Capítulo 8.-Bailes.
Tenía mi rifle en mi espalda y dirigía a los exploradores de mi Guerrilla. Teníamos por objetivo sabotear una línea de suministros, y de ahí a atacar otro puesto carretero. Los asaltos a la ciudad aún debían esperar.
En esos meses que tenía en las FARC, ya llevaba más de veinte personas asesinadas bajo mi propia mano. Es el precio de la resistencia, claro, pues he tenido suerte y no me han hecho más que ese rasguño en el brazo. De todos modos, debo ser cauteloso si no quiero que me maten, así como a Camilo.
Era un día que llovía tranquilamente, las pequeñas gotitas apenas se notaban, pareciendo similar a nieve muy fina, mi boina verde con una estrella roja me cubría gran parte de las gotas de agua, evitando que las mismas entraran a mis ojos.
La línea de suministros era en plena maldita selva, por lo que me andaba con mucho cuidado. En ciertas partes de la sierra la neblina empeoraba, así que mejor andarnos con cuidado, pues ese era el lugar ideal de una emboscada.
Veíamos a lo lejos el camino que era usado para transportar suministros hacía la parte más alta. De ahí, coloqué mi rodilla derecha en el suelo, apuntando en la lejanía a ver si, de casualidad, detectaba a algún guardia. Se veían a dos soldados conversando, pero podían ser una trampa.
Con lo demás, seguimos avanzando apresuradamente, ahora ya sabíamos a donde atacar, sería como cortar una vena del enemigo, la misión era sumamente importante. Mi segundo al mando me tomó del hombro, deteniéndome.
-¿Estás seguro? Ellos son dos y nosotros somos una Escuadra (12 unidades), puede que sea una trampa
-Las órdenes son ir y acabar con ellos. Siempre hemos estado en desventaja numérica.
-¿Qué tal si yo me encargo, Archer? No es por ser...tú sabes, pero me da una cierta desconfianza que un niño sea quien...
-Si me pusieron al mando fue por algo, Aldama. ¿Crees que a mí no me da desconfianza? Si lo arruino, seré un soldado de nuevo. -Tragué saliva, suspirando pesadamente. -Sólo vamos.
Caminamos un poco más, acercándonos sigilosamente a las cercanías de la línea. Veíamos varias carabinas estacionadas, lo que nos hizo ponernos bien activos.
Me detuve un segundo para pensar, el campamento es éste, los dos de allá vigilan que nadie se acerque. Vaya que son estúpidos. Suspiré pesado, regresando por el camino, ya tenía una idea de qué hacer.
Repté apresuradamente, tratando de que no me vieran los que estaban arriba. Una vez encontrándome en donde tenía mí mejor punto, le quité el seguro a mi rifle, apuntando a los dos idiotas que "vigilaban". Vi mi hombrera con la bandera de Colombia, sonreí recordando que luchaba por un país extranjero, lo que ni siquiera me molestaba. Allá donde se cometa una injusticia, yo me encontraré dispuesto a luchar y morir por su liberación.
No me fue muy difícil acabar con los idiotas, disparé dos veces de forma casi seguida. Más personas que había asesinado.
Escuché disparos en la zona de las carabinas, así que saqué mi pistola para correr directamente con mis compañeros, los cuales seguramente ya iniciaron el tiroteo.
Justo como lo esperaba, los míos disparaban a las ventanas y a las carabinas, no teníamos granadas, pero una ametralladora que cargábamos fue suficiente para destrozar una de las campers.
-¡Rebeldes!
-¡Disparen!
Algunos soldados que salían de las carabinas morían abatidos, pues no tenían ni la menor idea de donde les llegaban los disparos. Sonreí, la batalla fue bastante fácil. Corrí para tomar cobertura en las carabinas, apuntando con mi pistola, disparando en el lugar donde se escondían las ratas.
-¡Rodéenlos! -Ni siquiera sabían de dónde llegábamos, así que de ahí que no me pareció raro gritar órdenes.
-¡Ya oyeron a Archer, vamos en marcha!
Salí de mi cobertura, caminando por detrás de la carabina, recargando mi pistola para no tener problemas en la segunda ola de disparos que se venía. Asomándome cuidadosamente, una bala casi me rebota en la cara, llegándome polvo a los ojos.
