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Capítulo 16.-Amor, amor, y más amor.

Leía el periódico para saber un poco más de qué sucedía en el país por el cual luchaba, cuestionándome demasiado acerca de qué clase de lucha ejercía en ese preciso momento.

"Seis muertos y decenas de heridos civiles deja un tanque de gas usado por las FARC-EP en un ataque terrorista contra una estación de policía".

Llevaba más de dos meses sin dejar de leer esa clase de noticias, al principio fui bastante revisionista y me negaba a aceptar esas cosas, las acusaciones sobre tráfico de droga que nos imputaban...hasta que fui testigo en primera fila de ello.

Veía las imágenes, rostros llenos de sangre, veía mucho dolor, madres llorando por sus hijos, hijos llorando a sus familias, me era tan desgarrador y funesto ver algo así.

Yo jamás deseé una situación parecida cuando me decidí que me uniría a las FARC, era todo lo contrario, yo me veía siendo recibido por los civiles, deseosos de llegar a sus calles, a sus barrios, a sus ciudades. Y, en vez de eso, me topo con miedo, odio y repugnancia, lo cual me dolía, ya que, más que un héroe justiciero, era un asesino a sueldo.

Por primera vez en todo lo que llevaba en la lucha armada me pregunté por el valor de las vidas que había quitado, ¿qué es lo que había dado a las familias cuyos padres e hijos asesiné realmente a sangre fría?

Noté que había estado cegado, convencido de la causa por la que luchaba, lo que hacía y me jactaba de haberlo hecho. Ahora...ahora me sentía arrepentido, traicionado, culpable.

No pude más con ese sentimiento que duró varias semanas, luchaba en el frente, pero disparaba a herir, no a matar como lo hacía antes, ya no quería dirigir mi Guerrilla, ya no quería hacer nada, realmente.

Ahora ya cobraba el "salario" y no lo repartía entre mi tropa, lo cual, claro, les causó curiosidad. Dije que mi madre había caído enferma, y necesitaba una operación, de ahí que juntara el dinero.

Cuando tuve lo necesario para ejecutar mi plan, fui y compré un pasaporte falso, al fin y al cabo, las FARC ya me habían dado un montón de ellos, tenía el dinero para marchar de regreso a mi país.

Fui a la tienda de campaña de mi comandante, respiraba rápido, y me sentía muy nervioso.

-Señor, ¿se puede? –Dije, estando en la entrada de la misma.

-Pasa, Archer, ¿Qué se te ofrece?

-Señor...deseo desertar.

-¿Desertar?...

-Sé que suena extraño viniendo de mí pero...mi madre está muy enferma, no me gustaría que ella se fuera y su único hijo no estuviera a su lado.

-La familia es un estorbo para el revolucionario... nunca dejará de dar este tipo de problemas. Sin embargo, la familia siempre será la familia, naturalmente. Ve, Archer...espero verte de nuevo si todo sale bien con tu madre.

Pude ver en los ojos del comandante que sabía que no iba a regresar, aunque no importaba, nadie estaba obligado a quedarse, pero sí obligado a guardar silencio o sería buscado y ejecutado como traidor.

Compré algunas cosas para el viaje, como si fuera un turista, pues el pasaporte falso era japones, como debía ser. Reconozco que me moría de miedo, me había quitado la barba y cambiado el peinado, además de maquillarme unos lunares y usar pupilentes para guardar apariencias con Shirou Emiya.

Llegué a Colombia queriendo ser un héroe justiciero, y me marchaba como un asesino, traficante, secuestrador y terrorista...los sueños de revoluciones que no pude cumplir, por lo que Camilo había muerto, todo fue por nada.

***

Despertaba junto con Shirou, abrazado a él como todas las mañanas, lo que me hacía latir el corazón, pues en los cuentos que mi madre me contaba no había nada de esto. Era más especial, quizá Shirou no fuera ni de lejos un príncipe azul, pero no importaba, él era...un soñador, pero eso me basta.

A pesar de lo tontos que son sus sueños a futuro, es el hombre que me enamoró, y ahora yo lo amo a él con bastante apego, y una fuerza desmesurada.

Aunque claro, hay secretos que debo contarle, el semestre está por acabar...y eso es lo que me tiene nerviosa.

Claro que todos se sienten nerviosos al cambiar de semestre, es un paso menos para acabar la carrera, aunque, en mi caso, era por otra cosa también, una que mejor guardarme, a pesar de no deber.

Me metí a bañar, esperaría a que Shirou despertara. No obstante, ese pensamiento nunca salió de mi cabeza, negué con la cabeza varias veces, no quería ese pensamiento ahí, dejando que se escurriera con el agua que caía de la regadera.

Lo único que hizo que el pensamiento saliera de mi cabeza era recordar a Shirou, lo que me venía acompañado de una sonrisa con bastante amplitud, quitándose esa negatividad a cambio de amor.

No me quedaba duda, pues yo amaba a Shirou, aunque no fue algo que pudiera tomar en cuenta cuando acepté quedarme en su casa, y así terminaron las cosas, no me quejo. De hecho, lo agradezco.

Al salir de bañarme, fui directamente al cuarto junto con Shirou, quien dormía, se notaba cansado, pues en los últimos días lo he visto preocupado por los problemas con Archer, la infidelidad de Rin, la propia Facultad...no quiero darle más problemas, por eso mejor callar.

Me cambiaba en el mismo cuarto, pues ya nos teníamos esa confianza, así que no nos importaba, o nos apenaba, mejor dicho, en especial a mí.

Ya cuando me secaba el cabello, él despertaba, haciéndolo con una sonrisa que yo le regresaba, mirándolo a través del espejo.

-Buenos días. –Nos decíamos. Él se levantaba y me daba un beso en los labios, el cual era un gusto tan dulce como el pastel mismo, siendo el primer momento especial del día.

Ese chico cada día me enamora más, no lo creía yo posible. Aunque sí, cada día madura más nuestro amor, lo que le da ese mejor sabor.

Pasado un rato, se escuchaba la música de Beethoven en la cocina, siendo señal de que se preparaba el desayuno, siendo otro de los momentos más lindos del día junto con las bromas de Fuji.

-Siempre tuve un buen presentimiento con ustedes. –Mencionó, mientras servía un poco de leche en su café. –Veía los ojos de Shirou cada que se posaban en ti, Arturia, e irradiaban amor.

-¡Fuji! –Exclamó él, sonrojado. Yo sonreí de felicidad.

-Yo, a él, lo conozco perfectamente, de ahí que siempre supe que estaba enamorado de ti desde el primer día que llegaste a la casa. Por eso te dije que él nunca te pondría un dedo encima, pues Shirou es un hombre honrado, y jamás lastimaría a lo que ama.

-Me siento privilegiada. –Me llevé las manos a las mejillas.

-Lo eres, tenlo por seguro. –Ambas miramos a Shirou.

-Sí...tenlo por seguro, Arturia. –Bebió de su café para ocultar su sonrojo. Yo me sentí más alegrada, incluso le di un beso en la cabeza.

Fuji fue a su trabajo y nosotros a la Facultad. Ese mismo día, Shirou tenía un evento donde tocaría la guitarra, siendo un día cultural al ya notarse, finalmente, los cambios de estación, lo que era una bendición.

Hacía frío en las mañanas y en las noches, lo que nos provocaba llevar una chamarra ligera a cada uno, ya calentándose en la tarde, pero el frío siempre regresaba, trayéndome recuerdos de Inglaterra.

-¿Qué es lo que cantarás?

-Hum, ya lo verás.

-Espero que sean canciones lindas. Aunque, ahora que lo pienso, ¿De qué cantante harás cover?

-Silvio Rodríguez. Es de mis cantantes favoritos.

-No lo conozco...ni siquiera me suena. –Hice un gesto de extrañeza, pues en verdad no conocía ese nombre.

-Es cubano. Autor de "La nueva trova" que es un movimiento musical que surgió en la Cuba post-revolucionaria. Silvio habla de amor, de la revolución, de la justicia. Cantaré tres canciones...y una extra.

-Sí, se ve que interpretarás "La era está pariendo un corazón" "Playa Girón" y "Debo partirme en dos". Aunque ahora que lo pienso, nunca te escuché practicar.

-Las sé de memoria, tanto los acordes de la guitarra como la letra. Digo, Kiritsugu ponía una y otra vez esas canciones, me las aprendí obligadamente, aunque reconozco que me gustan.

-Tiene sentido. Pero dime, Shirou, ¿cuál es esa cuarta canción que no tienes en el programa?

-Oh, es una sorpresa. –Me dio un beso rápido en los labios. –Ya lo verás.

Le di otro beso bastante gustosa, pues Shirou es tan romántico y tierno a veces, que siento que me matará con tanta dulzura. No me quejo, es lo mejor que me ha pasado en la vida.

Pero ahí está ese problema, ¿será lo mejor que me pasará en la vida? Soy realmente joven, faltan muchas experiencias por pasar, y no todas ellas siempre serán gustosas de recibir, así como los besos de Shirou.

Habrá algunas muy amargas, y no dudo que puedan suceder pronto. Debería decirle a Shirou la verdad, pero hoy es un día donde debe estar muy concentrado, mejor no decirle, mejor lo dejo pasar para después.

Aunque...si espero, puede ser peor. ¡Mañana! ¡Le diré mañana! No, tampoco puede ser, mañana iremos a bailar. ¡Mejor del domingo!...pero es domingo de películas, mejor lo paso para después.

Debo partirme en dos para poder estar más tranquila, lo malo que me es físicamente imposible.

Notando que estaba muy callada, Shirou me tomó de la mano, sonriéndome. Yo le hice lo mismo, juntando mi brazo al suyo.

Esa acción, a pesar de no haber sonidos ni palabras entre el medio, nos decía una misma cosa a ambos: era ese "te amo" que siempre nos gritábamos directamente al corazón cuando; por ejemplo nos besábamos, hacíamos el amor, despertábamos juntos o nos acostábamos, abrazados, incluso durante las horas de estudio, compartiendo miradas en un mar de silencio.

Si los momentos así fueran para siempre...la vida sería un poco más decorosa.

Llegando a la Facultad, Issei nos saludó con bastante apreció, encaminándonos los tres al salón. Vi que Rin platicaba con Chulainn, y últimamente lo hace mucho, me preguntó qué pasará con ella.

Antes de entrar al salón, y como Sakura estaba ahí, la unimos a la plática.

-Ya me acostumbré a verlos tomados de las manos, eso indica que su relación va bien. –Nos dijo ella. Ese día, justamente, y a pesar de que nunca lo mencionamos Shirou o yo, cumplimos un mes de novios.

-Oh, ya ves. Yo siempre tuve el presentimiento de que era tal para cual. Shirou, un amargado experto, hacia total juego con Arturia, una chica sonriente y carismática.

-No soy...amargado... -Dijo él, molesto. –Seré indiferente.

-Ni tanto, Shirou. De hecho, eres una buena persona, siempre ayudas a las personas cuando lo necesitan. –Mencionó Sakura.

-Me disgusta ser megalómano, aunque sí ayudo a quien lo necesita, es parte de mi ideología.

-Y cuando la ponen en duda te pones como un animal rabioso. –Le reproché con la mirada.

-Tch. De cualquier manera, ya me llevo bien con Archer.

-Lo que no entiendo es cómo. –Intervino Issei. –Es un maldito, se la pasaba diciendo que se quería casar con Rin, que la amaba con locura, ¿y para qué? La traicionó de la peor manera.

Vi que Shirou quería decir algo, aunque se lo calló, simplemente se alzó de brazos sin decir más. Entramos a la clase, despidiéndonos de Sakura, quien nos sonreía con bastante amabilidad.

El evento de Shirou era en un rato, incluso a los compañeros se nos daría la clase libre para ir a escuchar las canciones, aprovechando que no tardaríamos más de veinticinco minutos, incluyendo ya la canción sorpresa que dice él cantará.

Me da la sensación de que será una canción dedicada para mí, pero no debo hacerme ilusiones para no llevarme una tristeza el resto de la tarde. En caso de que sí, y aunque no lo quiero dar por hecho, me preguntó qué clase de canción podría ser.

Conociéndolo, será la más tierna de las canciones, incluso mi corazón latió fuerte en ese momento pues apenas cabía en mí la idea de que me dedicaran una canción romántica al ser la primera vez. Ya lo vería, y vaya sino lo deseaba.

Como ahora veíamos temas sobre la edad media y su fin, mi mente se centró casi por completo la clase, ya que mi tema favorito de la historia nunca podrá ser otro que no sea la Edad Media.

Mi tesis, probablemente, será de ese tema, o de uno derivado. Aunque igual me llama mucho la atención la historia no occidental, como podría ser la de medio oriente o africana, que igual da mucho para estudiar.

Ya casi para finalizar la clase, llegó el momento para empezar a irnos al auditorio, Shirou se notaba nervioso, respiraba rápido y sudaba un poco.

 -Vamos, camarada, todo estará perfectamente. Te he escuchado cantar mil y un veces, así que despreocúpate. –Apoyó Issei.

-No es tanto por eso, claro que me saldrá bien la canción...¿pero y si no les gustan?

-Eso no importa. Si aceptan que cantas aceptable...te puedes dar por bien servido, así que por eso no te apures.

-Tú ten por seguro que les gustará como cantas, lo demás ni importa.

-Gracias...de verdad. –Sonrió, lo que me encendió el corazón.

Nos fuimos tomados de la mano hasta el auditorio, en ese trayecto nunca dejé de ver que Shirou estuviera muerto de los nervios, incluso su mano se heló en los primeros pasos que dimos fuera del salón.

Yo le sonreía y le acariciaba el brazo para tranquilizarlo, ya que si las manos le tiemblan al tocar, todo se pondrá muy feo para él.

En ese momento me di cuenta que nunca había escuchado cantar a Shirou, y me daba curiosidad saber cómo lo hacía. Le trataría de transmitir ese apoyo.

-Si cantas tan bien como bailas...todo estará tranquilo. –Le di un beso en la mejilla. –Canta con el corazón y transmitirás tus sentimientos a los escuchas.

-Tengo un sentimiento muy fuerte por esas canciones. Son mi niñez, la juventud de mi padre, mis anhelos y sueños. Supongo que...así sabrás lo que en verdad soy y deseo ser a futuro.

-Siempre es lindo soñar. Yo creo que es más lindo actuar.

Al llegar, se podía ver el auditorio considerablemente lleno, ahí escuché que Shirou tragó saliva bastante pesado. Podía ver a Sakura, Issei ya estaba sentado con sus otros amigos, y vi que Rin se encontraba a un lado de Chulainn, platicando de forma animada. Archer se había sentado al lado opuesto de ellos, teniendo una boina en la cabeza.

Eso me extrañó, jamás lo había visto con una boina puesta...y reconozco que se le miraba bien. Shirou le sonrió, parándose recto y haciéndole el saludo militar. Archer regresó el gesto, lo que me hizo reír.

-Si tuviera la barba, sería tu comandante, ¿no?

-Mi sargento, pero eso es otra historia.

Shirou fue a tomar una de las guitarras que quedaban en el cuarto de música, afinándola lo más rápido que pudo. No le tomó mucho tiempo, ya estaba preparada para el evento.

No había como tal una tarima, pues el piso era completamente plano, yo me había sentado en la primera fila, quería verlo a detalle. Shirou se aclaró la garganta.

-Como sabrán, pues está pegado en la entrada, interpretaré unas canciones de Silvio Rodríguez, las considero muy importantes, y habrá un extra que me gustaría añadir, pero ese es secreto. La primera canción me recuerda a que, mientras nosotros tenemos una vida de lujos, diversión y ocio; hay gente llorando, gente sufriendo. Yo decidí, de forma voluntaria, sentir el dolor ajeno como propio, llorar por las lágrimas de otros, y me parece que, el día en que nadie se quede sin llorar el dolor ajeno, no pasará mucho tiempo para que un mundo mejor y más unido esté a la vuelta de esquina.

Varios aplaudieron esa primera introducción, incluyéndome, aunque, reconozco, que me sentía nerviosa por la llegada de la última canción, la que representaría si es que Shirou me tenía reservada una canción a mí, o no.

Los primeros acordes llegaron, los cuales eran sencillos. No obstante, como avanzaba la letra de la canción, los acordes se volvían más complicados, sin dejar de ser la misma melodía armoniosa. Las palabras eran justo las que Shirou había dicho...

-La era está pariendo un corazón...no puede más, se muere de dolor y hay que acudir corriendo pues se cae, el porvenir. En cualquier selva del mundo. En cualquier calle...-La gente aplaudió y ovacionó esa parte, incluso miré a Archer, y se notaba una humedad en sus ojos que se limpiaba rápidamente. -Debo dejar la casa y el sillón. La madre vive hasta que muere el sol y hay que quemar el cielo si es preciso, por vivir, por cualquier hombre del mundo, por cualquier casa...por cualquier casa...

Todos aplaudimos la canción, yo sonreía ampliamente. Shirou se secó el sudor, bebiendo un poco de agua, tomándose la garganta. Creo que esa canción representaba sus sueños, él quiere dejar la casa y el sillón para luchar por sus ideas, no lo hace por su beneficio propio, no por querer reconocimientos, lo hace por las personas del mundo, y quemará el cielo para lograrlo, lo que no sé si sea más malo que bueno.

-Esta segunda canción trata sobre la victoria de un pueblo pequeño sobre un sanguinario gigante, es como si alguien que tuviera una honda peleara a muerte con alguien que usa una bazuca. Y, sin embargo, gana la batalla. Hay cosas que suenan imposibles e idealistas, y aun así suceden, ¿por qué? Simple, no hay imposibles.

Ahí, observé que los ojos de Chulainn chocaron los con los de Rin, él desvió inmediatamente la mirada, y ella le picó las costillas, riendo, apenándolo. Se notaba que se divertía torturando al perro de la Facultad.

Curiosamente...ahora me parecía lindo verlos juntos, parecían una pareja, y daba gusto observarlos así, incluso creerlo.

La canción fue linda, narraba un suceso y un lugar de Cuba, parecía, y también sobre poesía, cantores, les cuestionaba, tenía lo suyo, aparte de que la guitarra era inspiradora, me gustaba mucho.

La tercera canción fue, más que nada, como una respuesta a aquellos a los que nos gustaran las canciones que Shirou cantaba en ese momento, pues vaya que trataban de temas polémicos, y quizá algunos nada más aplaudían por mera obligación.

Era una canción que describía un poco a Shirou, aunque lo suyo no era sobre cantar, era sobre actuar, pelear. Le decíamos que no, otros le dijeron que sí, y debería partirse en dos para darle gusto a todos. La guitarra era fuerte, se dejaba claro. Algunas partes hablan de amor, pero un amor difícil, un amor que se complicaba.

Cuando terminó, suspiró cansado, bebiendo más agua, afinando la guitarra que tenía en manos. Ahora los aplausos se fueron un poco mellados, creo que incluso les molestó a esos que aplaudían por compromiso, lo que causó una sonrisa altanera en Shirou.

Si una cosa era cierta de esa canción, y que tenía que ver con los sentimientos de Shirou, es que, seguramente él teme a ser incomprendido, y vaya que lo es...ni yo misma lo entiendo.

Ahora veía el momento de mayor tensión para mí, era la canción sorpresa, y, a pesar de sonar egoísta y pedante, quería que fuera única y exclusivamente para mí, no sé por qué. Cuando Shirou dejó su guitarra en el suelo, se llevó una mano a la mejilla y me miró con sus ojos derramántes de amor, supe que quería hablar con su corazón.

-Sabrán una cosa...y la sabrán bien. Pues yo tengo una novia, la mejor de todas. Una mujer a la que yo amo de forma incondicional, sea la situación que sea. Esta canción es para la violeta de mi vida, aquella que, cuando más lo necesitaba, llegó a mi vida, y de verdad estoy agradecido con ello. Arturia, la canción sorpresa de la que te hablé era...para ti, únicamente para ti. El título: Te amaré.

Yo me sonrojé llevándome las manos a la boca, pues vaya si no me llevé una muy grata sorpresa al escuchar esa verdad que, después de todo, quería escuchar.

A todo el auditorio, se les escapó un "awww" acompañado de varios aplausos y algunos gritos de alegría.

-¡Vivan los novios! –Gritó Sakura. Issei se le quedó viendo con sorpresa, ella se apenó, mirando hacia abajo sin dejar de aplaudir.

La guitarra era suave, melodiosa...romántica.

-Te amaré, te amaré como al mundo. Te amaré aunque tenga final. Te amaré, te amaré en lo profundo. Te amaré como tengo que amar. Te amaré, te amaré como pueda. Te amaré aunque no sea la paz. Te amaré, te amaré lo que queda. Te amaré cuando acabe de amar. Te amaré, te amaré si estoy muerto. Te amaré al día siguiente además. Te amaré, Te amaré como siento. Te amaré con adiós, con jamás. Te amaré, Te amaré junto al viento. Te amaré como único ser. Te amaré hasta el fin de los tiempos. Te amaré y después te amaré...

Para ese momento yo...yo lloraba. Una mezcla de sentimientos se acumulaban en mi corazón: amor, felicidad, tristeza, nostalgia, ternura. Pues, así como Shirou, yo mismo le diré una y otra vez "te amaré".

(Esta canción de Silvio está bien boneta uwu)

Sin esperar un segundo más, Shirou dejó la guitarra en el suelo, haciendo a un lado del micrófono, corrimos y nos abrazamos. Queríamos besarnos, pero había demasiada gente, lo haríamos después, nos besaríamos hasta que se nos acabaran las ganas de una semana.

Ahora los aplausos fueron al máximo, acompañados de ovaciones, silbidos y un enternecimiento general de nuestros compañeros.

Él se separó un poco del abrazo, quería decirme algo.

-Arturia...yo no me vuelvo a enamorar de ti pues, una vez lo hice, quedé flechado, no había nada que pudiera hacer.

-Te diré otra vez que me enamoras más cuando eres romántico. –Nos abrazamos de nuevo.

Era uno de los momentos más conmovedores de mi vida, era la primera vez que me dedicaban una canción, y vaya manera de ser una primera vez. Eso corrobora que Shirou es lo mejor que me ha pasado en la vida.

Cuando nos separamos, llegó Archer, quien chocó los cinco de una forma muy amistosa con Shirou.

-Vi que lloraste. –Se burló él.

-No lloré. Lagrimeé. Recordé a mi amigo, el que te dije que murió...era la canción que cantábamos cuando paseábamos en la sierra, la que nos impulsó a hacer ciertas cosas.

-Hablan con mucho secretismo, caballeros. –Dije.

-Son cosas que es mejor dejar en secreto...pues algunas piedras no deben moverse. -Respondió Archer. –Los dejo, creo que es mejor que estén solos y no los interrumpa un mal tercio.

Saliendo del auditorio, íbamos tomados de la mano, aunque, como no podía ser de otro modo, nos desviamos a la parte trasera del mismo, donde Shirou tomó mi cadera, y yo enredé mis manos en su nuca, y ahí juntamos nuestros labios en el mejor de los besos, uno sazonado con amor, cariño, y un "te amaré"...

Malamente, al recordar "ciertas cosas" fue que mi beso se volvió torpe, menos disfrutable, cosa de la que Shirou se dio cuenta.

-¿Te pasa algo? –Me preguntó.

-Quiero que lo dejemos para después...en la casa.

-Sí. Tienes razón, será mejor así.

Regresamos al salón tomados de las manos, topándonos con Chulainn y Rin, quien parecía nos espiaban. Ambos nos miraron de forma sugestiva, alzándonos una ceja.

-¿Qué hacían en el rincón solitario? –Cuestionó Rin.

-Sí, es muy sospechoso. –Siguió Chulainn.

-Mejor dicho, ¿Qué hacen ustedes dos en este lugar tan solitario? Dan a pensar que son...amantes. –Sonrió Shirou, haciendo que Chulainn se pusiera serio y Rin se sobresaltara.

-¡No somos amantes! –Exclamó ella.

-¿Ya son novios? –Jadeó Shirou, fingiendo mucha sorpresa.

-¡Tampoco!

-Oye, mocoso, ¿qué tal si te doy una bofetada por molestar a la pequeña dama y así aprenderás a respetarla?

-Ya veo...entonces algo de por ahí es verdad para que quieras evitar que Shirou ondeé en el tema. –agregué yo. -¿Qué? ¿Ahora a mí me darás una bofetada? –Reté.

-No. Para eso está Rin. Rin, pégale. –Me señalo. Rin torció los ojos pero se soltó a reír, contagiándome a mí y a Chulainn. Shirou se había llevado las manos a los ojos.

Fue divertido, pues Chulainn, siendo bastante alto, con un rostro de una persona ya madura, actuaba como un niño. Claro que lo hacía a propósito, lo que daba risa, pero noté que incluso Rin se había enternecido.

Algo se traen entre manos, no lo dudo.

Llegando a casa, Shirou colocó en la chapa de la puerta un colgante que decía "no molestar" ya que Fuji llegaría en cualquier momento.

Para ese momento, Shirou y yo nos besábamos con todo el amor que teníamos, él me tomó de las mejillas, besándome el cuello, lo cual me sonrojó y me sorprendió.

No obstante, lo tomé de las mejillas, dirigiendo sus labios a los míos, quería demostrarle mi amor con esos besos tan desesperados, necesitaba besarlo para poder seguir respirando, me atrevo a decir.

Nos abrazamos, continuando ese beso, era todo lo que necesitábamos. Caímos a uno de los sillones que quedaba, y nos seguimos besando tras una pequeña risa que ambos dimos de felicidad y de amor.

Él me acariciaba toda la espalda de forma lenta y cuidadosa a la vez que yo apoyaba mis manos en su pecho, sintiendo sus latidos de corazón como si fueran los de una bestia indomable que corre locamente.

Así fue como nuestro amor se desbordó por completo, como si fuera el líquido de una copa que no pudo soportar una gota más, pero la seguíamos llenando, no queríamos parar de derramar la copa siempre y cuando nos pudiéramos seguir amando.

-Te amaré hasta mi último aliento... -Jadeó él, un poco falto de, justamente, aire.

-¿Me amarás aunque no esté? –Pregunté, con ojos de cachorro.

-Aunque estés a miles de kilómetros, te amaré.

Me pregunté una cosa...¿de verdad Shirou me amaría a pesar de las distancias? ¿Me amará aunque yo deje de estar a su lado? Son preguntas que deberán tener su respuesta, claro.

Lo que me cuestiono también es... ¿podremos soportar esa respuesta?

______________________________________

Bueno, y así es como shero y seiba tienen de nuevo el protagonismo uwu 

Quizá tomé una gran libertad creativa con lo del concierto, pero puedo decir que son canciones bastante bonitas de Silvio, especialmente la de Te amaré, que, de hecho, tendrá más importancia de la que parece :0

Eso sí, a partir de aquí la trama se va a complicar, ¿por qué lo digo? Oh, ya lo verán xd quizá Cabo no sobreviva (ok, no :v)pero sí habrá más de uno que me quiera matar...nada más un poquito D:

Siempre tuyo:

-Arturo.

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