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POV JUNGKOOK

—Hablemos sobre el pastel —la madre de Jimin sonrió.

Por suerte, nuestro camarero apareció en ese momento y la interrumpió.

—Tomaremos el caviar Golden Imperial y el tartar de atún sobre foie gras para empezar, y las chuletas de cordero como plato principal —dijo Naun, pidiendo para él y para su mujer. Le entregó el menú al camarero sin mirarlo.

—Yo quiero los tallarines, por favor —dijo Jimin.

Park Naun frunció las cejas.

—Este no es un restaurante italiano, Jimin. Son conocidos por su cordero. ¿Por qué no pides eso en su lugar?

Porque no le gusta el cordero, imbécil.

Mis dientes traseros se apretaron. Incluso si Naun no me estuviera chantajeando, lo despreciaría.

—La lista de espera para una reserva en Le Charles es de cuatro meses —dijo Naun—. Incluso el gobernador tiene problemas para conseguir una mesa cuando está en la ciudad. Es ridículo desperdiciar una comida aquí en algo que no sea lo mejor.

—Yo... —Jimin vaciló—. Tienes razón. ¿Puedo cambiar mi pedido por el de cordero, por favor? —Le dedicó al camarero una sonrisa de disculpa—. Gracias.

—Por supuesto. ¿Y para usted, señor Jeon?

Cerré mi menú con precisión deliberada y mantuve la mirada en el padre de Jimin mientras pedía.

—Quiero los tallarines.

Los labios de Naun se afinaron.

—¿Cómo está tu hermano? —preguntó—. He oído que ahora trabaja en ventas en LuxeGen Creations. Parece... que está por debajo de su nivel salarial.

—Lo está haciendo bien —dije con frialdad—. La contribución es la contribución, ya sea en un papel al por menor o corporativo.

—Hmm. —Se llevó el vino a los labios—. Tendremos que acordar que no estamos de acuerdo.

Solo faltaban unos meses para la boda. Él era muchas cosas, pero no era estúpido. Debía saber que yo estaba trabajando entre bastidores para destruir las pruebas del chantaje.

Había estado callado demasiado tiempo, y se estaba poniendo nervioso, por una buena razón.

Por primera vez esa noche, sonreí.


EN CASA

—Lo que quieras decir, dilo —dijo Jimin—. Haz estado echando humo en silencio durante todo el viaje hasta casa.

Jungkook se quitó la chaqueta y la arrojó sobre el respaldo de una silla.

—No he echado humo. Simplemente me preguntaba cómo habías superado tu desprecio de toda la vida por el cordero en las últimas veinticuatro horas.

Jimin suspiró.

—Es una comida. No es gran cosa.

—No se trata de la comida, Jimin. Se trata de la forma en que tus padres te tratan como si fueras un niño. Se trata de cómo te convierte en un recorte de cartón de ti mismo cada vez que estás cerca de ellos. —señaló la ropa súper elegante—. Este no eres tú. Odias el cordero. No eres una persona que vista tan forma cuando prefieres la comodidad.

—¿Crees que me gusta que mis padres aparezcan de último minuto? —una pizca de irritación en su voz—. ¿O qué me gusta que me critiquen por todo lo que digo y llevo? Tal vez no es lo que eligiría vestir si no estuvieran aquí, y tal vez no habría pedido el cordero si mi padre no hubiera insistido, pero a veces hay que hacer concesiones para mantener la paz. Están aquí por dos días. No es un gran problema.

—Son dos días esta vez, pero ¿y en el futuro? Cada día de fiesta, cada visita, durante el resto de tu vida. Dime que no es agotador fingir ser alguien que no eres con las dos personas que deberían aceptarte como eres.

Jimin se tensó.

—La gente hace eso todos los días. Van al trabajo y muestran una parte de sí mismos. Salen con los amigos y muestran otra cara. Es normal.

—Sí, excepto que no son tus colegas ni tus malditos amigos. Son tu familia, ¡y te tratan como una mierda! —la frustración de Jungkook se convirtió en un grito.

—¡Son mis padres! —La voz de Jimin se elevó hasta igualar la de Jeon—. No son perfectos, pero tienen mis mejores intereses en el corazón. Se han sacrificado mucho para darnos a mí y a mi hermana el tipo de vida que ellos nunca tuvieron al crecer. Incluso antes de que fuéramos ricos, se dejaron la piel para que pudiéramos permitirnos la misma ropa y las mismas excursiones que nuestros compañeros de clase, para que no nos quedáramos fuera. Así que, si tengo que renunciar a algunas cosas temporalmente para hacerlos felices, lo haré.

—Temporalmente, ¿eh? ¿Es por eso que tu padre básicamente les vendió a ambos a cambio de subir un peldaño en la escala social?

La cara de Jimin palideció y el arrepentimiento golpeó a Jungkook con fuera y rapidez.

Mierda.

—Ji...

—No. Eso era exactamente lo que querías decir, así que no te retractes.

—No te veo como una moneda de cambio, pero ¿puedes decirme sinceramente que tus padres sienten lo mismo? No intento hacerte sentir mal, cariño, pero no tienes por qué aguantar sus mierdas. Eres un adulto. Eres hermoso, exitoso, inteligente y tres veces más que cualquiera de ellos. Tienes tu propio dinero y carrera. No los necesitas.

—No se trata de necesitarlos. Se trata de la familia. —La frustración marcó líneas en el rostro de Jimin—. Hacemos las cosas de forma diferente, ¿vale? El respeto a nuestros mayores es importante. No contestamos solo porque no nos gusta lo que dicen.

— A veces los mayores están llenos de mierda, y hay que llamarles la atención.

Jungkook odia ver a Jimin así. Era como ver una rosa preciosa marchitándose.

—Sí puedes —replicó Jimin—. Has crecido como heredero del imperio Jeon. Sí, sé que no todo era diversión y juegos, pero seguías siendo el centro de atención de tu abuelo. Tenía que ser perfecto solo para conseguir una pizca de afecto. Mis notas, mi imagen, todo.

—¡Ese es mi puto punto! ¡No deberías tener que ser perfecto para conseguir el afecto de tus padres!

—¡Ese es mi punto! ¡Lo hago!

Ambos se miraron con los pechos agitados, sus cuerpos cerca.

Jimin rompió el contacto visual.

—Ha sido una larga noche y estoy cansado, pero me gustaría que al menos intentaras ver de dónde vengo. Tu visión del mundo no es universal. Quiero un compañero, Jungkook, no alguien que me reprenda porque no está de acuerdo con la forma en que manejo mi relación con mi propia familia.

—Amor...

—Me voy a bañar y trabajar después. No me esperes despierto.

Esa noche, por primera ve desde que empezaron a salir, se fueron a la cama sin darse un beso de buenas noches.


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