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—¿Adónde vas? —el rugido somnoliento de la voz de Jungkook alertó a Jimin.

El rubio se quedó helado, los dedos de los pies se enroscaron en la felpa de la alfombra mientras su corazón se ponía al galope.

Aunque su voz despertara un sinfín de recuerdos de tipo sexual...

"Mírate en el espejo cuando te esté cogiendo"

"¿Te gusta esto? ¿Verme destrozar tu culo mientras te deshaces sobre mi polla?"

Jungkook estaba sentado contra el cabecero de la cama, con las sábanas de seda arrugadas alrededor de la cintura. Su corte V se perfilaba bajo las sábanas como una invitación a continuar donde lo dejaron la noche anterior.

Levantó la mirada para encontrar los ojos de Jimin. Una sonrisa de complicidad se dibujó en sus labios mientras se inclinaba hacia atrás.

—Me voy a trabajar —dijo Jimin sin aliento—. La crisis del baile del Legado. Es Urgente.

—Es sábado.

—Las crisis no funcionan con el horario de la semana laboral.

Jimin llevaba una de las viejas camisetas de la universidad de Jungkook, que le cubría la mitad del muslo.

Los ojos de Jungkook bajaron hacia la piel desnuda. El calor se extendió desde la cara del rubio hasta algún lugar al sur de su estómago.

—Quizá no, pero no es por eso por lo que te escapas de mi cama a las siete de la mañana, amor mío.

—¿No?

—No. —volvió a mirar los ojos de Jimin. El desafío brillaba en sus profundidades—. Querías hablar. Hablemos.

Jimin se tragó los nervios alojados en su garganta.

Se había imaginado la conversación de forma diferente: vestido y no sentado en el borde de la cama, oliendo a Jungkook, casi desnudo con su camiseta puesta.

Pero Jungkook tenía razón. Tenían que hablar, y no tenía sentido retrasar lo inevitable.

—Eunwoo vino anoche porque dijo que le envié un mensaje de texto diciendo que quería que volviéramos a estar... juntos.

Una sombra cruzó la cara de Jungkook al mencionar al ex, pero no interrumpió.

—No lo hice. Bueno... —Jimin mostró su teléfono—. Hay un texto que parece ser de mi parte, pero nunca lo envié. Tal vez fue una broma o un hackeo. No lo sé, pero no importa. Mi respuesta a su... propuesta no ha cambiado desde la última vez que hablamos. Se negó a aceptarla, y estuvimos horas y horas hablando hasta que apareciste tú.

—¿Has dicho que no porque ya no sientes nada por él, o porque te sientes obligado a mantener nuestro acuerdo?

—¿Acaso importa? Nos vamos a casar de cualquier manera —Jimin le devolvió las palabras de la noche anterior.

La boca de Jeon se tensó.

—No te lo preguntaría si no importara.

—Pero, no has respondido a mi pregunta sobre si esto sigue siendo un negocio.

Jungkook había admitido indirectamente que no lo era, pero tomaba con pinzas cualquier cosas que alguien dijera durante el sexo.

—¿Cuántas veces me vas a hacer decírtelo?

—Sola una... —dijo Jimin en voz baja.

Jungkook lo miró a los ojos.

—El negocio sería quedaría quedarme en Estados Unidos y celebrar un acuerdo en el que había trabajado un año en lugar de volver corriendo a verte. El negocio sería completar mi viaje a Ulsan en lugar de despertar a mi piloto para un vuelo a última hora a casa. En todos mis años como director general, solo he acortado un viaje de trabajo en dos ocasiones, Jimin, y ambas fueron por ti. —un giro irónico de sus labios—. Así que no, ya no son solos putos negocios.

La mariposas volvieron a alzar el vuelo volando tan alto que las alas rozaron el corazón de Jimin.

—Oh.

La ironía de la diversión apareció en la mirada de Jungkook.

—Sí, Oh. Tu turno, mi amor. ¿Por qué le dijiste que no a Eunwoo?

Su tono era perezoso, pero no había nada de perezoso en la forma en que le observaba, como un depredador encerrado en su presa, sus músculos enroscados con tensión.

—Porque ya no tengo sentimientos románticos por él —dijo Jimin con voz suave—. Y porque podría tenerlos por otra persona.

—No son solo negocios para ti —dijo Jimin, conteniendo la oleada de nervios en su estómago—. Y no es solo un deber para mí.

—Bien.

Ambos en silencio.

Jimin pasó una mano húmeda por su muslo, sin saber que decir o qué hacer.

¿Se besaban? ¿Continúan con la conversación? ¿Seguirán separados?

—Bueno, me alegro de que hayamos tenido esa charla. Realmente tengo una crisis de trabajo, así que volveré a mi habitación...

—Esta es tu habitación.

—Odio decirte esto, pero aquí no es, de hecho, donde he estado durmiendo los últimos cinco meses. Mi habitación está en el otro extremo del pasillo. Hiciste un gran espectáculo para distinguirla cuando me mudé. ¿Recuerdas?

—Sí, pero creo que está claro que los límites que establecimos aquel día ya no son aplicables. ¿No estás de acuerdo?

—¿Qué sugieres?

—Que establezcamos nuevos límites. No más dormitorios separados, no más salidas a escondidas por la mañana y —la expresión de Jeon se ensombreció—. no más contacto con Eunwoo.

—Qué pena —dijo Jimin—. Había planeado invitarlo a cenar.

Jungkook no parecía divertido.

—Era una broma... amargado —murmuró lo último—. Bueno, ya estamos hablando de estos. Tengo algún propicios. Uno, se acabó lo de fruncir el ceño como expresión por defecto, no quiero despertarme con el Grinch por el resto de mi vida.

—Soy mucho más guapo que el Grich. —refunfuñó—. Y si la gente dejara de molestarme, no frunciría tanto el ceño.

—Los demás no son el problema. ¿Recuerdas cuando pasamos por un parque de perros en Navidad y vimos esos adorables huskies? Los miraste con tanta fuerza que empezaron a aullar.

—No los estaba mirando —dijo impaciente—. Estaba mirando sus trajes. ¿Quién viste a sus perros como renos? Es ridículo.

El ceño de Jungkook se frunció.

—Como sea, volvamos a los límites. Nada de desaparecer durante semanas, a menos que avises con antelación y sea una verdadera emergencia. Y... deberíamos comprometernos a tener al menos una cita cada semana.

—Si quieres pasar más tiempo conmigo, solo tienes que decirlo, amor mío.

Las mejillas de Jimin se sonrojaron.

—No se trata de eso. Nos vamos a casar en unos meses, y no hemos tenido una cita de verdad.

—Fuimos al club.

—Obligación social.

—Fuimos a Bali.

—Obligación familiar.

Jungkook se quedó en silencio.

—Está bien, acepto.

—Genial. Bueno... podemos resolver lo de la habitación después.  Necesito arreglar el problema de trabajo antes de que me pongan en lista negra.

—¿En algo que requiera que estés en la oficina?

—No...

—Perfecto. Arréglalo durante el desayuno —Jungkook sonrió—. Vamos a tener nuestra primera cita.

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