Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 19.-Diógenes e Ishtar.

(El título hace referencia a Diógenes el perro [el cínico, de Sinope], el más famoso de los cínicos y a Rin 2.0 del fate Babylonia :v PD: ay, que beia es Rin y su homologa Ishtar :3).

La forma de ser de Cu Chulainn era...era perfecta, pues era tierno, caballeroso y muy amable, eso era lo que más me encantaba de él, su amabilidad tan irreal, incluso creí que actuaba, ya que era el hombre de ensueño.

Pero no...él era un chico enamorado...enamorado de mí.

Su sonrisa lela me encantaba, me hacía sonrojar por lo tierna que era, y como Cu Chulainn tenía un canino salido, se veía muy lindo, por eso me enternecía tanto verlo sonreír.

Pero también era un cabrón, le encantaba hacerme sonrojar, apenarme, y siempre lo lograba, sobre todo cuando se ponía muy romántico. Escurría miel a todas horas el desgraciado, incluso, una vez cuando fuimos de paseo, y una persona estaba tocando la guitarra, se la pidió prestada para tocarme y cantarme una canción lo que me sonrojó como un tomate. Nos fuimos dándole una propina al muchacho.

En otra ocasión, tomando un café en el exterior de un restaurante, aprovechó que pasaron unos músicos, tomando mi mano para secretearme un poema que improvisó en ese momento.

Su cinismo se fue al máximo en ese momento, ya que me robó un beso en la nariz, burlándose de mí por lo apenada que resulté. Casi le di una bofetada...pero estaba tan apenada que ni eso pude.

Supe desde el principio que era eso, un perro, pero se pasa de perro muy a menudo, lo que me molesta. De cualquier forma...le quiero, me enamoró en nuestra primera cita y lo sigue haciendo cada vez que salgo con él y se porta así de lindo conmigo.

Ahora que ya no me afecta tanto lo de Archer, ya que la espina no me la quitaré en meses, creo que puedo volver a amar.

"-Entonces esperaré a que alguien me ame y a que me den ganas nuevamente de amar a alguien...aunque eso, como dices, necesitará tiempo."

Él ya me amaba al momento de salir conmigo...y ya me dieron ganas de amarlo, eso que dije ya tiene su tiempo, y quizá él no sea capaz de declarárseme al haberle dicho eso, así que tendré que hacerlo yo.

Pero no lo sé...me da pena, y aun me duele Archer a pesar de lo que me hizo. Era un amor de años, difícil de olvidar, pero todo se puede olvidar, al fin y al cabo.

Regresaba a mi casa con otro tulipán azul, ya iban cinco, y era viernes. Sin falta alguna, Cu Chulainn me dio uno, y lo puse con los demás en el jarrón de mi buró, donde guardaba parte de mi ropa y algunas cosas para mi cabello y aseo personal.

-¿Dónde pondré tantas rosas? –Me pregunté mentalmente.

Mi madre me miró, a lo que se soltó a reír, yo le hice una mala mirada.

-¿Te los dio Archer?

-Terminé con él hace algunos meses...me los dio otra persona. –Sonreí de forma involuntaria.

-Has traído tulipanes a la casa toda la semana...ese muchacho debe quererte mucho.

-Trabaja en una florería, así que por eso lo hace, aunque me parece lindo que lo haga.

Mi madre se fue dejándome sola, y ahí fue a mi closet, sonriendo nuevamente de forma involuntaria, topándome con varias flores y rosas secas que guardaba, incluso había hecho un ramo con ellas, siendo muy lindo.

-Quizá si le tomó foto y se la mando...mejor le digo en persona.

Mi corazón latió tranquilamente, aunque no por ello significaba que no estaba emocionada, Chulainn era una cosa curiosa, era casi un perro.

Siendo sábado, él me invitó al cine a ver la película de moda, no tenía nada de especial, lo que hacía ese momento especial era que estábamos juntos, abrazados, en la sala hacía frío, y yo me recargaba en su pecho.

No compramos nada al no ser de nuestro gusto, y eso incomodaría al momento de abrazarnos, así que pasamos de ello. Llegó un momento en donde él se quedó dormido, dándome ternura. Alcé mi mano para acariciarle la cabeza como si fuera la de un perro grande, y vi que él sonrió, lo que me causó una risa interna.

-A veces sí parece más perro que humano. –Lo volví a abrazar.

lo único malo es que, al acabar la función, nos vimos en un gran problema, siendo la salida trasera del cine, llovía a borbotones, lo que nos hizo mirarnos con un gesto de "y ahora qué".