Me los cubrí de forma inmediata, aunque no tenía tiempo para eso, pues si me llegaban enemigos, estaba solo, me matarían de inmediato.
Los sonidos de la ametralladora se escuchaban en todo el lugar, así como disparos de armas largas.
-¡Nos rendimos! -No era una voz conocida, así que sonreía mientras me seguía tallando los ojos.
Teniendo a los perros contra la pared de una de las carabinas, yo me echaba agua en el rostro, mientras le decía a mi segundo al mando qué hacer.
-Revísenlos, y pregunten si tienen información. Es importante saber quién es el líder de estos malditos.
-Archer, no tienen mucho, pero el punto es tomar esta parte del monte, así al menos podremos evitar que sigan hostigando a los demás allá arriba.
-Sí, ese es el objetivo. Lo que ahora haremos será ver si podemos atacarlos de forma sorpresa, la línea de suministros sigue más lejos...si hay algún puente que podamos volar, un camino que bloquear, lo haremos. -Dije, llevándome las manos a la barba.
-Bien pensado. ¿Pero qué haremos ahora?
-Simple. -Apunté con mi pistola a los que estaban contra la carabina. -O me dicen quién de ustedes es el mando, o los empiezo a despachar uno por uno. No tengan miedo de ser soplones, de todos modos, no es como que les vaya a pasar gran cosa a menos que no quieran hablar.
Los soldados se comenzaron a ver entre ellos.
-¡Al suelo todos! ¡Ya! -Los prisioneros me obedecieron. Yo sonreí a mi segundo al mando, quien me miraba bastante sorprendido. -¿Ya me van a decir o no?
Recargué mi pistola, quitándole el seguro para caminar sobre los prisioneros, les disparaba arriba de la cabeza, aunque no era buena idea gastar balas si no eran para matar. Así me fui hasta llegar al penúltimo, poniéndole mi pie sobre su espalda.
-¿Me vas a decir o también te quieres morir?
-¡Y-yo soy! ¡Yo soy el líder!
-Levántate. -Lo agarré del brazo, levantándolo para estamparlo contra la carabina. -¿Por dónde sigue esta vena?
-No sé cómo dicen que son los "liberadores de Colombia" si se la pasan matando para esto.
-¿Ah sí? voltéate. -Hizo lo que le pedí. -¡Ustedes, levántense!
El líder enemigo se quedó sorprendido, pues vio a todos sus compañeros vivos. Chasqué la lengua, aventándolo contra el suelo.
Así es esto, nunca me ha gustado matar mientras no sea necesario. Guardé mi pistola, amarrando al líder con una soga, era hora de llevarnos a los prisioneros.
Mi segundo al mando me vio de forma sospechosa, yo saqué un puro para llevármelo a la boca.
Mi camarada me tomó del hombro, aun viéndome con esa mirada.
-¿Por qué no los mataste?
-No te lo tomes a mal, pero soy estudiado. No es necesario matar, con atemorizar al enemigo será suficiente para que se rinda o hable, así que eso fue lo que hice. Podríamos hacer sido cinco, con dos ametralladoras bien colocadas, pensarían que los atacaban treinta hombres, el miedo de verse superados lo habría hecho rendirse, ¿y nada más cinco? Son trucos, Aldama, trucos nada más.
-¿Qué estudiabas, Archer?
-Historia, pero tenía amigos que estudiaban psicología, les pedía que prestaran sus libros, por eso sé cosas como esta. Por algo Fidel pedía que los miembros del M-26 supieran leer y escribir.
-Supongo que sí. Eso explica porque has avanzado tanto en tan poco. Bueno, dirigir una Escuadra a tu edad...cualquiera lo envidiaría.
-Muchos se unen a la guerrilla por necesidad, ¿te has dado cuenta que lo que me pagan lo reparto con mis compañeros y me quedo con poco? Yo estoy en esta guerrilla que no me correspondía por una sola cosa.
-¿Cuál es esa cosa que te hizo venir hasta acá, Archer?
-Mi sueño de ser un héroe justiciero. -Me solté a reír, prendiendo mi puro para caminar hacía uno de las carabinas, buscando qué podría sacar de provecho de ellas.
