Capítulo 6.-Pareja de novios.
Era un ataque al amanecer, como solíamos hacerlo, por supuesto. Camilo y yo nos preparábamos para disparar, asaltando una choza donde había soldados. Era la mitad de la sierra, claro que nuestros enemigos igual sufrían las inclemencias del tiempo, de las enfermedades, y tenían que descansar en algún lugar, por supuesto.
Dispararíamos a través de las chozas, facilitando así que ellos no supieran ni de donde les llegaban los disparos en la obscuridad del aun inexistente amanecer.
El guardia que vigilaba fue bajado por mí, disparé con mi rifle silenciado a una distancia lejana. Aparte del silenciador como tal, le había amarrado una camiseta y varios trapos para que el disparo no sonara tan fuerte.
El primero de los dos guardias cayó, el otro ni se dio cuenta al estar de espaldas. Le disparé en la nuca, derribándolo.
-Avancen, camaradas. –Dije. Camilo me sonrió, guiñándome un ojo para ir con los nuestros a la lucha, apresurando su paso lo más que pudo.
Pasados unos segundos, escuché como mis compañeros disparaban a las chozas construidas. Los soldados sobrevivientes salieron, apresurándose. Muchos morían apenas saliendo, yo disparaba a quien se había oculto o a los que trataban de escapar.
Recargué el cerrojo de mi arma, derribando a otro cerdo, apresurándome a buscar mi siguiente objetivo, el cual Camilo me ganó por cosa de dos segundos.
Los que quedaban se rindieron, yo apresuré mi paso como pude. Camilo les quitaba el equipo y las armas, entre algunas cosas.
El campamento estaba muy bien organizado, eran unos cincuenta hombres, nosotros éramos treinta, pero sin los dos guardias, teníamos mucha ventaja. Eran diecisiete prisioneros. Nuestro saldo fue de un herido.
-Nada mal, Camilito. Lo hicieron muy bien.
-No seas modesto, Archer, que también el mérito es para ti. De no ser por ti, no hubiéramos podido atacar sin alertar a los guardias.
-Tienes razón. Veamos que hay para llevarnos, es un campamento, tendrán muchas cosas que podremos aprovechar.
Entramos a unas de las cabañas y me quedé blanco del maldito susto. Tenían a varios campesinos atados, ya muertos, amordazados. También había una mujer tapada por una sábana en una cama. Me llevé las manos a los ojos.
-Ay, por Dios... -Había hombres así de nuestro bando, por eso nos decían ser "los malos" pero los fieles al Estado son iguales o peores.
-Archer, a un lado. –Camilo sacó una cámara fotográfica, comenzando a fotografiar la escena de tan atroz crimen. –Esto le va a interesar a los periódicos de Bogotá. "Militares violan y matan a personas inocentes por sospechar de participar con las FARC-EP".
-Vaya que eres inteligente, Camilito. Desatemos a la chica, hay que enterrar a estas personas, es lo menos que podemos hacer.
-Y dicen que nosotros somos los asesinos.
-La prensa de los injustos siempre atacará a los justos. De eso no hay duda.
Había vidas inocentes que salvar, de ahí que me preocupara tanto de esa llamada "paz" que se planeaba firmar pronto...lo que no me agradaba para nada.
***
Una mañana como todas las demás, me había levantado, estirando mi cuerpo y mandándole un mensaje de buenos días a Rin, diciéndole que la quería ver pronto.
Era lunes, dos días sin ver a Rin me fatigaba. O bueno, poco más de un día, pues fui con ella a bailar el sábado junto con sus amigos y Chulainn. El maldito lo disfrutó bastante, a pesar de que su cita era tímida, bailaba muy bien y, una vez le tomó confianza, se divirtieron bastante juntos.
Yo claro que me divertí con Rin, como no era raro. Jamás habíamos hecho el amor, a pesar de que ella una vez me lo pidió. Ella no sabe mi "pequeño secreto". Me miré al espejo, tocándome como siempre esa marca que tenía en mi pecho. Claro que tampoco me había quitado la camisa nunca frente a ella.
No es normal ver a alguien con una marca así en su pecho. Le dije que la del brazo me la hice una vez que practicaba esgrima y fue por accidente. No me creyó del todo, pero dejó el asunto en paz.
Tampoco es muy normal que le diga "oye, soy un ex guerrillero que mató a más de treinta personas, pero no soy violento"...me dejaría apenas lo supiera.
Eso es lo que más temo...que me deje por creer que soy un asesino y un violento cuando yo ya dejé esos ideales a un lado, continuando con mi vida como debí hacerlo en vez de largarme a Colombia a pelear por una estupidez.
Lo mismo debió haber hecho Camilo...nombre tomado del guerrillero Camilo Cienfuegos, se apeidaba igual.
Me apresuré a cambiarme, ponerme el uniforme y desayunar. Saludé a mis padres como era debido. La relación que tuve con ellos tras regresar de la guerrilla ya no fue igual. Me recibieron en la casa al pensar que estaría muerto, y ellos no podrían vivir sin mí como lo tuvieron que hacer esos meses.
Jamás terminaré de agradecerles que me aceptaran de nuevo, sobre todo luego de todo lo que les hice pasar, y de todo lo que hice estando en Colombia.
Salí de mi casa, apresurándome y tomando uno de los coches de la familia, emprendiendo marcha a la facultad.
En cuanto llegué, busqué a Rin para saludarla con un beso en la mejilla. Nos abrazamos como era costumbre. Me sentí un poco más juguetón ese día, aparte ella suele ser bastante enojona, así que la levanté un poco del suelo, aprovechando que soy bastante más alto.
-¡Shirou! ¡No hagas eso!
-Perdón. –Reí, bajándola al piso. –Quería divertirte un poco.
-Ni que fueras payaso. –Se recargó en mi pecho. –Me gustaría que saliéramos más seguido a bailar a ese lugar. Te pusiste muy romántico, siéndote sincera.
-Por ti, obvio. –Le besé la nariz. –Haría lo que me pidieras.
-Bien. –Sonrió Rin. –Entonces nos vemos en receso, no llegues tarde.
-Claro que no. –Le di un beso en los labios rápido, ella se fue corriendo a su salón. Me llevé la mano al pecho, mi corazón latía por esa mujer.
Me da miedo pensar qué hará cuando sepa mi pasado cruel...no debí unirme a esa guerrilla maldita, y luego ese niño recordándome lo que es.
Cree que jugar al héroe justiciero es sencillo ¡Pero no! Es matar, es morir, es torturar...hice cosas tan salvajes por creer que hacía el bien. Vaya que fui un jodido ciego.
Espero que le haya sacado esos pensamientos de la cabeza antes de que sea tarde y se arrepienta como yo lo hago hoy en día. O peor, que ni siquiera se pueda arrepentir al morir por una causa por la que ni valdría la pena hacerlo.
Chulainn me movió del hombro, saludándome.
-Te ves muy pensativo, Archer. ¿Qué te pasó?
-Pensaba en si ahora irás tras esa chica. Es linda, pero no creo que sea para ti.
-Yo tampoco...estoy enamorado de una sola chica, pero ella es el fruto prohibido, hermano. Por eso tengo tantas citas, quiero ver si alguien puede suplir su ausencia.
-¿Eres poeta?
-Bueno, iba en el específico de sociales, aprendí un poco de poesía y letras.
-Por eso las mujeres te persiguen. –Me reí. -¿Por qué esa chica es el fruto prohibido? No dudaría que puedas enamorarla.
-¿Crees que yo lo dudo? Se fijaría en mí, no lo niego...pero hay fuerzas mayores que me impiden acercarme a esa chica. Creo que...me pongo nervioso y tímido.
-Imposible... -abrí mis ojos de la sorpresa. –Como sea, vamos a clase, que hoy hay seminarios y son mis favoritos.
En el salón, me centraba en la clase a la vez que hacía mis apuntes, naturalmente. El profesor tenía el vicio de dictar de manera rápida, así que me había acostumbrado a que dictara de esa manera, no siéndome difícil anotar todo lo que decía.
Miraba a Chulainn de vez en cuando, mandándome mensajes de texto con él o algo similar. Nos secreteábamos de vez en cuando, ya fuera sobre la clase, algún comentario sobre la misma o simple chismorreo rápido que no era más de importancia.
A veces me acordaba de Rin, de su sonrisa y su forma de ser. Sonreí a la vez que me sonrojaba un poco, pues ella hacía latir mi corazón de forma rápida. Suspiré de amor, algo de lo que Chulainn se dio cuenta.
