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Parte Cuatro

Estaba dormitando, la aguda y siempre enojada voz del Rey Hada le estaba taladrando los oídos como siempre, se hallaba sentado en una de las tantas sillas de una larga mesa con todos los nobles en ella, afortunadamente a su lado estaba el de cabellos violáceos tomando su mano y proporcionando suaves toques que le ayudaban a no perder la cordura.

—¿Tienes algo Lix? Te noto distraído.

Suspiró sin darse cuenta. —¿Tú crees en el amor predestinado? —El otro príncipe le propició una mirada de extrañeza, Felix volvió a suspirar cansado. —Chan, tengo algo que contarte.


—¿Entonces? —El mayor había tomado asiento en su cama, Felix daba vueltas por la habitación, aún pensando en lo que diría.

No quería mentirle, Chan era su confidente y era la persona más preciada para él, le había estado mintiendo por mucho tiempo acerca de sus salidas nocturnas, aplazando todo e ignorándolo como si el asunto no existiera, pero era un tema delicado y no podía simplemente escupirlo sin esperar una reacción negativa de su parte.

—Por favor, déjame terminar de explicar todo antes de opinar ¿si? —Aún confuso, Chan se limitó a asentir, Felix suspiró por milésima vez ese día. —Conocí a alguien.

El mayor no supo cómo responder, ¿Felix tenía un interés romántico en alguien? eso era nuevo.

—Estoy feliz por ti.

—Te dije que me dejaras explicar todo. —El mayor se tensó un poco, Felix estaba actuando extraño. —Conocí a una persona... en el bosque.

—Oh, entonces es por ello que te escapabas todas las noches. —Le había cachado rápidamente, Chan era el hada más inteligente que conocía. Bajó la mirada y asintió nervioso, a la expectativa de un regaño, pero este nunca llegó, el mayor solo lo miró con un aura tranquila y comprensiva. —¿Es todo?

Negó, respiró tratando de juntar coraje para decir lo último. —Quiero que lo conozcas. —Chan le miró con incredulidad. —Hoy en la noche.

—No puedo creer que no haya libros sobre hadas en esta biblioteca, Seungmin. —Cerró el libro en sus manos y lo colocó sobre la mesita a su lado, bufando del fastidio. Había estado ansioso toda la semana pero justo ese mismo día era "el frabulloso día".

—¿Por qué el repentino interés por las hadas? —Hyunjin se encogió de hombros nervioso, la pregunta lo había tomado por sorpresa.

Aunque... pensándolo bien, en realidad Seungmin era tan cercano a él como para confiar en decirle. Respiró unas cuantas veces ante lo que diría.

—Oye Seungmin... ¿tienes algo que hacer en la noche? —El de cabello corto paró su actividad para mirar al príncipe de forma extraña, pero se limitó a negar lentamente. 

En realidad, originalmente había pensado en invitar a Jisung, pero conseguir el permiso de la reina gnomo era una tarea un tanto dificultosa, y si incluso llegase a conseguirlo, probablemente la condición sería ir con varios guardias además de Minho, eso ya era multitud.

—Seungmin, ¿te has preguntado cómo son las hadas? —El ambiente de repente se tornó serio, pero no era incómodo, Hyunjin por otro lado, sonaba melancólico.

—Si no existieran tratados de comercio entre su reino y el de los gnomos, realmente creería que son un invento. 

Aquello era broma pero, durante más de 200 años de vida había leído gran parte de los libros de la biblioteca del reino, y desde que trabajaba para la casa de los reyes como bibliotecario también había aprovechado para leer unos cuantos miles de libros. Pero jamás se había topado con uno sobre las hadas, ya siendo lo suficientemente mayor atribuyó esto a la censura que el reino ponía sobre la información a la que tenían acceso los habitantes.

—Conocí un hada en el bosque. —Sonrió inconscientemente, el contrario notó extrañado la felicidad que surgió de repente en Hyunjin. —No sé cómo sean las demás, pero él es hermoso. —Suspiró, Seungmin le sonrió de vuelta. 

—¿Es un chico? —No era como si fuese un problema, pero suponiendo que eran parientes de las ninfas, no resultaba descabellado que su población también fuese mayormente femenina.

Hyunjin asintió y volvió a sonreír. —No solo es hermoso, también posee la personalidad más dulce que he visto. —Sonreía al aire como un loco, estaba profundamente enamorado del hada.

—¿Y qué pasará con tu matrimonio? —Su sonrisa se borró al instante. Seungmin a veces era demasiado directo.

¿Qué pasaría? Era una buena pregunta, ni siquiera estaba seguro de lo que haría al día siguiente, o al día después del siguiente.

Él y Felix pertenecían a reinos diferentes y enemigos mutuos, era obvio que lo suyo no tendría futuro o al menos no uno bueno, ¿podría esconder todo hasta después de tomar la corona? De alguna forma se sentía dispuesto a luchar por cualquier adversidad por él, tal vez era su destino.

Estaba hablando como un idiota, algo que le preocupaba más que ser un príncipe heredero al trono era que Felix no lo era, incluso si podía burlar tanto tiempo a sus padres con sus mentiras, nada en aquella situación tenía un posible final feliz.

Pero se aferraba a ello, porque ello era lo único que separaba su destino de ser un viejo elfo canoso y malhumorado. Si Felix había podido darle una razón de ser y vivir en tan pocos días, tal vez sería capaz de curar su corazón durante siglos, incluso milenios.

Seungmin decidió dejar el tema del matrimonio por la paz, ni siquiera era un problema suyo, no tenía que involucrarse a menos que Hyunjin se lo pidiera. —Me preguntaste si estaba libre hoy, ¿Por qué?

—Quiero que lo conozcas.

Después de batallar un poco con Seungmin, el menor accedió, la razón principal de su falta de interés por acompañarle se debía a que sería en el bosque, donde siempre.

Los elfos naturalmente se sentían unos con la naturaleza, estaba en su esencia como si de parte de su ADN se tratase, pero esto no era una regla, Seungmin desconfiaba un poco de las adversidades que el bosque pudiera presentar, porque contrario a Hyunjin, él no poseía la habilidad de comunicarse con los animales.

Al final, accedió porque no estarían solos. Mientras se dirigían de camino al lugar, Hyunjin le contaba más y más de aquello, de la forma en la que se conocieron y del lazo aparentemente destinado que poseían, a Seungmin le parecía aburrido hablar del amor, pero sentía curiosidad por este "vínculo invisible", nunca antes había oído hablar de algo así, pero en un mundo donde todos tienen dones mágicos y habilidades extraordinarias, no era una insensatez creerle al príncipe.

Él hablaba muchas estupideces pero de vez en cuando decía cosas interesantes.

El sol no había caído completamente, Hyunjin sentía que aún era muy temprano pero no podía más con los nervios y necesitaba tranquilizarse un rato. El sonido de río a pocos metros de ellos era reconfortante, Seungmin ahora entendía un poco el por qué el príncipe solía gastar mucho de su tiempo allí, simplemente existiendo bajo el cielo profundo.

Los sonidos nocturnos del bosque empezaron a hacerse presentes de a poco y cuando menos lo esperaron, ya había caído la noche completamente. Habían prendido una fogata en el mismo lugar donde Hyunjin siempre lo hacía.

—¿Y él sabe que tú eres un...? —Seungmin no terminó la frase, pero Hyunjin sabía exactamente a lo que se refería, así que negó suavemente. Seungmin tenía la curiosidad de un gato, y eso era un poco molesto.

Siguieron hablando durante unos minutos, cosas triviales y sin sentido.


Felix detuvo a su hermano, sabía que estaban casi a punto de llegar. —Tengo algo más que decirte. —Chan lo miró confundido. —Yo sé que va a ser muy extraño para ti, pero necesito que guardes la calma y lo dejes hablar.

Aún no entendía nada, pero supuso que lo entendería al llegar. Chan confiaba en Felix, él era el hada más pura que haya visto en su vida, contrastaba mucho con la naturaleza envidiosa de las demás, él estaba consciente de todos los horribles comentarios que recibía a diario de parte de ellas, y sabía que a Felix le afectaba aún cuando él era "socialmente aceptado", la verdad era que Chan aveces sentía como si ambos estuvieran juntos luchando para sobrevivir.

Felix tomó su mano otra vez, y lo guió a vuelo lento hasta el lugar, Chan vió la fogata y a dos seres sentados tranquilamente encima de troncos y piedras. Ambos parecieron percatarse de sus presencias y se pararon al mismo tiempo.

La mano de Felix temblaba, así que dio un suave apretón para transmitirle confianza.

Esta confianza sin embargo, solo duraría hasta que Chan pudo observar mejor a aquellos dos hombres al estar a muy poca distancia de ellos.

Carecían de alas, primera bandera roja.
Las orejas del rubio eran muy largas, segunda bandera roja.
Y por último, ambos eran muy altos.

Chan se detuvo en seco, y Felix lo miró, él le estaba exigiendo respuestas con el rostro, su seño ahora estaba fruncido y los músculos de su cuerpo se hallaban tensos, dispuesto a atacar en cualquier momento.

Pero la reconfortante voz de Felix detuvo ese impulso violento. —Chan... él es Hyunjin.

Felix se oía titubeante, parecía estar hablando del rubio de las orejas largas y este parpadeó dos veces, antes de regresar en sí y hacer una reverencia.

Ese gesto, simple y sin embargo, tan cargado de elegancia, fue lo que activo alarmas en él que desde un principio estaban allí. El rubio le sonrió, de forma tan fina que se sintió ofendido por un momento de no poseer ni de cerca la misma elegancia que él aún siendo un príncipe hada.

El pelinegro a su lado repitió el gesto, haciendo que por primera vez se de cuenta de su presencia, ya que estaba tan absorto observando al Señor Buenos Modales. Pero su reverencia no fue ni de cerca tan sorprendente como la anterior.

Ambos eran elfos, era evidente, pero había algo más, algo desconocido que le causaba desconfianza y hacía crecer en él una necesidad por llevarse a Felix volando de vuelta al reino sin mirar atrás.

—Gusto en conocerte, Chan. He oído mucho de ti, mi nombre es Hyunjin y él es Seungmin.

Su voz era suave como terciopelo, y a pesar de que ambos poseían una elegante belleza, el Señor Modales era asombroso. Su brillante cabello rubio caía lacio, trenzado en maravillosas formas, sus orejas eran muy largas, adornadas con joyería, ambos hombres eran altos, pero no demasiado, y en su caso, su rostro perfecto de finos rasgos era lo más sobresaliente.

—Tú debes ser Felix. —El chico de cabello negro sonrió alegremente, con una adorabilidad tal que cualquier índice de tensión en el ambiente se esfumó, Felix sonrió de vuelta igual de alegre. —Este tonto estuvo todo el camino hablándome de ti.

En su mente, Seungmin estaba impactado por la apariencia de ambos hadas, el chico con mejillas con estrellas era real y no una alucinación de esporas de hongo, y el otro, visiblemente más corpulento, tenía una apariencia casi imponente y casi aterradora pero al mismo tiempo desbordante de fina elegancia.

Chan parpadeó unas cuantas veces por lo dicho por el pelinegro y miró al elfo rubio, este hizo un gesto de enojo dirigido a Seungmin, pero no era enojo real, parecía más una rabieta.

Felix y el nombrado Seungmin se dieron un apretón de manos. No quería darle él uno al elfo, y este tampoco parecía querer, así que simplemente omitieron ese paso y tomaron asiento en las piedras. Tanto Felix como Hyunjin sacaron bolsas de dulces, el elfo tomó lo que Chan identificó como un malvavisco entre sus manos y tomó una rama cerca de él.

