Capítulo 4.-El golpe.
Rin se levantaba de su cama con notorio cansancio, incluso le dolía un poco el cuerpo por la batalla de anoche, la cual, definitivamente, no le fue de mucho provecho.
Lo que sí, es que ella detectaba un olor bastante agradable, lo que no entendía era de dónde provenía dicho olor. Hacía tiempo que no pasaba por algo similar.
No se dio ni siquiera el tiempo de vestirse, seguía con esa pijama de gatitos que la hacía ver muy linda y graciosa, incluso se le logró desabotonar uno de los primeros botones de la blusa.
Conforme bajaba de las escaleras más detectaba ese olor a rico, a antójable. Su estómago rugía un poco y su boca estaba hecha agua por aquel olor.
Llegando a la cocina de su casa, finalmente lo descubrió: Shirou preparaba el desayuno.
Él estaba tan concentrado que no notaba la presencia de su homóloga, por lo que...hablaba al aire, como si nadie lo escuchara.
-Ojalá le guste...dicen que el ingrediente secreto es el amor...y cocinar para mi amor, claro que deberá saber perfecto. –Susurró, siendo levemente audible para Rin...quien, como no podía ser de otra manera, se sonrojó.
Ella salió de la cocina a toda prisa, respirando agitadamente, nerviosa, ¿había escuchado bien? no trató de engañarse a sí misma, lo escuchó, claro que se refería a ella.
-Al menos ya sé que le gusto...eso me tranquiliza bastante, ¡pero me pone nerviosa! –La muchacha se llevó las manos a la cabeza, hincándose en el suelo, molesta consigo misma.
Regresando a la cocina, ella suspiraba fuerte para calmarse, notando que Shirou servía el desayuno. Ahora no tenía escapatoria, pues la vio entrar.
-Hola Rin. Buenos días. –Sonrió él.
-Bu-buenos días...al menos se te quedó el decirme por mi nombre. Eso me alegra.
-Me lo pediste, claro que no lo podía ignorar. Pensaba en ir a levantarte, pero veo que me ahorraste el trabajo.
-Gracias por eso. ¿Qué desayunamos?
-Eh, Rin. –El muchacho, que tenía un leve rubor en sus mejillas, desvió la mirada. –T-tu pijama...
La chica se vio el pecho, notando que, en efecto, se le alcanzaba a ver un poco el escote. Rápidamente se abrochó, pero fue y empezó a golpear a Shirou con su servilleta.
-¡Mirón! ¡Eres un Mirón, Shirou!
-¡Pe-perdón! ¡Y no es que sea mirón, se notaba demasiado! –Ese comentario le ganó más golpes al muchacho.
Tras el desayuno, ya cambiados y listos para ir a la academia, ambos se miraron en la puerta de la casa de Rin.
Sabían que las cosas se pondrías feas allá afuera, la muchacha se terminaba de poner su abrigo.
-No te obligaré a participar, y, es más, si fuera por mí te dejaría encerrado en mi sótano para que no te pase nada malo y te liberaría hasta que gane la guerra. ¿Qué dices? ¿Te agrada esa idea?
-Claro que iré. Estaré contigo. No seré de gran ayuda, pero haré lo que pueda para que consigas la victoria.
-Siendo así; ven dispuesto a combatir, hay una lucha que ganar. Muchos hoy van a morir, ¿estás dispuesto a derramar tu sangre en las calles por un premio que no será tuyo? –Rin le tendió la mano, sonriéndole.
-Más que dispuesto. –Él la estrechó con suavidad, sonriendo igualmente. Formalmente, su trato estaba hecho.
En todo el camino, Shirou se notaba ciertamente paranoico, pensando que podrían atacarlos en todo momento. Rin simplemente ignoraba ese detalle que le causaba gracia. Claro que él no sabía, ni por asomo, que no los atacarían hasta entrada la noche.
Debían cubrir dos flancos: el de Shinji y el de Arturia. El segundo le dolía bastante a Shirou, ya que siempre se había llevado muy bien con su amiga.
Amiga que ya no lo era más tras aquellos insultos tan fuertes que le había lanzado a Rin y, de forma indirecta, a él.
Fue ciertamente incomodo cuando se la toparon, ya que los vio llegando juntos. Ella les giñó el ojo con una sonrisa pícara. Cuando ella se dio la vuelta, Rin le levantó el dedo medio, enojada.
-¡Compórtate! –Pidió Shirou.
-Maldita. Se llamó mi amiga por bastante tiempo y después me dice que soy una zorra, hum.
Shirou suspiró.
Ambos se separaron, ya que era mala idea que Shinji los viera juntos y empezara a sospechar que ambos eran aliados. Hablando del diablo, él se topó a Shirou en uno de los pasillos, cuestionándole si ya no había tenido sueños raros, y, más importante, que no fue a visitar a Sakura, cosa que a ella "la había dejado muy triste".
-Si es que eres tan amable como siempre, me gustaría que fuéramos juntos a verla hoy a mi casa. Si le cuentas ese sueño raro quizá se alegre un poco.
-No puedo hoy...estaré ocupado, pero mándale saludos de mi parte.
Ante la respuesta de Shirou, Shinji hizo un gesto de cierto desagrado, no diciendo más que "de acuerdo" para marcharse inmediatamente.
A Shirou le hervía la sangre de pensar que Shinji tenía tal descaro de mentir incluso sobre los sentimientos de Sakura. (Demasiadas "S" en los nombres...). Él se llevó la mano al corazón, dolido de recordar a su amiga.
El día era normal, salvo el hecho de que ahora Arturia se sentaba bastante lejos del par, que antes de la noche de ayer parecía más que inseparable de ellos.
Shirou tenía la sospecha de que Shinji lo trataría de seguir a casa ese día. Curiosamente, él no iría a casa, sino a la de Rin, y quizá Assassin se la pensara dos veces al saber que ella era Archer.
Por lo menos ya no temían que hubiera algún elemento sorpresa...a pesar de que sí deberían.
El muchacho ideaba un plan de acción en caso de que alguno de los dos los atacara al salir de a la academia. Teniendo un poco de idea de cómo podrían atacarlos, ideó lo adecuado.
Al menos con Shinji debían luchar en el tejado, ahí no tendría la ventaja de los espacios cerrados ni tampoco de llegarles por arriba. Contra Arturia lo mejor era llevársela en un lugar sin espacio para poder esquivar los ataques de aire que ella solía usar. El plan era cuasi-perfecto.
Ya al toque de la última clase, se venía lo interesante, realmente. Todos salían apresuradamente, menos Rin y Shirou, quienes vieron marchar a Arturia, la que sonreía ampliamente, con ojos que dejaban notar que los estaba retando.
Rin se enojó por ello, pero Shirou puso su mano sobre la izquierda de ella, tranquilizándola así. Era más que obvio que los provocaba.
Casualmente, y mientras ellos salían, daba la impresión de que pasó bastante tiempo, ya había atardecido, y Shinji esperaba a alguien o a algo en los patios.
Shirou se ocultó en el muro para evitar que lo viera junto con Rin, yendo a gatas a la vez que ella caminaba lentamente.
-Necesito que me digas qué es lo que hace.
-Lanza cuchillos, es hábil. Lo suyo son las sombras, por lo que no puede estar en todo su poder ahora.
-Sí, entiendo eso. ¿Algo más que deba saber?
-Se regenera...pero quizá con suficiente daño, no.
-Me alegra. ¿Sabes? Al final sí eres de ayuda.
-Lo tomaré como un cumplido. –Ironizó Shirou.
Rin salió al patio al encuentro de Shinji, quien la miró con una sonrisa no muy amigable. Ella lo miraba con desprecio, bastante.
-Vaya, Tohsaka. ¿No crees que ya es tarde para estar en la academia? Podrían pasarte...cosas malas.
-Deja de jugar, idiota. Ambos sabemos que tenemos una de las 7 cartas.
-En efecto. –Arturia aparecía de las sombras, el cabello rubio brillante que la caracterizaba se había tornado bastante grisáceo, además de la piel, ya no blanca, sino pálida. Aquellos lindos ojos verdes se esfumaron, siendo reemplazados por un color dorado bastante opaco. -¿Dónde dejaste tu dildo de carne, eh Rin?
-Cállate, falsa amiga.
-Parece que estamos en una situación delicada. Sólo tengo una pregunta...¿a qué te refieres con "dildo de carne"?
-No lo sabías...esta zorra se revuelca con Shirou.
-¡Eso no es verdad! –Gritó ella, roja del enojo y de la pena.
-Ve por él...yo me encargo de la zorra.
-Tú no me mandas.
-Te conviene...no puedes contra un Archer, y si lo saco del camino, ¿qué mejor?
-Bien. -Los tres tomaron su carta en la mano derecha, causando una mezcla de un destello dorado y blanco con destellos negros, transformándose así en sus espíritus heroicos. –Pero déjala agonizante... quisiera divertirme con tal belleza un rato antes de que se enfrié. –Shinji miró de arriba abajo a Rin, quien le hizo un gesto de repugnancia.
-Das asco.
Shinji se desvaneció directamente hacía la academia, mientras que, por su lado, Shirou sabía qué pasaría con él.
La espada de Ishtar fue invocada, al igual que la excálibur morgan de Arturia. Ambas se lanzaron a combatir, Rin flotaba a un palmo del suelo, usando eso como ventaja de velocidad para sus ataques.
En cuanto a Shirou, los vidrios se tornaron de un color negro, dejándolo todo en la oscuridad. Se escuchaban las risas de Shinji por todos lados, pero Shirou seguía corriendo apresuradamente hacía el segundo piso.
A pesar de que no debería ver nada, una luz morada lo guiaba por los pasillos. Era Sakura, naturalmente.
-Agáchate... -Susurró ella, Shirou lo hizo. Sintió una corriente de aire pasándole a un lado, eran cuchillos que Shinji le había lanzado.
-Oh, vaya habilidad, tienes, Emiya. Pero esa suerte no te durará mucho, así como a Sakura... (que habilidad, cñor! :v)
-¡Maldito parricida!
-¡Ella y yo no éramos hermanos, así que di lo que quieras! Pobre de ella, siempre tan enamorada de ti, que la pobre ingenua no se dio cuenta que tú amabas a alguien más.
-No lo escuches, trata de hacerte caer en su juego.
-De verdad me compadezco de mi estúpida pobre medio hermana...mientras ella fantaseaba en tener un día de campo contigo, tú te la pasabas bajo las sábanas de Rin. Dime, ¿qué se siente? Quiero saber qué se siente estar dentro de ese cuero de mujer, aunque igual lo descubriré.
Shirou estaba por explotar de ira, lo que se traducía en soltarse a los golpes con Shinji...que no era ni de lejos la mejor idea que podía ocurrírsele.
Llegado al final del tercer piso, Shirou volvió a esquivar varios cuchillos que Shinji le había lanzado. Abrió la puerta de la azotea de una patada, saliendo para dar un giro en el suelo, esquivando más cuchillos.
Shinji escalaba el techo como si fuera una araña, saliendo de la puerta de esa misma forma, sujetándose de la pared, mirando a Shirou boca abajo.
-Eres astuto, debo reconocerlo. Debiste haber muerto en el segundo piso, ¿qué es lo que te da tanta suerte?
-Un ángel me acompaña siempre a donde voy.
-Que buen cristiano, me sorprendes. Ahora rézale a tu Dios para que te venga a salvar.
-Claro que sí... -Shirou se arrodillo, juntando sus manos a la vez que se ponía a rezar. Shinji explotó en sonoras risotadas, llevándose una mano a la cara.
-¡Patético, creo que sin duda alguna voy a disfrutar mucho de despellejarte! Y cuando acabe contigo...voy a divertirme mucho con Rin, así que quiero que imagines no sólo las imágenes, sino los sonidos de cómo la violo mientras ella llora, gime y pide ayuda.
-Acabe de rezar. Aunque en algo te equivocas...no es Dios; es Diosa. ¡Ahora, Rin!
El enorme arco azul y dorado de Rin apareció en los cielos, disparando varias ráfagas de magia que hicieron que Shinji se escabullera. El chistó la lengua, enojado, regresando a la obscuridad de la academia.
Todo iba de acuerdo al plan.
Shirou se asomó para ver la pelea entre Rin y Arturia. Ambas seguían peleando a espadas, sacando chispas a cada estocada que coincidían. Rin voló un poco más alto, lanzando varios destellos de su dedo, siendo cortados por la excálibur como si fueran mantequilla.
La pelea quedaba bastante empatada, el arco disparó sorpresivamente, pero Arturia deshizo la energía con un torrente de aire, logrando bloquear con su negra hombrera una patada directa de Rin.
No estaba en posición, pero ella ya había visto a Shirou, por lo que siguió el plan como tenía que ser.
Los golpes de Rin era bastante certeros, y cada uno de ellos hacía retroceder un poco a Arturia, quien se defendía con su espada, lanzando algunos tajos para cortar a Rin.
-Eres fuerte, no lo niego, aunque claramente un Archer no le puede ganar al Saber.
-¿Tú qué sabes de eso? –Rin le dio una patada que Arturia logró bloquear con su brazo, quedando justamente a unos metros de la pared.
-Maldita...
-¡Shirou! –El mencionado había escalado la valla de protección, lanzándose al vació, arrojando varias gemas que tenía en la mano, las cuales cayeron sobre Arturia, explotando.
Antes de que el muchacho se diera contra el suelo, Rin voló directamente hacía él, atrapándolo entre sus brazos. Él se agarró de los hombros de la chica.
-No puedo creer que el idiota de Shinji pudiera perder contra un simple humano. –Arturia escupió sangre. –Eso no es posible.
-Y claro que no lo es. –Shinji le lanzó una daga a la pierna de Rin, haciendo que tirara a Shirou, quien quedó algo lastimado. El arco perseguía a Shinji, así que, así como llegó, se retiró. –Las cosas no se van a quedar así, ¡¿Escucharon?! ¡No se quedarán así!
Rin se sacó el cuchillo de la pierna, tratando de ayudar a Shirou a levantarse. De hecho, ambos se ayudaban mutuamente a estar de pie.
-Me siento débil...
-¿Crees que el cuchillo hubiera tenido algo?
-Veneno inhibidor de magia. –La forma de Ishtar desapareció, Rin volvió a su forma normal, con el uniforme de la academia. –Sí, me drenó magia.
Arturia apenas si se podía levantar, aun sangraba de la boca y tenía un ojo medio cerrado. Aprovechando la situación, y de que ella también perdió su forma de espíritu heroico, los dos amigos escaparon.
El plan había sido un fracaso...
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¿les gustó la escena de batalla? :o Espero que sí, así como que les haya gustado el ShirouxRin que hubo al principio uwu
Hoy es 2 de octubre en México, una fecha donde el dolor, la amargura y el coraje se hace presente año tras año por ser fecha donde empezó lo que es un común denominador en mi país, que es México: las masacres de estudiantes. Cuando el estudiantado marxista pide democracia y justicia social, los gorilas responden con balas y bayonetas. Dicen que el comunismo ha matado a millones, pues el capitalismo mató a un tío mío, que era trotskista y según me cuentan tenía un futuro brillante, y fue muerto a causa de de la represión estudiantil que forma un largo historial en la historia del país, las cuales han quedado impunes, incluso las más recientes en este 2020. ¿Por qué digo todo esto? Pues porque pal' carajo, se supone que hay democracia y libertad, ¿pero te mataban a golpes por tener puesta una playera del Che Guevara? (Suena extremo, pero es literal, eso pasaba en el 68). La hipocresía se haya a la vuelta de la esquina en cuanto a gobernantes canallas se trata, y Shirou es prácticamente un amante de la justicia, por lo que no nos queda más que tratar de ser como Shirou y amar la justicia y reprobar lo injusto, así no seamos nosotros héroes justicieros.
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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