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Capítulo 11.-Reconciliación.

Caminaba con algunos camaradas por la sierra, cantábamos la Internacional, una canción que varios nos sabíamos de memoria. La versión que yo conocía era diferente a la que se cantaba en Colombia, pero no era mucho problema, nos dábamos a entender.

Sabíamos que estábamos lejos del enemigo, por esa misma razón es que cantábamos, incluso un camarada tocaba la armónica, musicalizando la canción.

Tenía mi rifle en las manos, siempre había sido bien tirador cuando practicaba en el Paint-ball, pero ahora podía acertarle a una manzana desde doscientos metros de distancia. Eso ya era un hecho.

Recientemente me habían ascendido a sargento, de ahí que estuviera tan feliz, cantando con los que ahora eran mis subordinados, aunque no dejaban de tener voz y voto, siempre hay que colectivizar el trabajo, pero el líder, yo, es el que los guía a todos, más no los manda.

-Camilo estaría orgulloso de ti, seguramente él igual hubiera llegado a sargento, pero el problema sería quien tendría el poder de la Guerrilla.

-Ambos. Los buenos líderes siempre escuchan a la retaguardia, ellos van hasta adelante para guiar a los demás. ¿Te has dado cuenta que siempre pido opiniones para modificar el plan antes de atacar?

-Bueno, a ciencia cierta pides puntos de vista y algunas ideas de cómo cumplir los objetivos.

-Eso es lo que hace un líder. Por ello soy trotskista, ya que no mando sobre los demás sin importarme nada. Primero ustedes, luego yo.

-¿Y cuál es la misión?

-Tenemos que ser refuerzos de una Compañía que la pasa mal dos sierras más adelante, aparte debemos pasar un río, pero no será muy difícil.

-Uff, suena cansado.

-Lo es. Sobre todo debemos tener los ojos bien abiertos en la parte del río, yo ahí pondría una emboscada.

-Has aprendido mucho, ¿no, Archer?

-Lo suficiente. Los ríos en las guerras siempre representarán peligro, de eso no hay duda.

-Debemos ser precavidos, de cualquier manera.

-Así es...

Ahora con el grado de sargento tenía muchos problemas más encima, no sólo tenía que cuidar de un grupo de veinticuatro personas, ellos eran mi responsabilidad, cualquier fallo recaía sobre mí.

A mis diecinueve, he adquirido responsabilidades que no me corresponden, pero tengo que hacerlo para cumplir mi sueño y el de mis antecesores.

***

Llegaba ese día a la facultad con bastante alegría, saludaba a Issei y a Sakura, quienes platicaban de forma animada en uno de los pasillos.

Arturia iba a mi lado, por supuesto que sí, pero ella se desvió para hablar con Rin de urgencia. Resulta ser, que ambas eran equipo para un trabajo que nos dejaron hace poco menos de una semana y ya apresuraban a entregarlo.

A falta de tiempo para peinarme, me había puesto una gorra del Che Guevara, ya que llevaba un tiempo sin habérmela puesto y nunca era mala elección de ropa para alguien que estudia Historia, obviamente. Lo bueno es que nada del reglamento de la Universidad me lo prohibía, je, je.

Aparte de que ese día tendría seminario de Historia de los movimientos armados, muchos de los cuales eran la guerra de guerrillas, donde siempre se veía al Che como principal inspiración para tales movimientos.

Algo que me sorprendió para demasiado bien, o no sé si podría llamarlo así, era que vi que Archer salía del baño también usando una gorra del Che, aparte de tener la bandera de Cuba en otro de sus costados.

(Yo que tengo una playera de Guerrillero Heroico, puedo afirmar que sí dan ganas de hacer una revolución al tenerla puesta 😂😂😂)

Nos miramos a los ojos y luego a nuestras gorras, sonriendo para bien. Me acerqué a él, saludándolo de mano, nos seguíamos sonriendo.

-Nos pusimos de acuerdo. –Dije, en risas.

-Ya vez. La guerrilla apesta, pero el Che...el Che es una cosa hermosa. –Me dijo.

-Supongo que esa herida. –Apunté a mi hombro. –Se hizo en alguna batalla...