—¿Saben cómo comemos estos en mi reino? —Atravesó el malvavisco con la rama, y procedió a cuidadosamente llevarlo cerca del fuego, sosteniéndolo durante segundos antes de morderlo entero.

Hizo un gesto por el calor, mientras soplaba aire caliente por la boca, pero su cara fue más de satisfacción. Tal vez Chan lo había mal interpretado, no había forma que aquel hombre estuviese escondiendo algo de ellos.

—¿Qué pasa con tus modales? —Se quejó el pelinegro, Hyunjin lo miró sonriente, como un niño pequeño. El elfo rubio no parecía tan diferente a Felix en ese sentido.

Felix repitió el gesto, buscando una rama y atravesando el malvavisco con ella, lo acercó al fuego y este se prendió en llamas rápidamente, tornándose negro de una esquina antes de que pudiese apagarlo.

—Hyunjin, mira. —Chilló con un puchero en el rostro.

—Lo siento, debí haberte dicho antes.

Hyunjin se acercó a Felix, y procedió a explicarle en voz baja cómo cuidar que el malvavisco no prenda en llamas. Chan podía ver que Felix parecía no incomodarse por la cercanía del elfo, se preguntaba qué había pasado entre ellos, el por qué de repente Felix, heredero al trono de las hadas, era amigo cercano de alguien que pertenecía al reino enemigo.

Quería saber, indagar en los más profundos secretos de Señor Modales hasta encontrar cualquier razón para apartar a Felix de él, pero sabía que no podría traer el tema a la mesa o al menos no con Felix presente.

—Entonces Hyunjin... ¿A qué te dedicas? —Suave, pero cargado de significado.

El elfo pareció palidecer por unos segundos, no sabía si era porque la pregunta fue inesperada o porque estaba ocultando algo.

Hyunjin por su parte, miró hacia Seungmin a su lado, buscando respuestas con la mirada en un intento por no parecer sospechoso, la pregunta del hermano hada cayó como una afilada daga, una adornada con la apariencia fuerte e intimidante del hada.

—Soy bibliotecario. —Ni siquiera pudo pensar en ello, la respuesta solo llegó al ver al pelinegro a su lado.

Felix lo miró con los ojos brillantes, como si la falsa respuesta le gustara demasiado. —¿Es en serio? Nunca me dijiste.

—Nunca preguntaste. —Soltó, casi demasiado cortante para lo que le hubiera gustado, Felix pareció pensar al aire por unos segundos y luego asintió sonriente, aceptando la respuesta.

—¿Y ustedes? —Dijo de repente Seungmin, Hyunjin debía admitir que nunca se le hubiera ocurrido preguntar y mentalmente le agradecía aquello.

Chan le dedicó un gesto difícil de descifrar, como si de él surgiera un enojo incapaz de ocultar. Había tensión, había algo ocurriendo y agradecía que Felix era el único que no podía notarlo.

—Comerciantes, entre el reino de los gnomos y el nuestro. —No era del todo mentira, tal vez era la verdad oculta parcialmente.

Felix saltó felizmente en su lugar. —Hyunjin dijo que también conoce a Changbin. —Le dijo a su hermano, la cara de este fue de sorpresa y le dirigió la mirada a Hyunjin, sorprendiéndose al recibir una sonrisa del elfo como respuesta.

—Ese enano testarudo. —Expresó el elfo, con una gran sonrisa en el rostro. —Es amigo mío, ¿de dónde lo conoces?

—A las hadas les encantan los dulces, y los suyos son muy buenos.

Hyunjin sonrió de lado, un poco melancólico. —Tal vez ese gnomo gritón sea lo necesario para unir hadas y elfos.

Todos parecieron sorprenderse por la sutil mención de la situación política entre ambos reinos, un silencio se formó, que fue adornado por el sonido de los grillos y el agua.

—Supongo que tampoco te agrada esa situación ¿No? —Chan habló, directo hacia Hyunjin, de alguna forma quería seguir hablando de ello y no dejar el tema ir, y esa era su oportunidad.

