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Capítulo 2.-La extranjera.

Casi amanecía en la sierra, faltaría relativamente poco para ello, quizá no más de una hora. Hacía frío, pero el uniforme que me habían dado era lo suficiente caliente para mi cuerpo. El problema son mis manos, eso es lo que me preocupa.

Hacía como si disparara, asegurándome de que no hubiera problemas al momento de en verdad jalar el gatillo. Tendría mi playera del Che Guevara debajo de mi ropa, lo que me hacía recordar el por qué me encontraba ahí, y eso me daba calor.

El objetivo era un puesto de control carretero, lo asaltaríamos, quizá capturaríamos a alguien y después nos haríamos con lo que tuvieran ahí adentro: armas, municiones, comida. Necesitábamos algo para mantener la Guerrilla (Estructura militar de las FARC-EP que consta de 26 unidades).

El sargento apuntó con su cabeza a que avanzáramos. Iríamos cuatro guerrilleros a empezar el tiroteo y así tomar la unidad. Yo era de los que iban hasta el frente junto con Camilo, suspiré fuerte para relajarme.

Quité el seguro de mi arma, apuntaba directamente a los soldados que se encontraban vigilando. Esperaba órdenes.

-¡Archer, dispara a mi señal! ¡Camilo, tú también a mi señal! –Masculló mi superior.

-Sí, señor. –Respondimos, apuntando. Relajé mi respiración, pensando en que sería la primera vez que mataría a alguien.

Así es esto, no puedo vencer si no jalo un gatillo. A ellos no les temblaría la mano, y debo quemar el cielo si es preciso, pues así es la guerra: disparar o morir.

Sintiendo dos palmadas en mi espalda por parte de Camilo, supe que era la señal. Disparé dos veces, causando que el soldado que tenía a la vista cayera en el suelo, moribundo.

-¡Es hora de atacar! –Dos de mis compañeros de vanguardia se apresuraron a también abrir fuego. Salíamos de la maleza con Camilo casi en la parte más delantera, pues el camino estaba lleno de árboles. Era la selva, de cualquier modo.

Apresurando también mi paso, comencé a disparar, quedándome quieto para hacer a caer a otro soldado. Era la segunda persona que mataba. Continué mi camino, los demás miembros de mi Guerrilla salieron al descubierto, rodeando el puesto de control.

-¡Avancen, tenemos que entrar, se han refugiado!

Una de las ventanas del local se abría, dejando ver una ametralladora se accionaba. Yo me dejé caer al piso, pues seguramente una bala de esas me dejaría muerto. Disparé a la ventana, viendo si eso lo replegaba.

El sonido de los disparos y de los casquillos cayendo al suelo era lo único que escuchaba. Ya no tenía balas, así que saqué el cargador. Me temblaba bastante la mano, y no quería dejar de ver a la ametralladora, pues debía huir si es que apuntaba hacía mí.

Mis compañeros llegaron a las cercanías del puesto de control, uno de ellos aventó una granada en la ventana donde fue colocada la ametralladora. Sus disparos se silenciaron, pero el sonido de la explosión me movió todo el piso.

Comencé a respirar más rápido, pues el ruido me asustó bastante.

-¡Archer! ¡Archer, ven para acá! –Me gritó Camilo.

Me levanté corriendo apresuradamente, recargando mi rifle, volviéndole a quitar el seguro.

-Entra por atrás, hay que rodearlos. –Yo y dos compañeros dimos la vuelta, buscando alguna ventana. Escuchamos como tumbaban la puerta, aparte de que disparaban.

Una vez ahí, vi cómo se abría la puerta que era nuestro objetivo. Salieron varios soldados, los cuales ametrallamos sin piedad, pero yo más por sobresalto que por saber qué carajo hacía allí.

-Cuidado, chico. Pásate para atrás. –Me dijo el cabo. Yo le hice caso. –Guzmán, tú adelante. Lanza una granada.

Llegamos a la puerta, había una ventana a unos metros. El cabo me hizo una seña de que rompiera el vidrio con mi rifle. Eso hice, quitando los restos con la culata de mi fiel amigo. Ambos entramos por ahí, pero yo iba atrás.

Por uno de los pasillos vimos como un soldado corría, pero no le disparamos pues iba muy rápido para ello. El tercero entraba ya por la puerta. Se escuchaban disparos muy cerca de nosotros, eran nuestros compañeros.

-Eviten el fuego cruzado, por amor a Dios.

-¡Rebeldes, necesitamos la otra ametralladora!

-¡Están en la casa! ¡Al frente!

-¡Ya los rodeamos!

-¡Den apoyo a los de atrás!

Ahí nos pusimos atentos, dos soldados se acercaban a nosotros, corriendo con sus rifles. Uno de ellos disparó a tiempo, pero igual cayó muerto. Disparé sin tener algún objetivo en concreto, así que no supe si fui responsable de esa sangre.

Tras esa refriega, varios más se fueron contra nosotros. Me puse contra la pared, cubriéndome con ella. El espacio era cerrado, así que los sonidos de los disparos se escuchaban todavía más fuertes.

Una granada fue lanzada en la parte donde se encontraba el cabo, yo corrí a otro cuarto para cubrirme. Escuché la explosión, así que me dejó aturdido. Me puse una mano en la oreja izquierda. No tenía que bajar la guardia.

Algunos pasos se escucharon, yo me puse pecho tierra, apuntando enfrente de mí. Un soldado apareció, pero antes de que pudiera dispararle, Camilo lo tumbó.

-Bueno, Archer, al menos ya sé que no estabas destinado a morir. –Me sonrió.

Me levanté con un suspiro, caminando entre el caos que se había dejado.

-No la tendrías tan fácil librarte de mí, cabrón. –Le di unas palmadas en la espalda, caminando hacía el pasillo. -Cabo, ¿dónde está? Cabo. –Hablé, pero no recibí respuesta.

Quitando una mesa volteada, vi a mi cabo con el pecho abierto, con esquirlas de granada en todo el cuerpo. Me puse blanco como un muerto, gritando fuerte para hacerme unos pasos hacia atrás, hasta tocar la pared.

Mis compañeros llegaron a toda prisa, uno me tomó de los hombros.

-¡¿Qué te pasa, Archer?! ¡¿Dónde te dieron?! -Yo no decía nada, únicamente gritaba, apuntando al cabo, Camilo trataba de tranquilizarme. –Hijo de perra. –Exclamó mi compañero, haciendo un gesto de desagrado.

-¿Y Guzmán?

-También deberá estar muerto. –Exclamó mi amigo.

Nunca había pensado que vería algo así, los demás miembros de mi Guerrilla llegaron, pero nadie se había puesto igual que yo cuando veían al cabo muerto, ni siquiera Camilo.

-Maldición...¿cómo es qué le pasó eso?

-Señor, capturamos dos cajas de municiones, dos ametralladoras y siete rifles funcionales.

-Excelente. La baja del cabo no fue en vano. Tráiganlo...pero será difícil transportarlo, de eso estoy seguro.

-Archer tiene un ataque. –Informó Camilo.

-Siéntate, muchacho. ¿Primera vez que ves a un muerto? –Asentí con la cabeza. –Te acostumbrarás. En realidad, tienes que hacerlo, o no podrás soportar cuando te toque atender un herido.

Volví a asentir con la cabeza, respirando entrecortadamente. Ya me había relajado un poco, así que me levanté.

No sabía que lo peor estaba por venir, pues al atravesar el pasillo y la entrada principal, vi varios cuerpos con el rostro hecho pedazos por la explosión en la entrada, algunos que tenían pedazos de carne volados de sus cuerpos; otros en charcos de su propia sangre.

No aguanté más y vomité, recargándome en la pared. Camilo me dio palmadas en la espalda.

-Sí, deja que salga, deja que salga. Es difícil verlo, pero ni modo que una niña aguante y tú no, Archer. Ya luego te reirás de vomitarte por esto, aparte siempre me dijiste que no te importaba ver carne y sangre frente a ti.

-Gracias... -Tuve una ahorcada más, vomitando de nuevo. Me limpié los labios y me puse a ver que podía saquear de los cuerpos, buscaba información, a pesar de que eso me daba demasiado asco.

Tenía que templarme, pues así sería mi vida a partir de ese momento.

Ya no era un niño ni un civil; ahora era un héroe justiciero. Me abrí la casaca verde, viendo el rostro del Che. Ahí recordé por qué carajos había decidido tomar esa vida, dejando mi casa y el sillón.

***

Lunes, emprendí mi camino a la Facultad como era común de todos los días de la semana. No me puedo quejar, honestamente, pues la carrera me gusta bastante.

Lo que no me gusta es mi vida...

Mi casa quedaba relativamente cerca, pues yo estudiaba en una universidad privada, pero tenía del 100% de beca.

Claro que eso se debe a mi esfuerzo y a mis calificaciones en preparatoria, aparte de que en el examen fui de los promedios más altos, así que de ahí que me fuera tan bien.

Llevaba en mi mochila algunas cosas, pero no eran muchas, lo justo y necesario para ese día.

Vi a mis primeros compañeros, yo escuchaba música de manera tranquila y relajada, así que me sentía bien conmigo mismo, algo que no era normal en esos días de melancolía y tristeza en general para mí.

Llegando a lo que era en sí mi edificio, me encontré con Rin, la cual se me quedó viendo bastante feo. Iba con su novio, el cual simplemente se me quedó viendo con indiferencia.

-Buenos días. –Sonreí.

-Le debes una disculpa a Sakura, desgraciado. Cree que te aburres con ella cuando salimos los cuatro, se puso triste. –Ella se había cruzado de brazos.

-Carajo...la buscaré en un rato, faltan quince para que empiecen las clases, así que ya no debe tardar en llegar. Y bueno...creo que no fue la única triste este fin de semana.

-No seas ridículo, Shirou. Pero bueno, si lo dices debe ser por algo.

-La tristeza es un estado con el que se puede combatir relativamente fácilmente, lo único que tienes que hacer es aceptar que necesitas que alguien te ayude.

-Gracias...

El novio de Rin torció la boca, desviando la mirada. Ella rió un poco aunque no me queda del todo claro por qué le causa gracia.

-Ambos se llaman Shirou, je, je. –Dijo ella.

-¡Ah! Vaya sorpresa, debo reconocer. –Le tendí la mano, y él aceptó con cierto recelo, algo que la verdad no me importó mucho. -¿Qué tal si te llamo "tocayo"?

-No, gracias. Tendremos el mismo nombre, pero eso no quiere decir que nos tengamos que llevar bien.

-Vamos, Shirou. Hazlo por mí. –Ella le dio un beso en la mejilla.

-Sigh. Está bien. ¡Pero ni creas que te llamaré tocayo! Y dime por mi apodo, Archer.

-Ah, vaya, no sabía que te gustara el tiro con arco. Por cierto, Rin me dijo que eres trotskista, yo también soy rojo.

-¿Ven? Otra cosa que tienen en común.

-Sí, sí ya. Tengo cosas que hacer, ¿Me acompañas, Rin? –Él dio la espalda, caminando lentamente.

Ella torció la mirada, me hizo una seña de que no preocupara y fue a tomar del brazo a su novio.

Nunca he entendido del todo por qué le caigo tan mal si apenas nos hemos tratado de manera medianamente formal. Quizá luego le pregunte a Rin por qué motivo le desagrado.

Esperaba a Sakura en el pasillo que iba a los salones, me encontraba recargado en una pared para tener más comodidad en la espera, pues no me gustaría tener malos términos con ella.

No me gustaría que ella siga pensando eso.

Encontrándome con otra persona, que era mi amigo Issei, él me saludó con afecto, como solía hacerlo con normalidad. Él es bastante más serio que yo, por eso es que casi no suele salir. De no ser por eso, quizá hubiera salido a tomarme unas chelas con él éste fin de semana tan aburrido.

Charlamos un poco de lo hecho el fin de semana. Si yo me quejaba que mi vida era aburrida, la de Issei lo es más todavía, y por mucho. Aunque sigo quejándome de eso.

-¿A quién esperas? –Me preguntó.

-A Sakura. Tuve un malentendido con ella que quisiera arreglar lo más pronto posible.

-Ah, ya más o menos me hago una idea. Me preguntó el fin de semana si no le caías mal o te molestaba su presencia. Claro que le dije que no.

-Sigh. Maldita sea, ¡no puedo creer que todo eso se haya causado por un día que no fui con ellos! Mi suerte se está yendo al caño.

-Tranquilo. Ella lo entenderá.

Él se fue dándome una palmada en la espalda. Era el único de mis compañeros que había llegado, así que al menos tendría alguien con quien echar plática en lo que llegaba el profesor.

Faltaban diez minutos, Sakura ya pasaba por ahí. Sonreí naturalmente al verla, saludándola con la mano. Ella miró al suelo, apurando su paso para desviarse del camino.

Eso fue un golpe que me dolió bastante, debo aceptarlo. No hice más que maldecir mi suerte de mierda, marchándome definitivamente del pasillo para ir a mi salón.

Ya llegaría un momento adecuado para charlar con ella. Únicamente espero que esta mierda de suerte no se extienda a más allá que éstos tres días o de verdad me pegaré un maldito tiro en la cabeza.

Llegando al salón, me aventé a mi banca, tirando la mochila al suelo. Me desparramé en mi asiento. Me sentaba al lado de Issei, quien se me quedó viendo de manera curiosa.

Me notó que tenía mal genio, así que por eso mejor ni me dijo nada. No obstante, yo sí quería charlar con él para olvidar la razón por la cual estaba, entre molesto, jodido y con deseos de morirme.

Tenía más una necesidad por desahogarme, más que nada.

Hablábamos de cosas vánales, eso sí, pero no podía pedir más, siendo totalmente honesto. Con que pudiera olvidar mis jodidos problemas, la verdad es que estará excelente.

Tras unos buenos cinco minutos de bulla, entre risas, comentarios y algunas cuantas reflexiones sobre la tarea hecha, escuché que alguien tocaba la puerta. Al ver quien era, me quedé completamente helado.

Una chica rubia, de ojos verdes y de tez blanca entraba al salón. Tenía un leve rubor en sus mejillas, aparte de que su sonrisa era enorme, y era muy linda también. No sabía quién era ella.

-Disculpa, ¿Aquí es cuarto semestre? –Su acento me era extraño.

-¡Ah! ¡Arturia, que gusto verte!

Me volteé a ver a Issei de forma extrañada, ¿Ambos se conocían de antes? Nunca antes la había visto, por lo que me extrañé bastante de verla, no sabía que alguien así estudiaba en la Facultad.

-Buenos días. –Me saludó ella, poniéndose un mechón de oro detrás de su oreja. Su sonrisa era una cosa...que simplemente no sé ni cómo describir.

Era, de hecho, la mujer más bella que yo haya visto en mi vida.

-Buenas tardes. –Ella me miró extrañada, pero sonriendo de forma más amplia. -¡Digo, buenos días! Je, je. –Me sentí avergonzado.

-No te preocupes. Issei, te regreso el texto que me diste el viernes. –Ella extendió su mano. Se sentó a nuestro lado, una banca después de la mía imagino que, al no conocerme, prefiere guardar su distancia.

-Los presento. Arturia, él es mi buen amigo Shirou. Shirou, ella es Arturia, vino de Inglaterra a estudiar aquí.

-Oh...ya veo. –Ambos levantamos nuestras manos, estrechándolas con suavidad.

-Un gusto, Shirou. La verdad es que sí, vengo de Inglaterra, por eso mi acento, sé que mi japonés debe de sonar bastante extraño. ("Japonés" :v)

Pues sí, su acento me parecía divertido, el acento británico siempre me pareció bastante curioso. Aunque ahora, me era lindo, en especial por su voz delicada y hermosa.

Trataba de verme lo menos estúpido posible ante sus ojos, me sentía levemente nervioso.

-¿Qué te ha parecido la estancia en el país? Espero que no te hagan mucha burla. –Me acerqué a ella, secreteándole. –Aquí entre nos, y aunque no lo parezca, mis conciudadanos son bastante xenofóbicos.

-Oh, vaya. No lo pensé. Bueno...pues hasta ahora todo ha ido bien.

-Sí, por eso el buen Shirou se quitó la nacionalidad. –Issei me dio una palmada, yo me le quedé viendo con ojos de "cállate, cabrón".

-¿Te quitaste la nacionalidad?

-En sentido figurado, no creo en los nacionalismos. Se me hace algo muy tonto, la verdad, un pensamiento de personas atrasadas en el tiempo.

-Oh, ya veo. Pues sí...por eso es que no me agradan mucho los franceses, son...demasiado pedantes por ser "franceses" todos los que he conocido son bastante idiotas.

-Sí, por eso mismo me quité toda nacionalidad o idea de. Es algo que divide a las personas, las hace enemigas cuando son hermanas.

-Vaya manera de pensar tienes. Algo me dice que te gusta el color rojo.

-Sí. –Sonreí. –Espero que no seamos enemigos por algo así. Hay una persona a la que no le caigo bien por simplemente ser "rojo".

-Hum, que pena. O bueno, quien sabe. Es infantil que alguien te caiga mal por no pensar de la misma manera que tú, así que puede ser mejor para ti andarte lejos de esa persona.

Parecía ser que Arturia no era una rubia sin cerebro como están estereotipadas, ella se notaba que pensaba, y eso es algo que me atrae un poco más de ella.

Es muy temprano para decir que me he enamorado de ella...pero es que...mi pecho no vibraba así esta mañana, ni siquiera este mes. Arturia me causó algo, como una explosión o una cosa que ocasionó una reacción en cadena.

¿Podría ser amor a primera vista? Quizá, la verdad es que no lo sé. Prefiero no hondar en esos temas, pero siempre cabe la posibilidad.

Notaba que Arturia siempre sonreía, algo que claro que me agradaba bastante, pues su sonrisa era disfrutable, incluso me la contagiaba. Llego un punto en donde me dolían las mejillas de tanto sonreír también.

Con lo demás, me sentía satisfecho, siendo honesto. Platicábamos con ella Issei y yo, siempre sonriendo. Nos contaba cosas de Inglaterra, y que aquí el clima era un poco más agradable, pues las lluvias de casi todo el año le eran molestas.

-Aquí hace un calor bastante delicioso, lo único malo es que hace bastante sol, creo que me compraré un sombrero o algo así. –Dijo ella, apuntando su cabellera rubia.

-Oh, sí. Eso es tan molesto, pero uno se acostumbrá tras tantos años de vivir aquí. –Dijo Issei.

En eso, entró el profesor. Al ver a Arturia, una sonrisa se le salió de los labios, haciéndonos la seña del pulgar arriba.

-Veo que estás conociendo a tus nuevos compañeros. Espero se lleven bien.

-Sí, en realidad hemos platicado bastante a gusto. Issei y Shirou son bastante agradables.

-Sí, y son estudiosos, así que apuesto a que podrán resolver tus dudas.

Tras la llegada del profesor, naturalmente el salón se llenó en su totalidad. Rin se sentaba en medio, saludándonos a mí y a Issei. Al ver a Arturia, le dedicó una buena sonrisa.

Issei y yo teníamos la costumbre de mensajearnos por el celular cuando eran cosas que se preferían en privado. Ahí le recriminé el por qué carajos no me había dicho de la chica nueva.

Él se aguantó una risa, pero yo me le quedé viendo feo. Arturia lo miró, también cuestionándose qué le pasaba. Yo la miré, sonriéndole en señal de que no era nada extraño, a pesar de que tenía que ver directamente con ella.

Él me contestó diciendo que ya me había ido de las clases optativas, y nos centramos más en lo que había pasado con Sakura. ¡Sakura! Me olvidé de ella, soy un amigo terrible, pero ya se lo compensaré, tengo que hacerlo, al menos aclarar el problema es una prioridad también.

El profesor nos presentó un poco más formal a Arturia, ella venía de la University of London, lugar del que era originaria. Eso fue en sus palabras, nos contó un poco de su ciudad y nos dijo que las diferencias de los edificios eran bastante notorias, aunque le gustaba ver algo nuevo, aparte de que la ciudad era, por sí sola, muy bella.

Eso nos alegró a todos, aunque algunos, los que más jodidamente son xenofóbicos y, por estudiar historia, tienen un chovinismo a lo más jodido, pues tenían cierto recelo de Arturia.

Yo prefiero conocer más culturas, hablar con personas del extranjero, así puedo tener una mente más abierta, no cerrándome a nadie por cuestión de raza o cultura. Digo, no le tengo ninguna preferencia a Arturia por venir también del primer mundo y las características étnicas que ella tiene. Eso da un poco igual.

-Sólo le pido a los caballeros que no hagan sentir incomoda a Arturia, y eso también irá para Cu Chulainn, en especial para él. –Varios en el salón rieron.

-¿Quién es Cu Chulainn?

-Compañero de octavo semestre, es bastante... cariñoso con las chicas.

-Y las chicas con él. –Intervino Issei.

-Ah. No, no se preocupe, profesor. Digo, quiero llevarme bien con todos, aunque claro que pondré límites.

-Si alguno te molesta, dime y ya verán si les quedan ganas de seguir haciéndolo. Y eso va también para todas las señoritas en general.

Continuamos con la clase, el profe trató de que Arturia participara bastante, pues le preguntaba a ella. Buscaba incluirla, lo que no es raro. Nadie quería que se sintiera como extraña.

A veces había palabras que, por su mismo acento, no pronunciaba bien o lo hacía de forma muy rara, lo cual me daba risa, aunque no de burla, sino más bien de ternura.

Aunque claro, la ayudábamos con las pronunciaciones, lo que la apenaba un poco, pero sabía que, la gran mayoría, no lo hacía de mala intensión.

