06
JIMIN
—¿Cómo que nos has hablado con tu prometido desde tu compromiso? —Taehyung se cruzó de brazos y le dirigió una mirada de reproche—. ¿Qué tipo de relación ridícula es esa?
—Una arreglada —respondió Jimin.
Había llegado a uno de los bares más conocidos de Seúl junto a sus amigos, Taehyung y Jin. Sin ojos que lo juzguen, sin necesidad de ser perfecto y "correcto".
—Es mejor que no hayamos hablado —añadió Jimin—. No es el conversador más agradable.
El recuerdo de su primer y único encuentro con Jungkook le producía una oleada de indignación. Hasta se había marchado sin ni siquiera dar las gracias o las buenas noches.
Jungkook era millonario, pero tenía los modales de un troll mal criado, eso es lo que pensaba Jimin de él.
—Entonces, ¿por qué te vas a casar con él? —Jin enmarcó una ceja—. Dile a tus padres que te busquen una pareja mejor.
—Ese es el problema. No hay mejor pareja a sus ojos. Creen que es perfecto.
—Jeon Jungkook, ¿perfecto? —Estaba seguro que la ceja de Jin se arqueó más—. Su equipo de seguridad una vez hospitalizó a alguien que intentó entrar en su casa. El tipo terminó en un coma de meses con costillas rotas y una rótula destrozada. Es impresionante, pero no diría perfecto.
Solo Jin pensaría que poner a un tipo en coma es impresionante.
—Confía en mí, lo sé. No soy yo a quien tienes que convencer —mumuró Jimin.
—No entiendo por qué accediste a cualquier compromiso —Jin negó con la cabeza—. No necesitas dinero de tus padres. Puedes casarte con quien quieras y no hay nada que puedan hacer al respecto.
—No se trata de dinero —aunque sus padres le cortaran la herencia—. Se trata de... familia.
Taehyung y Jin intercambiaron miradas.
No era la primera vez que hablaban de su compromiso o de su relación con sus padres, pero cada vez se sentía obligado a defenderlos.
—Los matrimonios concentrados se esperan en mi familia —dijo—. Mi hermana lo hizo y yo también. He sabido que esto iba a pasar desde que era un adolescente.
—Sí, pero ¿que van a hacer si dices que no? —preguntó Taehyung—. ¿Deconocerte?
Jimin forzó una risa apretada.
—Tal vez —Absolutamente.
Si sus padres habían alagado a su tía por repudiar a su prima después de que rechazara una beca en Harvard. Negarse a Jeon sería mil veces peor.
Si rompía el compromiso, sus padres no volverían a verlo o a hablarle. No eran perfectos, pero la perspectiva de separarse de su familia y quedarse solo hacía que los tragos que había tomado se agistaran peligrosamente en su estómago.
Taehyung no lo entendería. Culturalmente, eran similares, pero provenía de una familia numerosa y cariñosa al que le parecía bien si decidía irse al otro lado del mundo y perseguir sus sueños de escritor.
Si Jimin expresará sus deseos, lo encerrarían en su habitación o lo echarían a la calle sin nada más que la ropa que lleva puesta.
En sentido figurado.
—No quiero decepcionarlos. Ellos me criaron y sacrificaron mucho para que yo pudiera tener la vida que tengo ahora. Casarme con Jeon nos ayudaría a todos.
—Vale, pero no cambia el hecho de que no haya hablado con él cuanto te vas a vivir a su hogar la semana que viene.
—Al final tienes que hablar con el hombre —añadió Taehyung—. No seas cobarde.
—No soy cobarde —Jimin se volvió hacia Jin—. ¿Lo soy?
—Aunque no estoy de acuerdo con el consejo de Taehyung el setenta por ciento de las veces, tiene razón. Tienes que hablar con él antes de mudarte. Hay una exposición de arte en la casa de Jeon esta noche. Hace unos días se confirmó que volvió a Seúl, deberías asistir.
Jeon poseía una impresionante colección de arte que se rumoreaba valía cientos de millones de dólares. Estaban técnicamente comprometidos, y su falta de invitación habría sido vergonzosa si no se hubieran sentido tan aliviada.
Después de mudarse, tendría que pasar las noches con él, así que se aferraba a su libertad mientras durara. La perspectiva de compartir habitación y una cama con Jeon Jungkook era... desconcertante.
—No puedo presentarme sin invitación. Es de mala educación.
—No eres cualquiera, eres su prometido. Aunque aún no tengas el anillo —replicó Taehyung—. Además, te vas a mudar pronto. Consideralo un adelanto de tu nuevo hogar, al que no puedes mudarte si no hablas con él.
Jimin suspiró, deseando rebobinar el tiempo un mes para poder prepararse mentalmente para lo que se avecinaba.
—Me gustaría acompañarte —habló Taehyung—. Pero tengo un turno esta noche.
De día era un aspirante autor de novelas eróticas. Por la noche, servía bebidas caras a chicos de fraternidad en un bar de mal muerte el Seúl.
—¿Jin? —preguntó esperanzado.
—No puedo. Cho Gue-sung estrelló su ferrari. Está bien —dijo Jin, quien dirigía una empresa de relaciones públicas con una pequeña pero poderosa lista de clientes—. Pero tengo que apagar el fuego mediático. Este es el segundo auto que choca en otros tantos meses.
Jimin se quedó debatiendo qué hacer a continuación. Si fuera inteligente, se iría a casa y terminaría de empacar para su mudanza.
Empacar, ducharse y dormir.
Ese era su plan de esta noche.
¿Lo iba a cumplir?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro