<Y Dios dijo, hágase la luz...>

Pero ¿Por qué?

¿Es acaso porque antes reinaba la oscuridad?

Oscuridad, no solo la ausencia de color, es la ausencia de todo, de virtud y bondad, es carencia de la obra del creador. Aún así, con su divino trabajo sigue existiendo la nada, y para eso es el infierno y sus colaboradores porque para que exista un todo es necesario de concebir la idea "Nada".

En lo más bello donde se encuentra nuestro señor de luz discute con otro de los muchos autoproclamados dueños de la "nada". Dios y el dueño del infierno, como otras eternas veces luchan sin armas ni lanzas, se enfrentan de manera diferente muy lejana al vago entender humano no ostante, se puede interpretar lo siguiente.

- Oh virtud que emana de nuestro señor, recuerda que hiciste a la humanidad libre -

- La hice libre de desición más no de la repercusión de sus acciones

- Eres sabio mi señor, es por eso que nos sujetamos a la ley del equilibrio -

- ¡Atrás demonio! ¡Lo que quieres es vaciar el amor que poseen sus almas! -

- ¡Recuerde, padre, también soy tu creación! Sabes lo que quiero porque me conoces, soy lo que creaste y también poseo motivo de existir-

- Tú desterraste lo que en tu ser yo coloqué, te conozco porque aunque incompleto estás, empleas la justicia y selección -

- Entonces sabes que soy justo, dejadme preguntar a los hombres para ver si son buena imagen y semejanza tuya -

- No dañes mi creación, recuerda que les di libertad, tu intervención es innecesaria -

- Tranquilo, mi creador, yo no obligaré a nadie en su actuar pues a mi no me dotaste de voluntad y para mi actuar te necesito informar, amén sea tu palabra -

El demonio, como las otras veces, dueño de la palabra en lo que conviene, empleó sus antimañas para volver a la tierra en busca de alguien a quien tentar, es donde iniciamos nuestro relato.