Acabando la clase, todos salimos al pasillo en lo que llegaba el nuevo profesor. El salón de Sakura quedaba al lado mío, y mientras Issei platicaba con Arturia, yo aprovecharía para disculparme con ella.

No obstante, el desgraciado de Issei me jaló a la plática, sin realmente saber por qué razón lo hizo. Pero bueno, nos estiramos un poco tras dos horas de clase, bastante entretenida.

-¿Ya has visto la ciudad? -Preguntó él.

-Hum, nada más lo más turístico, y fue un tiempo muy reducido, así que, prácticamente, no he visto nada.

-Oh, qué bien. Sabes, Shirou me comentó que la rutina lo tiene un poco agobiado, pensaba en que los dos podríamos ir a mostrarte la ciudad, si quieres.

Yo me extrañé, no creí que me incluiría a mí, aparte de que no lo vi venir.

Ella se llevó su dedo a los labios, torciendo levemente la boca hacía arriba, pensando en qué contestar. Issei me miró de forma sugestiva, deseando saber mi opinión.

-Sería bien el viernes...el sábado prefiero dedicarme a buscar donde rentar, me he quedado en un hotel estos días. Creí que encontraría éste domingo, pero para mí mala suerte no ha sido así.

En ese momento me latió fuertemente el corazón. Recordé, naturalmente, el vacío que había en mi casa, en esa habitación que quedaba abandonada todos los días. Me templaría la voz al hablar, aunque tenía que decirlo, en bien de ella.

-Te-tengo una casa desocupada, vivo con mi vecina, aunque un cuarto sobra. –Tanto Issei como Arturia me miraron. Ok, no quería parecer idiota y me sale lo contrario. -¡Bueno, vivir con mi vecina no tanto, claro, de lo contrario no sería mi vecina!

-Lo que mi camarada aquí quiere decir es que él vive solo. Nos hemos ido varias veces a hacer fiesta, es pequeña, pero creo que le sobran cuartos, ¿no?

-En realidad sólo es uno. Pero sí, me sobra.

-Ah. Claro, sería bueno convivir con un compañero de clase. Aunque ya sabes que dijo el profesor, ¿eh? –Ella sonrió, yo me sonrojé.

-No soy esa clase de persona...ni que fuera el perro Chulainn.

-¿Perro? Vaya fama se carga ese hombre.

-Así le decimos, siempre va detrás de las mujeres, aparte de que es igual de mañoso que un perro callejero. –Explicó Issei.

-Mejor me cuido de él. Bien, Shirou, debes ganarte mi confianza en lo que lo pienso.

-Me parece sensato, en realidad. –Me seguía apenando.

Issei, como si fuera el conductor de un tren, no dejaba de echarle carbón a ese tren infernal de hundirme. Aunque claro, me echaba flores y halagos...aunque no sé a qué se deba.

Eso convenció aún más a Arturia, que bueno, así tendría mucho tiempo de sobra para conocerla, en realidad.

Me daba miedo pensar en el futuro cercano, ¿qué tal si las cosas con ella no salían bien? ¿Qué tal si, pasado el tiempo, le confesaba mis sentimientos y me rechazaba? Sería imposible vivir en un mismo techo al quedar bastante dañada la relación tras ese tropiezo.

Decidí calmarme, no hacía nada más que hablar de supuestos muy lejanos. Me ponía en un modo de muy adelantado, llevo dos horas de conocerla y pienso que qué ocurrirá en tres meses, más o menos.

No llegaré a nada si sigo así. Aparte, aún ni es seguro que se vaya a quedar en mi casa.

Sakura salía de su salón para verme directamente a los ojos, desviando su mirada. Ella regresó inmediatamente a su salón, pero preferí ser yo quien buscara el encuentro en vez de que se diera por normalidad.

-Discúlpenme un segundo. –Dije, saliendo de la conversación, caminando directamente al salón de Sakura. Una vez ahí, me quedé en el marco. –Sakura. –Me ignoró, estaba de espadas a mí. –Sakura, quisiera platicar contigo...por favor.

Vi que suspiraba fuerte, viéndome a los ojos. La vi bastante triste, pues era como si esperara lo peor. Le sonreí de forma amable, aunque ella no me miraba directamente a los ojos.

Ambos fuimos, caminamos unos metros por el pasillo hasta quedar relativamente solos, pues era mejor tener cierta privacidad en ese momento.

-¿Qué se te ofrecía, senpai? –Su voz, tímida; su mirada, en el suelo.

-Es respecto a lo del sábado. La verdad es que sí, no quería ir, pero no por qué fuera contigo...me he sentido un poco deprimido estos días, y la verdad no quería salir, no me aburro de ti ni me desagradas, es sólo eso.

-¿Deprimido? ¿Por qué?

-No importa ya, lo superé relativamente hace poco. Aunque era un poco, nada más.

-Debiste decirme, pensé que... –Vi cómo se sonrojó. –Por ser de segundo semestre te aburrían mis pláticas.

-Oh vamos, los de tu salón serán unos huecos, pero tu compañía me es valiosa...me gusta platicar contigo, Sakura. –Sonreí, contagiándola.

De la nada, escuchamos un "Ohhh" que venía de la planta baja, pero antes de eso, era como el sonido de una charola cayéndose.

Ambos nos fijamos rápidamente por el barandal del segundo piso, observando que había problemas. Cu Chulainn era empujado por una persona, y él parecía que iba a regresar un golpe. No obstante, varios se fueron a agarrarlos.

No me sorprende que haya sido él.

-¡Desgraciado infeliz!

-¡Cómete eso en el suelo como el maldito perro que eres!

-Vaya, Cu Chulainn en pleito otra vez. –Sakura puso una cara de inconformidad.

-Vele el lado positivo, sus peleas son entretenidas.

-¡Senpai!

-Es broma. –La verdad es que sí quería ver pelear otra vez a Cu Chulainn.

Otra de las razones por las cuales le dicen perro no es nada más porque ande detrás de las mujeres y sea un mañoso. Sino que, además, pelea como perro rabioso.

Le sonreí a Sakura, dándole un beso rápido en la mejilla para despedirme. Me alegra que nuestros malentendidos se arreglaran rápido. El día va mejorando, por lo menos.

La faena había sido tranquilizada allá abajo, así que tras unos largos segundos de silencio, regresó el ruido, todos a sus actividades normales.

Issei seguía hablando con Arturia, y no me sorprendería que sea sobre lo que había sucedido recién.

-Ahora ya sé quién es el famoso Cu Chulainn. Issei me dijo que pelea muy seguido, ¿Por qué es tan problemático?

-Aquí hay dos razones por las cuales te puedes pelear: o por honor, o por mujeres. –Explicó Issei.

-Aunque las mujeres no se quedan fuera. Como hay equipo de esgrima, por lo regular son peleas a espadas, pero también pueden ser a golpes...siento que hoy habrá pelea a golpes. –Dije.

-Y una muy buena.

Justo como lo habíamos previsto, todos esperaban con ansias disimuladas la salida. La academia queda a un lado de unos callejones, y no era raro que ahí se dieran las peleas a puños.

Como no es raro, el rumor se corrió como el polvo. Parece ser que la exnovia de un chico le coqueteaba a Cu Chulainn, y como no es raro, pues él también mandaba mensajitos "curiosos". Cuando el exnovio tóxico se enteró, vaya que explotó en cólera.

A Arturia le daba un poco igual, pues ella prefería seguir en las clases a saber el chismorreo de la facultad, y no la juzgo por eso. De hecho, hace mejor que todos nosotros.

Llegaba la hora de salida, Issei se desvió al callejón donde ya había algunas personas esperando.

-Lo grabaré para que lo veas. Seguramente estará buena la pelea.

-Je. No lo dudo. –Sonreí ampliamente.

Rin y su novio se daban un beso en los labios para que él se fuera de forma apresurada. Siendo compañero de Cu Chulainn, seguramente lo va a ir a apoyar...pero a echarle porras, pues él una vez golpeó a cuatro personas de una sentada.

Gritó "Vénganse los cuatro de una vez para acabar pronto"...Cu Chulainn es del tipo que es bueno para los golpes, para jugar futbol y, contra todo pronóstico, bueno para los estudios, y no suele beber.

Le comentaba eso a Arturia, quien se quedaba bastante sorprendida.

-Sabía que en el país se caracterizaban por ser peleoneros, pero, ¿tanto así?

-No todos. Issei y yo preferimos hablar antes de llegar a los golpes. Pero Cu Chulainn es...pues es igual de salvaje que un perro callejero.

Rin se acercó a nosotros, sabiendo de qué hablábamos. Ella sonrió a Arturia de forma amable, ella le regresó ese gesto.

-¿Hablan de lo que sucede en los callejones? Archer fue, pues no puede dejar a su buen amigo sólo.

-Le comentaba a Shirou que aquí las personas son bastante agresivas, en Europa no suelen pasar cosas así, o no tan a menudo como me dice él.

-Sí, te entiendo. Es esta maldita cultura machista patriarcal que tenemos de "a ver quién la tiene más grande" o "si eres hombre lo arreglas a golpes".

-No te creas, en todos lados es lo mismo, lamentablemente.

-Creo que es más marcada aquí en el país.

Yo me quedaba callado, pues prefiero mantenerme a raya cuando son temas de feminismo. Es mejor callar no sabiendo que hablar siendo ignorante. Era mi caso.

-¿Y en dónde te estás quedando?

-En un hotel, pero Shirou me dijo que él tiene una habitación vacía, así que pensaba quedarme con él. –Ante lo dicho por Arturia, vimos como varios compañeros pasaban junto con Archer y Cu Chulainn festejando. Él tenía los puños magullados.

-No intentes hacer nada estúpido o volverán a festejar así a Cu Chulainn. –Señaló la faena.

-¿Por qué lo dices? No creo que Cu Chulainn sepa quién sea yo, no nos conocemos.

-Será todo un Don Juan, pero él respeta mucho a las mujeres. De hecho, Archer me pasó el chisme completo y Cu Chulainn fue a reclamarle al tipo que le tiro su comida porque había amenazado a su exnovia, aparte de que la humillaba, la insultaba, le decía cosas hirientes y como es amiga de Cu Chulainn pues ya le contó y él se enojó mucho.

-Vaya...¿entonces no era exactamente pelea por una mujer?

-Es probable que en dos semanas ya tenga a esa amiga como novia. –Rin soltó una risita. –Sí, la verdad es que así pasa.

-Es noble de su parte, pero siento que se aprovecha de eso para conseguir parejas.

-Posiblemente...aunque bueno, con que ponga en su lugar a los que maltratan a las mujeres, me voy por bien servida. Creo que él sufre más cuando rompe una relación...es raro.

Con la plática finalizada, nos fuimos Arturia y yo caminando. Mi casa no estaba muy lejos, así platicábamos un poco más y le contaba algunas cosas sobre Fuji...seguramente me esperaría para la comida, y vaya sorpresa tan grande se llevaría.

-Vaya que es interesante aprender sobre una nueva cultura, me parece muy bueno, y que mejor que alguien te explique. Rin parece ser muy inteligente.

-Lo es, de hecho. Aunque le caigo mal a su novio.

-¿Le caes mal a las personas? Eso es de sorpresa...¿sí se dice así?

-Creo que tratas de decir que es "sorprendente".

-Sí, sería una palabra más adecuada. ¿Pero qué pasó entre ustedes, si puedo preguntar?

-No sé...le caigo mal y ya. Hay personas que odian por odiar, es mi caso con él, pero no me desagrada.

-Quizá Rin le contó algo de ti que le desagradó, quizá es por eso.

-Lo dudo...ella no suele ser así. Nos acaba de contar todo el asunto de Cu Chulainn por ser "necesario". Es complejo.

-Bastante.

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Se darán cuenta de dos cosas: número, que el fic no está inmerso en el universo de Fate, número dos, quizá algunos de ustedes dirán "mucho Che" eso en referencia a que en el fic se hará bastante mención al Che Guevara, ¿a qué se debe? Leí una obra de teatro que era una biografía del Che donde había dos personajes llamados "Comandante 1" y "Comandante 2" estos personajes, para cuando vi Fate UBW, me recordaron DEMASIADO a Shirou y a Archer, ya que son como una misma persona, pero con dos puntos de vista distintos, esa es una inspiración para ese fic. 

Creo igual mencionar que la personalidad de Arturia es más apegado a Fate UBW por no es un personaje tan frío,  y sí más bien uno sonriente y carismatico (de verdad, arturia sonrié bastante más en UBW que en SN), y espero les guste la pareja de RinxArcher, es un ship famoso así que ojalá haya acertado.

Espero les hayan gustado los capítulos, si son nuevos, espero se queden ya que este fic es de los mejores que haya redactado (lo tengo acabado ya, de hecho), y creo que vale la pena leerlo completo. Para los que ya llevaban meses esperando este momento, ojalá no los decepcione, disfruten mucho. 

Habrá dolor, infidelidades, muerte, y muchooooooo Che Guevara, así que estén atentos todos los viernes que ese día sin falta se publicará capítulo, en caso de que no les llegué notificación, dense una vuelta el viernes por la tarde y ya verán que habrá nuevo cap.

Nos vemos en una semana, comenten y voten.

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes.

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