Teníamos las chamarras, así que nos confiamos en eso, mojándonos bastante, y no era de esa lluvia gruesa, era fina, cayendo de lado, lo que fastidiaba muchísimo. De puro milagro llegamos a refugiarnos debajo de algunas de las cornisas de las casas.

-No creí que fuera a llover. –Le dije.

-¡¿Qué?! –Me gritó, pues el sonido de la lluvia no nos dejaba escucharnos.

-¡No creí que llovería! –Le grité igual.

-¡Suerte que...! –No lo entendí.

-¡¿Qué?!

-¡Tenemos las chamarras! –Se levantó un poco la suya.

-¡Ah! –Exclamé. -¡Igual es molesto, estoy toda mojada! –Yo, como tal, tenía una chamarra delgada, así que me abracé a mí misma, buscando algo de calor.

Chulainn me miró, haciendo un gesto de pregunta. Tras eso, abrió su chamarra, la cual si era gruesa, metiéndome dentro de la misma, de forma metafórica.

-Abrázame. –Me susurró al oído, y fue lo que hice, me abracé a su cuerpo, sintiendo el calor del mismo.

Chulainn me cobijó en su chamarra, también abrazándome, incluso sentí cómo se le ponía la piel de gallina al meterse el aire en dentro de la misma, aparte de que yo le mojaba la playera.

Nos mirábamos a los ojos sin decir nada, se escuchaba el enorme estruendo de los autos y de la lluvia caer. Dijo algo con sus labios, y claro que no lo escuché.

-¡¿Qué dijiste?! –Exclamé. Él me sonrió, negando con la cabeza.

-¡Tú ya sabes lo que dije!

-¡Dime o te echaré al agua como el perro que eres! –Me reí, abrazándolo más. Me miró feo, acercándose a mi oído, como si me fuera a susurrar un secreto. Yo esperaba escuchar algo romántico, lo que era tan peculiar de él.

Aunque no...como perro que es, me mordió la oreja, algo que me hizo hervir la sangre en un primer momento, pero me relajé al saberme ganadora de que se desquitara.

Me sonrió de nuevo con esa sonrisa tan torpe, lo que me sonrojó al ser la causa de mis amores. Sin esperar un segundo más, decidí actuar, queriendo besar la comisura de los labios de Chulainn, pero me salió el tiro por la culata.

Lo que debía ser un movimiento rápido, se convirtió en un tropiezo, pero en uno para bien. él creyó que lo iba a besar como Dios manda, aunque no, yo quería su comisura, pero él se agachó un poco, haciendo que nuestros labios coincidieran plenamente, lo que me causó que abriera los ojos de la sorpresa.

La cosa fue así: Chulainn tenía los ojos cerrados, nada más veía sus gemelos, su frente y parte de su nariz, lo que en un primer momento me hizo dar un beso fuera de ritmo, pero, al cerrar los míos propios...aconteció la magia.

Es de esas cosas que dices "wow". No exclamas más palabras, sentí un wow en el aspecto más diverso que pudiera, y sentí que mis brazos, a pesar de que no se los había ordenado, apretaron el abrazo que tenía con Chulainn, haciéndome pegarme a su cuerpo.

Ya no sentía más frío, de hecho ahora sentía un calor abrazador, y era debido a que Chulainn me calentaba con la calidez de su corazón.

Tras eso, mi mente quedó completamente en blanco...

Regresamos a mi casa, él me dejó en la puerta de la misma, le pedí que esperara, que mi padre quería conocerlo. Yo resulté más mojada que él por el tema de las chamarras, aunque siempre me mantuvo con esa calidez de su corazón.

-Sería la primera vez que conozco al padre de una chica.

-Pero yo no soy cualquier chica.

-Obvio que no...eres mi chica idea. –Me dio un beso en la mano para luego tocar el timbre de la casa.

Mi padre apareció del otro lado de la puerta, mirándome con asombro. Yo sonreí con incomodidad.

-Hola, papi.

-Holis. –Chulainn igual sonrió. Mi padre abrió los ojos al llevarse la que parecía ser una mala sorpresa de verme empapada acompañada de un chico.

Fue divertida la presentación entre Chulainn y mi padre, ya que él, al igual que mi madre, se había quedado con la idea de que seguía siendo novia de Archer, aunque fue difícil contarles una mentira para que no se enojaran con él.

De cualquier modo, yo de Archer ya no quería saber nada, y mis padres debían pasar por lo mismo, naturalmente.

Al menos para mi madre, Chulainn le pareció simpático, pero para mi padre, fue todo lo contrario por la misma razón. No le parecía que fuera novia de un chico tan poco serio, ya que le daba la idea de que nada más jugaría con mi corazón.

Aunque yo sé que él jamás será así, pero sí que es juguetón y poco serio de veces, lo que me encanta de él.

Ya me había bañado tras llegar a mi casa, y él me seguía mandando mensajes de amor, incluso fue tan tierno y lindo que hizo un poema describiendo la situación que tuvimos...la de nuestro primer beso.

Eso me hacía latir el corazón fuerte, aparte de arrancarme más de un suspiro lleno de amor y de satisfacción con él. No podía pedir más, era un chico perfecto, y pensar que pasé dos años de mi vida sin prestarle la mínima atención.

Ya no importaba, ahora que la captó, es seguro que jamás la pierda, para bien o para mal.

Al lunes siguiente, me daba hasta pena saludarlo, pasó todo el domingo mandándome mensajes tiernos y bobos, lo que incluso me fastidió un poco, pero era algo que me satisfacía, evidentemente.

Lo sorprendente es que lo veía ciertamente decaído, no sonreía, se notaba melancólico. No me preocupé, ya sabía yo cómo hacerlo sentirlo mejor, y aparte tendría un plus de mi parte.

-Buenos días, pequeña dama. –Su sonrisa resultó de lo más forzosa y apagada, así que lo tomé de las manos.

-Vaya, segundo día de novios y me resultas así. Ya no te quiero. –Lo miré con falsa indignación, él me miró con una mala cara.

-Tan propio de ti. Hoy amanecí, no sé, no tengo nada pero me siento bastante triste.

-Ahh, es como si una mujer reglara. Bueno, hombres y mujeres tenemos problemas hormonales, pero quizá algo te pueda alegrar.

-No tengo ganas para besos, perdóname, linda señorita. –De verdad se veía triste, incluso el rostro se le veía apagado, algo tan impropio de él.

-Hay una frase muy bonita del mejor escritor del mundo, pues me parece que es verdad, "nunca dejes de sonreír, ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quien se puede enamorar de tu sonrisa".

-Rin... -Se sonrojó como un tomate, yo le di un abrazo sincero.

-¿Sabes qué chica se enamoró de tu sonrisa? Pues yo. Da la linda casualidad que siempre que termina el día me digo a mi misma "ya no soporto a ese perro, le diré que no me busque más" pero llega el día siguiente, te veo y me enamoro otra vez de tu sonrisa, lo que me impide dejarte. Mientras no dejes de sonreír, no dejaré de enamorarme de ti.

Eso le arrancó la más fidedigna de las sonrisas, incluso lo hizo mostrando los dientes, denotando ese canino un poco salido que tiene, por lo que me abrazó más fuerte.

-Pequeña dama...por eso te amo. –Me robó un beso en los labios, lo que me hizo abrir los ojos de la sorpresa; él los tenía cerrados y sus mejillas levemente sonrojadas.

Cada que Chulainn me miraba, sentía como si un perro meneando la cola lo hiciera, pues inclinaba hacia adelante la cabeza, girándola en un ángulo de cuarenta y cinco grados, me sacaba un poco de quicio que me viera así, pero me causaba mucha ternura viniendo de él, de esa persona especial.

Ambos habíamos llegado temprano para vernos, faltaría poco menos de una hora para que ambos entráramos a clase, respectivamente. Nos sentamos en la parte trasera de la biblioteca para platicar, tampoco queriendo hacerlo en el patio de la facultad al no querer que nos vieran.

Vi que Chulainn anotaba algo en su libreta, lo que, naturalmente, me dio curiosidad.

-¿Qué escribes? –Antes de que pudiera ver sus apuntes, escondió la pequeña libreta en su pecho.

-Cosas privadas.

-¿Tus poemas?

-Algo así. ¿Te acuerdas que te dije que suelo leer novelas románticas?

-Uy, sí. –Dije, emocionada. –Déjame ver, quiero ver qué lees.

Chulainn rió nervioso. –Me da un poco de pena, Rin, así que preferiría que no. –Lo miré feo, cruzando mis brazos. –Es que no sólo son libros de amor.

-¿Entonces? –Alcé una ceja.

-Suelo leer...literatura erótica, ¡pero de vez en cuando!

Abrí los ojos de sorpresa, haciendo mi cuello para atrás, mirándolo con incredulidad.

-¡¿Por qué lees esas porquerías?!

-¡Shh! No lo hago por el sentido sucio o carnal...me gusta leer sobre amores románticos, tiernos; escenas de sexo que conmueven al corazón, te hacen sentir enamorado, y cuando te dejas llevar sientes las más bellas cosas... -Se sonrojó.

-Wow...no lo había visto así. –Lo abracé. –Eres un ñoño romántico, a veces siento que me dará diabetes con tanta miel que me das de comer, me enfadas con lo romántico que eres porque te la pasas sonrojándome, doy vueltas en mi cama y me pongo la almohada en la cabeza por la pena que siento de las cosas hermosas que me dices, que me haces sentir.

-Ojalá no te canses de esas cosas bobas que te digo, pues no planeo dejarlo de hacer. Dos años de soportarme las palabras en mi corazón ahora salen a flote con la más absoluta violencia, ya que no me puedo contener a amarte, y quisiera elevarte a la categoría de diosa del amor, pues eso es lo que eres, una diosa que me enamoró a primera vista, me hechizaste con tu mirar, con tu sonreír; me dices que mi sonrisa es bella, pero es la de un mortal, tú, Rin, eres el amor mismo hecho diosa.

Mi rostro se sonrojó de arriba abajo, se puso tan caliente que incluso se podría cocinar algo en él. Mi piel y cabellos se erizaron, no tenía palabras, me quedé en blanco, mi corazón latía como el de una fiera tras escuchar esas palabras salir de sus labios.

-Te amo, Rin. –Me sonrió, dándome un beso que no pude ni responder por lo anterior dicho.

No pude dejar de pensar en él en todo el día, en las clases, pues me parecía muy hermoso lo que me dijo, era impresionante, nunca creí que el pudiera ser así.

No pensé que Chulainn fuera a cambiar por mí, y ese era uno de mis temores. Ya no le coquetea a ninguna chica, ni tiene citas, nada. Al final era verdad eso que dijo que, cuando ama, ama fielmente y de manera sincera.

Seguramente me está componiendo un poema en este momento, lo que me hace latir el corazón y me conmueve. De hecho, no hay poema suyo que no me conmueva o me deje sin palabras.

Creo que lo hace más que nada por cínico, a sabiendas que eso me apena y a él le gusta verme apenada, lo hace. No me disgusta precisamente, me enoja, pero no puedo hacer nada para evitar sonrojarme ante sus palabras sinceras de amor.

Ahora era de esos momentos en que no quería dejar de estar al lado de Chulainn, sentía que me abrazaba por la cintura, recargándose en mi hombro. No faltaría mucho para eso, naturalmente.

Saliendo de clases, ambos fuimos a beber un té caliente para el frío que hacía, al ponerse a chispear levemente, nos era buena idea a ambos. Suerte que ahora no era una maldita lluvia torrencial.

Fue dentro de un restaurante, lo que me recordó a una cosa muy especial: nuestra primera cita, lo que era, naturalmente, el día que me enamoré de él.

-A mí también me recordó, de hecho. Me hace pensar que el tiempo ha pasado y nuestro amor ha madurado, ahora nos amamos con locura. (Insisto, Archer amaba e incluso sigue amando más a Rin que el propio Chulainn).

-Es lindo. No te lo dije en ese momento pues era muy pronto, pero tus ojos, tus manos y sonrisa me parecen lindas. –Lo tomé de la mano. –Es sueva y tersa.

Lo vi sonrojarse, aunque me mantuvo la mirada, algo que yo ni de chiste podría hacer. Tras eso, apretó suavemente mi mano, compartiéndome de su amor.

-Me gusta que tomes mi mano. No dejes de hacerlo, ¿sí?

-Claro. –Sonreí, dándole un beso rápido y corto. Quería recargarme en su hombro, pero no pude. –Te quiero...

-Eso suena un poco ambiguo. Pues hay personas que dicen verdades a medias. Hay infelices que te podrían decir "yo te quiero...te quiero coger". En mi caso te diré "yo te quiero...yo te quiero con todo mi corazón".

-Chulainn, me sonrojas.

-Seré un perro, pero yo no tengo celo. Te respetaré a ti y a tu cuerpo, jamás te convenceré de algo que no quieras, y me gustaría que tú llevarás la batuta de qué tan lejos llevamos nuestra relación, pues tu carácter da para eso y mucho más.

-Casi pienso que te necesito para vivir. Sigue así, y un día capaz sí te lo digo.

-De acuerdo. –Lo besé otra vez.

De alguna forma u otra, se nos hizo de noche por estar en el restaurante, ahí mismo comimos y todo, e iríamos caminando a mi casa para pasar un poco más de tiempo. Hacía frío, vaya que sí, pero como no podía ser de otro modo, a Chulainn se le ocurrió una forma para quitarnos el frío.

Caminábamos a la vez que bailábamos por la acera humeda tras la chispeada, no era factible que nos fuéramos a caer, yo me reía, imaginando que mi padre me veía, lo que le haría darse un enorme disgusto.

Chulainn me dio una vuelta, tomándome luego de la cintura a la vez que él movía sus pies. Las personas que pasaban se nos quedaban viendo, aunque no nos importaba al divertirnos de esa manera tan genial.

Me tomó de ambas manos, dando uno dos, uno dos a la vez que seguíamos avanzando. En un punto, me tomó de la espalda media baja, bajando mi cuerpo como si bailáramos ballet. Me siguió dando vueltas, moviendo él sus pies y su cintura.

Dejamos de movernos así por la calle cuando él casi se da contra un teléfono público, lo que me hizo estallar en risas. Él igual reía, agraciado.

Sudamos y nos cansamos un poco, ahora simple y llanamente caminábamos tomados de la mano, aquella que no quería soltar. 

Cuando llegamos a mi casa, ambos nos quedamos parados unos segundos en la puerta de la misma, observándonos por unos segundos.

-Si mi padre nos hubiera visto, seguro le daba un ataque de furia.

-Que nos vea, ¿qué importa?

-Cínico.

-Obvio. –Me dio un beso rápido en la frente.

-Aquí no, se molestarán.

-Que se molesten, no me importa, y tampoco debería molestarte a ti, pues así nos damos pruebas de amor.

-Ya. –Me reí. –Eres un amor, Chulainn. –Lo abracé, alzándome de puntillas para ello. –Te quiero a pesar de los defectos que tienes.

-Me alegra, pequeña dama. –Separándome del abrazo, dirigí mi brazo al timbre de la casa. No obstante, Chulainn me tomó suavemente de la mano, agarrándome de la cintura para darme un beso en los labios, lo que me sorprendió grandemente.

Mi cuerpo, en especial mi rostro y mis mejillas se calentaron a pesar del frío de la calle y de esa brisa que corría de vez en cuando, congelándome la nariz, la cual ahora era cubierta por la respiración de Chulainn en ese beso.

Separándonos, un fuerte suspiró acompañó una última respiración, así como nuestros corazones que latían con la misma fuerza con la que las oleas golpean las rocas, notándose por menos de un segundo el vapor que escapó de nuestras bocas.

-Buenas noches... -Me dijo, despidiéndose con esa linda sonrisa carismática que tiene. –Envíale saludos de mi parte a tu padre.

Me quedé atónita, fue un beso especial aunque ya nos habíamos dado algunos en lo poco que llevamos de novios. Sin duda alguna, siempre lo tendré en mi subconsciente, pasen los años que pasen, jamás lo olvidaré.

En mi cama, ya acostada y cubierta con una gruesa colcha, Chulainn seguía hablando de cositas bobas de amor conmigo, lo cual me apenaba.

Leí ese mensaje tan romántico de su parte, lo que me hizo dar una pequeña sonrisa forzada, llevarme una almohada a la cara y dar vueltas de izquierda a derecha en el colchón. Incluso me destapé un poco por el calor que me daban sus palabras tiernas y románticas sin connotación sexual.

¿Habría un mejor hombre? Era dudosa esa pregunta, estaba muy ilusionada. Tanto, que me sentía como niña pequeña enamorada de un superhéroe de ficción. Aunque él no era ficción, en lo más mínimo, pues lo había tocado, abrazado, me había besado el muy cabrón y me hacía pasar sensaciones tan humanas que me quedaba simple y llanamente sorprendida.

"No me regalaste flores hoy, perro malo" –Le recriminé.

"Quisiera que la pequeña dama espere para una mejor flor". –Fue su respuesta, la cual me dejó confundida.

Le insistí en que me dijera bien qué significaba eso, aunque me desvió el tema con un nuevo poema lleno de miel y que me ensalzaba en lo más alto de la montaña sagrada más alta.

Sus poemas, a pesar de ser muy recurrentes, nunca hablan de lo mismo, y siempre me hacen sonrojar y, más importante todavía, enamorarme de él y de conmoverme.

La duda que tuve durante toda esa noche se resolvió de una forma sencilla. Chulainn me llevó un ramo de las rosas más bellas que había visto en mi vida...
______________________________________

Yo, justificando que Lancer merecía ser novio de Rin :v

Bueno, ya la siguiente semana es último cap, está un poquito más largo, creo que pasa de las 5000 palabras, por lo que se abarcará mucho, la verdad lo amerita.

Me siento nervioso de sus opiniones, no adelantaré si es un final bueno o malo, pero sí que tiene que ver, en una cierta parte, con uno de los finales de la ruta de seibah nada mas que a la inversa.

Saber te invita una hamburguesa para celebrar el final del fic, ¿acetas?

Siempre tuyo:

-Arturo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro