11
***
POV JUNGKOOK
Había notado los cambios que Jimin hizo a mi casa. Se había adaptado muy bien a su nuevo entorno como un paso al agua. Por todos lados hay un cuadro nuevo en la galería, nuevas toallas en los baños y unas jodidas flores por todas partes.
—Jungkook, relaja tu expresión —dijo Yeeun—. Dame una sonrisa... ¡Eso es! Perfecto.
El obturador de la cámara hizo click en rápida sucesión.
Jimin y yo habíamos pasado la mañana haciendo fotos de compromiso en el centro de Seúl. Fue tan insoportable como había imaginado, lleno de sonrisas falsas y abrazos faltos mientras Yeeun nos guiaba en poses diseñadas para mostrar los "enamorados" que estábamos.
—Jimin, pon tus brazos alrededor de su cuello y acércate.
Me puse rígido cuando Jimin accedió y dio un paso tentativo hacia mí.
—Más cerca. Prácticamente puedo conducir un trailer entre ustedes —bromeó Yeeun.
—Haz lo que te dice para que podamos acabar con esto —le espetó. Mientras más rápido sea, mejor.
—Cada día eres más encantador —dijo Jimin tan dulce y a la vez con sarcasmo—. Europa realmente hizo maravillas con tu personalidad.
—Más cerca —animó Yeeun—. Un paso más.
Nuestros pechos rozaron cuando se cerró el espacio que quedaba entre nosotros. Mis músculos se pusieron rígidos de nuevo.
—Jungkook, rodea a Jimin con tus brazos. Por el amor de Dios.
Apreté la mandíbula y puse las manos en las caderas de Jimin. El calor atravesó la tela de su pantalón y su maldito aroma a perfume dulce volvió a entrar a mis pulmones.
Ninguno de los dos se movió, temiendo que el más mínimo movimiento nos acercara aún más.
—Recibí una interesante llamada de mi contador cuando estaba en Europa. Ochocientos mil dólares cargados a mi Black Card, incluyendo doscientos mil en flores. ¿Te importa explicarlo?
—Me diste una Black Card y la usé —dijo Jimin con un elegante encogimiento de hombros—. ¿Qué puedo decir? Me gustas las flores y las cosas de marca.
Un sutil mezquino acto de venganza. Bien por él.
—Claramente.
—Avísame con antelación la próxima vez que te vayas por un mes —dijo—. Quiero tener tiempo para planear una fiesta, redecorar el salón, quizás hacer una lista de la compra robusta. Es increíble todo lo que puedes hacer sin límites de gastos.
Entrecerré los ojos.
No me importaba el uso de la tarjeta de crédito. Un millón de dólares gastados no eran nada.
Lo que me molestó fue la forma en que Jimin reorganizó todo mientras yo no estaba. Las toallas y las flores eran solo la punta del iceberg. Había nuevas obras de arte en las paredes, aromaterapia por difusores ocultos y una sala de masajes donde solía estar la sala de envoltura de regalos.
Me fui un jodido mes y volví para encontrar mi casa transformada.
—Te la has pasado bien durante mi ausencia, ¿verdad?
—Me lo he pasado super bien —Jimin enhebrar sus dedos en mi cabello y tiró lo suficientemente fuerte como para que me doliera. Sonrió—. La casa ha sido tan agradable sin tu malhumor.
—Pensé que me echarían de menos —me burló. Él apretó su agarre—. Me duele.
—Me disculparía, pero atender tus sentimientos no es parte de nuestro acuerdo. Es solo un acuerdo de negocios. ¿Recuerdas?
Una sonrisa renuente tocó mi boca.
Touché.
—Mírense los dos. Tal tiernos —Yeeun suspiró—. Jungkook, ¿por qué no le das un beso en los labios? Será la foto perfecta para cerrar la sesión.
Mi sonrisa desapareció.
Jimin se puso rígido en mis brazos.
—Eso no es necesario —dijo rápidamente—. No... no nos gusta la presencia de la gente...
—Aquí no hay nadie más que nosotros —señaló Yeeun.
—S-Si, pero... —Jimin vaciló. Parecía un pollo atrapado en los faros.
Su expresión de horror me hizo sentir molesto. No quería besarlo, pero no me gustaba que actuara como si besarme fuera el equivalente a ser mordido por una serpiente venenosa.
—De verdad... no nos sentimos cómodos...
Jimin intentó dar un paso atrás, pero mi agarre en sus caderas se lo impidió.
Mi enfado aumentó. Habíamos acordado representar el papel de una pareja cariñosa en público, pero él no estaba actuando de forma especialmente cariñosa.
En lugar de esperar una respuesta de parte de él, bajé la cabeza y rocé mi boca sobre la suya. Suavemente, el tiempo suficiente para oír un click de la cámara.
El cuerpo de Jimin se transformó de rigido a tieso. Sus labios se separaron en una inhalación aguda.
Mi sangre palpitó.
Se suponía que era un beso rápido para la cámara. Debería retirarme, pero su boca era tan cálida y suave que no pude resistirme a probar otra vez.
Y otro más.
Antes de darme cuenta, mi mano se deslizó hacia arriba. Mis dedos se hundieron en su cabello y evocaron un impulso abrumador de profundizar el beso. De rodear con mi puño la seda de su camisa y tirar hasta que su boca se abriera completamente para mí, dejándome explorar a mi antojo.
Culpé de mi actos insensatos el mes de separación. La ausencia hace que el corazón se vuelva más cariñoso y toda esa mierda.
¿De repente, por que hacía tanto calor?
Era la única razón plausible por lo que besar al hijo de Park Naum no me hacía querer restregar lejía por todo el cuerpo.
Jimin levantó un poco la barbilla para permitirme un mejor acceso. Mi...
—¡Tenemos la toma! —La voz de Yeeun nos separó tan repentina y violentamente como su alguien hubiera disparado una pistola—. Puede que sean la pareja más fotográfica con la que he trabajado. Estoy deseando que vean las fotos finales.
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