Me hizo un gesto como de "¿Qué te pasa a ti?" negué con mi mano, prestando atención de nuevo a la clase. Se me vino a la mente hacer algo muy cursi, pero Rin ya lo había hecho antes. Únicamente espero que Chulainn no lo vea, seguramente, se va a reír de mí cursilería.
Con eso en mente, saqué mi lapicero fino de tinta azul, marcando delicadamente el nombre de "Rin" con letra cursiva, rodeándolo de algunos corazones pequeños. Luego le mandaría foto de ello.
Chulainn se acercó a secretearme algo de la clase, mirando hacía mi libreta de forma accidental. Él vio, inevitablemente, el dibujo, poniéndose bastante serio. Me sonrió un poco forzado, dándome una palmada en el hombro.
Me extrañó mucho verlo así, rara vez se le veía serio o calmado. Se la pasó así el resto de la clase.
Siendo un seminario, su duración era de tres horas, nos dejaban salir veinte minutos antes para dejar descansarnos un poco. Al fin y al cabo, todavía falta una clase más de dos horas seguidas.
Rin me mandó un mensaje pidiendo que, si me era posible, la fuera a ver a una exposición que tenía en el auditorio de la facultad, ya que eso la tranquilizaría y le inspiraría más confianza. Acepté, me dijo que la tendría enseguida y, aparte, aún faltaba un poco para que entrara.
-Iré con Rin, tiene una exposición.
-Ah, claro. Yo iré a ver con qué chica platico.
-No te costará trabajo.
-Obvio. –Me dijo él, con una risa pequeña. Aun así, lo veía muy serio.
Caminando al auditorio, me acerqué a la puerta del mismo, viendo como Rin se levantaba de su asiento, con el rostro visiblemente fastidiado. Al verme, éste se iluminó de forma notoria y resaltando la belleza que ella tenía.
La saludé con una sonrisa en el rostro lo suficientemente amplia para que ella se sonrojara. Al no saber si iba a venir, quizá se desanimó, pero ahora al verme, recuperó esa felicidad.
Se levantó campante hacía la tarima de exposición, sonriéndome una última vez para suspirar fuerte, centrándose en su tema.
Yo la veía de pies a cabeza, siempre tan bella, hermosa y carismática. No podía evitar sonreír a cada momento, apenas prestando atención a lo que ella en realidad decía.
Miraba su cabello suelto y su fleco, suspirando a cada momento por ella y sólo por ella. No creía que hubiera mujer más hermosa en la vida.
Si no morí en la guerrilla fue para, y a pesar de que no creo en el destino, para conocer a Rin, únicamente. La amo tanto que me gustaría ser parte de su vida, para toda la historia que ella pueda forjarse.
De cualquier modo, no me mentiré a mí mismo, los deseos a veces son contrarios a la realidad, y vaya sino lo sabré por estudiar historia. El miedo latente de que se separé de forma irreparable de mí, es una cruel realidad.
Tenía la mano en el corazón, sentía que me latía con la fuerza con la que amaba a Rin. Si algo he aprendido, es que añorar un pasado que no fue no sirve de nada.
No dejaba de pensar en ella mientras la miraba, moviendo su cabello, sus manos, sus hermosos dedos. Las expresiones que hacía y sus ademanes al exponer. Era un poema toda ella.
Malamente, todo poema acaba, sus compañeros le aplaudieron y yo regresé a la tierra, ni siquiera supe de qué había expuesto, me importaba más Rin.
Regresó a su banca mirándome con una sonrisa la cual respondí, obviamente. Miré mi celular, percatándome de la hora, despidiéndome con la mano para marchar de regreso a mi salón. Ya la vería en la salida, por supuesto.
Vi que Chulainn platicaba con tres chicas a la vez, se notaba un poco más sonriente que hace rato, lo que me tranquiliza. Al verme, me apuntó para luego hacerlo al salón de clases, que quedaba en la segunda planta. Ambos nos fuimos.
-Señoritas, las veo después. Cuídense. –Se despidió él, las chicas también lo hicieron. –La de verde me pareció muy linda.
-Un poco...no tanto como Rin. –Sonreí como idiota. Chulainn se puso serio de nuevo.
-Sí, claro que no se compara con ella. Después de todo eres subjetivo, pues es tu chica.
-Amén por eso, amigo.
De regreso al salón, vi que Rin me había mandado unos mensajes, preguntándome por su exposición, le fui completamente honesto al decirle que no puse ni una pizca de atención a lo que exponía, centrándome en ella y su belleza. Me imaginé su rostro enojado y apenado por el cumplido.
No le gusta que la halague mucho, y yo no me cansaré nunca de hacerlo. En cuanto a lo demás, di un fuerte bostezo, sabiéndome de nuevo en el salón de clases, aunque la materia que tocaba era un poco más relajada y menos pesada.
Lo interesante de la clase es que era la historia del arte social, un tema que me interesaba mucho, incluso pensaba hacerlo parte de mi tesis, aunque cambiar de tema a estas alturas...no me llama mucho.
Me parece curioso (y para vanagloriarse), que de mi principal preocupación fuera la de sobrevivir, que no me dieran un puto tiro en toda la cabeza o no me explotara una granada en el fuego cruzado, ahora es la tesis con la que me voy a licenciar...voy por buen camino.
Chulainn haría su tesis en la historia de Irlanda, incluso pensaba en preguntarle a la chica inglesa sobre el tema, diciéndome que no le pensaba coquetear al ya tener un pretendiente que él respetaba, aparte de saberse que eso no era de caballeros.
-¿Quién es su pretendiente?
-Tu tocayito. –Se rió en voz baja, yo negué con cabeza a la vez que suspiraba. Eso lo satisfizo de forma segura.
-Pero has de ser cabrón. –Negué una vez más con la cabeza.
Ya saliendo de la clase y con algo de tarea, me apuré a ir al salón de Rin. Mi plan era ir con ella a comer a algún lado, yo que sé.
Platicaríamos un rato en lo que decidíamos a dónde ir a comer. La tomé de la mano, llevándomela a los labios para darle un beso a la misma y después bajarla de nuevo.
-Creí que no irías. Con eso que no me sueles avisar nada. Hum. –Reprochó ella.
-Bueno, preferí que fuera sorpresa. No creí que te fuera a afectar tanto el que no fuera.
-Claro que me va a afectar, tonto. Quería que fueras a ver mi exposición y me dieras tu opinión...en vez de eso te la pasaste mirándome.
-No quise evitarlo, aparte de tampoco poder lograrlo.
-Como digas... -Solté su mano, ella se puso frente a mí.
Yo tenía mis manos en mi espalda, viendo hacia abajo por la distancia que le sacaba a Rin. Ella se alzaba de puntas, quedando nuestros labios a la altura semejante, aparte de que estiraba un poco su cuello.
-¿Entonces a dónde me invitarás a comer?
-Pensaba ir al centro a comer algo, pues queda cerca y es relativamente barato...o podríamos ir a dar una vuelta en el auto y después de comer vamos por un helado.
-No suena mala idea. De hecho, me gusta bastante como suena esa idea.
-Aunque...queda la posibilidad de que vengas a comer a mi casa, ¿también te agrada? –Me acerqué y le di un beso rápido.
-Sí. –Me sonrió, levantando su cuello un poco más alto para también darme un beso.
Esos eran los momentos que más disfrutaba sin pensarlo un segundo, aquellos donde me la pasaba junto con Rin, ya fuera derramando la miel a todas horas o teniendo una charla menos almibarada.
Fuimos a mi auto directamente para ir a mi casa, la que quedaba un poco lejos. No era nada del otro mundo, pues Rin con anterioridad ya había venido, incluso mis padres la conocían.
Lo único, eso sí, es que jamás la había pasado a mi cuarto o a la sala de estar, pues ahí se encontraban algunas fotos de cuando era guerrillero. La única razón por la que las guardo es para no olvidar los errores que cometí, no olvidar a los niños que dejé sin padres, a las madres que dejé sin sus hijos.
Tenía que recordar por qué regresé con deseos de superar todo eso. Para superar el pasado no hay que olvidarlo, pues de así hacerlo, cometeremos el mismo error. Mejor tenerlo bien presente, jamás olvidando lo que hicimos y evitar caer en esos caminos una vez más.
Platicaba con Rin sobre cómo había estado mi día, ello hizo lo mismo, un poco animada. Aunque hizo algo para molestarme.
-Shirou, el otro Shirou, expuso sobre las guerrillas inspiradas por el Che Guevara.
-Ese niño no sabe de qué habla. Mis respetos al Che, a las guerrillas, no.
-¿Por qué?
-No lo entenderías...es bastante complejo.
Llegamos a mi casa, fui a abrirle la puerta del auto a pesar de que ella ya lo hacía, ayudándola a bajarse. Un beso rápido terminó en mis labios.
Al abrir la puerta, grité que ya había llegado y que traía visita. Mi padre me gritó de forma afirmativa. Pasamos por su estudio, trabaja en su computadora tan ocupado como siempre, y se le notaba concentrado.
-Traje a Rin a comer. –Le dije.
-Oh, que sorpresa. Me alegra que ella viniera otra vez.
-Buenas tardes. –Saludó ella.
-Tu plato está servido en la mesa, pero la comida queda en... -Hizo un gesto de que recordaba. –A un lado del microondas. Rin, sírvete con confianza, de favor.
Ambos agradecimos a mi papá, que siguió exhorto en su trabajo. Pasamos por la sala de estar, lo que me puso un poco nervioso. De cualquier modo, mis fotos de "guerrillero heroico" quedaban hasta lo más profundo de los rincones.
(Imaginenlo sin la capa y con la hombrera de las FARC en su hombro :v)
-Tu sala es linda...lo malo es que no puedo saber que tan cómodos son esos sillones. –Me alzó una ceja.
-A mamá no le gusta que nadie entré ahí. –Reí de forma incomoda.
Nos sentamos en la mesa, metí al microondas la comida que seguía un poco tibia. Serví lo demás mientras Rin servía agua en los vasos. Saliendo el primer plato, se lo puse en su asiento, ella se me quedó viendo un poco feo mientras ponía los cubiertos en la mesa.
Era un hermoso detalle, parecíamos como pareja de casados que se sentaba a comer tras un día de trabajo. De no ser por el uniforme y las mochilas, la verdad es que terminaríamos de parecerlo.
Solté una muy buena sonrisa al pensar en eso. Rin se dio cuenta.
-¿Qué te da risa, Archer?
-Te enojarás.
-Apuesto a que me enojaré más contigo si no me dices...
-¿No notas un ambiente "curioso"? –Reí jocosamente.
-¿"Curioso"?
-Matrimonio...trabajo, descanso después del trabajo. –Como lo preví, ella se sonrojó de arriba abajo, algo que, como no, me causó una risa muy grande y divertida.
Ella me dio una palmada en el hombro, aun apenada. Yo me reí más, dándole un abrazo para pegarla a mi cuerpo.
-Me molestaría mucho que una situación así se quede eternamente en un "ambiente curioso". Me gustaría que fuera un ambiente real.
-A-Archer...
-Un día, Rin. Un día. Quizá cuando salgamos de la universidad, cuando ambos trabajemos y tengamos estabilidad...aparte no es como que mi casa sea muy pequeña.
-Qué lindo eres... -Se volvió a sonrojar, pero ahora un poco menos. Nos dimos un beso en los labios rápido, sentándonos definitivamente a comer.
La llevé a su casa tras acabar la comida, saludé a su familia y me despedí de ella.
Después de manejar unos pocos minutos, me estacioné en un lugar que no fuera muy visible. Me rompí a llorar.
No había contado una cosa. En el caso de que Rin acepte a un asesino, secuestrador y colaborador de tráfico de drogas como su compañero de vida, aún quedan sus padres. Ellos jamás me aceptarían así.
De por sí ya me es complicado ocultarle mi pasado a Rin, ahora a sus padres será más complicado todavía. Lo peor no es eso, si llegamos a tener un hijo ¿cómo reaccionará al saber que su padre mató por cajas de puros que no son tan caras?
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Mash... 😳😳😳
Capítulo centrado en el Shirou moreno :v aquí las cosas se parecen un poco más a UBW que es mi fate favorito :v como verán, recuerda mucho al sentimiento de arrepentimiento que tenía Archer por volverse héroe justiciero, lo que sí cambia es que a Rin no le agrada la idea de que Archer haya sido héroe justiciero, como si pasa en el anime
El próximo capítulo estará bomnito, se los aseguro
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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