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Capítulo 5-El Avenger de Rojo y El Archer de Blanco

Esa noche, todo comenzó en una típica casa familiar, con una chica de dieciséis años, cabellos rubios, ojos verdes, varias cicatrices en sus piernas, ojos llorosos y pijama, la cual se escondía en el ático. Su madre quería permitir nuevamente que su novio abusara de ella.

La escalera del ático baja y lentamente el hombre entra, con cinturón en mano y sin perder el tiempo la golpea varias veces, rompiéndole el labio y haciendo que sangre. Cuando el ser repugnante quería desvestirla, una espada le atravesó el pecho.

—Lo he visto, he juzgado tus acciones y yo como Emperador simplemente no puedo permitirlo —decía una voz que hablaba desde las sombras.

El misterioso agresor sacó la espada de su pecho y lo partió a la mitad al hombre de forma limpia.

La muchacha alzó la cabeza y logró apreciar a su majestuoso salvador que ardía como el fuego. Tenía un rostro juvenil, su cabello era de color rojo y rubio en las puntas, lo que le daba una apariencia de llamas, sus ojos eran escarlatas, su armadura era roja con detalles doradas y los brazos de dicha armadura eran de plata reluciente. Su espada ondulada y de mango dorado ardía en llamas divinas.

—Espera aquí —le indicó el muchacho.

Con su espada ardiendo en llamas, bajó hasta la cocina, donde se encontró con la madre. Esta tembló por la presencia del hombre.

—Una madre debería cuidar de su hija, pero tú permitiste que ese hombre le hiciera daño —sentenció apuntándole con su espada.

—Por favor... Perdóneme la vida —suplicaba entre lágrimas.

—No habrá piedad, ¡Jamás! —gritó con furia.

Con su espada, comenzó a cortarla. La espada estaba tan caliente que cada corte se cerraba al instante que se hacía. Fue una muerte lenta y dolorosa, incluso en el ático se podía oler la carne quemada. Cuando finalmente terminó de volverla cenizas, el joven volvió a subir al ático con un kit de primeros auxilios que tomó del baño para así poder tratar a la joven.

—Gra-Gracias... Me salvaste —dijo la chica, llorando de alegría—. Me llamo Freyja.

—Esto no es gratis, necesito que hagas algo por mí —dijo el joven, tomando su mano derecha—. Necesito que seas mi Máster.

Los tres sellos de comando aparecieron en su mano y una mirada de confusión se formó en su rostro.

—No te preocupes, te explicaré todo —dijo con una sonrisa.

Tras tratar sus heridas, los dos jóvenes bajaron a la cocina, donde el chico de cabello flameante le sirvió una malteada de chocolate a Freyja mientras le explicaba cosas sobre la Nueva Cruzada por el Santo Grial.

—Entonces, si todos los Servants son figuras históricas, ¿Quién eres tú? —preguntó mientras se tomaba su malteada.

—¿Mi nombre? Mi nombre es el nombre de la grandeza, del triunfo y de la luz —decía con dramatismo y teatralidad, haciendo múltiples ademanes con las manos y exageraciones en sus expresiones faciales—. Yo soy aquel que nombraron como Grandioso, yo creé un imperio que alguna vez rivalizó con el de Alejandro Magno. Yo soy Cayo Octavio Julio Cesar Augusto, también conocido como César Augusto, el primer Emperador de Roma. Pertenezco a la clase Avenger. Aunque este no es mi cuerpo original.

—¿A qué te refieres con "no es mi cuerpo original"? —preguntó intrigada.

—Déjame explicarte: hay una mujer en esta isla, que está obsesionada con hacer evolucionar a la raza humana —explicó con mucho rencor y apretando los puños—. Engañó a mi Máster original y usando algún tipo hechicería, lo convirtió en un pseudo-Servant. En pocas palabras, estoy poseyendo su cuerpo. Tengo acceso a sus memorias y conocimientos, pero su conciencia está dormida.

—Entonces ¿Quieres que te ayude a vengarlo? —preguntó insegura.

—A cambio, conseguirás un deseo del Santo Grial —agregó con una sonrisa carismática—. El Santo Grial es capaz de cualquier cosa que te puedas imaginar.

—¿Incluso revivir personas? —preguntó un poco más esperanzada.

César Augusto le da un pequeño golpe en la frente—. Cuando digo cualquier cosa, es cualquier cosa.

—Bien, entonces lo haré —dijo con una sonrisa—. Seré tu Máster y conseguiremos el Santo Grial. Sin embargo, hay algo que quiero que hagas por mí.

—Como emperador, soy todo oídos —asintió.

—Hay gente que quiero matar —declaró con una mirada inundada en odio—. Gente muy mala que merece una muerte igual o más horrible que mis padres.

Durante los días siguientes, Freyja y Avenger fueron matando a personas malvadas. Ladrones, traficantes de droga, pero los que más pagaron fueron los abusadores sexuales. El padre y el padrastro de Freyja había sido policía y gracias a eso, ella pudo acceder a la base de datos de la policía donde estaban todos los abusadores sexuales registrados. Todos ellos fueron asesinados por la espada de Avenger, sin piedad alguna. Tras haber sido abusada por tanto tiempo, Freyja no permitiría que ese tipo de gente siga existiendo.

Fue toda una semana de matanzas, una iban por los puertos, persiguiendo a otro agresor. Justo cuando Avenger iba a cortarlo por la mitad, dos espadas lo interceptan y bloquean el ataque.

—¿Quién es? ¿Quién se atreve a interponerse en la justicia del emperador? —preguntó con ira.

—Esa espada, brilla como el sol y su color rojo denota grandeza —decía el Saber, Miyamoto Musashi—. Sin embargo, una espada blandida con ira es una espada sin control.

—Avenger, es uno de los Servants que mencionaste —advirtió Freyja, tomando distancias de la inminente batalla—. Por favor, ten cuidado.

—Claro, Máster —dijo Avenger, lanzándose al ataque.

Desde la distancia, Hanagata Kei y Marcel Duchamp miraban el combate detenidamente. Habían recibido informes de un Servant que había estado matando a diestra y siniestra a muchas personas de la isla, por lo que tenían que detenerlo a toda costa.

https://youtu.be/4l4Pk3kDo1U

Las espadas de ambos guerreros chocaron con gran intensidad. El calor irradiado por la espada de Avenger hacía que Musashi sudara como cerdo en matadero, pero algo tan simple como eso no lo hará retroceder. Musashi se movía con rapidez y agilidad, esquivando todos los cortes de la espada para así contraatacar con las suyas, haciendo un corte en equis en el torso de Avenger.

—Ahora hay que ponernos serios —dijo Avenger, lamiendo la sangre de su torso.

La fuerza de Avenger había aumentado exponencialmente, tanto que Musashi no notaba fisuras en su defensa y cada vez que bloqueaba sus ataques, era arrastrado hacia atrás.

—Esta majestuosa habilidad lleva por nombre Bendición de Marte —dijo con una sonrisa soberbia—. Mientras más daño reciba, mis habilidades físicas aumentan. Esto se complementa con mi habilidad de clase, Vengador. Mientras más daño reciba, mi maná aumentará. Nada podrá detener al emperador ¡Quémate con la luz de Roma!

Avenger lanza múltiples cortes al aire que se manifiestan como cuchillas de fuego, lanzadas directamente hacia Musashi. Este no tiene más opción que esquivarlas. Por arriba, por abajo, por los laterales; el recibir una de estas cuchillas sería letal para cualquier Servant.

—Mmm... Sin duda alguna, eres un guerrero excepcional —comentó Musashi, con una mirada fría—. Déjame responder a tu poder con el mío propio.

Musashi se lanzó una vez más a la ofensiva. Avenger quería mantener las distancias con más cuchillas de fuego, pero el espadachín las esquiva sin muchos problemas, llegando hasta él y dando un salto para posicionarse en su espalda y realizar otro corte en equis. Avenger responde con una explosión de fuego que casi alcanza a Musashi, pero este logró apartarse a tiempo.

Avenger mira un camión de carga y al tocarlo este se ilumina de un aura roja y acelera a gran velocidad persiguiendo a Musashi, pero el espadachín no se inmuta y corta el camión con sus espadas como si de mantequilla se tratara. Sin embargo, había perdido el rastro de Avenger, quien lo ataca por traición por la espalda.

—¡Detrás de tí! —gritó tratando de apuñalarlo, pero es detenido a tiempo.

Foreigner aparece y con su sudario lanza contra los contenedores a Avenger, salvando a Musashi de recibir una herida crítica.

—¿Por qué diablos hay tantos Servants que expulsan su maná como fuego? —se preguntaba fastidiada—. Es una terrible desventaja.

—Mantente detrás de mí, si vuelve a usar sus trucos, cúbreme —indicó Musashi, poniéndose en guardia nuevamente—. Por ahora, no usaremos nuestros Noble Phantasm a no ser que use el suyo primero.

Desde los cielos de New Marie, este combate es visto por Simón y Medusa, quienes volaban recorriendo la isla con el Noble Phantasm de la Servant de clase Rider. Al ver todo el caos deciden bajar y ocultarse cerca de una grúa de carga, donde tenía una visión privilegiada del combate.

—Son dos contra uno, aún así el Servant de rojo no parece querer retroceder —comentó Simón, tomando notas de todo.

—Ah, con que también tenían curiosidad, ¿eh?

Simón y Medusa de pusieron en guardia al escuchar llegar a alguien más llegar hasta su escondite. Eran Aguilar de la Santísima Trinidad y su Servant de clase Lancer, Karna, quien no tenía materializada su lanza.

—No se preocupen, solo queremos observar, al igual que ustedes —explicó Aguilar, con una sonrisa—. Hagamos las paces por esta ocasión y simplemente disfrutemos del combate.

—¿Tú que dices, Rider? —preguntó Simón.

—No siento malicia en ellos, estaremos bien —respondió guardando sus armas.

De vuelta al combate, Avenger mantenía un combate igualado contra Musashi, sus capacidades físicas había aumentado debido a sus habilidades, incluso podía defenderse de los ataques a larga distancia que lanzaba Molay con su magia. 

Avenger alejó a Musashi con un gigantesco muro de fuego y estaba listo para revelar su as bajo la manga.

—Es hora —dijo con una sonrisa y sus ojos brillando con fuego—. Cumpliré mi destino y honraré el legado del Cesar, llevaré a Roma a su más grande gloria y nuestro imperio superará a todos los que existieron y existirán. Sucumban ante el primero y el más grande... ¡Romae imperator! (Emperador de Roma).

César Augusto fue rodeado por una aura rojiza y detrás de él apareció una legión de soldados romanos hechos de fuego divino. Esto es la encarnación de la leyenda de César Augusto como uno de los mayores líderes militares de Roma.

Ante tal Noble Phantasm, Miyamoto Musashi también se vio obligado a usar el suyo.

El camino de la espada es uno de sudor, sangre y sacrificio, pero solo hay una disciplina que lleva a la perfección y esa es ¡Rikudō Gorin Kurikara Tenshō! (Seis Sendas, Cinco Anillos).

Un niou gigante y de bronce apareció a espaldas del ronin, portando cuatro espadas, Tierra, Agua, Fuego y Viento. Su presencia era sentida por César Augusto como algo inigualable y casi divino. Esta era la representación del estilo Niten Ichi-Ryu de Miyamoto Musashi y su más grande obra, El Libro de los Cinco Anillos.

Con este Noble Phantasm arrasaba con las legiones de Avenger usando sus cuatro espadas, dejando el último golpe para Musashi con su espada Vacío y acabando con la gran mayoría de legionarios, pero los que quedaban no se detenían ante nada, seguían avanzando contra ellos con Avenger al frente de la batalla. Miyamoto y Foreigner hacían de todo para defenderse del Noble Phantasm. El Avenger de rojo chocó su espada nuevamente contra Musashi, lanzándolo lejos contra los contenedores con un poderoso impacto, nuevamente su fuerza seguía y seguía aumentando; por su parte, Foreigner usaba magia para defenderse de los legionarios que buscaban rodearla, pero ella los hacía retroceder continuamente.

—Es interesante —comentó Aguilar— ¿Qué me puedes decir de ese Servant de rojo, Lancer?

—Un guerrero formidable, un estratega nato, pero su ferocidad y brutalidad es aún más inmensa —trató de explicar, pensativo—. Dicha brutalidad limita bastante sus habilidades, pero aún así le está dando pelea a Saber y Foreigner.

El foco se le prende a Simón al escuchar la descripción de Lancer y también por todo lo que ha visto en este combate.

—Se trata de César Augusto, El Primer Emperador de Roma —reveló con fascinación—. Se dice que en su juventud destacó por su brutalidad en combate, pero era un genio de la estrategia, elogiado incluso por el Héroe de las Galias, Julio César. Lo que me intriga es su clase.

—Claramente se trata de un Avenger —agregó Rider—. El espíritu heroico de la venganza. Sus habilidades solo se enfocan en buscar la venganza.

—Cesar Augusto declaró la guerra a Marco Antonio y Lépido para gobernar toda Roma —relató Aguilar—. Todo porque Marco Antonio le negó su herencia y traicionó a su familia.

Regresando en el combate, Avenger logró cortar a Musashi en el pecho, su espada estaba ardiendo, nada más cortarlo la herida se cauterizó casi al instante. Ambos habían usado todo en su arsenal para contrarrestarse, pero estaban igualados en fuerza. 

El combate es interrumpido, cuando del cielo empiezan a caer varias flechas desde las alturas hasta su posición. Avenger, Freyja, Musashi y Foreigner buscan ponerse al cubierto del ataque enemigo. Lancer y Rider bloquean los ataques para que sus Másters busquen refugio. Aguilar toma del brazo a Simón y los dos bajan las escaleras rápidamente, para esconderse detras de los contenedores. Mientras los cubrían, sus Servants reciben varios flechazos. Lancer recibe uno en su hombro izquierdo y en su muslo derecho, mientras que Rider recibe un corte en su costado por una de ellas y una le da en su pierna izquierda. Ambos vuelven a sus formas espirituales para esconderse junto a sus Másters.

—¿Estás bien, Lancer? Esas heridas sangran mucho —dijo Aguilar, preocupado.

—Esas no son cualquier flechas, las reconocería en cualquier lado —explicó Lancer, sintiendo un escalofrío a sus espaldas, debido a un sentimiento familiar al recibir esas flechas.

https://youtu.be/CGPETbwT14Y

A cientos de kilómetros de distancia, desde lo más alto de un edificio, había un hombre en sus sesenta años, cabellos blancos como la nieve, una sonrisa maliciosa, ojos saltones, traje elegante y una pipa en la mano derecha, estaba viendo atentamente el espectáculo junto a su Servant.

—Perfecto Archer, no les des descanso alguno, acorrálalos con tus flechas —dijo el viejo con éxtasis—. Cinco Servants servidos en bandeja de plata, es una oportunidad perfecta para deshacernos de la competencia.

—Como ordene, Máster —respondió con voz monótona.

El Archer era nada más, ni nada menos que Arjuna, El Héroe Dotado, hijo de Indra, el dios del trueno en la mitología hindú y el medio hermano de Karna.

—¡¿Qué es todo eso?! —preguntó Freyja, asustada.

—Es un Servant de clase Archer, algunos de esa clase tienen la habilidad Clarividencia —explicó Avenger—. Pueden ver a varios kilómetros cada vez que apuntan con su arco. Déjamelo a mí.

—¿Qué vas a hacer, Avenger?

—Esta es mi habilidad personal Privilegio Imperial —dijo con una sonrisa soberbia—. Solo los emperadores pueden tenerla, la palabra del emperador es la ley, si uno llama blanco al negro, entonces será blanco. Entonces, es hora de contraatacar.

Avenger hizo varios ademanes de manos, moldeando sus llamas en un arco ígneo, cuyas flechas también estaban hechas del mismo elemento rojo. Cargó su disparo y usando Privilegio Imperial, logró copiar la habilidad Clarividencia de Archer, disparando con gran fuerza y velocidad. Arjuna usó su arco para bloquear el primer disparo y proteger a su Máster, acto seguido cargó rápidamente otro disparo y en poco tiempo ambos Servants comenzaron a contrarrestarse sin ninguno que cediera, todos sus disparos impactaban en el cielo provocando una lluvia de fuegos artificiales divinos.

—Lo mejor será irnos ahora que está distraído —dijo Aguilar, yéndose junto a Lancer.

Una vez que se fueron, Rider invocó su Noble Phantasm, Bellerophon y junto a Simón escaparon del lugar. Avenger y Archer cesaron sus ataques, sabiendo que ya era inútil. Todos se habían ido, incluidos Saber y Foreigner, por lo que lo único que queda es que ellos también se vayan.

—¡Hijos de la Gran Bretaña! —gritó el anciano, escupiendo en el suelo—. Perdóname la mala palabra, Archer.

Archer simplemente no prestaba atención a lo que decía su Máster, solamente estaba absorto en sus pensamientos.

Karna... Nos hemos vuelto a encontrar —dijo para sus adentros—. El destino quiere que nos volvamos a enfrentar y nuevamente, seré el vencedor.

En la iglesia, Aguilar usaba su maná para sanar las heridas de Karna que había recibido durante la batalla.

—¿Tu medio hermano? —preguntó intrigado—. El destino trabaja de una forma misteriosa ¿Quién diría que se volverían a encontrar?

—Arjuna y yo siempre hemos estado destinados a enfrentarnos, es algo inevitable —mencionó Karna, cruzado de brazos—. Somos personas de naturaleza opuesta y siempre que nos encontremos vamos a chocar.

—Oye... ¿Estás bien? Sé que en vida, Arjuna te mató —preguntó Aguilar, sientiéndose mal por mencionar ese detalle de su pasado.

—Lo que ocurrió, ocurrió hace miles de años, no le guardo rencor alguno a Arjuna —respondió Karna, sereno.

—¿Qué? ¿Cómo no le puedes guardar rencor a la persona que te mató? —preguntó Aguilar, sorprendido—. Arjuna y los Pandavas fueron responsables de tus desgracias.

—Máster, lo que ocurrió fue simplemente el resultado de las elecciones de nuestra madre, Kunti —explicó Karna, pensativo—. Era joven, ingenua y temerosa cuando me engendró y me abandonó. Jamás le dijo a Arjuna y a los Pandava que yo era su medio hermano. Tampoco le guardo rencor a mi madre por eso, todos cometen alguna mala descisión cuando son jóvenes.

—Kunti y Arjuna me parecen malas personas, hicieron la vida de su propia sangre una tragedia —dijo Aguilar, viendo los estigmas de sus manos con ira.

Karna le dio un pequeño puñetazo a Aguilar en el rostro que lo dejó tumbado en el piso.

—¡Au! ¡¿Qué te pasa?! —gritó enojado.

—No pasa nada, ese golpe quedó en el pasado —dijo con una ligera sonrisa.

—A otro perro con ese hueso ¡Me dolió! —reclamó.

—Así es el pasado, a veces duele, pero es algo que quedará atrás —dijo, ayudando a Aguilar a levantarse—. El dolor pasará y será como si ese golpe nunca hubiera pasado ¿O me equivoco?

Aguilar se quedó pensando en las palabras de Karna casi toda la noche, el odio que sentía por alguien de su pasado aún le pesaba y tal vez sea por obstinación o desprecio, pero no quería dejarlo ir tan fácil no después de todo el daño que esa persona provocó.

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