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Cuando Jungkook llegó a su mansión, Sungwoo lo recibió en la puerta, con el rostro cuidadosamente inexpresivo.

—Buenas noches, señor.

—¿Dónde están?

—En el salón.

Jungkook se fue antes de que la última palabra saliera completamente de su boca. ¿Qué podrían haber estado haciendo Eunwoo y Jimin todo este tiempo? ¿De qué hablaban? ¿Habían estado en contacto desde que él le envió aquellas rosas?

Se detuvo en la puerta del salón. Sus ojos encontraron inmediatamente a Jimin, que estaba apoyado contra la pared junto a la chimenea. Eunwoo se alzaba sobre él y su cuerpo lo ocultaba parcialmente.

El fuego se encendió en las entrañas de Jeon.

Caminó hacia ellos, con sus pasos silenciosos sobre la gruesa alfombra, con los músculo enroscados en cada zancada.

—Ya te he dicho que no te he mandado ningún mensaje. —la suave exasperación de Jimin llegó a sus oídos cuando se acercó. Ninguno de los dos se dio cuenta de su llegada—. No sé que ha pasado, pero el mensaje no es mío.

—No tienes que mentirme —dijo Eunwoo—. No quieres casarte con Jungkook. Ambos lo sabemos. Solo está con él por tus padre. Mira, solo... solo espera hasta mi OPI, ¿de acuerdo? Aplaza la boda.

—No puedo hacer eso. Me preocupó por ti, Woo. Siempre lo haré. Fuiste mi primer amor. Pero no... no puedo hacerle esto a Kook o a mi familia.

Kook.

—¿Fui? —la voz aguda de Eunwoo se tensó.

—Eunwoo...

—Todavía te quiero. Ya lo sabes. Siempre te he querido. Si no fuera por tus padres... —su cabeza bajó—. Maldita sea, Jims. Se suponía que íbamos a ser nosotros.

—Lo sé... pero no es así.

—¿Lo amas?

Jimin hizo una larga pausa.

—No lo haces —dijo Eun—. Si lo hicieras, no dudarías.

—No es tan sencillo.

Jungkook ya había escuchado suficiente.

—La próxima vez que intentes robarle el prometido a otro hombre —dijo, su voz mortalmente calmada a pesar de la rabia que atravesaba—. No seas tan estúpido como para hacerlo en su casa.

Eunwoo se dio la vuelta.

La respuesta se reflejó en sus ojos, pero no tuvo oportunidad de reaccionar antes de que Jungkook echara el brazo hacia atrás y le diera un puñetazo a la cara.

POV JIMIN.

Un crujido nauseabundo rasgó el aire, seguido de un aullido de dolor. La sangre brotó de la nariz de Eunwoo, filtrándose bajo mi piel y dejándome inmóvil.

Solo pude observar, horrorizado, cómo Jungkook levantaba a un Eunwoo balbuceante por el cuello y lo inmovilizaba contra la pared.

La ira dibujó líneas duras en el rostro de Jungkook, endureciendo su mandíbula y convirtiendo sus pómulos en barras de tensión contra la luz del fuego. Sus ojos estaban llenos de una furia que ardía lentamente, del tipo que se acercaba sigilosamente y te aniquilaba antes de que supieras que había llegado.

Siempre había sido intimidante, pero en ese momento parecía más grande que la vida, como el mismísimo diablo hubiera salido del infierno.

—Me importa un carajo cuánto tiempo se conocen Jimin y tú o cuánto tiempo hace que salían juntos —gruñó Jungkook—. No lo tocas. No hablas con él. Ni siquiera pienses en él. Si lo haces, te romperé cada puto hueso de tu jodido cuerpo hasta que tu propia madre no te reconozca. ¿Entiendes?

Gotas carmesí goteaban de la barbilla de Eunwoo.

—Estás loco —escupió—. Te demandaré por agresión.

Un sonrisa atravesó por el rostro de Jungkook.

—Puedes intentarlo —apretó la camisa de Eunwoo.

—Para —encontré mi voz juntos cuando Jungkook retiró su brazo para dar otro golpe—. Suéltalo.

No se movió.

—Ahora.

Pasó un fuerte latido antes de que soltara a Eunwoo, que se desplomó en el suelo tosiendo y agarrándose la nariz.

—Esto no es un patio de colegio. Los dos son adultos. Actúen como tal.

Mi día ya había sido una mierda. Primero, mi día de trabajo su un asco y cuando llegó a casa con el fin de relajarme, Eunwoo viene a buscarme.

Ahora, Jungkook golpeándolo.

Carajo.

—Eunwoo, deberías ir a que te miren la nariz.

Eunwoo me miró.

—Jims...

Un estruendo de advertencia emanó del pecho de Jungkook.

—Vete —dije—. Por favor.

Abrió la boca como si fuera a decir algo más, pero la mirada de muerte de Jungkook hizo que se levantara y saliera de casa.

Esperé a oír el portazo de la puerta antes de arremeter contra el otro hombre exasperante y con la peor migraña de mi vida.

—¿Qué te pasa? ¡No puedes ir por ahí pegando a la gente! Probablemente le hayas roto la nariz.

—Puedo hacer lo que quiera. Se lo merecía.

—No, no puedes. Tener dinero no te absuelve de las consecuencias. Hay una... forma correcta de hacer las cosas que no incluye la violencia. Tienes suerte si no te demanda.

—¿Tengo suerte? —gruñó—. Tienes suerte de que no le haya roto algo más que la nariz por entrar en mi casa e intentar arruinar nuestro compromiso.

—No te estoy diciendo que tenga razón. Estoy diciendo que había una mejor manera de manejar la situación que abriste a una acusación de agresión.

—Te estaba tocando. ¿Querías que te tocara? —los ojos de Jungkook se oscurecieron.

—No puedes hacer eso. No puedes irrumpir y actuar como un prometido celoso cuando has estado ignorándome durante semanas. Intenté hablar contigo sobre Eunwoo después de las flores. Te negaste y huiste a Ulsan.

—No te he ignorado.

—Me diste la espalda, evitaste el contacto visual y verbal, y te comunicaste en gruñidos cavernícolas o a través de un tercero como mucho. Esa es la definición de libro de texto de ignorar.

Jungkook me miró fijamente.

—Te abres, luego te cierras. Me besas y luego te vas. Llevamos meses haciendo este baile de idas y venidas, y estoy harto. — Levanté la barbilla, con el corazón temblando bajo un ataque de nervios—. Solo quiero saber, de una vez por todas. ¿Sigue siendo solo un negocio, o es algo más?

—No importa. Nos vamos a casar de cualquier manera.

—Sí importa. No voy a jugar más a este juego contigo. —Mi frustración se transformó en ira, convirtiendo mis palabras en cuchillas—. Si esto es un negocio, lo trataremos como tal. Produciremos un heredero, sonreiremos para las cámaras en público y viviremos nuestras vidas por separado en privado. Eso es todo.

—¿Vivir nuestras vidas por separado en privado? —La voz de Jungkook bajó a un decibelio peligroso—. ¿Qué mierda significa eso?

—Significa exactamente lo que parece. Hacemos lo que queremos, discretamente, y no cuestionamos al otro sobre ello mientras no afecte a nuestra... imagen pública.

—¿Estás hablando de una aventura, Jimin?

—No, y no se trata de eso. Responde a mi pregunta. ¿Se trata de un negocio, o es algo más?

Permaneció en silencio.

—Woo se equivocó por lo que intentó hacer, pero tú estás molesto porque... ¿por qué? ¿Te sientes amenazado? ¿Territorial? —Mis uñas se clavaron en mis palmas—. No soy un juguete, Jungkook. No puedes tirarme a un lado y recogerme solo cuando alguien más me quiera.

—No creo que seas un juguete.

—Entonces, ¿por qué te importa? ¿Por qué le diste un puñetazo a Eunwoo cuando fuiste tú quien me dijo que dejara nuestros sentimientos fuera de esto? Solo estamos juntos por un trato que hiciste con mi padre. ¿Qué te importa si mi ex vuelve a aparecer en mi vida? Sabes que la boda seguiría adelante de cualquier manera. ¿Tienes miedo de que rompa el compromiso? ¿Huir con Eunwoo y dejarte con cara de tonto delante de tus amigos? ¿Por qué te importa?

—¡No lo sé! Mierda, no lo sé.

La máscara de granito de Jungkook se resquebrajó, revelando el tormento que había debajo.

—No sé por qué me importa. Solo sé que me importa, y lo odio. Odio la idea de que toques a otra persona, o de que otra persona te toque a ti. Odio que otras personas puedan hacerte reír de una manera que yo no puedo. Odio cómo me siento cerca de ti, como si fueras la única persona que puede hacerme perder el control cuando yo. no. pierdo. el. control.

Cada palabra, cada paso lo acercaba hasta que mi espalda se apretó contra la pared y el calor de su cuerpo envolvió el mío.

—Pero lo hago —su voz bajó—. Contigo.

—No lo sé, no es suficiente —susurré.

En otro tiempo, lo habría sido. Pero hacía tiempo que habíamos pasado ese marcador.

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