—Lógicamente, pero sabes que no es algo que nosotros podamos cambiar. Esta guerra silenciosa es una estupidez, solo crea sufrimiento para ambas partes.

—Cambiemos de tema, por favor. —Inesperadamente habló Felix, y como si fuera una orden proveniente de una autoridad mayor, ambos no volvieron a tocar el tema en lo que restaba de la noche.

Tal vez, solo tal vez, a Chan le había agradado Hyunjin, sus intenciones parecían ser puras, mientras hablaba podía escuchar los sentimientos desbordantes que le producía la guerra. El enemigo pensaba más parecido a él que su propio reino, era una situación digna de una mala comedia.

Quería hablar más con el elfo, adentrarse en sus opiniones sobre política, pero no podía hacerlo por Felix, tal vez tendría algún otro momento para hablar.

Si... eso sonaba bien para él.

—Tu cabello es muy hermoso, Hyunjin. ¿Hay algún producto que uses? —Felix tomó las hebras doradas y comenzó a enredar sus dedos en ellas. Él, naturalmente al ser un hada, tenía interés en cosas para su apariencia.

Hyunjin se encogió de hombros. —Jisung aveces me pone cosas extravagantes en el cabello, pero no sé sus nombres ¿quieres que pregunte por ti?

—¿Tu prometido? —Felix recordó haber oído ese nombre antes y Hyunjin lo confirmó asintiendo. Chan estuvo a punto de atragantarse con una galleta en la boca.

—¿Prometido? —No sabía si había oído bien, si el interés amoroso de Felix además estaba comprometido.

—Matrimonio arreglado. —Respondió el elfo de forma seria. —Además él es feliz con un ninfa mientras le mentimos a nuestros padres sobre nuestra relación.

—Eso debe ser horrible. —Chan no quiso ser grosero, pero el pensamiento simplemente surgió de su boca.

—No lo malentiendas, Jisung es mi mejor amigo, es como un hermano para mí, pero no lo amo.

Matrimonio arreglado, sonaba horrible ciertamente, y más aún sabiendo que Felix y él tendrían que pasar por ello en algún momento. Era como una tradición para las hadas, en su posición no podía culpar al elfo de la decisión de sus padres porque sonaba como algo que su padre el Rey Hada Jihoon haría.

—Ahora entiendo, es como si tuviera que casarme con Channie, aunque literalmente somos hermanos.

Eso dolió, horrible. Felix lo veía como un hermano, a Felix le gustaba el elfo mientras él siempre sería "como un hermano mayor". Felix lo estaba dañando sin darse cuenta.

—Es incómodo fingir que nos amamos todo el tiempo, pero no puedo hacer nada.

—¿Y por qué no les haces saber que no quieres?

Hyunjin suspiró. —Es un acuerdo de intereses, mi familia obtiene algo al igual que la suya.

—Pero son ustedes los que pagan por ello, ¿están dispuestos a ser infelices solo por el beneficio familiar?

Chan se quedó callado por sus propias palabras, Hyunjin también parecía muy tocado con aquello. Ambos estaban en una posición similar, había un acuerdo familiar en donde no tenían ni voz ni voto, solo la opinión de sus padres.

Seungmin suspiró de forma ruidosa, extasiado por la conversación. —Vaya, ustedes dos son muy intensos. Ahora tienen prohibido hablar demasiado porque asustan al pequeño.

Una mirada rápida a Felix les hizo confirmar lo incómodo que se encontraba, sin darse cuenta la luz de sus mejillas se había apagado un poco, tal vez Seungmin había notado esto, algo se removió en el corazón de ambos.

—Cambiando de tema por segunda vez. —Carraspeó Seungmin. —Casi todos conocemos a Changbin, ¿por qué no vamos un día juntos a visitarle?

Todos lo miraron de forma extraña, cada uno sorprendido a su manera, no sabía si había dicho algo que no debió decir.

Felix volteó a Chan, con un puchero en los labios. —Quiero ir, Chan. —Su voz se escuchó bajita y apagada, negó ligeramente. —Por favor. —Conocía ese intento de manipulación, pero a la vez, sabía cuánto tiempo lo había estado deseando.

No podía ocultar que también quería llevar a Felix a conocerlo, pero tendría que poner todos sus esfuerzos y contactos en sacarlo del reino a plena luz del día.

Suspiró derrotado. —Supongo que está bien.

Inesperadamente para todos, Hyunjin se paró de su lugar pegando un grito de alegría al cielo, Felix le surgió el gesto y ambos se aferraron en un abrazo mientras saltaban alegremente.

Hyunjin tomó las mejillas de Felix entre sus manos y comenzó a apretarlas. —No puedo creer que por fin tendré la dicha de verte a plena luz del día. —Y volvió a abrazarlo, aferrando su cuerpecito entre sus brazos.

Chan se mantenía sentado al borde de la cama, habían regresado al reino de madrugada y se propuso arropar a Felix, costumbre que tenía desde que eran mucho más jóvenes.

Felix bostezó. —¿Entonces qué piensas de él? —Chan torció el gesto, sin intentar ocultarlo.

—Aún no lo acepto del todo porque es un elfo, pero parece ser un hombre de intenciones puras. —Lo decía en serio, pero la charla con él le había abierto posibilidades, algunas en donde dudaba de la naturaleza de dicha "guerra" entre reinos. —¿Hace cuánto tiempo se conocen?

Felix miró al aire, haciendo memoria. —Poco más de un mes creo, aunque dos o más desde la primera vez que lo vi.

—¿Espiar gente en el bosque es tu pasatiempo, Lix?

—¡Oye! Es muy aburrido aquí en el reino. —Chan le acaricio el cabello, no podía culparlo.

Felix tenía muy poca libertad, y la única prueba del mundo más allá del reino la obtenía del elfo que conoció a pocos kilómetros del límite. Tal vez era casualidad, que el elfo se encontrara tan cerca de él, del único pedazo de bosque libre de hadas que Felix podía pisar.

Conocerse por el destino... bueno, tal vez era hora de que él vaya conociendo a alguien de forma destinada, y dejar a Felix elegir sobre su vida amorosa incluso si él no estaba incluido en ella.

Chan cerró la puerta de su habitación con sumo cuidado, procurando que nadie note su presencia nocturna en los pasillos del castillo, y además, procurando que nadie lo siguiera mientras iba en busca de respuestas por aquello que tanto necesitaba saber.

Hace algunos años atrás, había encontrado un pasadizo secreto en la biblioteca cerca de la habitación del Rey, había entrado un par de veces a escondidas de cualquiera, y con sumo cuidado de no esparcir polvo de hada que pudiera delatar su presencia.

El lugar era horrible, con olor a hongos y humedad, con telarañas por todos los rincones. Pero allí estaba, buscando información útil sobre libros que hablaran de la guerra.

Movió el cristal fluorescente para leer uno a uno los textos de los libros guardados allí, todos ellos con títulos que sonarían escandalosos para cualquier otra hada, la idea de ser manipulado por el Rey o cualquier autoridad a la cima de la pirámide era cada vez más sólida.

"Maldiciones comunes en hadas", "Qué sucede cuando muere un hada", "Leyes sobre ejecuciones en hadas".

Era imposible, no había nada relacionado a la guerra, nada sonaba interesante en su búsqueda hasta que...

Jerarquía élfica.

Su corazón pegó un vuelco, no era lo que estaba buscando, no necesitaba leerlo, se sentía como algo que por nada del mundo debía leer y más aún si se trataba de un libro tan escondido.

Sus manos actuaron por si solas, jaló el libro del estante y lo abrió en una página al azar, encontrándose una ilustración de un apariencia muy vieja, de un elfo que a simple vista lucía mucho como Hyunjin.

Cuando leyó el título, el corazón se le aceleró en un santiamén, sabía que acababa de leer algo que nunca debió haber leído.

Nobleza élfica y sus características.


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