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06 ₊⊹ El sombrío

El ambiente en la sala de estar era tenso mientras las noticias invadían la pantalla del televisor. Las imágenes mostraban el área acordonada de un parque desierto, iluminado por las luces rojas y azules de los autos policiales. En el centro de la escena, los cuerpos de las dos nuevas víctimas estaban tapados con sábanas blancas. La periodista, con una voz grave y solemne, describía los detalles escalofriantes.

—Otra tragedia sacude la ciudad esta noche. Dos jóvenes han sido encontrados sin vida, y las autoridades han confirmado que el modus operandi coincide con los casos anteriores atribuidos al asesino en serie conocido como "El Sombrío". Las víctimas presentaban marcas extrañas en el cuello y el pecho, y sus cuerpos estaban completamente desangrados. La policía sigue investigando, pero hasta ahora no hay pistas claras sobre la identidad del perpetrador. —

Chaehyun se estremeció. Cada nueva noticia sobre el caso la llenaba de una sensación de desasosiego que no podía explicar. Sentada junto a ella, Beomgyu mantenía la mirada fija en la pantalla, su ceño fruncido revelaba su preocupación.

—Esto es cada vez más perturbador —dijo Chaehyun, rompiendo el silencio. Miró a Beomgyu, quien asintió lentamente. — No podemos quedarnos aquí. Necesitamos saber qué está pasando.

Sin esperar una respuesta, Chaehyun se levantó y comenzó a buscar sus cosas. Beomgyu suspiró profundamente antes de ponerse de pie también.

—Vamos al hospital —dijo con determinación.

El hospital estaba envuelto en una atmósfera de urgencia y misterio. La policía había acordonado una sección de la morgue, permitiendo el acceso solo a personal autorizado. Sin embargo, Chaehyun y Beomgyu lograron entrar gracias a un contacto que tenían dentro: el doctor Han, un forense que también había estado trabajando en los casos anteriores.

—Es bueno verlos —dijo el doctor Han, saludándolos con un gesto rápido mientras se ponía unos guantes de látex—. No tengo mucho tiempo, pero les mostraré lo que hemos encontrado.

El forense los condujo a una sala donde se encontraban las dos camillas con los cuerpos cubiertos. La temperatura del lugar era fría, y el ambiente estaba cargado de una mezcla de formalina y algo más que no podía definirse.

La tenue iluminación daba a las paredes blancas un tono frío e impersonal, y el zumbido constante de los refrigeradores se mezclaba con el suave crujido de los guantes de látex del doctor Han mientras manipulaba las muestras. Beomgyu y Chaehyun observaban en silencio, conteniendo la respiración mientras el forense levantaba lentamente la sábana que cubría uno de los cuerpos.

—Las marcas en el cuello son consistentes con las de los casos anteriores —dijo el doctor Han, señalando dos perforaciones precisas en la piel pálida de la víctima—. Lo extraño es la falta de evidencia en el área circundante. No hay hematomas, ni signos de lucha. Es como si hubieran sido tomadas por sorpresa... o paralizadas.

Chaehyun se inclinó para observar de cerca, sus ojos moviéndose rápidamente entre las marcas y el rostro inexpresivo de la víctima. ¿Cómo algo tan brutal podía parecer tan meticuloso?

—¿Y los símbolos? —preguntó Beomgyu, rompiendo el silencio.

El doctor Han caminó hacia el otro extremo de la sala y encendió una pantalla. Aparecieron imágenes ampliadas de las marcas en el pecho de ambas víctimas: patrones intrincados grabados en la piel, como si hubieran sido hechos con herramientas quirúrgicas.

—Son demasiado precisos para ser obra de un asesino común —explicó—. Estos símbolos tienen un nivel de detalle que sugiere una intención ritual. Hemos consultado con expertos en simbología y antropología, pero ninguno ha logrado identificar su origen.

Chaehyun sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Las líneas, curvas y ángulos le resultaban extrañamente familiares, como si las hubiera visto en sueños o en un recuerdo distante.

—¿Qué pasa con los análisis de sangre? —preguntó, tratando de mantener su tono neutral, aunque su corazón latía con fuerza.

El doctor Han asintió y se dirigió a una mesa cercana, donde había varias muestras etiquetadas.

—No hay sangre en los cuerpos ni en la escena del crimen —explicó mientras sacaba un frasco que contenía un líquido oscuro—. Pero encontramos rastros microscópicos en las heridas del cuello. Esto es lo más desconcertante: la composición química no corresponde a nada humano ni animal conocido.

Beomgyu se inclinó hacia el microscopio, observando los patrones extraños en las muestras.

—Es como si... no fuera de este mundo —murmuró, sus palabras resonando en el silencio.

Chaehyun apretó los puños. Cada nuevo descubrimiento los empujaba más lejos de una explicación lógica y más cerca de un abismo lleno de preguntas.

—¿Qué crees que significa todo esto? —preguntó Beomgyu al doctor Han.

Han vaciló antes de responder, como si dudara en compartir sus pensamientos.

—He trabajado en muchos casos, pero esto... —hizo una pausa, sus ojos moviéndose entre los dos jóvenes—. Esto no se siente como algo natural. No sé si estamos lidiando con un asesino o con algo más allá de nuestra comprensión.

˖ ࣪ ִֶָ ャ

En la pequeña sala de estar de su habitación en el hospital, los dos se sentaron frente a una mesa baja llena de papeles, fotografías y un cuaderno donde habían comenzado a anotar sus hallazgos. La luz cálida de una lámpara creaba un contraste con la frialdad de la tarde.

—Esto es lo que tenemos hasta ahora —dijo Beomgyu, señalando los documentos extendidos—: Todas las víctimas tenían las mismas marcas en el cuello, símbolos en el pecho y el mismo patrón de drenaje de sangre. Y ahora sabemos que las muestras de saliva contienen compuestos desconocidos.

—Pero nada de esto explica quién o qué está detrás de los asesinatos —interrumpió Chaehyun—. Ni por qué lo hacen.

Beomgyu pasó una mano por su cabello, frustrado.

—El doctor Han dijo que consultaron a expertos en simbología, pero nadie pudo identificar los grabados. Tal vez deberíamos buscar a alguien que pueda.

—¿Y si los símbolos no pertenecen a este mundo? —preguntó Chaehyun, su voz apenas un susurro.

Beomgyu la miró, sorprendido por la seriedad en su rostro.

—¿Qué quieres decir?

Chaehyun tomó un dibujo de los símbolos, hecho apresuradamente por el doctor Han, y lo estudió detenidamente.

—No lo sé. Pero siento que... los he visto antes. No sé dónde ni cuándo.

Beomgyu se inclinó hacia ella, examinando los símbolos con una intensidad renovada.

—Si tienes esa sensación, no podemos ignorarla. Tal vez deberíamos buscar en más lugares.

Chaehyun asintió lentamente, pero antes de que pudiera responder, su teléfono vibró sobre la mesa. Lo tomó rápidamente y vio un mensaje del doctor Han: "Adjunto los resultados preliminares de las muestras. Hay algo que deben ver con urgencia."

Abrieron el archivo en el portátil de Beomgyu, y lo que encontraron les quitó el aliento.

—Esto... no puede ser real —murmuró Beomgyu, mientras desplazaba el cursor por la pantalla—. Según los análisis, las muestras contienen trazas de ADN que no coinciden con ninguna especie conocida en el planeta.

—¿Entonces no es humano? —preguntó Chaehyun, su voz cargada de incredulidad.

—No es humano ni animal, ni siquiera un híbrido conocido. Es... algo más.

Chaehyun se hundió en el sofá, sintiendo que el peso de todo lo que estaban descubriendo comenzaba a aplastarla. Si estas criaturas existían, ¿qué otras cosas estaban escondidas en las sombras del mundo?

—Esto confirma lo que sospechaba —dijo finalmente, con una mirada decidida—. Esto no es un caso normal, Beomgyu. Es algo mucho más grande. Y tenemos que detenerlo antes de que cobre más vidas.

—¿Cómo piensas hacerlo? —preguntó Beomgyu, su tono una mezcla de preocupación y miedo.

—Primero necesitamos respuestas. Y creo que sé dónde buscarlas —respondió Chaehyun, levantándose del sofá.

Beomgyu la miró, esperando una explicación.

—Los supervivientes de la primera masacre —continuó ella—. Ellos deben saber algo, incluso si no lo recuerdan claramente. Si alguien puede darnos pistas sobre qué estamos enfrentando, son ellos.

Beomgyu suspiró profundamente, pero asintió.

—Está bien. Pero no lo haremos solos. Esto ya es demasiado peligroso. Necesitaremos ayuda —tomó su celular y envió un mensaje, mientras Chaehyun lo observaba.

—¿A quién le escribes? —preguntó con interés.

—Ya lo vas a conocer. —Dejó su celular y se puso de pie—. Vamos, ya está anocheciendo, tenemos que ser precavidos.

Chaehyun le sostuvo la mirada, por un momento y asintió.

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La fría noche se cernía sobre la ciudad mientras Chaehyun y Beomgyu caminaban hacia el automóvil. La inquietante atmósfera del hospital parecía seguirlos, como si las sombras mismas se resistieran a dejarlos ir.

—¿Qué opinas de los símbolos? —preguntó Chaehyun mientras se subía al asiento del copiloto.

Beomgyu arrancó el auto, pero tardó en responder. Su rostro estaba tenso, perdido en sus pensamientos.

—No son cualquier cosa —dijo finalmente, con un tono cargado de incertidumbre—. Esos grabados tienen un propósito, y no es casualidad que estén en las víctimas. Podrían ser una firma, o algo más...

Chaehyun sintió un nudo en el estómago. Miró por la ventana, observando las luces de la ciudad pasar rápidamente. Los símbolos no dejaban de rondar su mente, como un rompecabezas imposible de resolver.

—¿Y si los símbolos tienen que ver con algún tipo de ritual? —aventuró, tratando de darle sentido a lo que habían visto.

Beomgyu asintió, apretando el volante con fuerza.

—Es probable. Pero si es así, entonces esto no es solo un asesinato. Es el inicio de algo fuerte.

Cuando llegaron al apartamento, la tensión seguía en el aire. Chaehyun, incapaz de quedarse quieta, se dirigió directamente a su escritorio y encendió su laptop.

—¿Qué haces? —preguntó Beomgyu, siguiéndola.

—Voy a buscar más información sobre esos símbolos. Tal vez encuentre algo que nos ayude.

Las horas pasaron mientras Chaehyun navegaba por páginas oscuras de la web, revisaba textos antiguos digitalizados y comparaba imágenes de símbolos rituales con los que había visto en la morgue. Beomgyu, mientras tanto, estudiaba los informes preliminares que el doctor Han había enviado.

Chaehyun abrió la boca para hablar, pero se detuvo al escuchar un sonido. Un leve crujido proveniente de la ventana. Ambos se quedaron inmóviles, sus ojos fijándose en la fuente del ruido.

—¿Lo oíste? —susurró Chaehyun.

Beomgyu asintió, poniéndose de pie en silencio. Se acercó a la ventana y, con cuidado, apartó la cortina. No había nadie. Solo el frío viento de la noche moviendo las ramas de los árboles cercanos.

—No hay nada —dijo finalmente, pero su tono no era tranquilizador.

—Quizás estamos dejando que esto nos afecte demasiado —murmuró Chaehyun, tratando de convencerse.

Sin embargo, ambos sabían que no era paranoia. Algo estaba cambiando, algo oscuro y peligroso.

—Sea lo que sea, tenemos que estar preparados —dijo Beomgyu, mirando a Chaehyun con seriedad—. Esto no termina aquí.

Chaehyun asintió, sintiendo el peso de sus palabras. Sabía que lo que habían descubierto esa noche no era más que el comienzo de un abismo que no podrían evitar.

Mientras la madrugada se acercaba, Chaehyun volvió a los símbolos. Había encontrado un patrón similar en un texto antiguo, pero no lograba descifrarlo del todo. Sin embargo, había algo claro: los símbolos estaban relacionados con una secta antigua que creía en la inmortalidad.

—Beomgyu, mira esto —dijo, llamándolo con urgencia.

Cuando Beomgyu se acercó, ambos leyeron las palabras juntas: "La inmortalidad se logra con sacrificio. La sangre es el puente entre el mortal y lo eterno."

El silencio que siguió fue sofocante. Lo que fuera que estaba ocurriendo, tenía raíces más profundas de lo que habían imaginado. Y si las víctimas eran parte de un sacrificio ritual, entonces tal vez lo peor aún estaba por venir.

Finalmente, Chaehyun habló, con una voz apenas audible:

—Tenemos que averiguar quién está detrás de esto antes de que más personas sean sacrificadas.

Y en el fondo de su mente, una inquietante idea comenzaba a tomar forma: ¿y si ellos mismos estaban en la lista de los próximos sacrificios? Negó ante ese horrible pensamiento y continuó con su investigación.

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La tensión en el aire del apartamento parecía volverse casi tangible mientras Chaehyun y Beomgyu seguían sumidos en sus investigaciones. La lámpara de escritorio iluminaba débilmente los papeles desparramados, y el eco de sus pensamientos resonaba en la habitación. Ambos sabían que habían tocado una verdad peligrosa, algo que no debían descubrir pero que ya no podían ignorar.

Chaehyun cerró el libro digital que estaba leyendo y se pasó las manos por el rostro, agotada.

—Si estas personas están detrás de los asesinatos, debemos encontrar algún vínculo que nos lleve directamente a ellas. —Su voz sonaba cansada, pero determinada.

Beomgyu se quedó mirando la pantalla de la laptop, donde todavía estaba proyectado el texto que habían encontrado. Las palabras "sacrificio" e "inmortalidad" parecían saltar del texto, como si tuvieran vida propia.

—Esto no es una secta común, Chaehyun —dijo, inclinándose hacia atrás en su silla—. Si estos rituales realmente funcionan, no estamos lidiando con personas cualquiera. Estamos hablando de alguien que ha estado perfeccionando esto durante siglos.

Un escalofrío recorrió la espalda de Chaehyun. Se levantó, cruzando los brazos mientras comenzaba a caminar de un lado a otro en la habitación.

—Pero entonces, ¿por qué ahora? ¿Por qué aquí?

Beomgyu la observó, notando la mezcla de miedo y determinación en su rostro. Se levantó y caminó hacia la ventana, mirando hacia la ciudad que se extendía más allá del cristal.

—Tal vez siempre han estado aquí, pero algo cambió. Algo los está forzando a actuar de manera más visible. Tal vez... están buscando algo —dijo, sin apartar la vista del paisaje.

Chaehyun dejó de caminar de golpe. Sus ojos se entrecerraron, como si tratara de recordar algo importante.

—¿Y si las marcas no solo son símbolos? ¿Y si son un mapa o una advertencia? —preguntó, girándose hacia él.

Beomgyu frunció el ceño, intrigado.

—¿Un mapa hacia qué?

Chaehyun se mordió el labio, su mente corriendo en mil direcciones.

—No lo sé. Pero si hay un patrón, tiene que significar algo. Tal vez las ubicaciones de los asesinatos forman un patrón o las marcas en los cuerpos tienen un mensaje oculto.

Beomgyu volvió a la mesa, tomando los reportes que habían recopilado. Extendió un mapa de la ciudad sobre la superficie y marcó los lugares de los asesinatos recientes. Chaehyun se unió a él, sus ojos fijos en el mapa mientras buscaba conexiones.

Tras varios minutos de silencio, Beomgyu señaló algo.

—Mira esto. —Trazó una línea imaginaria entre tres de los puntos marcados—. No es una figura perfecta, pero parece que están formando algo.

Chaehyun entrecerró los ojos, inclinándose hacia adelante.

—Podría ser un triángulo... o una figura más compleja. Pero si tienen un patrón, entonces significa que ya tienen un plan trazado.

Un golpe en la puerta los sobresaltó, rompiendo la concentración de ambos. Se miraron, tensos, antes de que Beomgyu se levantara para abrir. La tensión en su cuerpo era evidente, pero trató de mantenerse tranquilo.

Al abrir, se encontró cara a cara con un hombre de aspecto cansado pero con una presencia imponente. Era alto, con el cabello ligeramente despeinado y ojos que parecían haber visto más de lo que quería.

—¿Tú enviaste el mensaje? —preguntó el hombre con voz grave, mirando a Beomgyu.

Chaehyun se acercó, desconfiada.

—¿Quién eres? —preguntó, cruzándose de brazos.

El hombre levantó una ceja y esbozó una media sonrisa.

—Soy Joon. Me dedico a investigar lo que no se puede explicar, aunque me tomen de loco. —Sus ojos se movieron hacia el mapa y los papeles en la mesa—. Parece que ustedes también lo están haciendo.

Beomgyu y Chaehyun intercambiaron miradas. Beomgyu asintió con cautela y dio un paso atrás para dejarlo pasar.

—¿Cómo sabes de nosotros? —preguntó Chaehyun, todavía sin bajar la guardia.

Joon se encogió de hombros, sacando un pequeño cuaderno de su bolsillo.

—Digamos que tengo mis fuentes. Sé que estuvieron en la morgue esta noche, y también sé que no les gustará lo que descubrí.

Chaehyun frunció el ceño, sintiendo que su corazón se aceleraba.

—¿Qué descubriste? —preguntó, sin poder ocultar su ansiedad.

Joon abrió su cuaderno y les mostró una página con dibujos de símbolos idénticos a los que habían visto en las víctimas. Luego, sacó una fotografía de una estatua antigua, cubierta con los mismos grabados.

—Estos símbolos no son solo para los sacrificios. Son una puerta —explicó, mirándolos directamente—. Y si no los detenemos, esa puerta se abrirá.

Beomgyu apretó los puños, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo.

—¿Una puerta hacia dónde?

Joon se inclinó hacia ellos, su expresión grave.

—Hacia un mundo que ninguno de nosotros está preparado para enfrentar.

甲 。 ﹫nota de escritora ᨓ

En esta oportunidad quiero agradecer a todas las personitas que se suman a leer esta historia. Nació gracias a una hermosa amiga, y poco a poco la inspiración va floreciendo.

¿Les está gustando? uu, me gustaría leer sus comentarios.

See you | 💙

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