***
Le había pedido a Sakura que me enseñara nuevos pasos para bailar, ya que Rin había planeado ir a bailar de nuevo. Ya tenía algunas semanas desde esa última vez, y mi relación con Arturia era de lo mejor.
Nos llevábamos bien, una vez estuvimos cerca de besarnos cuando hacíamos la comida juntos, estando cerca el uno del otro. Malamente, un estornudo me ganó, teniendo que quitar la cara de la de Arturia para no escupirle en todo su rostro...eso hubiera sido demasiado vergonzoso.
El ambiente se tensó un poco, pero hicimos que no pasó nada, a pesar de que lo que casi ocurría era...una cosa hermosa, lo mejor que pudo pasar en nuestras vidas.
Nos encontrábamos en casa de Fuji, le había mentido a Arturia de que iría con Issei a la biblioteca a hacer tarea e investigación. Ella prefirió irse a casa, lo que me vino de perlas.
-Bueno, Shirou, ¿Qué tipo de baile quieres aprender?
-Lo de siempre, para ir con Arturia al antro el fin de semana. Aunque...siento que debo cambiar un poco mis pasos para que no sea tan repetitivo.
-Tiene ya semanas que fuimos, seguramente no se sentirá repetitivo...de cualquier manera, te ayudaré si eso te sirve. -Sakura me sonrió. Yo hice lo mismo, tomándola de la cintura. -Debes moverte de un lado a otro, sobre todo para las canciones lentas y románticas, que esas serán las que quieras aprender, ¿verdad?
-Claramente que sí. -Di los primeros pasos que ella me indicó, siendo incluso nuestra forma de bailar bastante buena.
-¡Qué bien, Shirou! Lo haces muy bien.
-Aprenderé de la mejor, claramente. -Le quiñé el ojo.
-Rin me dijo que enamoraste a Arturia por bailar con ella, así que con esto que te enseño jamás se va a querer separar de ti.
-Eso suena muy genial.
La clase duró cerca de una hora, siendo casi todos pasos en pareja. En los solitarios, era más mover la cintura, lo que a Sakura le era sencillo por ser mujer, a mí me costaba un poco de trabajo.
De cualquier manera, sus enseñanzas no pudieron ser mejores, eso lo apuesto, y vaya que nos divertimos mucho. Nos sentamos un poco en el sillón de la casa, suspirando de alivio.
Bebíamos algo frío y nos secábamos el sudor. Bailar por una hora, así fueran cosas lentas, era cansado. Sakura suspiró fuerte, desparramándose en el sillón.
-Un "gracias" no basta, pero un refresco y descansar así, vaya que lo vale.
-Lo compensaré, lo prometo. No sé si te guste, pero sería bueno que un día vengas con Arturia y yo...si quieres, puedes traer a Chulainn.
-¡Shirou! ¡Qué pena con él! Fue lindo, pero era a veces atrevido, me avergonzaba un poco. Me hacía sentir tranquila cuando no me preguntaba cosas un poco atrevidas.
-¿Qué te preguntaba ese perro?
-Pues que si me podía dar un beso. Claro que le decía que no...aunque una vez sí lo hizo, se rió de verme apenada, pero se disculpó comprándome una cerveza.
-Cínico... -Suspiré. -Al menos yo no te preguntaré cosas así. Ahora que lo pienso, ¿no te gusta nadie?
-No, para nada. Soy más como Issei, prefiero centrarme en mis estudios. Quizá ya me interese en los chicos cuando llegue a la maestría.
-Haces bien...no como yo, que ando como tonto por una chica.
-La verdad es que son muy linda pareja. No me atrevo a decir que son "tal para cual" pero se ven lindos al pasar tanto tiempo juntos, como si ya fueran novios o similar.
-Entiendo... -Sorbí a mi lata de Pepsi.
-¿Continuamos o ya te cansaste?
Torcí los ojos, levantándome rápidamente. Como me mareé, me llevé las manos a la cabeza, lanzando un pequeño quejido. Lo siguiente que pasó fue que Sakura, como no era raro, se burló de mí. La ayudé a levantarse, viéndola un poco feo.
Nos pusimos en marcha de regreso a bailar, tomándonos de una mano, bailando así. Yo movía mi brazo izquierdo de atrás hacia adelante, llevando así un ritmo adecuado.
