano en ningún momento y él seguía acariciando su piel con el pulgar.

Al cabo de veinte minutos ya se encontraban afuera de la casa de los Wagner. Dentro todavía hay luz y James sabe que debería despertarla. Pero no se anima a hacerlo todavía, no cuando parece estar tan plácidamente dormida.

—Es una muchacha encantadora, señor Beaufort —la voz de Percy hizo eco en el auto. James miro hacia delante, encontrándose con su mirada a través del espejo retrovisor—. No lo estropee.

—No tengo ni idea de qué estás hablando.





































🍷🏛🥀






































La luz del sol se filtraba por las cortinas de la habitación de Vanessa, marcando el inicio de un nuevo día. Sin embargo, en lugar de la habitual calma matutina, la habitación estaba cargada de tensión y recuerdos dolorosos. La noche anterior había sido un caos; el pánico en la piscina, y la sensación abrumadora de casi ahogarse no la habían dejado dormir.

Vanessa se levantó lentamente de la cama, sintiendo un dolor en todo su cuerpo y una pesadez en su corazón. Mientras se dirigía al baño, escuchó una suave llamada en la puerta.

—Vanessa, ¿estás despierta?

La chica logró reconocer de inmediato la voz preocupada de su hermano, Theodore.

—Sí, Theo. Pasa —respondió, tratando de sonar más tranquila de lo que se sentía.

—¿Cómo te sientes?

Vanessa se encogió de hombros, evitando su mirada.

—Estoy bien. Simplemente fue una noche difícil.

Theodore asintió en silencio, sin creerle del todo. Sabía que su hermana no era buena demostrando sus sentimientos, por lo que iba a estar más al pendiente de ella de lo normal.

A los pocos segundos, el silencio los consumió. Al sentir la tensión que había en el lugar, Vanessa carraspeo su garganta, para luego decir:

—¿Qué tal fue con Ruby en la fiesta de Cyril? —preguntó. Una sonrisa burlona amenazaba por aparecer en sus labios—. ¿Le declaraste tu amor o todavía estás ensayando tus líneas?

—Oh, no te preocupes, hermanita. Ruby y yo tuvimos una velada encantadora, gracias por preguntar —dijo con ironía —. A diferencia de algunos, al menos tengo el coraje de ir tras lo que quiero.

Vanessa se llevó una mano al pecho con exageración, fingiendo haberse ofendido.

—No te preocupes, todavía estás a tiempo de aprender de los maestros.

—¿Hablas de James? ¿El mismo James que estuvo a punto de besarte en la fiesta? —cuestionó con malicia. La rubia entreabrió los labios con sorpresa—. Si, los vi.

—Da igual —le restó importancia—. Tú y yo sabemos que eso nunca pasará. James y yo solo somos amigos.

Theodore se encogió de hombros con inocencia fingida.

—Bueno, si tú lo dices. Pero no puedo evitar notar cómo te mira. Tal vez deberías reconsiderarlo.

—Tal vez deberías de ir a revisarte la cabeza, porque lo que te imaginas está demasiado alejado de la realidad —Vanessa murmuró, ignorando el calor en sus mejillas—. Pero gracias por tu preocupación, aunque sea un poco molesta.

—Para eso están los hermanos.





































🍷🏛🥀






































Los hermanos Wagner se encontraban en su vehiculo de camino a Maxton Hall, mientras escuchaban música de los años de Alfred.

Vanessa iba con la mirada perdida en el exterior, pensando en que probablemente toda la escuela sabía lo que había sucedido el día anterior. Sin embargo, sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando su celular vibró, indicando que tenía un nuevo mensaje. Una sonrisa se formó en sus labios cuando notó que James le había escrito.

Beaufort
¿Te encuentras mejor?

Nessa
Para ser honesta, estoy algo nerviosa de volver a la escuela.
Estoy segura de que seré la burla de todos por no saber nadar.

Beaufort
Si de algo van a hablar es de lo bien que te quedaba ese vestido :)

Nessa
Es demasiado temprano para que coquetees conmigo, rubio.
Pero no creo que mi caída haya pasado desapercibida, todos estaban sacándonos fotografías.

Beaufort
No te preocupes. En la foto sólo se ve mi espalda mojada.

Nessa
Al menos en ese sentido puedo estar contenta con la foto.

Vanessa apagó su teléfono de golpe en cuanto envió ese mensaje, arrojándolo lo más lejos posible de ella. Theodore la observó con gracia.

—¿Tengo que preocuparme? —preguntó con diversión.

—No, claro que no —se apresuró a responder con nerviosismo.

Ni siquiera sabía porque se había colocado tan nerviosa. No era la primera vez que coqueteaba con alguien, de hecho, se consideraba una experta en esa área. Pero por alguna razón decirle ese tipo de cosas a James se sentía distinto. Iba más allá de una simple broma.

La chica tuvo que esperar por un buen rato a que le llegara una respuesta por parte de James. Tanto que ya se había arrepentido de las palabras que había escrito. Los Wagner estaban a punto de llegar a Maxton Hall cuando el teléfono de Vanessa vuelve a vibrar.

Beaufort
Creí que habías dicho que era demasiado temprano para coquetear

Una sonrisa juguetona se formó en los labios de Vanessa mientras apaga su teléfono, para después guardarlo en su bolso. Theodore, quien la había estado observando de reojo, sonrió con ternura. Ver a su hermana feliz le llenaba el corazón.

A los pocos minutos, los hermanos Wagner ya habían llegado a Maxton Hall, por lo que luego de despedirse de Alfred, ambos se bajaron del auto. Cuando hicieron esto, lograron ver a James apoyado en la valla del campo de deportes.

—¿Te deje sin palabras? —bromeó, mirando fijamente a Vanessa, quien negó con una sonrisa.

—Ya quisieras.

—Nos vemos luego, Ness —habló Theodore cuando diviso a Rudy a lo lejos. Esto no pasó desapercibido para su hermana.

—Ve por tu Julieta, Romeo —se burló. El castaño rodo los ojos, más no dijo nada, simplemente camino hacia la morena.

—Eso no me lo esperaba.

—Ni yo —la rubia concordó—. De todas formas, ¿me estabas esperando?

—Si —asintió el chico sin dudar, sonriendo levemente.

—¿Serás mi guardaespaldas?

—Si eso significa pasar tiempo contigo, si, seré tu guardaespaldas.

En cuanto ambos se encaminaron hacia la entrada de Maxton Hall, todas las miradas se fijaron en ellos. La noticia del incidente en la fiesta de Cyril se había propagado como un reguero de pólvora, y todos parecían tener una opinión al respecto.

Vanessa y James caminaban por el lugar, notando las miradas curiosas que les dirigían sus compañeros. Algunos murmuraban entre ellos, mientras otros los observaban con expresiones de sorpresa.

—Parece que todo el mundo se enteró de lo que pasó anoche —murmuró Vanessa, sintiendo la incomodidad crecer en su interior. Estaba acostumbrada a que hablaran de ella, pero ahora se sentía avergonzada.

—No dejes que te afecte. Usa el código Beaufort: indiferencia total, en toda situación.

De repente, la expresión de su rostro cambia: ahora sus párpados están un poco caídos, las cejas relajadas y las comisuras de los labios ligeramente levantadas. La rubia rió al verlo.

—Parece que necesitas una bofetada.

—Quizás disfrutaría una bofetada.

—Eres demasiado masoquista.

—Lo soy —responde, para luego señalarla con la barbilla—. Ahora tú.

Vanessa intentó imitar la expresión de su cara. Aunque por el temblor que logró ver en las comisuras de sus labios, asumió que no debe de haberle salido realmente bien.

—De acuerdo. Tal vez sea suficiente para comenzar que no mires a todos tus semejantes como si desearas que los partiera un rayo.

—Tal vez deseo que los parta un rayo —bromeó.

James sacó su teléfono de su traje, abriendo la cámara para así poder sacarle fotografías a la rubia.

—Fría e indiferente. James Beaufort la llevo en brazos. ¡Qué suerte tiene! —habló con gracia, acercando cada vez más la cámara a ella.

—¡Basta! —Vanessa exclamó, riendo—. Como sea.

—Muy bien. Con algo de práctica, tu misma lo creerás. Créeme, lo hago hace años.

En ese momento, unos gritos masculinos se empezaron a escuchar a tan solo unos metros de ellos, interrumpiendo su conversación.

—¡Maxton! —Cyril exclamó.

—¡Hall! —los chicos del equipo de lacrosse lo siguieron.

Vanessa desvió su mirada hacia James, quien miraba la escena con nostalgia. Ella sabía lo comprometido que el rubio siempre había sido con el equipo, por lo que no podía evitar sentir pena por él.

—Lo extrañas, ¿no?

Como sea —dijo James, forzando una sonrisa.

La rubia apoyo suavemente su mano sobre la espalda del chico, dejando una caricia. Él le sonrió con dulzura, apreciando su acto.

—Gracias.

—Cuando quieras.





































🍷🏛🥀






































Mientras Vanessa estaba disfrutando del sol en el patio escolar, un par de chicas se acercaron a ella con expresiones desafiantes. Era evidente que estaban decididas a confrontarla por lo sucedido en la fiesta de Cyril, donde Vanessa había sido el centro de atención, como era habitual.

Una de las chicas, con un aire de superioridad mal disimulado, se plantó frente a Vanessa con los brazos cruzados.

—Nos dijeron que prácticamente estuviste pegada a James en toda la fiesta, Wagner —dijo con un tono de voz que pretendía ser desinteresado, pero Vanessa pudo reconocer enseguida la envidia que sentía.

Vanessa sonrió con confianza, sin dejarse intimidar por la actitud despectiva de las chicas.

—Oh, ¿me extrañaron? —respondió con sarcasmo—. No es mi culpa que James quiera pasar tiempo conmigo en lugar de con ustedes.

Las chicas intercambiaron miradas incómodas, incapaces de igualar la seguridad de Vanessa. Sin embargo, no estaban dispuestas a darse por vencidas tan fácilmente y continuaron con su intento de intimidación.

—Supongo que no sabes en qué te estás metiendo, ¿verdad? —dijo la otra chica, con un tono amenazante—. James es nuestro, y no vamos a dejar que una chica como tú lo aleje de nosotras.

—Eso suena un poco posesivo, ¿no creen —cuestionó con gracia. Se le hacía imposible tomar su actitud enserio—. Según lo último que escuché, James no es propiedad de nadie. Así que, si no tienen nada más que decir, mejor sigan su camino antes de que se metan en problemas.

Las chicas se quedaron sin palabras ante la respuesta de Vanessa, incapaces de encontrar una réplica adecuada. Con gestos de frustración, se dieron la vuelta y se alejaron.

Vanessa se recostó en el banco, sintiéndose satisfecha consigo misma por haber defendido su posición. Sabía que no dejaría que nadie la humillara, especialmente no unas chicas celosas en busca de atención.

Sin embargo, su tranquilidad no duro demasiado, ya que Lydia se acercó a Vanessa con una expresión de preocupación en su rostro.

—Hola —habló Lydia con voz suave. La rubia elevó su vista al reconocer la voz de la chica.

—Hola —dijo con confusión. Habían pasado años sin intercambiar palabras, por lo que la sorprendía verla frente a ella—. ¿Sucede algo?

—Estoy aquí porque me quería disculpar por lo del viernes.

—Pero tú no hiciste nada...

—Cyril metió la pata —dice negando con la cabeza—. Y, además, quería saber cómo estas.

En ese momento, una mezcla de emociones atravesó su mente mientras recordaba los eventos de la fiesta de Cyril. Asintió lentamente, forzando una sonrisa que no llegaba a alcanzar sus ojos.

—Desearía que lo del viernes no hubiese ocurrido. Pero estoy bien —se limitó a responder.

—A veces Cy no sabe cuándo ya ha llegado al límite. —Lydia murmuró. Vanessa se encogió de hombros, estaba consciente de eso, pero no le gustaba que sonase como una justificación a su actuar.

—Ya da igual.

Lydia frunció el ceño, guardando silencio por un par de minutos. La rubia la observó con una mueca.

—Vi cómo te fuiste de la fiesta con James —continuó —. ¿Estás segura de que estás bien?

Vanessa se mordió el labio inferior, sintiendo una oleada de emociones abrumándola. Lydia siempre había sido buena leyendo entre líneas, y no podía ocultar la verdad a su antigua amiga.

—Fue... Complicado —admitió finalmente—. James me rescató de la piscina. Pero eso no significa nada. Somos solo amigos, nada más.

Lydia asintió comprensivamente, aunque sus ojos mostraban una ligera incredulidad.

—Entiendo —dijo con suavidad—. Solo quiero asegurarme de que estés bien, Vanessa. Si necesitas hablar o algo así, siempre estaré aquí para ti, ¿de acuerdo?

—Gracias, Lyd —Vanessa murmuró, sonriendo levemente—. Significa mucho para mí.

—No es nada, V.





































🍷🏛🥀






































El comité se habia reunido después de clases para comenzar con los preparativos para la gala. Los hermanos Wagner llegaron juntos a la entrada del salón, logrando ver como todos los integrantes estaban ocupados en algo.

—¡Ruby! —Theodore llamó a la chica, quien se dio la vuelta al escuchar su nombre. Una leve sonrisa se formó en los labios de la morena al ver al chico.

—Hola —saludó.

—Hola, Ruby —Vanessa dijo de igual forma, sonriéndole con amabilidad—. ¿En que podemos ayudar?

—¿Podrían acomodar las decoraciones de la entrada? —preguntó. Ambos asintieron casi de inmediato—. Genial. Si alguien me necesita estaré con Lin arreglando los últimos detalles de la música.

—Puedo ir contigo —el castaño exclamó, arrepintiéndose rápidamente al notar lo entusiasmado que había sonado al respecto—. Si quieres. Claro.

—No nos vendría nada mal una tercera opinión —Ruby murmuró. Vanessa sonrió con diversión cuando notó como sus mejillas se sonrojaban—. ¿Vamos?

—Claro.

Theodore se dio la vuelta para darle una última mirada a su hermana a forma de despedida, sin embargo, se llevó la sorpresa de que esta ya se encontraba observándolo con las cejas alzadas.

—No empieces —murmuró.

—No hice nada —la rubia se defendió.

—Pero ibas a hacerlo.

Vanessa elevó sus hombros, fingiendo inocencia.

—No se de que hablas.

Theodore rodó los ojos con diversión.

—Nos vemos luego, Ness.

—Ya vete, Romeo —la chica bromeó. El menor elevó el dedo del medio en su dirección mientras caminaba detrás de Ruby.

Una vez que Vanessa se encontró sola, se dio la vuelta, analizando como colocar las decoraciones para que se vieran bien.

—¡Vanessa! —Kieran exclamó a lo lejos. La aludida dirigió su atención hacia él, sonriendo al notar la presencia de James.

—Hola, Kieran —saludó. El de lentes sonrió.

James la observó en silencio, esperando recibir un saludo de su parte. La rubia pareció notar lo que quería, ya que dijo:

—Nos vimos hace diez minutos, Beaufort.

—Eso es mucho tiempo —respondió. Vanessa negó con diversión.

—Los congelados para la comida llegaran pronto —Kieran interrumpio la conversación.

—Gracias, Kieran —dijo la chica, sonriendo brevemente—. Pero yo solo estoy encargada de la decoración. Deberías de buscar a Ruby para hablar de la comida.

—No hay problema, yo me encargaré.

—¿Y si te encargas de la mesa? —James preguntó con ironía.

El de lentes le dio una mala mirada, para luego tomar la mesa entre sus manos y caminar hacia el salón principal. Sin embargo, antes de desaparecer, se dio la vuelta nuevamente.

—Vanessa.

—¿Si?

—¿Crees que podrías guardarme un baile para la gala? —preguntó Kieran con timidez. La rubia ladeo la cabeza con confusión.

—Claro... —respondió después de unos segundos.

—¡Genial! —exclamó, para luego abandonar el lugar.

De reojo, Vanessa pudo ver como James se acercaba a ella.

—Le estás dando esperanzas a ese pobre chico —dijo de golpe.

—¿Qué pasa, Beaufort? ¿Estás celoso?

Atacó. Pero cuando el chico no contesta, Vanessa se ve obligada a levantar la mirada, y cuando lo hace, logra ver que ha metido las manos en los bolsillos del pantalón y que ha fruncido el ceño.

—Si hay alguien con quien vas a bailar —comienza, acercándose lentamente a la rubia—. Es conmigo.

—No lo dirás en serio —murmuró con sorpresa—. ¿De verdad estás celoso de Kieran?

—No —respondió con rapidez, manteniendo su mirada fija en el piso—. Pero no quiero que ese tipo se haga falsas ilusiones.

—¿Qué tipo de ilusiones? —preguntó, dando un paso adelante para estar mas cerca del chico.

—Tú sabrás —se limitó a decir, conectando su mirada con la de Vanessa. La rubia sonrió ante su respuesta, para después alejarse y caminar hacia una escalera.

—A Kieran le gusta Ruby —aclaró, recogiendo un par de decoraciones entre sus manos, para luego subir la escalera con cuidado. James la sostuvo desde abajo—. De hecho, me sorprende que ella aún no se haya dado cuenta. Es bastante obvio.

—Tal vez ya se dio cuenta, pero no quiere dañar sus sentimientos —sugirió. La contraria elevó los hombros.

—Tal vez.

James sonrió, entregándole unos cuantos adornos a la chica.

—Más te vale no llegar tarde mañana —Vanessa murmuró—. Te reservare mi primer baile.

—Que honor, Vanessa Wagner —bromeó. La chica rodó los ojos con diversión—. Seré puntual. Lo prometo.
























































































JES'S NOTE !

penúltimo capítulo antes de que todo se vaya a la mierda 😞 solo espero que no me odien a mi por lo que va a pasar, sino a los papitos de corazón que hay en este fic 🙏🏼

dentro de un par de horas subiré el siguiente capítulo (porque estoy viendo el GP de mónaco y aja, prioridades 🥰) en donde profundizo más la relación de "amistad" que james y vanessa tienen, así que estén atentos ! 💘

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