Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4-Un Misterio en la Cruzada

Eran las siete de la noche en New Marie, apenas ese día todos los Máster y Servants habían llegado, pero dos intensas batallas habían tenido lugar ese día.

El Ruler Francisco de Miranda y su Máster, la detective, observaban las calles abarrotadas de gente, buscando a sus primeros oponentes. Estuvieron allí horas, pero la espera valió la pena, ya que Francisco de Miranda con su habilidad Revelación del Nombre Verdadero, encontró a Medusa y a su Máster. Por lo que empezaron a seguirlos hasta algún sitio apartado.

Simón y Medusa andaban con ropa normal. Simón tenía una chaqueta negra con capucha que cubría su rostro, pantalones de jean, guantes negros de cuero y llevaba consigo una mochila con sus cosas. Medusa por su parte llevaba un suéter negro manga larga el cual resaltaba su figura, junto con un jean gris y Mistic Code, es decir, unos lentes especiales que anulaban su Noble Phantasm, Mirada Petrificante.

—No sé si esta ropa es ideal para alguien como yo —comentó Medusa, con algo de pena.

—¿No te gusta? —preguntó Simón, arqueando una ceja.

—No es que no me guste, es solo que pienso que no es apropiada para alguien como yo-aclaró jugando con su cabello—. Después de todo, soy muy alta para lucir este atuendo, siento que la gente me juzga con la mirada.

—¿Apropiada? —murmuró Simón, tratando de entender a Medusa—. Ah, creo que ya entiendo. Rider, no te preocupes si es adecuada o no, tengo la creencia de que las mujeres se ven bien con lo que sea.

—¿Con lo que sea? ¿Hasta yo? —preguntó un poco sonrojada.

—Claro —respondió con una sonrisa.

Medusa le sonrió de vuelta, pero rápidamente se pone alerta, conduciendo a su Máster hasta un callejón cercano.

—Alguien nos está siguiendo —le susurró al oído.

Un disparo se escucha y con gran rapidez, Medusa logra desviarlo con sus cadenas con picas y se prepara para la lucha.

El Monstruo más Famoso de la Mitología Griega estaba cara a cara con el Americano más Universal.

De entre las sombras, la mujer que era su Máster hace acto de presencia.

—Niño ¿Por que participas en esta Cruzada? —preguntó con seriedad, guardando sus manos en los bolsillos de su chaqueta—. Por tu apariencia puedo deducir que no tienes ni siquiera veinte años.

—Tu pregunta es muy obvia, estoy aquí para cumplir un deseo —dijo frunciendo el ceño—. Si tenemos que pelear entonces lo haré.

—Bien, que así sea —dijo volteando hacia su Servant—. Ruler, ¿Qué me puedes decir de la mujer?

—Se trata de nada más y nada menos que Medusa, el legendario monstruo —informó guardando su fusil.

—Bien, sabes que hacer.

Francisco descubrió su brazo derecho, el cual tenía múltiples Sellos de Comando, producto de su habilidad Resolución de Dios, la cual le otorga dos Sellos de Comando a un Ruler por cada Servant que participe en una Guerra por el Santo Grial.

Mediante este Sello de Comando, te ordeno a tí Medusa: no te muevas —dijo en tono sentenciante.

Una fuerza mágica restringe a Medusa, impidiéndole defenderse.

—¡Rider! —exclamó Simón queriendo socorrerla, pero la mujer le apunta con un arma.

—Escucha niño, Ruler acabará con ella de un solo disparo, será rápido e indoloro —dijo con algo de dudas—. No quiero matarte y tampoco quiero que veas cómo Rider muere de una forma tan salvaje, por lo que no hagas nada estúpido.

Simón levantó las manos al aire y miró a sus alrededores buscando alguna manera de zafar de esta situación. Analizó a fondo su entorno en poco tiempo; estaban en un callejón un poco espaciado, con una escalera anti incendios del lado de la derecha viendo hacia el norte, en el suelo, una tapa de un bote de basura que se había caído. Simón hizo cálculos mentales en menos de un segundo y realizó su movimiento. Pateando la tapa, esta rebota por las paredes hasta golpear la mano de la mujer y desarmándola, rápidamente hace uso de sus habilidades con la magia para derrumbar la escalera anti incendios, bloqueando el camino. Francisco salta los escombros para atacar con un sable, pero queda paralizado temporalmente, debido a que Simón le había quitado los lentes a Medusa y su Mirada Petrificante había hecho efecto.

Simón carga a Medusa en hombros y corre lo más rápido que puede para salir del callejón. La detective pasa por los escombros intentando dispararle, pero fue inútil, les había perdido el rastro.

—¿Estás bien, Ruler? —peguntó yendo a socorrerlo.

—Sí, estaré bien —dijo temblando, debido a que intentaba moverse—. El chico fue rápido al quitarle los lentes. A pesar de que mi Resistencia Mágica de rango B impidió que me convirtiera en piedra, me dejó paralizado.

Estirándose bastante en el suelo es como Francisco recupera su movilidad.

—Lo lamento, Ruler, dudé demasiado en atacar —confesó cabizbaja, apretando con fuerza su chaqueta.

—¿Alguien puede culparte de hacerlo? Es un carajito que no ha visto nada del mundo —dijo mientras se ponía de pie—. Sin embargo, para la próxima, no hay que dudar en acabar con su Servant. Estamos en una Cruzada por el Santo Grial e inevitablemente habrá bajas.

—Todo sea por cumplir nuestro sueño —dijo retirándose de la escena junto a Ruler.

Varias horas después, aún en la noche. Aguilar se retorcía de un lado a otro en su cama, ya que tenía un sueño horrible, con visiones de crucifixiones y gente siendo crucificada en un campo de trigo. Un hombre con una lanza comienza a apuñalar a la gente en el costado.

—¡Recorran el camino de nuestro salvador! —gritaba con euforia— ¡Siendo como él, encontraremos la salvación!

Aguilar se despierta con un escalofriante y fuerte grito, golpeando y pateando cosas que no estaban allí. Karna se materializa en la habitación y lo agarra de las muñecas.

—Master, ¡Máster! Reaccione, solo fue una pesadilla —dijo dándole una bofetada para que reaccione.

Aguilar inhala y exhala para tranquilizarse, dándose cuenta de que solo había sido un sueño.

—Karna... Gracias a Dios, necesitaba ese golpe —dijo ahora más tranquilo.

—Debió haber soñado algo muy horrible ¿Me equivoco? —preguntó apoyándose de una pared con los brazos cruzados.

—Sí, fue algo traumático de mi pasado, supongo que está cruzada está trayendo viejos recuerdos que pensé que había enterrado —explicó cabizbajo.

—¿Puedo saber qué es? —preguntó.

—Karna, en serio, en serio debes disculparme —dijo Aguilar, apenado—. Te considero mi amigo, pero hablar de eso me resulta increíblemente complicado. Solo te diré que a mis diez años, yo fuí crucificado.

—¿Por eso tiene las cicatrices en su cuerpo?

—Sí —respondió con el temblor de su mano aumentando gravemente—. Los clavos dañaron los nervios de mi mano, por es que tiembla continuamente.

—Lamento todo lo que tuvo que pasar, Máster —dijo Karna, sin saber que decir en este momento.

—No tienes la culpa, Karna —dijo recuperando su sonrisa—. Cada persona tiene sus propios demonios con los cuales lidiar. Mis demonios tienen la forma de un pastor y una monja.

—No luche con sus demonios solo —declaró con seriedad—. Estoy aquí, soy su amigo, estaré aquí para luchar a su lado.

Aguilar rió.

—Muchas gracias, Karna —dijo con toda la sinceridad del mundo—. Te prometo que cuando esté listo, te contaré todo.

Karna volvió a su forma espiritual y Aguilar pudo dormir más tranquilo aquella noche.


Eran las dos de la tarde del día siguiente, a las afueras de la ciudad, había una cabaña de madera en el frondoso bosque, lleno de animales e insectos típicos del Caribe. En esa cabaña se refugiaban Simón y Medusa.

La Servant estaba sentada cerca de la ventana del segundo piso, leía un libro mientras tomaba poco a poco una copa de vino. Simón llega a la habitación con dos platos de comida y acompañado con un señor en sus cincuenta, flacucho y con una barba que le llegaba a las clavículas.

—El almuerzo está listo, Medusa —dijo Simón entregándole el plato.

—Espero que lo disfruten, el filete es una vieja receta familiar que inventó mi abuelo —dijo el hombre con una sonrisa llena de dientes chuecos—. Los dejaré solos para que disfruten y de nuevo, muchas gracias por salvarme la vida, yo... aún quería ver a mi nietos.

La noche anterior, después de escapar de Ruler y de su Máster, Simón y Medusa encontraron al hombre moribundo, un ladrón había intentado robarle, pero se defendió y recibió tres puñaladas en su vientre como consecuencia. Usando magia curativa, Simón logró detener el sangrado y salvarlo, con la ayuda de Medusa llegaron rápido a la cabaña.

Volviendo al presente, Medusa estaba pensativa mientras probaba la comida.

—Es una persona muy amable con nosotros, me pregunto si tiene otras intenciones detrás —comentó.

—Quiero creer que no, mi tía Artemis siempre me decía que hay más gente buena que mala en el mundo —respondió Simón, algo nostálgico.

—Lamento no haber sido de ayuda anoche —dijo Medusa, apenada.

—No tienes la culpa, simplemente no imaginamos encontrarnos con un Ruler nada más llegar a la isla —corrigió Simón, tratando de animarla—. A la próxima habrá que ser más cuidadosos. Por lo que habrá que recorrer la isla con tu Noble Phantams y si hay algún enfrentamiento entre Servants, mantendremos la distancia para recolectar información del enemigo.

—Parece un buen plan —respondió Medusa, sintiendo un poco de curiosidad por su Máster— ¿Qué clase de persona era su tía?

Simón tenía una expresión melancólica al escuchar esa pregunta.

—Ah, disculpe, no debería haber preguntado —dijo Medusa, cabizbaja.

—No, no pasa nada, es solo que aún me cuesta hablar de ella —admitió jugando con la mano de Medusa para relajarse—. Ehm... Cómo te conté antes, ella me adoptó cuando tenía diez años y los ocho años que viví con ella fueron los mejores de mi vida hasta ahora. Mi tía Artemis me acompañó en mi soledad, cuando todo el mundo me rechazó y cuando mis padres me consideraban un fenómeno, ella estaba allí para mí —Simón poco a poco fue formando una sonrisa en su rostro—. Fue mi única amiga, la única persona que me demostró afecto y me mostró que a pesar de mi Síndrome, soy tan capaz como la mayoría. Lamentablemente, desde que se  fue, poco a poco fuí perdiendo la fe en ello. El Grial de la Cruzada la traerá de regreso y no volveré a estar solo.

—¿Usted se siente solo? —preguntó Medusa, jugando con la mano de Simón igual que él.

—Un poco... Tal vez mucho, sin ella no se siente bien ser yo —admitió un poco ruborizado.

—Puedo entender eso —comentó.

—Según la leyenda, tenías dos hermanas, Euryale y Stheno —mencionó con curiosidad— ¿Cómo era tu relación con ellas?

Las manos de Medusa comienzan a temblar, cosa que es notada por Simón.

—¿Estás bien, Rider? —preguntó preocupado.

-Sí, sí... Estoy bien, al igual que a tí, aún me cuesta hablar de ellas, pero sería descortés no abrirme con usted después de contarme cosas tan personales —dijo respirando hondo para poder relatar—. Ellas me molestaban bastante y casi siempre tenían peticiones absurdas, pero yo sabía que en el fondo me querían. Después de todo, ellas fueron al exilio conmigo después de que fuí maldecida por Atenea. Incluso quisieron evitar que me convirtiera en un monstruo, pero lamentablemente fue inútil.

—Rider para mí nunca fuiste un monstruo —replicó mirándola a los ojos.

Medusa se sonrojó un poco y apartó la mirada.

—Gracias por decir eso —dijo apenada, queriendo pasar la pena, soltó su mano y quiso cambiar el tema—. Es mejor terminar la comida rápido, antes de que se enfríe.

El estruendo de rayos se escucha, nubes negras y gigantescas llegan a la isla, provocando una temible lluvia que provocó que las calles se inundaran hasta la altura de los tobillos. La lluvia duró horas y horas, hasta bien entrada la noche.

En una habitación de motel barata, la Máster de Ruler estaba sentada en un escritorio leyendo, cuando recibió una llamada telefónica.

—Bolívar al habla —dijo, escuchando con atención lo que estaban contando, tomando nota de una dirección y al colgar, toma su bolso y placa.

—¿Qué sucede, Máster? —preguntó Francisco.

—Es la policía de la isla, al parecer se enteraron que vine aquí y quieren mi ayuda para un caso —respondió, saliendo del departamento.

Francisco la siguió en su forma espiritual en caso de que surgieran problemas.

Las calles aún seguían llenas de agua, por lo que la detective Bolívar tuvo que ir en taxi hasta una pequeña casa de playa, rodeada de policías e incluso algunos policías novatos estaban vomitando afuera.

https://youtu.be/wbrxNMhHDsk


La detective Bolívar se bajó del taxi y el obeso jefe de la policía la recibió.

—Tenemos suerte, la gran autora de criminología, Susana Bolívar, llega el mismo día que ocurre esto —dijo a forma de halago—. En mis treinta años como policía, jamás vi algo como esto.

El jefe la condujo a dentro de la casa de playa. Toda la sala estaba llena de sangre; muebles, alfombra, mesas, televisor, hasta el techo tenía salpicaduras de sangre. Dos cadáveres, un hombre y una mujer jóvenes, estaban tirados en el suelo como mera escoria. Todo su cuerpo estaba lleno de puñaladas, fueron apuñalados tantas veces que al hombre le cortaron un brazo y una pierna y la mujer ya no tenía piel en el cráneo.

—Tan solo tenían veinte y veintiún años —dijo el jefe, bastante afectado por tal escena—. Lastimosamente eso no es lo único.

La detective Bolívar abrió los ojos tanto como se podía por el gran asombro que le provocó ver eso. En el segundo piso de la casa, alguien había dejado un mensaje de sangre, dirigido específicamente a todos los Másters y Servants reunidos en la isla.

La Cruzada apenas comienza. Mi matanza apenas comienza.
Oh, Dios, me vengaré de todas las desgracias que me provocaste y mataré a cuántas personas pueda. Cuando tenga el Santo Grial, nadie se salvará de nuestro cuchillo.

—Es un mensaje sin sentido alguno —dijo el jefe.

—Tiene sentido para el asesino —corrigió la detective Bolívar—. También tiene sentido para mí.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro