Parte Uno
Si Hada proviene de Fatum que significa destino.
¿Significa que lo nuestro estaba predestinado?
El agua caliente se llevaba las impurezas de su cuerpo, sentía sus músculos relajarse ante la agradable sensación del agua con olor a hiervas aromáticas que impregnaban el ambiente, sus largos cabellos dorados se desenredaban fácilmente cayendo delicadamente por sus hombros y terminando en su marcado pecho.
—Príncipe Hyunjin, su prometido está aquí para verlo. —Oyó desde fuera del baño venir de la servidumbre.
Rodó los ojos y salió de la tina, fue trenzando su largo cabello cuidadosamente para no enredarlo, quería tomarse su tiempo, era temprano y el sol aún comenzaba a calentar, tenía todo el día y le gustaba siempre tomarse las cosas con calma.
Una vez vestido, enrolló su cabello con una toalla y salió del baño, escuchó a la servidumbre hablar sobre su falta de presentación al ver a su prometido pero realmente no le importaba, sabía que él entendería el por qué traía el cabello aún húmedo y una toalla en la cabeza.
Bajó las escaleras hacia la sala y allí lo vio, hablando con sus padres, con su perfecto cabello color cobrizo, ropa perfectamente planchada y maquillaje perfecto, él era el gnomo más hermoso que había visto en su vida, la mayoría eran solo enanos y arrugados pero él, al ser de la familia real de su reino, era diferente. Era usual para los nobles de cada raza tener características diferentes al resto, y en caso de los gnomos, los nobles eran muy hermosos en contraparte.
—Oh Hyunjin, hijo. —Mencionó su madre, esta al momento de mirarlo cambió la expresión de su rostro de ternura a enojo. —Cariño ¿Qué te he dicho sobre verte desalineado frente a tu prometido? Sabes que ha viajado tanto para verte y te presentas así.
Hyunjin rodó los ojos y se dirigió al chico para abrazarlo, este pareció un poco incómodo por la toalla mojada pero correspondió el abrazo.
—Qué grosero, ¿no vas a saludarlo con un beso? —Oyó de nuevo a su madre, rodó los ojos de nuevo, sin que ella lo viera.
Se alejó un poco para tomar el mentón del gnomo, y ante los expectantes y adorables ojos de este plantó un corto beso en sus labios, para luego dirigir una mirada hacia sus padres, la clásica y ya conocida mirada de "quiero tener privacidad con mi prometido".
Su padre se aclaró la garganta; —Bueno, cariño, supongo que debemos dejar solos a los niños.
Y así como ambos se levantaron del sofá, desaparecieron en unos segundos dejando a ambos chicos solos en aquella gran sala. El príncipe volvió a aferrarse al pequeño cuerpo del gnomo, danzando unos cuantos minutos tranquilamente mientras descansaba su cabeza en el cuello del chico, embriagado por el dulce aroma herbal de su cuerpo.
—Hyunjin, ¿Cuántas veces te he dicho que no debes quedarte con el cabello mojado? Tu ropa está toda húmeda también.
—Sabes que amo que me trences el cabello con tus mágicas manos de gnomo todólogo. —El de cabellos cobrizos comenzó a acariciar el hombro del pelilargo, subiendo por su cuello y llegando hasta sus puntiagudas orejas, largas y definidas, orgullosamente demostrando su linaje noble, así como los gnomos nobles solían ser hermosos, los elfos nobles solían portar cabelleras largas al igual que sus orejas.
—Vamos a tu habitación.
El rubio tomó delicadamente la mano de su prometido, guiándolo hasta su habitación, este encontraba fascinantes los movimientos del alto, su cuerpo danzaba a través de los pasillos de la gran casa, logrando cautivarlo mientras tomaba su mano como si fuera el único para él.
Le observó abrir la puerta y ya dentro le indicó asiento en su cama, el de cabellos cobrizos aceptó la oferta y se acomodó en esta mientras el rubio rebuscaba entre sus cajones en busca de su peine y ligas de cabello. Una vez ya con estos en la mano, se los entregó al contrario y se acomodó de espaldas delante de él, este retiró la toalla húmeda, dejando caer la trenza improvisada que el rubio se había hecho, y con sumo cuidado fue deslizando sus pequeños dedos para deshacerla, el cabello largo caía hasta casi la altura de la cadera, haciendo que la tarea de peinar tal hermoso cabello brillante y lacio fuese incluso un honor para él.
—¿Cómo va todo con Minho? —Cuestionó el elfo después de un rato de silencio reconfortante, sin embargo la pregunta tomó por desprevenido al gnomo.
—E-es un buen guardaespaldas. —Hyunjin lo miró de reojo, no contento con la respuesta.
—Sabes que no me refiero a eso, Jisung.
Si, definitivamente sabía a qué se refería, pero aún con la confianza que tenía con Hyunjin, el tema aún le causaba algo de vergüenza. Sintió las mejillas calientes y el silencio expectante de parte del rubio mientras suavemente peinaba su cabello. El silencio no era incómodo pero tampoco era del todo gratificante, el de cabello cobrizo buscó tranquilamente las palabras para describirlo, había mantenido al rubio al tanto de la situación pero aún así resultaba un tema delicado.
—Lo de siempre, realmente me gustaría poder dejar de esconderlo ante todos. —Terminó de peinar las puntas del cabello dorado y tomó un mechón cercano a las orejas puntiagudas para comenzar a trenzar. —Creo que esto nos está haciendo mal a todos, Hyunjin.
Conocía al gnomo desde que tiene uso de memoria, como dos gotas de agua destinadas a estar juntas, así habían sido criados, uno al lado del otro, no había recuerdo en su mente en sus más de 200 años de vida en el cual Jisung no estuviese presente a su lado.
Recuerda que durante un tiempo, su compañía no había significado más que un sufrimiento constante en su vida, todo cobró sentido un día, al darse cuenta que la razón por la cual habían estado juntos durante toda su vida, la razón de que a pesar de la distancia entre sus reinos solían visitarse constantemente desde pequeños era porque sus padres habían acordado un matrimonio arreglado. Ambos lo tomaron mal, su egoísmo infantil de adolescentes los llevó por muchos años a peleas innecesarias, no se dieron cuenta de su error hasta años después su madurez mental les hizo entender que ambos no eran más que víctimas y por ello debían permanecer luchando juntos.
Jisung era su alma gemela, de eso podía estar seguro, su compañía resultaba en un grato momento para él, el gnomo era gracioso y adorable, sus manos de gnomo constructor podían incluso reparar su corazón cuando lo necesitaba, era incluso mágico, pero sus sentimientos hacía él eran de hermandad genuina, y sabía que aquello era recíproco, estaba feliz de que Jisung haya encontrado al amor de su vida, pero era agridulce saber que tendrían que esconderlo por el bien de los reinos.
—Tenemos que seguir esperando, Jisung. —Hyunjin siempre le daba esa respuesta, adornaba las palabras cuando en realidad había miedo en su corazón, el elfo realmente quería ser rey, y no lo hacía por avaricia, él era la persona más buena que Jisung había conocido, él realmente quería cuidar del reino de los elfos y las ninfas con toda la pureza de su corazón, tenía miedo de que sus padres decidieran cederle el trono a alguien más y que los esfuerzos de toda su vida se esfumen como si nada.
Detrás del matrimonio arreglado, se escondían las verdaderas intenciones, sus padres solo querían unir ambos reinos para que el intercambio comercial fuese más efectivo sin menos limitaciones, además de otros muchos beneficios, Hyunjin sentía que sería egoísta de su parte el no aceptar la unión de reinos si esta resultaba tan beneficiosa para su gente, incluso cuando estaban siendo usados como ratas de laboratorio por sus padres, seguía pensando en el beneficio ajeno y no el suyo propio.
Sin embargo la posición de Jisung era distinta, solía mantenerse con miedo al igual que el elfo, esperando el día de su matrimonio y la unión de ambos reinos, pero al conocer al Minho se dio cuenta que lo único que ambos estaban haciendo era tóxico para ellos, quería ayudar a Hyunjin a por fin abrir los ojos pero también entendía su posición llena de miedo, ambos estaban en un punto muerto en donde su falta de experiencia les quitaba toda alternativa.
—Convencí a mi madre de que se vuelva mi guardia nocturno. —El gnomo soltó la trenza recién hecha, ya había terminado con todas las que solía hacerle y llevó su mano a la caja para sacar los accesorios para el cabello.
—¿Pero no ya era tu guardia de día también?
—Pues ahora estará conmigo todo el día. —Hyunjin volteó a verlo, con una sonrisa cómplice. —No pienses cosas raras, por favor.
Hyunjin rio, sabía que Jisung ya había terminado con su cabello así que se acercó para abrazarlo y acomodar su pequeño cuerpo a su lado en la cama, aprovechó para enterrar su rostro entre el cuello del gnomo, su piel era suave, su cuerpo era pequeño y delicado, sus pequeñas manos acariciaban sus hombros y brazos delicadamente mientras se embelesaba con el delicioso olor de su cuerpo. Se alejó un poco y dejó un beso en la frente del gnomo, prefería esa muestra de cariño más acorde a sus sentimientos que tener que besarlo en los labios, esto solo lo hacía ante la presión de sus padres y los de Jisung.
—Hoy iré a dormir al bosque, ¿quieres ir conmigo? —Preguntó, sintiéndose desilusionado cuando vio al gnomo negar, aunque de alguna manera ya esperaba la respuesta.
—Mis padres dicen que es muy peligroso, lo sabes.
Debía admitir que incluso se sabía la excusa de siempre, "un pequeño y noble gnomo no debería pasar la noche en el bosque, es peligroso", sabía que la madre de Jisung pegaría el grito en el cielo si se enterase de que su pequeño habría pasado la noche en el bosque, pero le sorprendía que no le permitiese incluso a él como su prometido el llevárselo aún con la promesa de protegerlo, Hyunjin era un elfo noble y por lo tanto podía comunicarse con los animales, estos nunca le harían nada, a veces incluso los elfos y las ninfas de su reino podían llegar a ser más despiadados que los animales.
—Si Minho fuera con nosotros, ¿crees que tu madre te daría permiso? —Esta vez acercó su nariz a la del contrario, y la frotó en forma de beso esquimal, sacándole una pequeña sonrisa al gnomo.
—No lo sé, podrías preguntarle. —El elfo sonrió, intentaría ganarse a la reina gnomo la próxima vez que vaya a su reino, lo había estado intentando desde hace mucho pero simplemente no daba resultados. Después de un corto silencio, el gnomo volvió a hablar. —¿Cómo es el bosque de noche?
—Es hermoso... —Contestó en un suspiro, Hyunjin estaba enamorado del bosque nocturno. —El brillo de las luciérnagas, el grillar de los grillos y el croar de las ranas, el sonido del agua del rio corriendo entre la paz de la noche, es hermoso.
Le daba vergüenza admitirlo, pero la razón principal de su amor por el bosque era la magnificencia del cielo nocturno, plagado de brillantes estrellas que tintineaban toda la noche sin parar, y justo a la par de estas se encontraba su preciosa luna, deslumbrante y etérea, cambiante en las diferentes estaciones del año.
Después de Jisung, la segunda cosa que más tranquilidad le daba era dormir en el bosque.
El resto del día fue como siempre, Jisung le contaba con mucha vergüenza, a petición del mismo Hyunjin, el cómo de iba con Minho, charlaban amenamente mientras disfrutaban de algunos dulces que el gnomo siempre le llevaba, hechos por los mejores cocineros gnomos, estos siempre eran muy diestros en toda disciplina existente, a pesar de su tamaño y de sus caras arrugadas y feas, eran criaturas muy trabajadoras, y amigables si lograbas ganarte su confianza.
—A veces siento mucha envidia de lo que tú y Minho tienen.
El gnomo siempre le hablaba con palabras tan bonitas acerca de Minho, era extraño porque Hyunjin conocía al hombre desde muchos años atrás y no le gustaba nada su personalidad, no era un mal tipo pero preferiría no meterse en su camino, no le gustaba la idea de sufrir las consecuencias.
Al principio, cuando Jisung le habló sobre lo mucho que le gustaba Minho, no pudo creerlo, ¿Cómo una persona tan buena como Jisung podría estar enamorado de alguien como Minho?, sin embargo con el tiempo de verlos interactuar se dio cuenta que el amor te cambia, era como una persona distinta cuando le hablaba al gnomo y lo más importante; Minho cuidaba de él incluso mejor que su sobreprotectora madre.
—Le rezaré a la luna para que el amor de tu vida llegue pronto. —Le respondió el gnomo, haciendo que el elfo sintiera ternura inmediatamente.
—¿Por qué le rezarías a la luna por algo tan estúpido? —Jisung frunció el seño tan pronto escuchar aquello.
—No es estúpido amar a alguien, Hyunjin. —Las mejillas del chico estaban ligeramente rojitas, aquello le producía más ternura, ¿Cómo era posible que aquella masita de amor no le gustara románticamente? Su corazón debía estar roto e inservible, era la única respuesta lógica. —Además... yo lo hice también, y Minho llegó a mi vida... así que supongo que está bien.
Antes de encontrar qué responderle, escucharon que alguien tocara a la puerta de la habitación, segundos después esta se abrió mostrando la figura de Minho, el elfo se metió en la boca el último pedazo de macarrón que Jisung le había dado y se paró para limpiarse las migajas, sabía que la presencia de Minho indicaba que era hora que el príncipe gnomo se regrese a su reino.
—Me preguntaba si podrían dejarme a la mitad del camino, en el bosque, si no es molestia. —Dirigió el elfo hacia Minho, este asintió sin darle mucha importancia, no era la primera vez que Hyunjin pedía aquello.
Este se limitó a tomar su mochila ya preparada e irse con ambos chicos, el carruaje de Jisung estaba fuera de su mansión. En menos de una hora ya estaba en el lugar donde siempre solían dejarlo, el sol estaba a punto de ponerse, perfecto para el tiempo en el que le tomaría llegar caminando hasta el río.
Caminó entre el bosque sin aparente rumbo, pero sus sentidos guiaban su camino como si de forma innata conociera el bosque entero, el sol se ocultaría rápido así que apresuró el paso deleitándose por la imagen del verde iluminado por el sol, la sombra de las hojas de en copas de los árboles creaban un patrón de luz en las hojas más cercanas al suelo.
Oyó el ruido del agua corriendo tranquilamente, estaba cerca de su lugar destinado, se abrió paso entre los arbustos y cuando por fin divisó el río también pudo observar la piedra cerca de la cual solía acampar siempre que dormía en el bosque, esta tenía la forma ideal para dormir sobre ella, era como una cama natural de piedra con algo de suave musgo encima.
Prendió una fogata pequeña en lo que observaba las luciérnagas salir de a poco, había llegado al momento indicado para ver el espectáculo nocturno en su mejor esplendor, el agua corría ruidosa chocando con las piedras del río, podía oír a los grillos y ranas, sonaba como una canción de cuna para él.
A penas terminó de comer algo de lo que se había traído de casa y ya se encontraba con los ojos pesados, incluso si era temprano aún, los ruidos naturales eran tan relajantes que lograron adormecerlo, acomodó su cuerpo encima de la piedra y logró dormirse en segundos, confiando en que los animales del bosque cuidarían de él durante la noche.
Sintió cosquillas en su nariz, y pesadamente entreabrió los ojos, topándose con deslumbrantes estrellas, pero había algo que se sentía extraño, abrió un poco más los ojos y notó lo que parecía ser una luna menguante brillando en diversos tonos de azul.
Las estrellas que había visto antes formaban constelaciones, después de esto notó aquellos dos orbes azules que lo miraban con una expresión confusa, cabello rubio y orejas de elfo, todo aquello era ajeno a él, sensaciones de éxtasis que jamás había sentido combinadas con el sueño.
No le importaba quién era la persona que lo observaba, no podía apartar la mirada de las brillantes estrellas en sus mejillas formando constelaciones y la luna azul en su frente, ¿por qué alguien tendría puntos brillantes en el rostro? ¿estaba soñando? no le importaba realmente, se hizo preguntas extrañas que probablemente olvidaría una vez despierto, no tenía caso seguir cuestionándose.
La persona dirigió su mano a su rostro y comenzó a acariciar suavemente su cabeza, el elfo no pudo resistir la intensa sensación de comodidad que el toque le provocaba y volvió a cerrar los ojos, restándole importancia a la idea de si recordaría aquello una vez despierto o no.
Cuando abrió los ojos ya estaba amaneciendo, se llevó una mano a la cabeza, podía sentir las caricias de su sueño aún en su piel.
¿Qué rayos había soñado?
Ya no lo recordaba, la imagen mental se desvaneció tan pronto como despertó, lo único que recordaba eran estrellas brillantes y una luna azul en el rostro de una persona, había algo más también... orejas puntiagudas.
¿Un elfo? Jamás había visto uno así.
¿De qué color eran sus ojos? ¿su cabello? ¿era un chico o una chica? No lo recordaba en lo absoluto, pero en su mente permanecían impresas las estrellas que había visto.
Quiso pegarse la cabeza en la piedra, no recordaba mucho de su sueño pero sabía que era el más hermoso que había tenido y se sentía culpable por no recordarlo, sin embargo una cosa era cierta, su cuerpo se sentía como si hubiera dormido por un día entero, aún estaba extasiado, en un estado físico y mental difícil de describir, su estómago se revolvía de felicidad sin razón alguna, ¿había soñado con la diosa de la luna y se había enamorado en su sueño?
Decidió que no tenía ni pies ni cabeza lo que estaba pensando, tal vez era el trance de su adormilado cerebro que formulaba teorías bizarras.
Pero quería volver a soñar con aquello, no quería dejar el bosque aún sintiendo que tal vez podría encontrar una pista de lo que lo hizo soñar con aquella diosa o lo que sea, sin embargo debía regresar pronto a su reino o su madre creería que secuestraron al príncipe elfo.
Salió sin ganas del bosque, de regreso al camino principal, recorriendo el camino de regreso mientras observaba las diferencias entre ese mismo bosque de día y de noche, no tardó mucho tiempo hasta que llegó al camino principal, y aprovechándose de que de día era muy fácil encontrar vehículos transitando entre ambos reinos, pidió a alguno por el favor de llevarle a su reino, ofreciendo un pago por el servicio.
Al llegar a casa, se dirigió a paso rápido hacia su habitación y se tiró en la cama a penas estuvo dentro. A pesar de la sensación de vitalidad en su cuerpo, su cabeza era un lío de pensamientos confusos, de teorías sobre lo que pasó esa noche y todos estos se juntaban danzando en su cabeza sin un camino aparente confundiéndolo más.
Decidió que no podría quedarse así, inconcluso, así que se levantó y salió de la habitación con dirección a la biblioteca de la casa, había alguien allí a quién podría preguntarle y seguramente sabría.
Llegando a la biblioteca todo estaba tranquilo, la luz natural que pasaba por el ventanal lograba iluminar todo el gran cuarto con estantes de madera llenos de libros, en sus más de 100 años de vida no había logrado leer ni el 10% del total de ellos.
—¡Hey, Seungmin! —Exclamó al aire, pero no hubo respuesta, todo se encontraba igual de tranquilo como siempre, casi se podían oír los pájaros cantando del otro lado del ventanal.
La biblioteca se hallaba aparentemente vacía, probablemente debido a la hora. Estuvo a punto de darse la vuelta y volver a su habitación para reflexionar, pero un movimiento detrás de los estantes en la segunda planta llamó su atención.
La cabellera pelinegra apareció de detrás de libros y libros, ensimismado en la tarea del inventario, el elfo tranquilamente subió las escaleras hacia la segunda planta notando que el contrario no parecía haberse percatado de su presencia, una vez estuvo detrás de él se dedicó a observarlo mientras trabajaba.
El menor tomaba los libros y revisaba algunos datos en un gran libro que lucía realmente pesado, posteriormente los acomodaba en la estantería y volvía a repetir el proceso con el libro siguiente, Hyunjin podía observar claramente la silueta de el pelinegro desde atrás, su cabello era corto y sus orejas puntiagudas eran bastante pequeñas, lo cuál denotaba la humilde procedencia del chico, sin embargo era debido a sus habilidades que se ganó el puesto de bibliotecario real.
El príncipe se aclaró la garganta, recibiendo un pequeño salto de susto de parte del menor, este volteó con una cara de severa molesta, haciéndolo reír. Seungmin no le dio importancia y siguió con su trabajo al momento en que Hyunjin tomó asiento justo a su lado y tomó un libro para ojear.
—¿Qué le trae aquí tan temprano, príncipe? —Soltó con formalidad irónica, Hyunjin lo consideraba tan cercano a él que prefería ser llamado por su nombre.
—¿No puedo simplemente venir a visitara a mi amigo al trabajo? —Actuó como si estuviera ofendido, Seungmin rodó los ojos ante su reacción dramática. —En realidad había algo importante que quería preguntarte.
Esta vez, captó la atención del menor. —Te escucho.
La mente del rubio volvió a hacerse un lío, intentó buscar las palabras adecuadas para formular su pregunta pero era inútil, Seungmin notó esto así que siguió con su trabajo mientras él seguía en su intento.
—¿Existen libros sobre clases de elfos? —Preguntó nervioso, Seungmin asintió, curioso por saber el rumbo de la conversación. —¿Has leído alguno? —El menor volvió a asentir. —¿Existen elfos con marcas?
En su cabeza, la pregunta tenía sentido, pero se dio cuenta que puso mal las palabras al momento en el que Seungmin le dedicó un gesto de completa confusión.
—¿Marcas? —Hyunjin asintió. —¿Qué clase de marcas?
¿Debería hablarle de su sueño? ¿Lo tomaría por loco?
—Marcas brillantes... en la cara... como estrellas... —No sabía qué estaba diciendo, cuando lo analizaba era inútil que la persona de su sueño realmente exista, o que mínimamente pueda obtener una pista, había estado todo ese tiempo pensando en su sueño como la realidad y no como una maquinación de su subconsciente.
Seungmin negó. —Nunca he leído sobre un elfo con esas características. —El príncipe se sintió abatido, tal vez si estaba imaginando cosas después de todo. —Pero... la mayoría de estos libros son bastante viejos, Hyunjin. Es muy probable que estén desactualizados.
No sabía cómo tomar aquello, ¿Qué debería hacer? El único elfo que conocía capaz de responder a su pregunta no sabía al respecto. Por su cabeza pasó el preguntarle a su padre, pero realmente quería resolver ese misterio por sí mismo.
—Entonces qué hago ahora... —Susurró para sí mismo, con el rostro cabizbajo, para su suerte el menor lo oyó perfectamente.
—Podrías preguntarle a Minho, sabes. —Hyunjin formuló una mueca. —Él es una ninfa y los de su especie son... ya sabes...
—¿Malvadas? ¿Crueles? ¿Perversas? ¿Maldi...? —Su discurso se vio interrumpido por el menor, quién lo miraba con mala cara.
—Las ninfas son seres extremadamente benévolos, Hyunjin. Me refería a que son sabias y perspicaces, tal vez Minho sepa sobre quién buscas.
El príncipe se paró y se cruzó de brazos. Tal vez tendría una mejor impresión de las ninfas si tan solo la única persona perteneciente a esa especie que conocía era el mayor, este siempre le ponía mala cara, siempre le contestaba de forma maleducada y se burlaba de él, pero debía admitir que su lealtad era su principal característica.
Resopló fastidiado, sentía como si hubiera sido regañado por el menor.
—Hyunjin. —Fue llamado por este. —¿Puedo preguntar de dónde sacaste la idea de un elfo con marcas?
Se pensó dos veces en decirle, pero sabía que Seungmin era de confiar, además que había ayudado en su búsqueda aunque sea un poco.
—Anoche en el bosque... soñé con ello.
No recibió respuesta del menor, solamente un suspiro cansado, muy para sus adentros este pensaba que el príncipe siempre venía con ideas extrañas, ya estaba acostumbrado a eso.
—¿Estás seguro que no comiste un hongo alucinógeno por error?
Hyunjin otra vez se hizo al ofendido, esta vez ganándose una carcajada del menor. Por alguna razón se sintió menos presionado, como si la risa de Seungmin fuese una especie de terapia.
—¿Crees que sea un sueño premonitorio? —Cuestionó hacia el menor.
—¿Alguna vez has tenido uno? —Hyunjin negó. —Es muy raro que se presenten por primera vez a tu edad, pero es una posibilidad.
Había oído de elfos con esta habilidad, pero nunca le sucedió a él, sin embargo la posibilidad era latente para él. ¿Qué significaba su sueño? ¿Qué tenía que ver con él? No entendía nada ¿Todos los sueños premonitorios eran tan confusos?
Lo único que sabía con certeza era que necesitaba volver a ver al elfo de su sueño.
Se sentía intranquilo, quiso descansar un rato en su cama, o al menos intentar despejar su mente pero fue inútil en ambos casos, su cuerpo no estaba cansado y estaba pensando tantas cosas al mismo tiempo.
Caminó hasta su escritorio y sacó su cuaderno de dibujo y sus lápices, le reconfortaba mucho expresar sus pensamientos y sentimientos en el lienzo cuando había tanto pasando en su mente. Los trazos comenzaron a tomar forma y trató de trazar con perfección lo que recordaba, las estrellas y la luna eran vívidas en su mente pero el resto de características eran difusas.
No se sentía realmente a gusto con el resultado final, no tenía color en lo absoluto, ni siquiera pudo recordar un rostro real, pero las estrellas y la luna allí estaban tal cual las recordaba, decidió que tal vez, solo tal vez, podría recordar después el resto.
Al principio había decidido visitar a Jisung otro día para preguntarle a Minho, pero estaba tan ansioso que desechó la idea mientras dibujaba, necesitaba respuestas o no podría dormir tranquilo.
Agarró su mochila y cuidadosamente metió su libreta, si se apuraba podría llegar al reino de los gnomos mucho antes del ocaso.
Tocó la puerta de madera de la habitación de Jisung tres veces, estaba un poco agitado por haber corrido todo el camino lo más rápido que pudo.
—¿Q-quién es? —Oyó la voz de su prometido desde dentro de la habitación, esta salió con un tono tembloroso.
—Soy Hyunjin.
Hubo silencio durante lo que pareció una eternidad, hasta que escuchó el seguro de la puerta y vio a Minho asomándose por esta. Tragó en seco cuando vio la expresión del mayor, este parecía realmente enojado.
—¿Es importante? —Cuestionó este, el tono de su voz también se escuchaba enojado, haciendo temblar al príncipe en su lugar mientras asentía nerviosamente.
El mayor miró dentro de la habitación y posteriormente abrió la puerta dejándole pasar, Hyunjin se asomó aún con miedo hacia el mayor pero esto se disipó cuando pudo ver a su pequeño gnomo encima de su cama, por alguna razón que Hyunjin no logró entender este tenía las mejillas muy rojas, el cabello ligeramente alborotado y los labios rojos.
Jisung evadió el contacto visual con Hyunjin cuando sus miradas se encontraron, Minho se acostó de nuevo en la cama justo a lado de Jisung, ambos con la espalda pegada al respaldo de la cama.
—¿Para qué querías verme? —Habló por fin el gnomo, Hyunjin comenzó a revisar su mochila en busca de su libreta.
—En realidad quería hablar con Minho. —El mencionado frunció el seño. —Tuve un sueño y vi a un elfo en él, y quiero saber si sabes algo de ello.
—¿Un sueño? ¿Le crees a un sueño? Eso es estúpido.
Hyunjin buscó entre las páginas de su libreta, ignorando las burlas del mayor, cuando encontró el dibujo se lo puso justo en frente, este pareció confundido al notar la falta de detalles.
—Vi un elfo, con marcas brillantes de estrellas en las mejillas y una luna azul en la frente.
El mayor negó confundido. —¿Brillantes dices? No conozco ningún elfo con esas características.
—¿Estas seguro? —Minho asintió.
—¿Me crees tan estúpido como para olvidar un elfo tan peculiar? —El elfo rodó los ojos, para pertenecer a una raza tan "benévola" era muy grosero.
Estuvo a punto de comenzar una pelea estúpida e infantil con él cuando la voz nerviosa del gnomo los detuvo.
—Hyunjin... —Ambos voltearon a verlo al unísono. —Eso no es un elfo... —Este se estaba poniendo visiblemente nervioso, preocupando a los dos.
Los mayores se miraron entre sí por un segundo. —¿No? —Jisung negó. —¿Entonces...?
—E-es un hada.
K:
¡HOLA!
Aquí les traigo otro fanfic Hyunlix, esta vez es algo demasiado diferente a lo que suelo hacer, así que estoy super emocionada.
Para las que lean antes, se preguntarán por qué dice próximamente, y es porque al tiempo en el que publico este, el fic aún no está terminado y aún falta añadir detalles a muchos capítulos para que luzcan bonitos (es decir, cosas de formato), pero prometo tenerlo listo pronto, he tenido la idea desde hace tanto, lo empecé hace más de un año y me enorgullece que al fin vea la luz.
Además, lo recomiendo leer en modo oscuro, puesto que la multimedia luce mejor así.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro