Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

02 ₊⊹ Depredadores

˖ ࣪ ִֶָ ャ

La luna llena colgaba en el cielo como un faro plateado mientras Akilla abandonaba el escenario tras su apoteósico concierto. El rugido de la multitud aún resonaba en sus oídos como un eco distante, pero la intensidad de la noche no había disminuido. En el backstage, las luces eran más suaves, creando sombras que acentuaban los rasgos afilados de los miembros de la banda. El aire estaba impregnado de una energía vibrante, pero bajo la fachada de éxito y carisma, había un hambre latente que ninguno de ellos podía ignorar.

Se dirigieron a su camerino privado, un espacio amplio con sofás de cuero negro, una mesa cubierta con bebidas y aperitivos que no tocarían, y un gran espejo que reflejaba su verdadera identidad. Los humanos que trabajaban para ellos, cuidadosamente seleccionados y completamente hipnotizados, se movían en silencio, asegurándose de que todo estuviera a su gusto. Ninguno de esos mortales cuestionaba las órdenes crípticas de sus empleadores. Para ellos, Akilla no eran solo estrellas de rock; eran seres intocables, casi divinos.

Su mánager, un vampiro anciano llamado Sungwoo, los esperaba pacientemente en una esquina del camerino, sus ojos oscuros observando cada movimiento con la sabiduría de siglos. Él había sido parte de sus vidas durante décadas, actuando como su protector y guía en un mundo que no entendía su verdadera naturaleza. Era el único en quien confiaban plenamente, y su presencia era tanto una bendición como un recordatorio constante de las reglas que debían seguir para coexistir con los humanos.

—Buen espectáculo, chicos —dijo Sungwoo, con una voz tranquila pero firme—. La multitud estaba encantada.

Yeonjun se dejó caer en un sofá, limpiando el sudor de su frente con un movimiento despreocupado. Su guitarra descansaba a un lado, aún vibrando de energía residual. Taehyun y Soobin se unieron a él, mientras HueningKai permanecía de pie, apoyado contra una pared con los brazos cruzados y la mirada perdida.

El silencio en el camerino era tenso, y no pasó mucho tiempo antes de que Taehyun rompiera la calma.

—Kai. —Su tono era más una acusación que una pregunta—. ¿Podemos saber dónde te metiste en medio de la presentación?

Todos giraron hacia HueningKai, quien apretó los dientes y evitó sus miradas. Sus manos, escondidas en los bolsillos de su chaqueta de cuero, temblaban ligeramente, un detalle que ninguno de los demás pasó por alto.

—No es asunto tuyo, Taehyun. —respondió finalmente, su voz cargada de irritación.

Taehyun arqueó una ceja, claramente poco impresionado por la respuesta. —Claro que lo es. Somos una banda, ¿recuerdas? Tú desapareces, y yo tengo que cubrirte mientras intento no tropezarme con las letras. Si esto es algún tipo de... crisis personal, al menos avisa antes de alejarte.

El ambiente se tensó aún más. Sin decir una palabra, HueningKai dio un paso hacia la mesa, agarró un micrófono y lo lanzó hacia la pared, destrozándolo de inmediato, lo que dejó al descubierto su frustración. Los restos del micrófono cayeron al suelo con un golpe sordo, y un silencio incómodo llenó la habitación.

Yeonjun, que hasta ese momento había permanecido en silencio, se puso de pie, su presencia dominando el espacio. Se acercó a HueningKai, con los ojos oscuros llenos de una mezcla de enfado y desaprobación.

—¿Qué demonios te pasa? —exigió, elevando la voz—. ¿No sé en qué estabas pensando al intentar borrarle la memoria? Sabes perfectamente que eso no funciona con una conexión predestinada.

El rostro de HueningKai se endureció, pero no dijo nada. Sus ojos azules, normalmente llenos de calma, estaban ahora oscurecidos por una tormenta interna. Los otros dos miembros de la banda intercambiaron miradas confundidas, claramente ajenos a la conversación.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Soobin finalmente, rompiendo el silencio—. ¿De qué están hablando?

Yeonjun miró a HueningKai, esperando que fuera él quien respondiera. Pero cuando el vocalista principal no dijo nada, el líder de la banda dejó escapar un suspiro pesado.

—Kai encontró a su conexión predestinada —dijo finalmente, sus palabras resonando en el aire como un trueno.

Taehyun y Soobin se quedaron en silencio, procesando la información. Las conexiones predestinadas eran extremadamente raras entre los vampiros, un vínculo que no solo los unía a alguien para toda la eternidad, sino que también desataba emociones y deseos que muchos de ellos preferían mantener enterrados. Era tanto una bendición como una maldición.

—¿Una conexión...? —repitió Taehyun, su tono incrédulo—. ¿Con quién? ¿Un humano?

HueningKai apretó los puños, remarcando su mandíbula. Finalmente, habló, su voz baja pero cargada de enojo y frustración. —Sí, con un humano. Y no sé por qué. No la quiero. No la necesito.

El silencio que siguió a su confesión fue casi ensordecedor. Los otros miembros de la banda lo miraron con una mezcla de sorpresa y preocupación. Ninguno de ellos sabía exactamente cómo responder.

—No puedes simplemente ignorarlo, Kai —dijo Yeonjun finalmente, su tono más suave pero igualmente firme—. El vínculo ya está hecho. Y, por mucho que lo niegues, no puedes romperlo. Ella ya es parte de ti, lo quieras o no.

—Eso no significa que tenga que aceptarlo —espetó HueningKai, sus ojos brillando con un desafío que ocultaba su propio miedo.

Sungwoo, que había permanecido en silencio hasta ese momento, dio un paso adelante, con una expresión grave. —Kai, deberías saber mejor que nadie que luchar contra una conexión predestinada solo trae sufrimiento. Tanto para ti como para ella.

—Entonces que sufra —murmuró HueningKai, su voz cargada de amargura.

Pero incluso mientras decía esas palabras, una parte de él sabía que no eran ciertas. La imagen de Chaehyun seguía grabada en su mente, su mirada llena de confusión y algo más que no podía identificar. Ese vínculo que tanto despreciaba lo estaba desmoronando desde adentro, y no tenía idea de cómo detenerlo.

Mientras el grupo caía en un silencio incómodo, Yeonjun miró a los otros miembros de la banda. —Esto se queda aquí. Nadie más debe saberlo, especialmente ella. Al menos por ahora.

Los demás asintieron en silencio, aunque la tensión en la habitación era palpable. Sabían que lo que acababan de escuchar era solo el comienzo de algo mucho más grande. Algo que podría cambiar no solo la dinámica de la banda, sino también sus propias vidas inmortales.

HueningKai, sin decir una palabra más, salió del camerino, dejando atrás a sus compañeros. Afuera, la noche estaba tranquila, pero en su interior, la tormenta apenas comenzaba tomar forma.

˖ ࣪ ִֶָ ャ

La luna llena seguía colgando en el cielo, luminosa y eterna, como un testigo silencioso de las decisiones que HueningKai estaba a punto de tomar. Sus pasos resonaron en el callejón vacío mientras dejaba atrás todo lo que había sucedido. El frío de la noche calaba incluso en su piel inmortal, pero no lograba sofocar el fuego que ardía en su interior. La tormenta de emociones lo estaba consumiendo, y cada pensamiento que surgía solo alimentaba su frustración.

Caminó sin rumbo fijo por las calles de la ciudad, su mente atormentada por el vínculo que no había pedido y que, sin embargo, parecía atado a cada fibra de su ser. Había pasado siglos en control de su vida, de sus deseos, y ahora todo se sentía como un castillo de naipes al borde del colapso.

No tenía ganas de pensar, solo quería actuar, dejarse llevar por sus instintos. Y eso hizo. Sin detenerse a considerar las consecuencias, encontró a su primera víctima: un hombre desprevenido que cruzaba una calle desierta. HueningKai lo tomó sin esfuerzo, un destello de velocidad que dejó a su presa sin oportunidad de reaccionar. Sujetó al hombre por los hombros, inclinándose hacia su cuello mientras sus colmillos perforaban la piel con facilidad. La sangre cálida fluyó, inundando sus sentidos y silenciando momentáneamente la tormenta en su mente.

Pero incluso mientras se alimentaba, no podía escapar del nudo que se había formado en su pecho. La satisfacción que solía acompañar este acto estaba ausente. Terminó rápido, dejando al hombre inconsciente y con un recuerdo borroso de lo ocurrido. Limpió sus labios con el dorso de la mano y se apartó, su mirada fija en la luna. El hambre había desaparecido, pero su incomodidad seguía ahí, pulsando como una herida abierta.

Decidido a acabar con lo que consideraba su maldición, HueningKai cerró los ojos y afinó sus sentidos. El aroma de Chaehyun estaba ahí, mezclado con el aire frío de la noche. Era sutil, pero suficiente para guiarlo. Sabía que encontrarla no sería fácil, pero con la sangre fresca corriendo por sus venas, su percepción estaba en su punto máximo.

Caminó por las calles con determinación, su oído captando cada sonido, cada murmullo. Y entonces, la escuchó: su voz. Un sonido claro y familiar, como un eco que lo llamaba. Estaba a unas cuadras del recinto donde se había presentado la banda. Sin dudarlo, se dirigió hacia allí, sus pasos rápidos pero silenciosos.

HueningKai se detuvo frente a la ventana iluminada de una pequeña habitación. Observó desde las sombras mientras Chaehyun apagaba las luces, preparando su mente para lo que debía hacer. Solo necesitaba un momento, una mordida rápida, y todo acabaría. Ella olvidaría, el vínculo se rompería, y él volvería a la vida que conocía antes de que su mundo comenzara a tambalearse.

Esperó pacientemente en la oscuridad. Cada segundo parecía un siglo mientras contenía la respiración, sus colmillos afilándose con anticipación. Cuando la última luz finalmente se apagó, saltó con facilidad hacia la ventana abierta. Su movimiento fue rápido, casi invisible, y aterrizó dentro de la habitación con la gracia silenciosa de un depredador.

Chaehyun dormía profundamente, su rostro relajado bajo la tenue luz de la luna. HueningKai la observó por un instante, su instinto tambaleándose por la primera vez desde que había tomado la decisión de ir tras ella. Su pecho subía y bajaba con cada respiración tranquila, y su cabello oscuro caía en cascada sobre la almohada, cubriendo el cuello que él debía atacar.

Con cuidado, se acercó. Su mano temblorosa se alzó y deslizó sus dedos por su cabello, apartándolo de su cuello. El contacto fue breve, pero suficiente para que él sintiera la suavidad de su piel, la calidez que irradiaba su cuerpo. Por un momento, casi se detuvo, pero el hambre de terminar con todo lo impulsó hacia adelante.

Sus colmillos comenzaron a salir, el dolor leve y familiar acompañando su transformación. Se inclinó hacia ella, su respiración entrecortada mientras el aroma de su sangre llenaba el aire. Pero justo cuando estaba a punto de morderla, todo se detuvo.

Chaehyun se movió ligeramente, girando su rostro hacia él. Sus labios, suaves y cálidos, rozaron los de HueningKai en un gesto tan fugaz como un suspiro. La conexión que sintió fue inmediata y devastadora. Su mente se quedó en blanco, sus colmillos retrocedieron, y su cuerpo se quedó completamente inmóvil. Nunca antes había experimentado algo como eso.

La calidez de su contacto, aunque involuntario, rompió todas las barreras que había construido dentro de sí mismo. No era solo un roce, era un recordatorio brutal de lo que el vínculo significaba realmente. Era la conexión destinada gritando en silencio, exigiendo ser reconocida.

Chaehyun abrió los ojos lentamente, un cosquilleo recorriendo su rostro. Miró a su alrededor, confundida, pero no vio nada más que las cortinas moviéndose con la brisa nocturna. Se levantó, cerró la ventana con seguro y volvió a la cama, sin notar la figura inmóvil en la esquina de la habitación.

HueningKai permaneció allí, escondido en las sombras, mientras la culpa y la confusión lo invadían. Había fallado. No solo en romper el vínculo, sino en mantenerse fiel a su decisión de ignorarlo. La pregunta que lo atormentaba no era si había hecho lo correcto, sino por qué no había podido hacerlo. ¿Qué lo había detenido realmente? ¿Era el vínculo, o algo más profundo dentro de él?

Salió de la habitación tan silenciosamente como había entrado, regresando a las calles frías de la ciudad. Caminó sin rumbo, perdido en sus pensamientos, mientras las dudas comenzaban a crecer dentro de él. Cada paso que daba lo alejaba más de Chaehyun, pero no podía escapar del peso de su conexión. No esta vez.

La luna llena seguía brillando en el cielo, su luz fría e implacable iluminando su camino, mientras él se enfrentaba al hecho de que no era tan fuerte como había creído. La noche, que antes había sido su refugio, ahora le parecía opresiva. Cada sombra parecía una burla, un recordatorio de su incapacidad para cumplir con su propósito.

¿Por qué no pude hacerlo?, se preguntaba continuamente. Sentía que algo dentro de él había cambiado, y eso lo aterrorizaba. Durante siglos había vivido con un control absoluto sobre sus emociones, sobre sus deseos. Ahora, esa misma fuerza parecía desmoronarse frente a Chaehyun.

Cuando finalmente regresó a la mansión donde Akilla residía temporalmente, el ambiente era tenso. Los otros miembros de la banda estaban en el salón principal, inmersos en sus propios pensamientos. Yeonjun lo miró al entrar, reflejando un claro enojo.

—¿Desapareciste otra vez? —le increpó Yeonjun, levantándose del sofá.

HueningKai lo ignoró, dirigiéndose hacia las escaleras. Pero Yeonjun no iba a dejarlo escapar tan fácilmente. —¿Crees que puedes seguir evadiendo esto? Sabemos lo que estás intentando hacer, Kai, y no tiene sentido. Ese vínculo no se puede romper.

Las palabras de Yeonjun hicieron que HueningKai se detuviera en seco. Giró lentamente, sus ojos oscuros encontrándose con los de su compañero.

—No tienes idea de lo que estoy pasando. No quiero este vínculo, no lo pedí.

Yeonjun bufó, cruzándose de brazos. —Ninguno de nosotros pidió esto. Pero sabes lo que significa encontrar a tu conexión predestinada. Es un privilegio que muchos desearían, incluso si no lo entiendes ahora.

—¿Privilegio? —repitió HueningKai, su voz cargada de sarcasmo. Dio un paso hacia él, con el enojo latente en su mirada—. Es una maldición. Ella es humana, Yeonjun. No quiero esta atadura.

Los otros miembros, Taehyun y Soobin, observaban en silencio desde sus lugares, intercambiando miradas de preocupación. No sabían exactamente de qué hablaban, pero la tensión era palpable.

—Entonces, ¿por qué no lo hiciste? —preguntó Yeonjun, sus palabras golpeando como un látigo. —¿Por qué no rompiste el vínculo cuando tuviste la oportunidad?

HueningKai no respondió. La verdad era algo que ni él mismo entendía. Había estado tan cerca, y aun así, algo lo había detenido.

Subió las escaleras sin responder, dejando a sus compañeros sumidos en el silencio. Al entrar en su habitación, cerró la puerta con fuerza, apoyándose contra ella mientras tomaba una respiración profunda.

La imagen de Chaehyun seguía apareciendo en su mente. Recordaba la suavidad de su cabello, el calor que emanaba de su piel, y ese instante en el que sus labios casi se tocaron. Había sentido algo en ese momento, algo que no podía ignorar.

Se dejó caer en la cama, pasando las manos por su rostro. El vínculo era algo que los vampiros como él conocían bien, pero nunca había pensado que lo experimentaría. Y mucho menos con una humana.

"Es solo una humana", se repetía una y otra vez, intentando convencerse. Pero sabía que no era verdad. Chaehyun no era "solo" nada. Había algo en ella que lo desarmaba, que lo hacía cuestionar todo lo que creía saber sobre sí mismo.

Más tarde esa noche, cuando el resto de la mansión estaba en silencio, Taehyun tocó a su puerta. HueningKai abrió con desgana, encontrándose con la mirada calmada de su compañero.

—¿Qué quieres? —preguntó, sin ánimos para una conversación.

Taehyun entró sin esperar una invitación, cerrando la puerta detrás de él. —Sé que Yeonjun puede ser duro, pero tiene razón en algo. No puedes seguir ignorando lo que está pasando.

HueningKai suspiró, dejándose caer en una silla cercana. —No lo entiendes, Taehyun. Yo no quiero esto. Quiero que todo vuelva a la normalidad.

Taehyun se sentó frente a él, cruzando las piernas. —¿Y qué es la normalidad para ti? ¿Vivir eternamente, alimentarte cuando lo necesites, dar conciertos para una audiencia que nunca conocerá la verdad sobre nosotros?

HueningKai lo miró, confundido por sus palabras. —¿A dónde quieres llegar?

Taehyun sonrió ligeramente. —Solo digo que tal vez esta "maldición", como la llamas, sea lo único que realmente podría cambiar algo en tu vida.

Las palabras de Taehyun lo dejaron pensativo. No respondió, pero no pudo evitar sentir que tal vez tenía razón.

Cuando Taehyun lo dejó solo, HueningKai salió al balcón de su habitación, observando cómo la noche comenzaba a desvanecerse. La conexión con Chaehyun seguía presente, como una cuerda invisible que tiraba de él hacia ella.

No sabía qué haría, ni cómo enfrentaría lo que sentía. Pero una cosa era clara: Chaehyun había cambiado algo dentro de él, y no había vuelta atrás.

˖ ࣪ ִֶָ ャ

La mansión estaba envuelta en un silencio extraño, roto solo por el leve murmullo de la conversación en el salón principal. La banda se había reunido para alimentarse de su reserva especial de sangre, almacenada cuidadosamente por su mánager. Cada vaso contenía una dosis perfecta para saciar la sed sin necesidad de recurrir a los métodos más primitivos.

Soobin tomó un sorbo y dejó su vaso sobre la mesa de cristal, mirando a los demás con una mezcla de preocupación y curiosidad.

—Entonces, ¿vamos a ignorar lo que está pasando con HueningKai? —preguntó, cruzándose de brazos.

Yeonjun, sentado en el sillón más grande, se encogió de hombros con evidente irritación. —¿Qué quieres que diga? Está metido en un lío por su cuenta. No hay mucho que podamos hacer.

—Pero es nuestra responsabilidad asegurarnos de que no haga algo que ponga en peligro a todos, especialmente con los conciertos programados —intervino Taehyun, quien, como siempre, parecía el más racional del grupo.

—¿A qué te refieres con "poner en peligro"? —preguntó Soobin, frunciendo el ceño.

—Sabes tan bien como yo que un vínculo predestinado no es algo que se pueda ignorar. Si Kai sigue resistiéndose, podría perder el control. Y si eso pasa en público, no solo será su vida la que se arruine.

Yeonjun suspiró pesadamente, apoyando los codos en sus rodillas. —Tienes razón, pero no podemos forzarlo a aceptar algo que no quiere. Es su decisión.

Intentando desviar la conversación hacia un tema más práctico, Sungwoo entró con un portapapeles en la mano. —Hablando de responsabilidades, el próximo concierto será en Busan. Tenemos solo tres días para prepararnos.

La noticia generó reacciones mixtas. Soobin asintió, dispuesto a seguir adelante, mientras Taehyun parecía pensativo. Yeonjun, por otro lado, no pudo evitar mirar de reojo hacia las escaleras, esperando que HueningKai bajara y enfrentara la realidad.

—Busan, entonces —dijo Taehyun finalmente, rompiendo el silencio—. Pero necesitamos saber si Kai está comprometido. No podemos ir a medias con esto.

Como si hubiera escuchado su nombre, HueningKai apareció en las escaleras. Su expresión era fría, pero sus ojos delataban el tumulto interno que intentaba esconder. Todos se giraron hacia él, esperando que dijera algo.

—No voy a ir a Busan —soltó de golpe, sin preámbulos.

El anuncio cayó como una bomba. Yeonjun se puso de pie, incrédulo. —¿Qué estás diciendo? Tenemos un contrato, un calendario que cumplir. No puedes simplemente...

—No voy a ir —repitió Kai, su tono firme. Caminó hacia la mesa, tomó un vaso de sangre y lo bebió de un trago antes de mirar a los demás—. Me quedo en esta ciudad.

—¿Por qué? —preguntó Soobin, tratando de entenderlo.

HueningKai dudó por un instante. No quería compartir todo lo que estaba pasando por su cabeza, pero sabía que necesitaba darles una respuesta.

—Hay algo que necesito resolver aquí. Algo personal.

—¿Es por el vínculo? —intervino Taehyun, con un tono más calmado.

HueningKai lo miró, sorprendido por su perspicacia. No respondió directamente, pero el silencio fue suficiente para confirmarlo.

Yeonjun bufó, pasando una mano por su cabello. —Esto es una locura. Sabes que el vínculo no se romperá. No importa cuánto lo intentes.

—No voy a intentar romperlo —respondió Kai, con un destello de ira en su voz—. Solo quiero entenderlo. Y para eso, necesito quedarme.

Los demás intercambiaron miradas. La decisión de HueningKai complicaba todo, pero sabían que era terco como una roca. Sungwoo, quien había permanecido en silencio hasta ese momento, finalmente habló.

—Esto complicará la logística, pero puedo reprogramar las fechas si es necesario. Aunque espero que esto valga la pena, Kai.

HueningKai asintió, agradecido por el apoyo. —Lo será.

La reunión terminó en un silencio incómodo. Mientras los demás se dispersaban para continuar con sus respectivas rutinas, HueningKai se quedó en el salón, mirando el vaso vacío en su mano. Sabía que su decisión había sacudido la dinámica del grupo, pero también sabía que no tenía otra opción.

La conexión con Chaehyun era más fuerte de lo que había imaginado, y la única manera de seguir adelante era enfrentarse a ello. ¿Qué significaba realmente ese vínculo? ¿Y por qué parecía cambiar todo lo que creía saber sobre sí mismo?

Mientras la noche avanzaba, una cosa quedaba clara: esta ciudad no sería solo una parada más en su camino. Era el inicio de algo que no podía predecir, algo que podría cambiar su eternidad.

甲 。 ﹫nota de escritora ᨓ

Psdt: Por si aún no se dan cuenta, esta historia está inspirada en la era Loser Lover de Txt, sigo sin superarlo y el grupo Killa es como una versión rockera del mismo. Amo.

See you | 🩵

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro