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Parte Dos

—E-es un hada.

Hyunjin palideció y sintió cómo se le nublaba la vista de un momento a otro. Esperó que todo fuese una broma pero el menor se veía notablemente nervioso aún. Miró hacía Minho y luego hacia Jisung con nerviosismo, el mayor solo le negó con la cabeza.

No era solo el hecho de haber soñado con un hada sin haber visto nunca una, sino que su reino estaba en una fuerte guerra no declarada con el reino de las hadas desde hacía ya varios años atrás. Jamás había visto una, pero se les prohibía todo contacto con ellas.

Durante todo el día había pensado incluso en la posibilidad de que la persona en su sueño fuese su ser destinado, llegó a la conclusión de que el sentimiento de ansiedad y los nervios en su estómago solo podían ser síntoma de que estaba enamorado, y ahora la noticia se presentaba ante él como un balde de agua fría cayéndole encima.

Sintió el sudor frío recorrerle la frente, estaba sintiendo un cúmulo de emociones y no estaba consciente de que su respiración se había acelerado hasta que sintió los brazos del gnomo rodearlo para pegarlo a su pecho y palmearle la cabeza en un intento por tranquilizarlo.

—¿Estás seguro que es un hada? —Susurró pegado al pecho del gnomo con la voz quebrada, sentía el nudo en su garganta doliéndole.

—Algunas hadas vienen a comprarnos herramientas y artesanías, he visto nobles con marcas en el rostro pero nunca algo como lo que viste. 

De alguna forma eso lo tranquilizó un poco, aún existía la posibilidad de haber imaginado todo, tal vez habrá visto alguna ilustración de hadas en algún libro y no lo recordaba, tal vez después de todo si había inhalado esporas de algún hongo alucinógeno como Seungmin dijo.

Pero ¿por qué de repente se sentía tan triste?

—Nunca había visto un hada... y soñé con una.

Jisung no respondió, siguió acariciando la cabeza y orejas del elfo mientras lo mantenía pegado a su pecho.

—No sé si sea el mejor momento para decirlo... —Escuchó provenir del mayor, su voz se oía tranquila y suave, muy contrario al estado de animo en el cual estuvo minutos antes. —Pero siento una magia extraña provenir de ti hoy.

Jisung miró a Minho, buscando respuestas con la mirada, Hyunjin se alejó del cuerpo del menor y se talló los ojos.

—¿Magia? ¿Qué clase de magia? —Su voz ya no se escuchaba quebradiza, se había tranquilizado lo suficiente para poder hablar sin llorar.

—Es tenue y no se parece a nada que haya visto, lo siento.

Minho conocía gran variedad de criaturas en su reino, pero aquello que rodeaba al príncipe elfo era ajeno a él, además el aura estaba casi completamente desaparecida, dificultando la tarea de identificarlo, sabía que tanto Hyunjin como Jisung no habían sentido nada porque su raza carecía de esta habilidad.

—Anoche le recé a la luna, como te prometí. —Jisung mencionó sonriente, buscando cambiar de tema para aligerar la atmósfera, pero el elfo no pudo evitar ponerle mala cara.

—Te dije que eso es estúpido. —El gnomo cambió su gesto a uno de disgusto, y con esto consiguió un golpe en la cabeza propiciado por Minho. 

—¡Ouch! Minho qué...

—Sé agradecido. —Objetó el mayor, haciendo que baje la cabeza como un cachorro que fue regañado. 

No sabía cómo sentirse, si realmente lo que Jisung decía era cierto y el amor de su vida se había aparecido en su sueño, ¿por qué tenía que ser un hada?

Qué injusta era la luna entonces.

Ya había anochecido, el elfo se preguntaba a sí mismo si debería regresar a su reino mientras cenaba con los padres de Jisung, al igual que también se cuestionaba si la reina gnomo era tan tonta para no darse cuenta lo muy cercanos que eran Minho y Jisung, era como si sus propios padres y los del gnomo estuviesen ciegos, habían mantenido aquella mentira de "amarse" durante tanto y aquellos no parecían mínimamente sospechar nada.

Tal vez incluso ni les importaba, eran bastante egoístas obligando a sus hijos a un matrimonio arreglado solo para no hacerse cargo de un tratado bien hecho, no había necesidad pero nunca les importó.

Al ser tan viejos, era como si los elfos mayores se cansaran de vivir, sus cuerpos permanecían intactos con juventud eterna pero su corazón se llenaba de telarañas, olvidaban el cómo amar, cómo ser felices y se destinaban a sí mismos a ser máquinas de trabajo. La sabiduría que acumulaban era inútil si al final sus acciones se decidían sin tomar en cuenta los sentimientos de los demás, movidos meramente por el beneficio propio.

—Príncipe elfo, ya ha pasado mucho tiempo desde el ocaso, le sugiero que se quede esta noche en el reino. —Habló el rey gnomo.

Al menos por su parte, debía admitir que los reyes gnomo siempre habían sido amables con él, a diferencia de los elfos, los gnomos se preocupaban genuinamente por sus seres queridos, eran simplemente criaturas increíbles.

Volteó a ver a Jisung a su lado, este se acercó a hacía su oído.

—Si duermes en el bosque, tal vez vuelvas a soñar con el hada. —Le susurró, Hyunjin lo miró incrédulo. —Te prometo que rezaré por ello.

Incluso si era prohibido, Jisung nunca había visto a su mejor amigo tan inmerso en "alguien", era por eso que quería apoyarlo, se sentía egoísta siendo feliz con Minho mientras observaba a su mejor amigo volviéndose un elfo amargado y vacío, o tal vez estaba exagerando, Hyunjin no se parecía en nada a estos pero sabía que solo era cuestión de tiempo, tal vez unos cuantos siglos.

—Les agradezco, pero debo ir al bosque con urgencia.

Hyunjin se levantó de la mesa, ya había terminado de comer, y le pidió el favor a los gnomos de conseguirle un transporte, al ver el pequeño cochecito estacionado frente a la casa no pudo evitar soltar una risita poco audible, a pesar del tamaño no le costó mucho entrar, admitía que no era tan alto como otros elfos de su reino.

Ya era un poco más tarde de lo usual, pero el espectáculo que amaba aún se hacía presente, la tranquila brisa contrastaba con sus ansias, no sentía ni una pizca de sueño y todo el cansancio de haber estando todo el día de un lado a otro se le esfumó del cuerpo a penas puso pie en el bosque.

Oía los grillos y las ranas, podía ver la luz de la luna reflejándose en el agua del río mientras la suave corriente hacía ruido al chocar con las piedras, era un espectáculo maravilloso.

Sacó la libreta de su mochila y se dedicó a realizar algunos trazos a mano alzada del paisaje, la luz tenue de la luna le dificultaba la visibilidad pero las luciérnagas comenzaron a pegársele al cabello y la ropa, logrando que pudiera maniobrar mejor para el bosquejo.

Sus dibujos no eran los mejores, lo admitía, pero le había costado esfuerzo y práctica, le gustaba dibujar y al menos reconocía que su arte tenía forma, había pintado un par de cuadros un poco extraños unos años atrás y recuerda haberse muerto de vergüenza cuando su madre los colgó en la sala principal en vista de todos.

Un chapoteo llamó su atención, se escuchaba a algunos metros río arriba, rápidamente metió sus cosas en su mochila y cargó con ella en dirección a investigar lo que oía.

Con toda cautela se movió entre los arbustos y los árboles, si era un animal lo que causaba aquel chapoteo realmente no quería asustarlo, tal vez vería a un venado y podría comunicarse con él, Hyunjin tenía esa habilidad, tal vez no había nacido con maravillosos poderes como otros elfos, pero estaba orgulloso de lo que tenía.

Había una piedra gigante bloqueando su camino, dificultándole ver lo que se oía del otro lado, rodeó la piedra, quedando atónito ante la imagen que presenciaba.

Había una silueta pequeña danzando encima del agua, Hyunjin pudo notar las brillantes alas semi transparentes saliendo de su espalda, el cuerpo delgado empleaba movimientos delicados e hipnóticos, de vez en cuando topaba las rocas que sobresalían del agua pero se mantenía flotando en el aire la mayor parte del tiempo. El agua brillaba, brillos y brillos rodeaban su delicada estructura, la luz de la luna reflejaba preciosos tonos azules en el agua así como destellos dorados provenir de él, era la imagen más hermosa que alguna vez había presenciado en sus más de 200 años de vida.

Estaba seguro de que era el hada de su sueño, pero necesitaba ver su rostro para confirmarlo, necesitaba acercarse. 

Se encontraba tan embobado con la presencia ajena que descuidó su paso, provocando un ruido al momento de pisar, el hada pareció percatarse de ello y sus miradas se cruzaron milisegundos antes de desaparecer dejando rastros de lo que parecía ser polvo brillante. Segundos que fueron suficientes para observar los orbes azules junto a las estrellas y la luna azul, recuerdos de su sueño regresaron súbitamente, estaba seguro por fin de que era quien estaba buscando.

Caminó con desesperación hacia el río intentando hallar rastros del hada, pero todo fui inútil, incluso el polvo que había visto segundos antes ahora había desaparecido. Su respiración estaba acelerada y estaba empezando a marearse, volteaba consternado hacía ambos lados esperando que mágicamente la persona que había visto antes regrese.

¿Qué haría ahora? ¿Era real entonces?

¿Estaba soñando? ¿Se había quedado dormido sin darse cuenta mientras dibujaba?

Repasó esas dos opciones, el frío del agua del río mojando sus pies se sentía real, pero algunos sueños se sienten reales y no es hasta que estás despierto que entiendes lo estúpidos que son y que todo era falso.

—¿Te gusta espiar a la gente? —Una retumbante voz grave le sacó de sus pensamientos, no podía mentir, había pegado un brinco y su cuerpo se enfrió del miedo en segundos.

Se escuchaba detrás suyo, no quería voltear a ver al dueño de semejante voz, debía ser un ogro de dos metros de altura, pero era más peligroso darle la espalda así que con el miedo a flor de piel y el cuerpo temblando como gelatina volteó hacia la voz.

Al principio solo se topó con la enorme piedra que había visto, y volvió a mirar desconcertado hacia su alrededor. ¿Qué había sido eso? ¿Estaba alucinando por fin?

Escuchó una risita aguda, esta vez oyó perfectamente que vino desde arriba de la piedra. Levantó la vista y su mandíbula cayó con incredulidad, el hada de antes se encontraba sentado sobre sus rodillas encima de la piedra, y lo observaba con una sonrisa traviesa.

—Ah ah... yo... —Fue lo único que alcanzó a decir el elfo, su lengua no respondía, al igual que cada fibra de su cuerpo se sentía tensa, todo su ser estaba experimentando un cortocircuito y las señales de su cerebro hacia su cuerpo no estaban llegando.

—¡Tú eres el chico de ayer! —Otra vez la estruendosa voz, pero esta vez se oía mucho más alegre.

Las coordenadas de su circuito llegaron tan lento que tardó mucho en entender que la voz provenía del hada y no de un ogro como creyó. Volteó a verlo otra vez, ahora estaba más cerca y podía ver mejor las estrellas y la luna en su rostro, acompañado de esos grandes ojos azules que a penas recordó, el cabello rubio que caía largo y lacio y las pequeñas orejas puntiagudas.

Lo había encontrado.

—Mmm... ¿hola? Tierra llamando a... cómo sea que te llames. —Otra vez sin respuesta, Hyunjin estaba tan atónito por lo que estaba sucediendo que a penas notó la pequeña mano haciendo movimientos frente a su cara. El hada se mantenía volando a unos centímetros sobre el río debajo para fácilmente estar a su altura.

—¿Estoy soñando de nuevo? —El hada negó. —¿Eso significa que no voy a olvidar todo cuando despierte? ¿Entonces eres real y no una alucinación por esporas de hongo? 

Esta vez el hada no supo qué responder, pudo ver su gesto de confusión sobre los disparates que decía.

—¿Es porque te dormí ayer? Yo... 

Su discurso fue interrumpido por los brazos del elfo rodeándole el cuerpo, estuvo a punto de gritar por el pánico que sintió pero este no parecía tener otras intenciones, casi podía sentir sus manos temblando mientras se aferraba a su cuerpo. 

—Te encontré.

Ninguno de los dos sabía qué estaba pasando, el hada solo podía mantenerse pensando en que un extraño lo abrazaba y que inesperadamente se sentía bien, era cálido y reconfortante, fue tan relajante que a penas se dio cuenta en qué momento dejó de volar y sus piecitos tocaron el agua fría del río.

El elfo se pegaba a su cuerpo, escondiendo su rostro en su cuello, por la diferencia de altura él solo podía asentar el mentón en el hombro del más alto. ¿Cuánto tiempo habían permanecido así ya? La brisa fría acariciaba sus cabellos, se suponía que debía apartarse del extraño que lo mantenía cautivo en sus brazos, y aún así, seguía pegado a él, estaba consciente de haber bajado la guardia por el abrazo, pero no parecía sentirse incorrecto.

—No quiero interrumpir esto pero... ¿Qué está pasando? —Murmuró bajo, a sabiendas de que se encontraba muy cerca de las largas orejas que había estado observando con detenimiento, la voz grave y lenta causó un escalofrío en el elfo, quién se separó súbitamente del hada aún con sus manos sobre los pequeños hombros.

—Eres tú, el hada de mi sueño.

El elfo se escuchaba feliz, el hada de repente soltó otra risita aguda cuando todo lo dicho por el chico tomaba sentido, unió rápidamente las partes dándose cuenta del malentendido, pero el otro parecía tan convencido de su versión que le resultaba adorable.

—No sé cómo decirte esto, pero ayer te vi dormido y me acerqué... —El hada entonces comenzó a jugar con sus dedos. —Tenía curiosidad porque era la primera vez que veía un elfo, pero te despertaste, entré en pánico y te dormí.

—¿Dormirme? 

Hyunjin siguió observando la adorable reacción del hada frente a él, estaba a unos centímetros de distancia y podía observar claramente su pequeño cuerpo y habían tantas preguntas que quería hacerle, admitía que al principio creyó que había soñado con una típica hada femenina, solo recordaba vagamente su sueño y le sorprendió un poco que no fuese así, pero estaba feliz, tal vez si era como Jisung había prometido.

—Es una de mis habilidades, realmente lo siento. —Con un dedo levantó el rostro del hada, y entonces logró observar con mejor detalle su rostro.

Era bonito, probablemente el ser más bonito que haya visto en la vida, en su reino existían elfas y ninfas tan hermosas que incluso se les rendía culto, pero estaba seguro que todas palidecían en comparación al chico frente a él. 

Por fin pudo ver con detalle las estrellas que parecían haber llovido delicadamente sobre sus mejillas, sus ojos azules brillaban de forma hipnótica y la luna menguante en su frente también brillaba, Hyunjin tragó saliva sin poder responder de alguna manera, estaba atónito. Era como el cielo nocturno pintado en el rostro del hada.

Soltó sus pequeños hombros suavemente, aún sin poder quitarle la vista de encima, el hada también lo miraba con aquellos ojos azules que lucían tan puros e inocentes, que reflejaban la luz de la luna en ellos.

—Me llamo Hyunjin. —Realmente quería saber su nombre, pero no sabía cómo pedírselo así que aplicaría psicología inversa.

El hada rio. —No creo que sea lo más apropiado decirle tu nombre a alguien del reino enemigo que acabas de conocer.

Vaya, Hwang Hyunjin se había ganado el premio a la estupidez, pero incluso si era peligroso, algo le indicaba confianza en el hada. Sin embargo, decidió que lo mejor era dejarlo.

—Estabas bailando antes. —No pudo ocultar la sonrisa que se formó en su cara. Extendió una mano frente a él mientras se inclinaba en una reverencia. —¿Sabes bailar vals?

Vio al hada rodar los ojos y bufar. —¿Bromeas? He bailado vals con todas y cada una de las hadas de mi reino.

Presuntuoso tomó con seguridad la mano del elfo, quien en un diestro movimiento jaló su cuerpo y situó la otra mano en su espalda, el hada no pudo evitar bajar la mirada por la cercanía, él lo miraba desde arriba con total maravilla y le hacía sentir nervioso. Hyunjin, por su parte, se cuestionaba mentalmente de dónde había salido tanta valentía.

Cuando el hada posó finalmente la mano sobre su hombro comenzaron a moverse, lentamente y siendo Hyunjin quien indicaba el ritmo, seguía mirándolo fijamente mientras se movían y estaba seguro de que mantenía una sonrisa estúpida que era incapaz de borrar.

Ambos cuerpos muy cercanos uno al otro danzaban delicadamente mientras el agua del rio les llegaba a los pies, sin embargo el frío del agua era lo que menos les importaba, ninguno de los dos podía dejar de sentirse extrañamente bien mientras bailaban.

Se miraban fijamente, ambos admirando la belleza del contrario, sus ojos parecían brillar por el reflejo de la luz de luna en el agua al rededor, aún había luciérnagas y las alas del hada desprendían aquel polvo amarillo brillante cuando las sacudía creando un paisaje lleno de brillo al rededor de ellos. 

El espectáculo lucía etéreo con aquellos dos Adonis bailando juntos, ambos moviéndose diestramente en un efímero vals, Hyunjin de repente se detuvo y miró hacia el río tranquilamente.

—¿Sabes? cuando creí haber soñado contigo me convencí de que eras la diosa de la luna. —El hada bajó el rostro y sonrió apenado. —Realmente hay tantas cosas que quiero preguntarte, ¿puedo decir que me gustas aunque no nos conozcamos realmente?

—Eso es raro... pero no puedo decir que no sea posible. —Entonces rio de nuevo. —¿Qué preguntas tienes? Intentaré contestarlas.

El elfo no dudó. —¿Todas las hadas son tan hermosas como tú? —Este se pegó a su pecho cubriendo su rostro, aquella repentina cercanía lo confundió mucho pero no tenía quejas.

Había recibido muchos cumplidos sobre su belleza en su reino, pero por alguna razón aquel comentario había hecho que ardiera en vergüenza.

Era diferente, solía creer que muchas hadas le hacían cumplidos por compromiso, incluso oía comentarios bastante hirientes sobre su posición, pero nadie sabía lo horrible que era ser príncipe de las hadas, no tenía libertad, no tenía voz ni voto, estaba obligado a aceptar todas las órdenes de su padre por "respeto a la tradición", sin embargo el comentario del elfo se sentía tan sincero que no sabía qué hacer.

—Supongo que somos bonitas por naturaleza. —Fue la única respuesta que encontró en ese momento, quería simplemente responderle un gracias pero no lo sentía indicado. No era mentira después de todo que los rostros de su raza eran considerados "hermosos" por otros, pero el elfo frente a él también lo era, ¿todos los elfos son así de hermosos también?

—Sobre tus marcas brillantes... ¿Qué son?

—Son marcas hereditarias, de día son de color café, las odio. —Representaban su posición en la nobleza y además de ello, odiaba el color que tomaban a la luz del sol, además de ser feas de día eran un recordatorio permanente de que estaba destinado a sufrir.

—Son hermosas. —Aún seguía pegado al pecho del elfo, de alguna forma le quitaba la vergüenza, cada comentario que hacía era extrañamente reconfortante para él. A penas y sabía el nombre del elfo, ¿era suficiente para confiar en él? por alguna razón sentía que sí. —¿Hay más hadas hombres?

El hada negó ligeramente, aún con el rostro pegado a su pecho. —Somos menos de 10 en todo el reino.

—¿Entonces cómo se reproducen? —Se dio una palmada mental automáticamente cuando entendió lo que había dicho en voz alta, sin saberlo, el hada las mejillas arder porque en su reino eran vistos como una "fabrica de bebés" y no sabía cómo contestar al respecto. —Lo siento, fue una pregunta estúpida, puedes ignorarla.

El hada soltó el aire que inconscientemente había estado reteniendo, y ya después de recuperar el valor se alejó del pecho del elfo, aún con la vergüenza que sentía por lo dicho.

—Ahora yo quiero preguntarte. —Hyunjin asintió. —¿Por qué estabas durmiendo en el bosque? Es raro.

No supo cómo reaccionar, porque admitía que era raro.

—Simplemente me gusta, me hace sentir menos asfixiado. —El hada no dijo nada al respecto, entendía su punto.

—¿Por qué tus orejas son tan largas? —Se señaló las suyas propias. —Las mías son muy pequeñas en comparación.

Pensó en una respuesta, tal cuál como el hada le dijo antes, no era sensato hablarle sobre su ascendencia noble a alguien que acabas de conocer y más aún si este alguien pertenece al "reino enemigo".

—Son hereditarias, supongo. —No estaba mintiendo, solo ocultando la verdad parcialmente, el hada lo aceptó debido a su desconocimiento.

—¿Los elfos tienen un Rey? ¿Príncipes y princesas? 

—¿Por qué tan interesado en la estructura de poder de mi reino?

El hada recién se dio cuenta de su pregunta, negó sabiendo que lucía sospechoso pero realmente solo deseaba saber si había alguien en aquel reino que sufría el mismo infierno que él en el suyo.

—No es nada, yo solo... —El hada pareció distraerse al final, luego comenzó a mirar hacia ambos lados con ligero pavor. —¿Qué hora es? Debo irme.

El elfo borró al instante su sonrisa, el hada se soltó del agarre del elfo sobre su cuerpo, pero antes de separarse completamente éste le tomó la mano firmemente.

—¿Te volveré a ver? 

La pregunta salió automática, en su mente solo podía repetirse el cuánto quería volver a verlo, pero si lo exigía probablemente el otro se asustaría.

—¿Te parece mañana un poco más temprano que hoy? —Hyunjin asintió frenéticamente ante su pregunta, esta vez con ambas manos del hada entre las suyas. —Entonces que sea donde te vi ayer.

Hyunjin sonrió inconscientemente al recordar, parecía tonto el haber creído que todo fue un sueño. Un vacío se sintió en él cuando el hada soltó su mano, a sabiendas de que no podía detenerle, las horas a su lado habían pasado como agua y faltaba muy poco para la salida del sol.

Vio al hada alejarse un poco y emprender vuelo encima del río a escasos centímetros del agua. Esta se volteó de repente y le miró fijamente.

—Mi nombre es Felix. —Hyunjin tardó unos segundos en procesarlo, se había convencido a sí mismo de que no sabría el nombre del hada, o al menos no esa noche.

—Felix... —Repitió suavemente. —Espero verte mañana entonces.

Se sonrieron una vez más, y un polvo brillante comenzó a materializarse al rededor de su cuerpo, unos segundos más y el hada había desaparecido dejando rastros de este polvo en su lugar, y a un confundido Hyunjin aún procesando todo lo sucedido.




K:

¡Ya somos 700! Esta es una meta increíble. Y como agradecimiento, les traigo este fic que comencé a escribir hace más de año y medio, yo misma renegaba su existencia.

Admito que el universo que creé acá es visualmente placentero, espero que puedan imaginar todo tan hermoso como sucede en mi mente 

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