POV JUNGKOOK

El día de nuestra boda amaneció claro y soleado sobre las aguas del lago de Como. Doscientos cincuenta invitados vinieron de todo el mundo para asistir a las celebraciones en Villa Serafina, donde las reformas habían terminado justo a tiempo para que un ejército de personal de la boda se abalanzara sobre ella y la transformara en un paraíso de luces, flores y plantas colgantes.

La ceremonia se celebró en el exterior, en la terraza más alta de la villa, con vistas al lago. El sol pegaba fuerte y caliente mientras yo estaba bajo la glorieta, esperando que Jimin apareciera.

—No puedo creer que te vayas a casar. —El susurro se deslizó desde la comisura de la boca de Joo Hyuk—. No creí que fuera a ocurrir de verdad. Sé que te dije que lucharas por él, pero estaba seguro de que te daría una patada...

—Cállate —dije a través de mi sonrisa. Las cámaras estaban mirando, y yo quería que las fotos de hoy fueran perfectas—. Los comentarios no solicitados no son el trabajo del padrino.

Pasé los ojos por encima de la multitud, inquieto. Casi todos los invitados habían confirmado su asistencia. Sorprendentemente, mis padres también habían acudido, y se
habían despojado de su habitual ropa de playa para ponerse el traje de boda apropiado.

Mi mirada pasó por encima de los Park. Naun estaba aquí como acompañante de su mujer, pero había sido despojado de todas las funciones de padre de la novia.

Mi suegra lo llevaría al altar en su lugar. Era un humillante desaire público para alguien tan obsesionado con su reputación, pero debió pensar que no asistir era peor que asistir como invitado de un invitado.

Se sentó junto a su yerno, adusto pero silencioso. Jimin había agonizado durante semanas sobre la conveniencia de invitarlo antes de llegar al compromiso actual. Le preocupaba que yo me enfadara, pero había dejado a Naun tan en segundo plano que era una mancha en el espejo retrovisor.

Mientras Jimin estuviera contento, yo también lo estaría.

—Debería serlo. No estarías aquí sin mí —dijo Joo Hyuk, atrayendo de nuevo mi atención hacia él.

—¿Quién te sacó la cabeza del culo cuando estabas ocupado revolcándote?

—Estoy a punto de meterte el pie en el culo si no te callas.

Quien quiera que haya inventado a los hermanos menores merecía un lugar especial en el infierno.

—Cállense los dos —dijo Yoongi desde el otro lado de Joo —. Cristo, los hermanos son molestos. Menos mal que no tengo ninguno.

Jodidos hombres.

Namjoon era el único padrino con el sentido común de mantener la boca cerrada.

Él había fijado su mirada a través del arco, donde Ryu, Jin y Taehyung estaban de pie en vestidos de caballeros de honor de color azul.

Taehyung enarcó una ceja hacia él; su mirada se entrecerró un poco antes de que los ricos y majestuosos tonos de la marcha nupcial llenaran el aire y él dirigiera sus ojos hacia el pasillo.

Los invitados se levantaron al unísono. Todos los pensamientos sobre hermanos molestos y padrinos igualmente molestos cesaron cuando Jimkn apareció al final del pasillo.

Mierda, todos los pensamientos cesaron, y punto.

Lo único que existía era él.

Se me cortó la respiración cuando caminó por el pasillo con su madre, con un rostro resplandeciente y una sonrisa suave al encontrarse con mis ojos.

Jimin me habló una vez de un proverbio chino que decía que un hilo invisible conectaba a los que estaban destinados a encontrarse, independientemente del tiempo, el lugar y las circunstancias.
Ahora sentía el tirón fantasma de ese hilo, que se extendía entre nosotros y vibraba con la promesa de algo que solo el destino podía ofrecer.

Solía pensar que no estaríamos juntos si su padre no nos hubiera obligado a estarlo. Me equivocaba.

Una parte de mí siempre encontraría el camino hacia él. Jimin era mi estrella del norte, la joya más brillante de mi cielo.

Su madre me lo entregó.

—Se ve bien, señor Jeon —murmuró Jimin. Su mano era pequeña y suave en la mía.

—Podría decir lo mismo de usted, señor de Jeon. —Llevaba un traje blanco hecho a medida y el mejor peinado y maquillaje que el dinero podía comprar, pero incluso en un saco de arpillera, sería el hombre más hermoso que jamás hubiera visto.

—Todavía no soy la señor de Jeon. Todavía estoy a tiempo de vivir mi fantasía de novio a la fuga —bromeó.

Una sonrisa malvada se dibujó en mis labios.

—Me encanta una buena persecución.

Las mejillas de Jimin se sonrosaron ante el doble sentido.

El sacerdote se aclaró la garganta, interrumpiendo nuestra conversación en voz baja. Intercambiamos una última sonrisa secreta antes de dedicar toda nuestra atención a la ceremonia.

Los comentarios del sacerdote, los votos, el intercambio de anillos. El latido de mi corazón amortiguó el sonido y el movimiento hasta que llegamos al final de la ceremonia.

—Los declaro esposos. Pueden...

Me abracé a Jimin y lo besé antes de que el sacerdote terminara su frase.

La multitud estalló en vítores y silbidos. Apenas los oí. Estaba demasiado ocupado con mi esposo.

Esposo.

La palabra me produjo un estremecimiento eléctrico.

Mi esposo.

Mi Jimin.

Mi amor.

Mi hilo rojo.

Mi destino.

—Impaciente como siempre —bromeó Jimin cuando nos separamos. Su rostro estaba sonrojado por el placer y la risa—. Tendremos que trabajar en eso. La paciencia es una virtud.

—Nunca he pretendido ser virtuoso, cariño. Pecar es más divertido. —Otra sonrisa perversa—. Como descubrirás esta noche.

El rosa floreció de nuevo en su cara y en su pecho.

Mi sonrisa se amplió.

Nunca me cansaría de hacerlo sonreír y sonrojarse.

Era mi esposo, mi compañero, mi estrella guía.

Y no me gustaría que fuera de otra manera.

Nos besamos de nuevo, y la fiesta, la música, los invitados... desaparecieron, borrados por el calor de su contacto.

Se filtró en mi corazón y en mis venas, llenándome de calor de adentro hacia afuera.

Del tipo que solo existe cuando se llega al final de un largo viaje... y se encuentra el hogar.

Porque sí. En Jimin encontré mi hogar.

Encontré ese amor que siempre va a perdurar.

Fin.

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Muchas gracias por leer, por dejar sus votos y sus comentarios. Fue muy lindo llegar hasta aquí junto a ustedes. Los quiero mucho, gracias por apoyar Fated Alliances.

Les mando bonitas vibras y un abracito virtual. LES QUIERO! 💗