El silencio se extendió entre ellos durante otro largo minuto antes de que su padre se inclinara hacia atrás y levantara una ceja.

—¿Cuál es la emergencia, Jimin? Supongo que tienes algo importante de lo que te gustaría hablar si te presentas sin avisar.

Su padre era quien tenía que disculparse, pero su voz severa le hizo sentir una espiral vergüenza. Era la misma voz que utilizaba con él cuando lo regañaba de pequeño por una nota baja en un examen.

—Sí, lo sé. —Jimin levantó la barbilla y enderezó los hombros.

Habían empezado a aparecer noticias sobre los problemas en Park's Company. Todavía nada importante, solo algunos rumores, pero eran una señal de la tormenta que se avecinaba.

Una punzada de culpabilidad desmedida atravesó las entrañas de Jimin.

—¿Y bien? —dijo Naun, impaciente—. Ya retrasar una reunión por esto. No voy a posponerla de nuevo. Si no tienes nada que decir ahora, lo discutiremos durante la cena.

—¿Chantajeaste a Jungkook para que se casara conmigo? —Jimin soltó la pregunta antes de perder los nervios.

Su padre lo miró con una expresión endurecida.

—Te he oído por casualidad. En el despacho de Jungkook...

—Si lo has escuchado. ¿Por qué me haces perder el tiempo preguntando?

Un rescoldo de ira se encendió.

—¡Porque quiero que lo confirmes! El chantaje es ilegal, padre, por no mencionar que es moralmente incorrecto. ¿Cómo pudiste hacer eso? —Jimin sentía que en cualquier momento se le iría la respiración—. ¿Soy tan indeseable que tuviste que obligar a alguien a casarse conmigo?

—No te pongas dramático —espetó—. No fue nadie. Fue Jeon Jungkook. ¿Sabes las puertas que abriría al casarte con un Jeon? Incluso con nuestra riqueza y el matrimonio de tu hermana, algunas personas nos miran con desprecio. Nos invitan a sus fiestas y aceptan nuestro dinero para recaudar fondos, pero susurran a nuestras espaldas, Jimin. Creen que no somos lo suficientemente buenos. El matrimonio con Jungkook habría callado esos susurros inmediatamente.

—¿Chantajeaste a alguien por unos susurros? —Jimin preguntó, incrédulo.

—Se presentó la oportunidad y la aproveché —dijo Naun con frialdad—. U hernmmanno era un tonto. ¿Qué posibilidades había de que lo pillaran con la sobrina de uno de los grandes de la mafia? —se encogió de hombros—. El destino lo puso en mi camino y lo aproveché por nuestra familia. No me disculparé por ello.

—Podrías haber elegido a cualquier otro. Alguien que hubiera aceptado de buen grado un matrimonio concertado.

—Alguien que hubiera aceptado de buen grado no habría sido lo suficientemente bueno.

—¿Te escuchas a ti mismo? —la furia volvió a rugir en el interior de Jimin—. Son vidas de personas, no juguetes que puedes doblar y manipular. ¿Y si las fotos se filtran y matan al hermano de Jungkook? ¿Y si te matan por guardar las pruebas? ¡¿Cómo puedes ser tan....?!

—¡No me levantes la voz! —Naun golpeó las manos sobre el escritorio con fuerza. El corazón de Jimin parecía estallar en su pecho—. Soy tu padre. No me hables así.

—¡El padre que conocí nunca habría hecho esto!

Silencio.

Su padre se enderezó y volvió a inclinarse hacia atrás.

—Solo tienes el lujo de preocuparte por la moral gracias a mí. Hago lo que tengo que hacer para asegurarme de que nuestra familia esté protegida y sea lo mejor posible. Tú y tu hermana crecieron protegidos, Jimin. No tienes idea de lo que me costó llegar a donde estoy hoy porque te protegí de la fea verdad. La cantidad de gente que se rió en mi cara y me apuñaló por la espalda... te haría enfermar. Crees que el mundo es de color rosa cuando es gris en el mejor de los casos.

—Proteger a nuestra familia no significa destruir la de los demás. No es lo que somos.

—Soy el jefe de la familia. Somos quienes somos porque lo digo yo.

El tono de su voz era tan frío e insensible.

—¿Y mi relación con Jungkook? ¿No pensaste en cómo me afectarían tus acciones? Hay una diferencia entre un matrimonio concertado y uno forzado. Habría tenido que pasar mi vida con alguien que se resiente de mí simplemente porque quieres su nombre en nuestro árbol genealógico.

—No te hagas el mártir. Es impropio. Tu hermana nunca se quejó de estar casada con Dylan, y tuvo que mudarse a otro país.

—Porque ellos realmente se aman.

—Hay cosas peores que ser el esposo de un multimillonario. Eres joven y encantador. Con el tiempo habrías desgastado a Jungkook. De hecho, ya parece estar bastante prendado a ti.

—Bueno te equivocas. Se acabó, padre. No nos vamos a casar y... la empresa no va bien.

La mandíbula de Naun se tensó.

—La empresa estará bien. Solo estamos experimentando un contratiempo.

—Parece más que eso.

—Quizá tengas razón. Podría ser más que un bache, en cuyo caso nos vendría bien la ayuda de Jungkook. Ahora está enfadado, pero tiene una debilidad por ti. Convéncelo como ya tu sabes... que ayude.

El corazón de Jimin parecía romperse.

—Te lo dije, terminamos. Nos odia. No tiene debilidad por mí, ni por nadie.

—Eso no es cierto. Vi la forma en que te miraba cuando tu madre y yo te visitamos. Aunque terminen, estoy seguro de que podrías hacerle entrar en razón si te esfuerzas lo suficiente.

—No lo haré... Este es tu lío, padre. No puedo ayudarte.

—¿Eliges a tu ex-prometido antes que a tu familia? ¿Así es como te hemos educado? —preguntó furioso—. ¿Para ser tan irrespetuoso y desobediente? —Escupió la palabra como una maldición.

—¿Desobediente? ¡He hecho todo lo que me has pedido! Fui a la universidad 'correcta', rompí con Eunwoo y desempeñé el papel de hijo perfecto de la sociedad. Incluso acepté casarme con un hombre que apenas conocía porque te haría feliz. Pero ya no vivo mi vida por ti. Es mi vida, padre. No la tuya. Y del mismo modo que tú ya no puedes tomar decisiones por mí... yo no puedo poner excusas por ti. Ya no.

Otro silencio.

—Por supuesto, eres libre de tomar tus propias decisiones. Pero quiero que sepas esto, Jimin. —su era aterradoramente tranquila—. Si sales hoy de este despacho sin enmendar tu insolencia, ya no eres mi hijo. Ni un Park.

No llores. No llores. No llores.

Su padre le había repudiado.

Las lágrimas se agolparon en su garganta, pero se obligó a contenerlas. Por ahora, era suficiente.

Salió del despacho con el corazón hecho trizas.