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Una Nueva Aventura Comienza!

Kotomine Kirei, uno de los 7 Masters de la Cuarta Guerra del Santo Grial, así como también un antiguo Ejecutor de la Iglesia, estaba postrado frente al círculo de invocación.

En todos los años de su vida jamás se había mostrado tan nervioso como ahora, y con justa razón. Estaba por entrar a una guerra entre Magi, ni siquiera su tiempo como Ejecutor lo podía preparar para esto.

Aun este día donde convocaría su Servant desconocía la razón por la cual los Reiju se manifestaron en su mano.

Kirei mismo sabía que no era un hombre normal. Puesto desde que nació sabía que había un vacío dentro de él haciéndolo incapaz de sentir dicha en su vida.

Trato de todo para encontrar felicidad para sí mismo, hasta el punto de convertirse en un hombre de familia. Pero aun así...nada. No sentía nada de amor o felicidad.

Le confesó esto a su esposa, quien en un acto de auto-sacrificio, se quitó su propia vida para que experimentara el dolor de perder a tu amor.

Cumplió con su objetivo de hacerlo sentir la tristeza, pero no por la pérdida, sino por qué no lo pudo hacer el mismo con sus propias manos.

Ese pensamiento lo horrorizaba más allá de todo lo posible, y en un acto de salvar a su propia hija de sí mismo la entregó a la familia de su madre con tal de que no lo vuelva a ver.

El nunca miro atrás ese día, pero los ruegos de su hija aun lo acechaban a día de hoy.

Desde hace tres años se puso debajo del ala de Tohsaka Tokiomi como su alumno en magia básica, preparando todo para conseguir la victoria en la Guerra del Santo Grial y que Tokiomi pueda conseguir el objetivo de su familia de alcanzar Akasha.

Kirei mismo no tenía ningún deseo, así que seguía a Tokiomi como parte del encargo de su padre, esperando que a través de esta guerra pueda conseguir algo a lo que anhelar.

-Es la hora- se dijo a si mismo el antiguo Ejecutor, revisando que todos los preparativos estuvieran completados.

Extendiendo la mano que portaba los Reiju hacia el círculo a sus pies, empezó el cántico que su maestro le había enseñado.

Hierro y Plata como base.

Piedras y el Archiduque de Pactos como cimientos.

Mi maestro Schweinorg como ancestro.

Las puertas cardinales se cierran.

Comienza desde la corona y sigue el camino bifurcado que te lleva al reino.

Llena,llena,llena,llena,llena.

Repítelo cinco veces.

Pero cuando cada uno este lleno, destrúyelo.

Preparado.

Te lo ordeno, ven a mí.

Tu espada controlará mi destino.

Siguiendo las normas del Santo Grial, responde si aceptas mi voluntad y razón.

Juro aquí que seré todo lo bueno del mundo eterno.

Que expondré todo el mal del mundo eterno.

Por los siete cielos que acogen tres poderosas palabras, ven a mi desde el círculo del balance.

¡Protector Del Equilibrio!

Un haz de luz brillante lleno el lugar por completo, y el viento que se presentó en el lugar casi mandaba a Kirei a volar.

Cuando toda conmoción se calmó un poco, Kirei finalmente pudo el Servant que había convocado.

Tokiomi se había asegurado que Kirei invocará a Assassin, regularmente la clase más débil entre los Servants pero la más escurridiza.

Hassan-i-Sabbah, el Viejo de las Montañas era un título que se había pasado por generaciones,  y aquellos que recibieron el título regularmente eran invocados como los Assassin de cada guerra, puesto que la palabra asesinó se originó de ahí.

El Servant que tenía frente a él, no era un Hassan.

Su complexión era delgada y pequeña, y no se denotaba mucho más.

Tenía puesta una túnica color arena, un manto sobre su cabeza que solo dejaba ver su boca, no importara donde Kirei lo mire. Se veía que estaba armado debajo de toda la ropa, y Kirei podía notar que le faltaba un dedo.

Parecía un ser tan genérico, como si fuera el modelo de algo.

-Yo soy el Servant Assassin- declaró con una voz neutra, haciendo incapaz a Kirei de discernir si era hombre o mujer, o si se encontraba ansioso, listo o temeroso, simplemente neutral.- Te preguntó, ¿eres mi Master?-

Kirei permaneció en silencio un momento, sólo para después mostrar el dorso de su mano- Si, lo soy- contestó con una voz parecida a la de su Servant, carente de emociones.

-El contrato está completo- declaró el Servant.- Por el momento deberé dejar su base de operaciones Master. Necesito familiarizarme con el ambiente- explico.

Kirei solo asintió ante la petición de Assassin, pero su mente se encontraba ocupada, viendo que este Servant no era el que había llamado, y lo hacía brevemente preguntarse si otros Master estaban en las mismas.

Si solo el pobre desgraciado supiera.

Una semana después(habitación de hotel)
Keyneth Archibald El-Melloi no era un hombre feliz en estos momentos, y las causas eran variadas, pero el punto de ebullición fue el Servant que se encontraba frente a él.

Cuando los Reiju aparecieron en su mano, él lo vio como una oportunidad de encontrar gloria y fama venciendo a Magi destacados en combate, y no escatimó en gastos para invocar a un Servant poderoso.

Un pedazo de la capa de Alejandro el Grande mismo.

Sin embargo, justo mientras estaba dando su última clase en la Torre del Reloj por la duración de la Guerra, uno de sus muchos rivales dentro de la organización debió de haberlo robado.

Resignado, tuvo que recurrir a su plan de respaldo, y usando los restos de un par de espadas antiguas como catalizador, planeaba invocar a Diarmud Ua Dauibhne.

El mismo ejecuto el ritual perfectamente, el catalizador era auténtico, y pasó días revisando cada detalle del círculo de convocación.

Entonces, ¿por qué no invoco a Diarmud, pero a un niño?

El Servant parecía un chico no mayor de los 11 años. Su cabello era castaño claro, sus ojos parecían un tanto aburridos. Parecía tener un abrigo para la lluvia color celeste en el área del pecho con las mangas azul fuerte, y un pantalón azul que llegaba a sus tobillos, con unos botines verdes.

Analizando todo en la habitación, el Servant finalmente se dirigió a Keyneth- Por la expresión que posee en su rostro, es obvio que no soy el Espíritu Heroico que estaba esperando- dijo en una voz tranquila.- Pero no tema, soy el Servant Lancer de esta Guerra del Santo Grial- declaró, antes de ver también a la prometida de Keyneth, Sola-Ui.- Ahora, ¿quien de los dos es mi Master? Siento el flujo de prana fluyendo de ella, pero siento un vinculo con usted- expresó con confusión.

-Yo...Yo lo soy- dijo Keyneth finalmente.- Ahora contéstame, ¡¿donde esta Diarmud?!- grito con ira.

Lancer lo vio impasible, habiendo visto cosas más aterradoras que el hombre antes, y estaba por hablar hasta que vio que Sola-Ui dio un paso al frente.

-Keyneth- dijo en voz suave, interponiéndose entre Master y Servant, antes de voltear a ver a Lancer, teniendo que agacharse para ponerse a su altura.- Perdónalo, pero si, el es tu Master. Solo estaba sorprendido por tu edad. Yo estaré para proveerte con prana adicional durante la guerra- aclaró.- Ahora, ¿podrías decirnos por qué Diarmud no fue convocado?

Lancer volteó a ver a otro lado, un tanto sonrojado al hablar con Sola-Ui, pero a un así pudo contestar- Desconozco quien es este Diarmud, pero puedo asegurarles que no le he hecho nada- dijo.

-No importa eso- siseó Keyneth.- ¡Ahora toda mi estrategia esta arruinada!- grito con ira, antes de ver de forma despectiva a Lancer.- Y encima de todo solo eres un mocoso.

Keyneth no supo como, pero de un momento a otro la punta de una lanza se encontraba peligrosamente cerca de su cuello.

Esta era de color gris, con decoraciones doradas y celestes y una peculiar forma con un anillo dorado sosteniendo la punta. Y era mucho más larga que Lancer.

Lo más curioso de todo, era que nadie sostenía el arma, esta misma se encontraba levitando en el aire.

-Le sugeriría que empezara a mejorar el trato conmigo, Master- dijo Lancer.- Y además, soy mucho más viejo de lo que mi apariencia sugiere- le dijo.

-Vaya forma de hacer una primera impresión- pensó Sola-Ui al ver tan delicada situación.

Un día antes de la Guerra/Residencia Matou
-Bueno Kariya, admito que estoy impresionado con tu desempeño. El Santo Grial te reconoce como Master. Al parecer si tienes un uso después de todo- Matou Zouken dijo, mientras veía a su "hijo", con una sonrisa siniestra en su anciana cara.

Matou Kariya se mantuvo callado, su cabello blanco resaltando a pesar de su edad joven, y el lado izquierdo de su cara y cuerpo pulsaba con los insectos dentro de él.

-Sin embargo- continuó Zouken.- Yo te daría un mes más de vida antes de que los gusanos terminen por consumirte.

Kariya observaba con rencor en sus ojos a la forma inhumana que era la cabeza de la Familia Matou. Si dependiera de él mismo, jamás hubiera regresado a la mansión familiar. Él había abandonado a esta familia olvidada por Dios y juro jamás volver a poner un pie ahí.

Al menos eso fue hasta el día en el que se enteró que Sakura, la hija de la mujer que amaba pero nunca podría tener, no si es que ella tuviera que pasar por el "entrenamiento" de los Matou, fue dada voluntariamente a esa familia para ser su heredera.

En lugar de pasar por un entrenamiento estándar para una familia de Magi, la pobre niña fue torturada, violada, por los gusanos usados por cresta familiar.

Para salvarla, Kariya había hecho un trato con Zouken, donde a cambio del Grial, el viejo demonio liberaría a la niña. Sin embargo, en orden para ser un candidato a Master en esta guerra, Kariya tuvo que pasar por una versión intensiva del entrenamiento durante todo un año.

Él se prometió que la rescataría de este infierno, antes de que su joven y pura alma se destruya más allá del remedio.

Después de eso, se aseguraría de disfrutar lo poco que le quedaba de vida junto a la pequeña el máximo posible.

-Un mes es tiempo más que suficiente- contestó Kariya , apretando tanto sus dientes que era una sorpresa que algunos no se hubieran agrietado.

Zouken simplemente se rió sádicamente ante esto- Bueno, en conmemoración por esta tan excepcional ocasión, tengo un presente para ti- dijo mientras apuntaba al círculo de convocación que él mismo había preparado.

En el centro de este mismo, un pedazo de metal un tanto antiguo se encontraba. Se notaba que antaño había sido parte de algo más, pero era el único sobreviviente al paso del tiempo.

-El fragmento de una armadura de uno de los Caballeros de la Mesa Redonda- dijo, mientras le pasaba un papel donde el cántico para invocar al Servant se encontraba en el.

Cabe aclarar que Zouken había modificado un poco el cántico para que en lugar de invocar a cualquier clase al azar, se invocara a Berserker, la cúspide entre todas las clases respecto a atributos físicos. Todo para compensar la poca experiencia que Kariya tenía respecto al ámbito mágico.

Kariya pasaba su vista del círculo mágico, al papel para finalmente ver el Reiju en el dorso de su mano.

-Esto es por Sakura- se recordó a sí mismo antes de dar una bocanada profunda de aire y empezar.

Hierro y Plata como base.

Piedras y el Archiduque de Pactos como cimientos.

Mi maestro Schweinorg como ancestro.

Las puertas cardinales se cierran.

Comienza desde la corona y sigue el camino bifurcado que te lleva al reino.

Llena,llena,llena,llena,llena.

Repítelo cinco veces.

Pero cuando cada uno este lleno, destrúyelo.

Preparado.

Te lo ordeno, ven a mí.

Tu espada controlará mi destino.

Siguiendo las normas del Santo Grial, responde si aceptas mi voluntad y razón.

Juro aquí que seré todo lo bueno del mundo eterno.

Que expondré todo el mal del mundo eterno.

Por los siete cielos que acogen tres poderosas palabras, ven a mi desde el círculo del balance.

¡Protector Del Equilibrio!

Sin embargo, tu sirves con ojos nublados en caos.

Tu, encerrado en una cárcel de locura. Yo soy aquel que comanda las cadenas.

Justo como en veces anteriores, una gran luz inundó todo el lugar, y Kariya cayó al suelo debido a la pérdida masiva de prana que sufrió.

Zouken por algún motivo sentía que sus gusanos se inquietaron, como si tuvieran miedo de lo que acababa de ser invocado, aunque, después de verlo con sus propios ojos, no podía culparlos.

-Vaya, vaya- murmuró el anciano con asombro genuino.- Estas lleno de sorpresas Kariya.

El susodicho no le presto ni atención ante lo que dijo, simplemente veía a su Servant en shock.

El Servant clase Berserker estaba frente a ambos hombres, y era de lo más espeluznante que hubiera habido en la casa.

Parecía un demonio salido del averno, con una cara que recordaba un cráneo, con un par de líneas verticales que pasaban por donde deberían estar sus ojos y su piel completamente blanca. A ambos lados de su cabeza, un par de cuernos orientados hacia en frente se notaba tenían un filo temible. Una mata de pelo naranja estaba descuidada y llegaba hasta el suelo. En su pecho, justo a la altura de su corazón, un enorme agujero estaba presente, haciendo que ambos se preguntaran como podía estar de pie, con marcas tribales decorando. A la altura de su cintura, una tela negra desgarrada colgaba. En lugar de pies, tenía unos talones afilados. Sujeta entre sus garras afiladas, el ser tenía una simple katana enteramente negra.

La vista era tan bizarra que ambos hombres simplemente no sabían que hacer.

El Servant dio un paso, y ambos hombres vacilaron por un momento cuando inspeccionó a ambos.

El corazón de Kariya casi dio un vuelco cuando el ser concentró su vista enteramente en el, aunque luego se fijó que su atención era para sus Reiju.

-Yo soy tu Master en esta Guerra del Santo Grial, Berserker- le aclaro, su voz disfrazando su miedo.

Por un momento, Berserker se quedó inmóvil en su lugar, no haciendo movimiento alguno. Eso se rompió fracción de segundo después...

-¡Berser...!- El grito de Kariya se quedó interrumpido.

SLASH

-¡ROOOAAARRGGGHH!-

El aullido de Berserker resonó esa noche en la mansión Matou.

Alemania/Castillo Einzbern
Emiya Kiritsugu era un hombre que pensaba en cada posible escenario posible antes de una batalla.

No era un Magus ortodoxo, frecuentemente recurriendo a herramientas modernas y armas de fuego, algo que le ha garantizado el nombre de Magus Killer. Sabía como estos mismos operaban, y el mismo aprovechaba las debilidades que eran muy visibles en los Magi modernos, pero por su propio orgullo jamás se molestarían en solidificar.

Sin duda, era un hombre de temer.

Pero, aún así, incluso un hombre así no podía evitar el llevar una sorpresa de vez en cuando, justo como ahora.

-Servant Avenger. Te pregunto, ¿eres mi Master?-

Los Einzbern, luego de la total humillación que sufrieron en la Tercera Guerra del Santo Grial, se habían asegurado de invocar a lo mejor de lo mejor en lo que ha Espíritus Heroicos se refiere.

Con esto en mente, Avalon, la funda misma del Rey Arturo se le fue conferida a Kiritsugu, para invocar al caballero más fuerte en la clase mas poderosa.

El resultado fue un completo éxito.

El Rey Arturo, o Arturia puesto que fue revelado en su invocación que el rey legendario en realidad era una mujer, fue convocado en la mejor clase posible para ella.

-¿Entonces porque...?- se cuestionó a sí mismo Kiritsugu.

Viendo un costado, Kiritsugu veía a su esposa, Irisviel, siendo protegida por la galante caballero, su propia mano con un diseño carmesí en esta.

Kiritsugu vio su propia mano, donde un tatuaje carmesí aguardaba, antes de ver al segundo Servant que fue invocado esta noche.

-¿Por que está el aquí?- no pudo evitar el cuestionarse, viendo al Servant al frente de el...SU Servant.

Era un hombre, eso era obvio. Tenía puesta una chaqueta de motociclista café encima, unos pantalones de un material parecido al Kevlar, un par de pistolas enfundadas a sus costados.

Un mercenario.

Pero si había un rasgo más que distintivo en su Servant sería el casco que tenía puesto. Un casco rojo que cubría toda su cabeza, sus ojos siendo solo unas lentes blancas.

Esta versión de la Cuarta Guerra del Santo Grial sería interesante sin duda alguna.

???
Un ser...retorcido por naturaleza, sonrió dentro de su prision.

XxXxX
Y corte.

Bueno, eh aquí otra historia mía.

Basado en grandes trabajos que he visto en FanFiction, eh traído aquí el día de hoy mi propia versión de Servants de otros medios.

Ahora, solo haría falta Caster, pero ese será en el próximo episodio.

Sin más, me despido.

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