Capítulo 10-Estoy Crucificado como mi Salvador
«Todo comenzó hace mucho tiempo, en Andalucía, España... uhm... Mejor dicho a las afueras de la misma, cerca de la carretera. Allí había una granja, tal vez la más grande de la zona. Allí vivió un hombre, llamado Moisés de la Santísima Trinidad. Fue educado en casa, con una educación sumamente religiosa, él ignoraba cosas como la teoría de la evolución o la teoría del Big Bang, pero se sabía toda la biblia de memoria, era un fanático. Todo producto de la educación que había recibido de sus padres, sobretodo su madre. Cuando ésta encontró a su marido siéndole infiel, lo mató a puñaladas, luego ató a la amante y ella y su hijo la apedrearon hasta matarla. Después del crimen, su madre iría a prisión por cadena perpetua».
«"Los buenos cristianos deben ser elogiados y los pecadores deben ser asesinados para que reciban su castigo en el infierno". Esas eran las palabras que Moisés escuchaba de su madre casi a diario».
«En algún momento de su adolescencia, Moisés tuvo una especie de "revelación divina" por parte de Jesús de Nazaret quien le dijo que debía encontrar a su propio rebaño y guiarlos por el mismo camino que él había recorrido cuando caminó junto a los hombres. Su misión era guiar a los buenos cristianos y enviar al infierno a los pecadores».
«Tras la muerte de su madre debido al cáncer y a sus veinte años, él comenzó su ministerio... si así se le puede llamar».
«La primera persona que se unió a él, fue una joven que apenas había iniciado como monja. La hermana Clemencia Ramírez debería tener en aquel entonces unos veinti y algo de años. Al igual que Moisés también era una fanática, la cual se flagelaba todas las noches la espalda con un látigo para así estar limpia del pecado. A diferencia de Moisés, no estoy muy seguro del por qué la hermana Clemencia era así, jamás se habló mucho de su pasado hasta antes de convertirse en monja, pero siempre me dio la impresión de que simplemente había nacido así, había algo roto en su cabeza que la convirtió en lo que terminó siendo».
«Su secta empezó a crecer hasta tener cerca de doscientos miembros, todos vivían por los alrededores de la granja y trabajaban allí en lo que se pudiera. Se trataban con respeto y amor, era una verdadera familia, siempre y cuando no se pecara».
«A las mujeres adulteras se las apedreaba, a los ladrones se les cortaban los dedos, a los adolescentes que perdieran la virginidad antes del matrimonio, le flagelaban las piernas con caña de azúcar, los homosexuales perdían su hombría y las lesbianas perdían los senos. Daría más ejemplos, pero esto terminaría siendo muy largo y tampoco quiero quitarles el apetito, por lo menos no aún».
«En algún punto del desarrollo de su secta, su servidor, nació. Mi madre era una mujer cristiana muy anticuada, pero en mis primeros diez años de vida, me quiso como a ningún otro. Mi padre por otra parte, jamás sentí una pizca de amor hacia mí como si a su "rebaño", yo para él, parecía un objeto, una reliquia, un tesoro, pero jamás una persona, jamás me amó como a una persona, sino como a un objeto que tenía un fin».
«Crecer en esa secta no fue fácil, sentía como si cada uno de los fanáticos que vivían allí me observara a cada rato, como si estuvieran pendientes de cada uno de mis movimientos. Tampoco hablaban conmigo, solo se me quedaban viendo, la única que hablaba conmigo además de mi madre, era la hermana Clemencia. Ehm... Veamos, ¿cómo podría decirlo? Ella era... un ser escalofriante, ni siquiera debería ser llamada como una persona. Actualmente le tengo un terrible rencor a mi padre por sus acciones que dentro de poco voy a contar, pero el problema con la hermana Clemencia es que a ella no solo le tengo odio, sino también miedo. Pese a ser otra fanática de mi padre, su fanatismo religioso parecía ser mayor al de todas las personas que estaban allí presentes, en su mente, todo lo que iban a hacer, era por el bien de la humanidad. Verdaderamente jamás se le cruzó por la cabeza que lo que hacían era algo malo, no... malo se queda corto. Jamás se le cruzó por la cabeza que lo que harían era de las cosas más perversas soñadas alguna vez por la humanidad, su fanatismo fue incluso mayor que el de mi padre».
https://youtu.be/h_ODudtGTjo
«Los años pasaron y cuando yo cumplí los diez años y mi padre cumplió los treinta y tres años, ocurrió una de las mayores masacres de la historia de España».
«Eran las tres de la tarde, cuando mi padre comenzó su discurso».
«—¡El día ha llegado! Mis queridos fieles, entre hoy y mañana todos encontraremos la salvación ya que hemos recorrido los caminos de nuestro salvador Jesucristo. Es hora de dar el último paso para alcanzar la salvación. Debemos sacrificarnos como nuestro señor lo hizo por nosotros. Tomaremos los pecados de la gente para purificarla, para librar al mundo por segunda vez del pecado».
«Todos victorearon con su horrible fanatismo, pero yo estaba asustado, había visto cientos de imágenes de Cristo estando crucificado y no quería pasar por lo mismo. Lastimosamente ya era tarde para escapar, dentro de los campos de trigo de la granja, doscientas cruces estaban recostadas y había una más pequeña que era para mí. Dos hombres enormes me agarraron los brazos y me llevaron hacia allí y...»
—Disculpen... yo... yo... no le conté esto a otra persona además de mi maestro —dijo con una pequeña lágrima cayendo por su mejilla.
—Si no quieres continuar puedes detenerte —dijo Susana, pálida por el relato del sacerdote.
—No... no... si queremos que haya confianza entre nosotros, deben saberlo —dijo secándose la lágrima con una servilleta.
«Mi madre intentó detenerlos, pero la mataron a golpes entre veinte personas. Cuarenta latigazos en mi espalda fueron hechos antes de eso por parte de la hermana Clemencia, los cuales acababan en garfios que se enganchaban en mi piel y la desgarraban como si estuviera siendo atacado por un ave rapaz con las garras más filosas del reino animal, fue el dolor más grande que recibí en mi vida, pero aún faltaban los otros cinco dolores más grandes que he sentido. Me recostaron en la cruz y comenzaron con el primer clavo en mi muñeca derecha. Tres martillazos fueron suficientes para que el clavo pasara al igual que el de la izquierda, luego pasaron a mis pies... creo que nunca he gritado tanto en mi vida como en ese momento. Cristo es el hombre entre hombres porque tuvo que pasar por todo eso para salvarnos, pero yo... a mí no me importaba si toda la humanidad iba al infierno, solo quería que todo acabara. Me pusieron una corona de espinas que clavaron a mi cabeza y podía sentir las espinas tocando los huesos de mi cráneo. Una vez que me alzaron, una lanza improvisada me atravesó el costado y allí finalmente me desmayé por el dolor».
«Lo que pasó después lo sé únicamente por mi maestro, el padre Enrique Grisha, quien fue el hombre que me adoptó y me ingresó en la Santa Iglesia».
«La policía de Andalucía llegó al lugar y detuvieron a los miembros restantes, pero habían llegado tarde, cien personas habían muerto en esas cruces y mi padre se quitó la vida cortándose la garganta. El cabrón hijo de puta escapó de su castigo, jamás recibió su castigo por tantos crímenes... disculpen mi vocabulario».
«El comportamiento de la hermana Clemencia fue una noticia impactante para toda España. Le dijo a la cara a las familias de las víctimas que no debía llorar, porque sus familiares están sentados ahora mismo en el mismo trono de Cristo. Actualmente cumple cadena perpetua».
—Y esa es toda mi historia —dijo tratando de ocultar su malestar—. Lamento dejarlos solos, pero tengo que responder al llamado de la naturaleza.
Cuando Aguilar abandonó la habitación Karna lo siguió discretamente en su forma espiritual.
—Él no va a orinar ¿Verdad? —preguntó Simón, tratando de entender los sentimientos de Aguilar.
—Así es... pobre hombre, ha vivido cosas que ningún niño debería experimentar —dijo Susana, con una terrible tristeza en su corazón, debido a todo el relato.
En su habitación, Aguilar vomitó todo lo que había desayunado en el retrete. Una vez que terminó de vomitar, se arrodillo frente a una cruz que había colocado en la habitación.
—Pater noster, qui es in caelis: sanctificetur Nomen Tuum; adveniat Regnum Tuum; fiat voluntas Tua, sicut in caelo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;et ne nos inducas in tentationem;sed libera nos a Malo. Amén —besó el crucifijo de madera que usaba como collar y empezó a sudar frío—. Cristo dame fuerzas para seguir en esta Cruzada, aunque camine en el Valle de la Sombra de la Muerte, permíteme seguir adelante, Amén.
Una mano amiga se posiciona en su hombro, Karna estaba con él en aquel momento oscuro.
—¿Quiere hablar? —preguntó ayudándolo a levantarse—. No soy el mejor comunicándome con otros, pero haré mi mejor esfuerzo.
—No hace falta ser hablador para ser un buen amigo, solo hace falta estar ahí —dijo Aguilar, dándole un apretón de manos a su amigo—. La verdad nunca creí en Dios cuando estaba con mi padre. Mi maestro fue el que me reconectó con la fe, al hablarme del verdadero Dios, un Dios que no castiga, sino que enseña, perdona y ama a sus hijos. Un Dios que no busca seres humanos perfectos, sino simplemente humanos buenos.
—Hmp... Como supuse, su maestro es un hombre sabio —comentó con una ligera sonrisa.
—Sí, es un hombre sabio, me hubiera gustado que hubieras hablado más con él —agregó—. Él es el mejor hombre que he conocido en mi vida. Aunque, los fantasmas de mi pasado decidieron perseguirme en esta Cruzada.
—Pues los enfrentaremos todos juntos —dijo Susana, apareciendo junto a Simón, Medusa y Francisco—. Estamos unidos en esta Cruzada, recuerda nuestro trato. Llegaremos todos a la final y veremos quien de los tres ganará el Grial de la Cruzada.
—¡Así es! Nos cuidaremos las espaldas mutuamente, nadie más nos tomará por sorpresa como aquella noche —declaró Simón, con convicción.
—Haha... haha... ¡Hahahahaha! —reía Aguilar, sintiendo como la oscuridad de hace un momento desaparecía—. Ah, socios, realmente aprecio su ayuda. Iré por unas frituras picantes y discutiremos lo que debemos hacer a continuación. Gracias por escucharme, fue liberador.
Una nueva alianza se había formado en La Nueva Cruzada por el Santo Grial, ¿Qué peligros deberán enfrentar ahora? ¿Qué enemigo será el primero en atacar?
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