Ella hacía lo mismo, era como si bailara con mi reflejo, la sincronía era excelente. Movíamos nuestras caderas para bajar nuestros traseros un poco hacía el suelo, como lo indicaba ese paso. Luego nos levantamos, flexionando hacia arriba ambas rodillas, regresando a nuestra posición inicial.
De ahí, tomé a Sakura de ambas manos, dándole una vuelta que ella respondió de forma impecable. Nos sonreímos, éramos una pareja excelente.
Así se nos fue parte de la tarde, la que yo me pasé muy bien. Lo que no sabía es qué le diría a Arturia llegando a casa, la que quedaba al lado. Si llegaba sudado o cansado, sería más por fatiga mental. Podría decir que el aire acondicionado de la biblioteca no funcionaba y caminar me acaloró.
Con el sol que hace...es creíble.
Al entrar a mi casa, me lleve una curiosa sorpresa, pues avancé hasta la cocina, en donde vi que Rin bebía una cerveza junto con Arturia. Levanté una ceja, cuestionando la intromisión.
-¡Ah, Shirou! Pensé que tardarías más, así que invité a Rin a pasar un rato. Fuji se fue hace una hora o poco más.
-Entiendo. No hay problema, iré a darme un baño y a descansar...¿de qué hablaban?
-Cosas de chicas. -Sonrió Rin. -Por cierto, ese cuadro del Che Guevara que tienes colgando en tu pared le va a gustar a Archer.
Solté una leve risa, tomándome el comentario como sarcasmo. Lo que sea de lo que hablen, es bueno, me alegra que mi no-novia y mi mejor amiga se lleven bien. A diferencia de lo que somos Archer y yo...la diferencia es bastante evidente.
(El asunto de chicas del que hablan Rin y Arturia es, como no, sobre Shirou y los consejos que la primera le da a la segunda para poder coquetearle).
Me sentí relajado al sentir el agua tibia chocar con mi piel, tras sudar bastante, eso me vino de perlas. Para refrescarme más, y sabiendo que lo necesitaría, me puse la colonia, dejando mi ropa en la sesta del baño ahí vi uno de los brasieres de Arturia, lo que me hizo llevarme las manos a la cara, completamente sonrojado. Salí del baño lo más pronto que pude, aun apenado.
Rin ya se había ido, lo que me dejó levemente inconforme ya que me hubiera gustado que se quedara a cenar. Arturia me sonrió, yo me contagié de inmediato, también haciéndolo.
Como nos sonreímos al mismo tiempo, nuestra sonrisa se volvió todavía más grande, lo que nos terminó por sacar una buena risa.
Ambos preparamos cada quien una lata de atún a nuestra manera, vi que Arturia me volteó a ver, yo hice lo mismo, con una cara de cuestionamiento.
-Había olvidado a qué olía tú colonia...te hace oler rico. -Se sonrojó un poco ante lo dicho. Yo igual, pero con un sentimiento absoluto de satisfacción.
Nos sentamos en la mesa, diciéndonos poco o nada, mirándonos con cierta picardía a la vez que otra cosa. Me enamoré de ella, de eso no hay duda.
Una notificación me llegó a mi celular, viendo que era un mensaje de Rin. Al leerlo, decía algo que casi me hizo desmayarme.
"Si te preguntas de que platicábamos yo y Arturia en este tiempo, es que ella está enamorada de ti. No me pidió que no te lo dijera, así que me tomé esa libertad. No arruines nada, pues, Shirou, eres tan pendejo que no te puedo insultar."
Lo último no sé si tomármelo como una advertencia o como un insulto. El chiste es que...la chica que tengo en frente, de esa la cual estoy enamorado...también está enamorada de mí.
No creí que esta mierda fuera a funcionar...y funcionó.
Yo me tensé bastante más, Arturia se me acercó un poco, pues quería ver con quien mensajeaba en ese momento.
-¡Oye! Son asuntos privados. -Le dije, enchinando mis ojos.
-Vi que es con Rin, no me digas que son amantes. Su novio te va a moler a golpes.
-Y Chulainn...sí, sobre todo él. Pero no es eso. Es...otra cosa sin apenas importancia, sobre la clase de hoy.
-Por cierto, Shirou, ya que hablamos de Rin, ¿qué tal si vamos juntos a bailar de nuevo este sábado?
-Ah. -Exclamé, fingiendo dolor. -Pensé que ya estaba confirmado que iríamos juntos.
-Quería confirmar lo confirmado. -Ella acercó un poco su rostro al mío.
-Eso suena muy extraño. -Con más confianza respecto de nuestros sentimientos, tuve el valor de acercarme a ella, quedando nuestras narices unos centímetros menos.
-Me gusta ser muy precavida, Shirou. -Acercándose mucho a mi rostro, y pensando que lo mejor sucedería, Arturia me dio un beso en la mejilla para luego levantarse de su silla. -No tengo tanta hambre, me terminaré el atún después.
Me sonrojé hasta los dientes, llevándome la mano a la mejilla, suspirando de puro amor. Tragué saliva casi como si me hubieran dado un susto de ultratumba, y no era para menos. Ahora me doy cuenta que ese mensaje que Rin me envió no era de broma.
Me sentí con tanta dicha, haciéndome sonreír de oreja a oreja, casi como si no pudiera más. Si tuviera labios más grandes, mi sonrisa sería más amplia, no lo dudo.
Maldita sea...ahora que recuerdo, no teníamos un buen aliento. Y primer beso de pareja con olor a atún no suena nada sensual.
Llegará el día en donde el buen beso sea dado, y ese momento jamás se podrá borrar de mi mente.
Para el sábado en la noche, que se suponía iba a ser el gran día, todo se me jodió, absolutamente todo.
Ya me había cambiado, peinado y con el dinero del taxi listo para ir con Arturia a bailar al antro. Lo único malo fue que a ella le empezó a doler el estómago de manera muy fuerte, que en realidad eran cólicos.
Se venía terriblemente mal, incluso me sentía muy preocupado de dejarla sola, a su suerte. Sudaba a mares, y se retorcía en su cama, cubierta con la sábana, pues le empezaron a dar cuando se cambiaba para ir a bailar.
-No te preocupes, Shirou. Estaré bien. -Le dio un cólico de nuevo, haciendo que diera un pequeño grito, tomándose el estómago.
-¡Arturia, no te puedes ni levantar de la cama! No te puedo dejar así...
-Ve y diviértete por mí, en verdad estaré bien en un rato...me tomaré una pastilla, y mejoraré. -Me lo dijo apretando los parpados, se veía muy adolorida.
-No puedo...
-Me harás enojar si no vas, me puedo cuidar sola, Shirou. He pasado por cosas así antes, deja de preocuparte por tonterías.
-Eres muy necia...de no ser por eso, me quedaría, pero claro que te enojará que lo haga.
-Al fin entras en razón, Shirou. -Se quejó de nuevo.
-De todos modos le diré a Fuji que te cuide...no te puedes mover por el dolor.
-¡Claro que puedo! -Comenzó a levantarse, tomándose el vientre con notorio dolor. -Iré por agua...debo tomarme esas pastillas lo más pronto posible...y un poco de té me vendría de perlas.
-Al menos déjame hacerte el té.
-No. Soy muy exquisita con el té que beberé. Una británica no puede beberlo de cualquier forma. Vete ya...no te preocupes por mí. -Se acercó para darme un beso en la mejilla, señal de que se despedía para que me fuera.
-Igual vendré temprano.
-Tardate lo que gustes. Divierte por mí, Shirou. Por favor.
-De acuerdo. -Suspiré, saliendo de su cuarto para tomar mis llaves y emprender rumbo a la calle a tomar un taxi.
Me sentía bastante mal de no poder ir con Arturia, toda la semana planeando este maldito día y ocurre algo así. Después de todo, estudiar historia me ha enseñado algo: no siempre lo que se planea es lo que sucede. Supongo que...es por eso que me pasó algo así.
Suspiré, pues al menos Sakura iba a ir, y conociendo a Chulainn, él no tendría problema en dejar que yo bailara con Sakura y él encontrarse una pareja...que, conociéndolo, siento que encontraría más de una el cabrón.
Lo importante es que nadie se la pasaría solo, y eso importaba mucho. O bueno, nadie de los que iríamos a bailar.
Justamente, y cuando entró el ambiente, Sakura me veía bailando, sonriéndole al tener una excelente química. Sin embargo, jalándome del brazo para supuestamente ir a comprar una cerveza, se recargó en la barra, mirándome fijamente.
-¿Qué tienes? Veo que sonríes y todo pero...en verdad no te la pasas bien. Es por ella, ¿Verdad? ¿Por Arturia? -Prácticamente me gritaba por el sonido que hacía.
Asentí con la cabeza para resumir todo. Ella vio que Chulainn bailaba relativamente cerca de nosotros, algo que la hizo reír, pues ya estaba un poco borracho, lo que hacía que sus movimientos fueran sueltos y un poco torpes.
Cuando nos miramos, nos aguantamos una risa, la chica con la que bailaba le secreteó algo, marchándose al instante.
-Oh, vamos. No estoy tan borracho, aparte no pensaba tocarte ni un solo cabello. -La chica no regresó. Chulainn se alzó de hombros, bebiendo un poco más de su cerveza, bailando.
-Lo conozco y sé que disfrutará bailar conmigo... además me burlaré de él por pasarse de copas.
-Creo que a todo el bar le conviene que bailes con él. Aunque...me quedaré sin pareja. -Sonreí de forma melancólica.
-Claro que no. Tu pareja de baile te espera, ve con ella. -Sakura me sonrió para ir con Chulainn, quien se sorprendió para bien al verla.
Se sonrieron, él le hizo una reverencia, tomándola de una mano para bailar el rock que sonaba en ese momento. Tras eso, él me miró, guiñándome un ojo, como si me dijera "me cuidará más a mí que yo a ella, así que despreocúpate"
Me fui del antro como pude, bebiéndome lo que quedaba de la botella de cerveza para arrojarla lo más lejos que pude, escuchando como se quebraba contra el suelo de un parque cercano al bar. Aprovechando que por ahí quedaba una ruta transitada de la ciudad, tomé el taxi más rápidamente.
Eran las once y pico, llegaría casi a las doce exactas, o incluso un poco menos al casi no haber tráfico a esta hora ya.
Le pedí al taxista que se apresurará lo más que pudiera, ya que quería llegar temprano. Oliendo mi aroma a tabaco y a cerveza, mezclado con mi colonia, me sonrió.
-Deberías empezar a pedir permiso en tu casa, aunque sea avisar que saldrás.
-Je. De hecho me insistieron en que fuera al bar, pero hay un asunto muy en específico que deseo resolver lo antes posible.
Parándome en la puerta de mi casa tras llegar a la misma, entré con algo de pena, estando más que seguro que Arturia se iba a enojar conmigo por llegar temprano y no divertirme como ella me lo pidió.
Entré a mi cuarto, siendo el único que tenía una luz prendida, y se escuchaba algo de ruido.
Me asomé a la misma, viendo que Arturia me saludaba a la vez que regresaba los ojos a la película que miraba.
-Llegaste un poco más temprano de lo que creí.
-Debo explicarte una cosa...¿te sientes mejor?
-Sí, desde pasado un rato que te fuiste. ¿Qué quieres explicarme, Shirou? -Arturia apagó la televisión, sentándose en el borde de la cama.
-La verdad es que casi no me divertí...y Sakura se dio cuenta de eso.
-Ay, Shirou. -Ella se talló los ojos. -No tenías que preocuparte por mí, ahora me siento mejor.
-No es tanto por eso...quería bailar únicamente contigo. -Sonreí de forma torpe, ella se ruborizo. Hice una reverencia, imitando un poco a Chulainn, luego le ofrecí mi mano a Arturia. -¿Le gustaría bailar conmigo, bella dama?
El rubor de Arturia fue a mayores. -¿Sin música? ¿Sin ambiente? Y lo más importante...¿Sin beber una cerveza por lo menos? Si me lo pidiera alguien lo declinaría...pero a ti...a ti quizá no.
Me tomó de la mano que le ofrecía, yo sonreí ampliamente, empezando a mover las piernas como Elvis, ella rió un poco, igual bailando con su propio ritmo.
Era seguro que nos veríamos como idiotas bailando sin música, siendo la única, de hecho, nuestras risas. No importaba, en nuestra imaginación lo estaba todo, e incluso nos sobraba.
La tomé de la cintura para que ambos bailáramos un poco más juntos, como si fuera una canción romántica, más que otra cosa. Ella miraba al suelo, con una sonrisita tímida y sonrojada de sus mejillas.
Cuando ella levantó la vista, me dio un beso en la mejilla. Yo abrí los ojos como platos, y ni hablar de la boca. Pasado un segundo, le regresé el beso en su mejilla.
Paramos nuestro baile, quedando juntos, tomandos de una mano, ella me sujetaba de la espalda y yo de su cintura.
En un instinto de ambos, nos dimos un beso en los labios, uno suave, cerrando nuestros ojos, inundándonos en el beso de forma definitiva.
Rozábamos nuestros labios de forma ligera, escuchando el tronar de nuestros labios. Nos soltamos la mano para que yo ahora la sujetara con ambas manos de la cintura, y ella de la espalda, juntándome a su cuerpo un poco más. Sentía en mi pecho el encaje de su sujetador.
Separándonos por falta de aire, ambos respiramos apresuradamente con las mejillas rojas, soltando una torpe risita, juntando nuestros labios de nuevo, sintiendo una enorme paz en ese momento tan tranquilo y silencioso.
Olía su perfume a rosas, que siempre solía usar. Sentía que me comía el pétalo de una rosa, la más bella de todos los campos que existieran en el mundo. Una rosa blanca es la que me comía en ese momento.
Ella soltó mi espalda para llevar sus manos a mi pecho, yo la levanté su cuerpo al tomarla de las axilas, ella seguía pegada a mis labios, recargándose en mis hombros.
Se soltó al verse muy alto. Nos sonreíamos, ruborizados, con la sonrisa más genuina que pudiéramos tener en nuestras caras, de ello no nos quedaba duda alguna.
Regresé sus pies al suelo, y ahí ella me dio el más grande de los abrazos. La noche anterior supe que me amaba, las cosas sucedieron en apenas un parpadeo.
¿Eso nos afectará?...quizá, pero ahora poco o nada nos importa. Nos cambiamos para ir a dormir, pero ella regresó a mi habitación.
-¿Tienes un lugar para mí?
-No es mi cama. Es nuestra cama ☭ -Sonreí, abriendo la colcha para que ella se lanzara contra la cama, abrazándome y recargando su cabeza en mi pecho.
-Escucho los latidos de tu corazón. -Su voz sonaba calmada, como hacía tiempo no la escuchaba.
-Me acelera el corazón que duermas a mi lado. Sé que únicamente dormiremos.
-¿Seguro? -Sus ojos picaros y risas me convencieron de que no pasaría nada. No me afectaba.
-Al cien por ciento. -Reí un poco.
-Pues tienes razón. -Apagué la luz, quedándonos completamente a obscuras. -Hueles a cerveza y cigarro. No me gusta.
-Tú hueles a rosas...me gusta.
-Gracias. -A pesar de la obscuridad, vi que sonrió.
-Arturia...
-Dime, Shirou. -Me miró a los ojos.
-¿Quieres ser mi novia?
Sus mejillas se pusieron rojas, igual que las mías ante esas palabras que salieron de mi boca sin realmente haberlo planeado con antelación. Es de esos momentos, y como dirían los samuráis en donde no me lo pensé y me arrojé de cabeza ante el peligro; en este caso, del rechazo.
-S-sí...sí quiero que seamos novios. -No pude sonreír de forma más amplia.
-Me alegra.
Nos miramos unos segundos, observando el reflejo de nuestros ojos. Lo apagamos al cerrarlos, acercando nuestros labios para un tercer beso, pero el primero de novios.
El momento más hermoso de mi vida, aquel que jamás pienso olvidar nunca.
Ahora sé qué es lo que estaba destinado a pasarme cuando me hice esa pregunta aquel domingo antes de conocer a Arturia. Mi vida ya no es gris...el color regresó a ella.
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Feliz año nuevo!!!
Feliz 62 aniversario de la Revolución Cubana!!
Y qué mejor forma de empezar el año que con esta hermosa declaración entre Shirou y Arturia :3 ojalá les haya encantado, la considero bastante bonita
Nos vemos en una semana, comenten, voten y compartan uwu
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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