-Ahora que se calmó el asunto con Rin...creo que debo contarte la verdad.

Me senté junto con Archer en una de las bancas que quedaban en el patio de la Facultad, siempre vigilando que no nos escuchara nadie. Daba la impresión de que escucharía un secreto muy bien guardado.

-Mira, chico, la verdad es que sí, pertenecí a una guerrilla. Más precisamente a las FARC, ¿las conoces?

-¡Wow! ¡Sí, las conozco! ¡¿Qué hacías ahí?!

-Eso no importa ya...la causaba estaba podrida desde un principio, no había nada que hacer para ganar. Aparte de eso, las FARC no merecían ganar, era una porquería. Casi me muero por una causa injusta, algo que dice ser y no es...no le digas a Rin, ¿Entiendes?

-Por eso me dijiste que le preguntara a Arturia si tendría como compañero de vida a un asesino...pero no...

-No importa. Maté gente, hice cosas horribles de las cuales ahora me arrepiento. Por eso, Shirou, ¡deja en paz esos sueños de ser un héroe justiciero! Te espera una vida llena de arrepentimiento y dolor...y eso si sobrevives. –Archer se levantó de su silla, al igual que yo. Traté de hablar con él un poco más, pero se separó muy rápido, y decir en voz alta que él me guiara como ex guerrillero que era...a nadie le conviene.

Fui a mi salón un poco alterado, pues sabía que Archer, el novio de Rin, era un ex guerrillero, alguien que había peleado por los ideales de justicia e igualdad que yo también defiendo y deseo luchar por ellos.

Deseaba conocer más de ese tema, pero no era el lugar ni el momento adecuado. Ya llegaría, de eso no me quedaba duda, más que nada necesitaba paciencia y mucha discreción.

Puedo arruinar la relación de Archer con Rin si se me sale algo de los labios, incluso podrían expulsarlo, es más que obvio que nadie, ni siquiera los directivos saben de su participación en las FARC.

De tenerle un leve odio, ahora lo admiro, aunque es una desgracia que haya perdido en Colombia. De todos modos...hay muchas más guerrillas en las que uno puede participar: Libia, Turkmenistán, Ucrania, Somalia.

Las oportunidades son muchísimas, pero debo convencerlo en que vuelva a las armas, y de ahí ambos seremos guerrilleros que luchan por un mismo sueño.

Llegando al salón, saludé a Rin, que era a la única persona que no había saludado en ese día. Le sonreí de forma amable.

-Siento que tu novio y yo nos empezaremos a llevar mejor.

-¿Por qué lo dices?

-Mera corazonada. –Volví a sonreír.

La clase era interesante, pues veíamos el tema de las guerrillas de Asia. que siempre han sido las más sonadas, sin duda alguna. Nos decían cuál era su objetivo, su contexto y por qué habían surgido.

El profesor me hizo leve observación por mi gorra, causándole gracia la curiosa coincidencia, aunque no era del todo cierto. Ya sabía yo que ese día me tocaba esa materia, de ahí la gorra.

A Arturia le daba mucha gracia, pues me veía completamente encantado con la clase, se notaba mi emoción en el rostro, incluso anotaba todo detalle, por más insignificante que fuera.

Claro que se debía a mi admiración por los héroes justicieros, figura que siempre me ensalzó mi padre, a pesar de que me decía que el ser una persona que lucha por la justicia siempre suena efímero.

El significado de justiciero ya no es el mismo en este siglo, ahora ha cambiado mucho, ya no es lo mismo de antes.

Tomándonos un descanso al salir de clase, yo ir Arturia nos compramos algo de beber, sentándonos en las bancas del patio. A unos metros quedaba una donde Chulainn platicaba con una compañera de la clase de Sakura. Yo le enchiné los ojos, y él me guiño el ojo como si me dijera "Tú tranqui".

Eso me sacó más de quicio. Al menos sé que Fuji no está muy clavada con él, pues si le llega a romper el corazón, le plantaré cara...y es probable que luego Chulainn me parta los dientes.

Tanto Arturia como yo nos sonreímos, ella usaba su sombrero, que la hacía ver bastante linda, aunque prefería verla con el peinado de siempre.

-Me di cuenta que te gusta mucho la guerra de las guerrillas.

-No únicamente eso, sino la segunda mitad del siglo XX, esa es mi época favorita de toda la historia. Eran hombres y mujeres que se alzaban en armas por el descontento que tenían con sus gobiernos...pero pocos triunfaron. ¿Cuál es tú época favorita?

-Es algo interesante lo que dices...no sé, hay tantas épocas, tantos sucesos, es muy complicado para mi decidir...pero creo que podría ser la época medieval.

-Oh. Eso suena bien, ¿por qué?

-Tengo melancolía de los cuentos de doncellas y caballeros que me contaba mi madre. Inglaterra es un país medieval, donde todo eso se daba a menudo, de ahí que me guste tanto, aparte mi ciudad tiene algo de arquitectura medieval.

-Ya veo...yo quiero ser un héroe justiciero...aunque puedo cambiarlo por un caballero andante. –Sonreí, acercándome a Arturia. –Y tú eres una princesa, ¿no es así?

-Oh, ¿El cuento del caballero andante y la princesa? Me gustaría pasear a caballo con mi sirviente.

-¿Sirviente? ¿Yo? Jamás (je, si cómo no :v)...sería tu amante secreto, ¿te agrada más la idea?

-¿Una princesa siendo amante de un caballero? Oh, eso crearía un escándalo. Acepto, suena mejor.

-Me agrada. –Tomé la mano de Arturia y le di un beso, haciendo que sonriera, un poco sonrojada. Nos dimos un beso en los labios, juntando nuestras frentes con bastante cariño.

Archer pasaba por ahí, y me saludó haciendo el gesto militar.

-Camarada, no interrumpo nada, ¿o sí?

-Para nada, camarada. –Sonreí.

-Hay veces en que es mejor sacrificar los sueños para estar con la persona que amas. Quédate con esa idea, ¿Sí?

<<La familia y el amor son un estorbo para el héroe, pues eso queda para después al haber llantos en la tierra>> Pensé, pero obvio que no lo dije, ya que no quería lastimar los sentimientos de Arturia, casi dejándole a entender que mis sueños eran más importantes que ella.

-Tienes razón, amigo. –Sonreí. Archer se despidió tras darme la mano, despidiéndose de Arturia igualmente.

Pasados unos segundos, en donde ella me miraba con cierta curiosidad, pues esa no la esperaba, ya que era casi misa que Archer y yo nos peleáramos o él me insultara.

-¿Qué mosco les picó a ambos?

-Uno que es de una especie similar al que me picó para enamorarme de ti. –Sonreí.

-Me enamoras cuando eres romántico. –Nos besamos de nuevo, lentamente, disfrutando del momento en todos los sentidos. Yo me separé, quería decir algo importante.

-Oye...

-Dime, Shirou.

-Te quiero. –Sonreí.

-Yo también. –Nos dimos un beso nuevamente.

Pasamos del "me gustas" al "te quiero" lo que es un enorme salto adelante. Cada vez nos enamoramos más, lo que sentimos el uno por el otro se va madurando cada vez más, y llegará un punto en donde ambos nos queramos quedar juntos para siempre.

Empezaban de nuevo las clases, caminábamos de regreso al salón otra vez, tomados de la mano. Sakura nos vio pasar, sonriendo y con un leve rubor en sus mejillas. Se tapó la cara, ocultando una risita.

Al pasar por su salón, nos dijo:

-Escurren miel de pies a cabeza. Me dará un coma diabético si los veo más seguidamente así. –Sonrió de nuevo.

-Bueno...es que nos amamos mucho. –Dijo ella, lo que le valió un "awww" de Sakura. Nos dejó ir, mirándonos con suma ternura.

Rin también nos miraba de forma pícara, sonriendo. No nos dijo nada, pero se notaba que ganas no le faltaban.

Pasando al salón, ahí fue cuando sacó lo que tenía por decir.

-Vaya, vaya. A ustedes les gusta comerse en cualquier parte de la facultad, deberían tener algo de decencia. –Su tono de sarcasmo y burla era lo más evidente.

-Mira quien lo dice... -Me le quedé viendo feo, recordando todas las veces que se comía a besos a Archer.

-No pudimos evitarlo, pero tendremos más cuidado en ese aspecto.

-Es broma, Arturia. –Sonrió Rin. –Pero sí...no lo hagan en medio patio, puede ser detrás de la biblioteca o para ir al auditorio.

-Sigh. Ya quedó claro. –Suspiré con una leve molestia, sin embargo, me calmé al ver la sonrisa tierna y comprensiva de Arturia, así que me senté a su lado, acariciando su mano antes de la entrada del profesor.

Durante la clase, y continuando con la cursilería con la que no quedamos del todo contentos hacía rato, Arturia y yo nos mandábamos mensajitos tontos por el celular, lo cual era tierno por sí sólo, aprovechando que en la clase veíamos un repaso de lo visto anteriormente, de ahí que nos diéramos esa libertad.

Eran cosas bobas, naturalmente, cuando se nos pasaba un comentario de cursi, hacíamos coincidir nuestros gemelos, sabiendo qué reacción necesitábamos para ese momento, siendo sonrisas, algunas miradas, o simples gestos románticos que nos hacíamos, incluidos indicios de risitas.

Eso era lo más divertido, sin pensarlo mucho, nos hacía falta liberar el estrés. Claro que ahora teníamos bastantes más ganas de besarnos, y lo haríamos apenas pusiéramos un pie fuera del aula, habiendo muchos lugares en donde se podría.

Lo que se me ocurría en ese momento era justamente detrás del edificio de la biblioteca, lo que me hacía sonreír para mí mismo, lo que Arturia confundía, para bien o mal, con sonrisas por los mensajes que me mandaba.

Estábamos al lado, pero no le hacía, la verdad. Parecía que una distancia más grande nos separaba, lo cual se arreglaría de una forma muy sencilla, y de ello estaba seguro.

Issei se me quedaba viendo feo de veces, ya que le incomodaba que Arturia y yo nos anduvieras con cursilerías en el salón, a su lado, e incluso él podía ver los gestos de Arturia, lo que le daba gracia y le impedía concentrarse.

Al menos ahora sé cómo molestarlo, lo que me agradaba mucho.

Él me mandó un mensaje que mejor pusiera atención a lo que íbamos a ver, pues el repaso se había terminado ya, y la parte de ahora era relativamente importante, a pesar de ser más un consejo.

-Como sabrán, algo que ha acompañado al ser humano desde que aprendió a escribir, inclusive desde antes, es la narración. Por eso es que en la carrera se les dice que, aparte de leer lo que se les deja, lean literatura, al ser un reflejo de la sociedad en la que el autor vive, en parte de, no en todos los libros. Unos ejemplos srían la Iliada, viaje al centro de la tierra, Crimen y castigo; es un modo de ver la historia de forma muy interesante, las tradiciones, los valores que se profesan, qué tan limitada se encuentra la visión del mundo.

-¿Qué textos más en concreto nos ayudarían con la misión que usted dice? –Preguntó Arturia.

-Hum...creo que, especialmente, los que narran una historia en su tiempo presente. Por ejemplo...en Anna Karenina se ve cómo era la vida de un granjero (Levin), o de cuál era el ocio principal de la gente, las carreras de caballos entre miembros de la milicia, entre otras cosas. Ese tipo de literatura es la que debemos ver. Y, aunque suene bien curioso, la realidad es que las novelas más zopes que se les ocurran ahorita...

-Ciudades de papel. –Interrumpió un compañero, causando la risa de varios más.

-Pues...pues sí. O Simplemente irresistible, Crepúsculo, yo qué sé, y deseo no saber. Eso, en unos años, será reflejo de la sociedad. Qué bueno, la época de oro de la literatura fue en el 1500...ahora estamos en la época del PVC de la literatura.

Una vez más, varios rieron, incluyéndome. Arturia se miraba pensativa, aunque se sintió tranquila con la respuesta. Al fin y al cabo...hace ya tiempo que se dejaron de escribir buenos libros, pero siempre hay excepciones, por supuesto.

Casi finalizando la clase, el profesor nos dejó salir, ya que tenía prisa en algunas cosas que hacer. Issei platicaba con él mientras se dirigían a la salida. Era normal que todos salieran como avalancha al acabarse una clase, así nos dábamos un respiro de la clase, aparte de que caminábamos un rato, lo que se sentía muy necesario.

No obstante, Arturia y yo nos paramos únicamente, estirándonos un poco. Comentamos rápido qué tal nos había parecido la clase.

Cuando iba a caminar a la puerta, la que quedó cerrada, ella me jaló de la mano.

-Falta un poco de tiempo para que llegué el siguiente profesor...¿qué tal si...? –Sonrió ella, yo hice lo mismo.

Nos dimos un acalorado beso ahí, en pleno salón, pero poco o nada nos importaba ya que nadie nos miraba, aparte la puerta estaba cerrada, de ahí nuestra calma para continuar con lo que hacíamos en ese momento.

Juntamos nuestras manos, siendo algo que nos gustaba mientras nos seguíamos dando ese maravilloso beso.

Arturia se separó de mí, llevándome de la mano ahora sí fuera del salón.

-Me pareció lindo...aparte, es arriesgado, lo que agrega emoción.

-Por supuesto. Pero no estamos en riesgo...yo soy el riesgo.

Arturia explotó en carcajadas, lo que me hizo sentir un poco humillado y apenado. Sonreía incómodamente, fingiendo gracia.

-Sí, como no, Shirou White. Aparte la frase no es así.

-Bueno, peligro y riesgo son sinónimos, tenía que intentarlo.

-Los fines de semana deberíamos ver series para no aburrirnos...o se nos van a acabar las opciones muy pronto.

-No lo dudo...a veces ver películas también es aburrido, pero dormir abrazados, no.

Me estiré otra vez, sintiendo como tronaba mi espina, lo que me causó un cierto des-estrés rápido, así que continué mi jornada estudiantil.

Archer platicaba con Chulainn, le hice el gesto militar, él me respondió de la misma manera, a lo que el perro nos miró con una gran sonrisa. De pronto sentí que ahora todos nos vinculaban. Supongo que el llevarnos bien así de repente a todos les cayó bien.

Antes de que Archer saliera de mi campo de visión, me alcé la gorra, como si me despidiera. Él me hizo de nuevo el gesto militar, pero apuntando su gorra.

Lo siguiente que escuché me dio entre coraje y gracia, ya que a Chulainn se le escapó un sonoro:

-¡Ay, no mames! –Seguido de eso, se soltó a reír de la misma forma tan sonora.

Yo torcí los ojos con algo de molestia, pues estaba seguro que Chulainn suponía que nos llevábamos bien así de la nada por...una gorra.

Era ridículo, lo sé, pero para eso son los símbolos, los héroes de la gente: para unificarla. Sería equivalente a una bandera, te hace sentir representado por algo, aunque eso sería para la mayoría, pues a mí ninguna bandera me representa, yo me siento parte de la gente, no de una nación.

No sé si Archer tiene ese mismo principio, aunque a ser por sus ideas de revolución permanente y universal, es seguro que sí, a pesar de que Trotsky no era del todo un cosmolitan.

Hay tanto que platicar con él, quizá el fin de semana lo invite a la casa a tomarnos una copa con Arturia, pues a ella seguramente le resultará muy interesante, y eso lo aseguro.

Compramos unos dulces, pues como postre rápido no nos venían mal, aparte de algunos otros para acompañar la hora del té, la que siempre teníamos a eso de las cuatro o cinco de la tarde.

Era una linda costumbre que ahora tenía, y siempre la compartía con Arturia y algunos días con Fuji, a quien no es raro que le gusten los dulces, por supuesto.

Sakura se nos acercó, sonriendo de forma tímida, a lo que yo y Arturia la acogimos con bastante fraternidad.

-Shirou...¿me podrías ayudar en un tema que casi no entiendo? Aparte te ha de gustar mucho.

-Dime, Sakura. –Sonreí.

-Es sobre el Imperio alejandrino.

-Oh, vaya que sabes que es de mi gusto. –Reí con júbilo, pues ese tema me gustaba mucho.

-Yo recuerdo levemente esa era de la historia, aunque tengo detalles ciertamente borrosos. Sólo recuerdo que Bessos fue perseguido por medio Imperio Persa por Alejandro a modo de venganza del asesinato de Darío.

-Sip, lo que es irónico.

-Wow. Eso vendrá bien para lo que tengo que hacer. –Sakura nos tomó de las manos. –Espero no les moleste en que me cuenten esa historia.

-Para nada.

La época favorita de Sakura era, justamente, la de los griegos, incluyendo su época de esplendor y la etapa helenística, sobre todo por las grandes historias que ahí se desarrollaron, junto con la misma Filosofía, que era lo que caracterizaba a los griegos junto con su dichosa democracia.

Para el día siguiente, yo tenía una libreta con algunos apuntes, notas e ideas sobre algún lugar donde pudiera empezar mi campaña de héroe justiciero, aunque me quedaba esa duda: ¿qué pensaría Archer? Él, con su experiencia, sabe a qué me enfrento, aparte de que aun puedo convencerlo a enrolarse y así ambos iríamos a algún país a luchar por los ideales de justicia e igualdad.

Me lo topé casi de inmediato, platicaba con Rin fuera de su salón, se notaban ciertamente contentos, lo que me causó un poco de pena, ya que llegaría a interrumpirlos, pues sé que ese es un día donde Archer sale temprano. Y digo, si a veces no espera ni a Rin, menos a mí.

Llegué con los dos, me sonrieron de forma afable, lo que yo respondí de la misma manera.

-Me llevaré al novio un segundo.

-Oh, claro. No lo regreses, y quiero reembolso porque salió defectuoso. –Archer le jaló la mejilla a Rin tras escucharla.

-La que salió defectuosa eres tú, niña. –Tres eso, le acarició la mejilla y le dio un beso. –Con que no tardemos está bien.

Archer y yo nos fuimos a las bancas que quedaban en medio patio, las cuales estaban casi todas desocupadas, así que de ahí le mostré la libreta, apuntando mi dedo a la misma.

-¿Entonces sí eras guerrillero?

-Sí, lo era. Tiempo pasado, y como consejo te puedo decir que...

-Relájate. Sé que te quedó un mal sabor de la derrota en Colombia, pero hay tantos lugares donde podemos luchar: Libia, Turkmenistán, Ucrania. En este último podemos ser mercenarios de los independentistas del Donetsk, nos darán lo que necesitamos.

Archer se soltó a reír, yo lo miré confuso, pues no esperaba tanto esa respuesta de él. Sabía que era difícil de convencer...pero.

-Deja en paz esas cosas, tíralas a la basura, quémalas, maldición. Sabes, me ha costado trabajo superar las FARC, no sabes lo mucho que me arrepiento, mi mejor amigo murió en ellas, y como eres tan pendejo que no te puedo ni insultar, ¡tendré en mi conciencia a dos amigos que pude salvar y no lo hice! –Lo último, lo masculló. -¡Fui un maldito terrorista, traficante, asesino, secuestrador, y me arrepiento de eso! ¡Creí que luchaba por una buena causa por la que estaba dispuesto a morir, mi cicatriz ahora me causa vergüenza y repudio a mí mismo, pero antes era algo que presumía y era señal de orgullo para mí! Mis respetos al Che, pero odio a las guerrillas por ser fácilmente corruptibles.

-Por eso mismo debemos ser parte de causas buenas, el Donetsk vale la pena por luchar, ¡Es una causa justa!

-Me da igual si es justa o no...la guerrilla es una mierda, y todos estos planes de héroe justiciero ¡son una mierda, son la mayor mierda que he visto en toda mi vida!

Sin esperar un segundo más, le aventé mi corbata directamente en la cara, lo miraba con mucho enojo, incluso me temblaban un poco los músculos de la enorme irá que tenía guardada en ese preciso instante.

-Shirou...acepta que no puedes cambiar al mundo. Yo lo hice...me dolió mucho aceptarlo, fue tan frustrante para mí, la realidad que choca contra nuestros sueños siempre será frustrante.

-¡Me niego a aceptarlo! –Varios se nos quedaron viendo al escuchar mi grito. -¡Yo no soy tú, yo no me pienso rendir ante lo que creo que es lo corrector hacer!

-Como quieras, Sé lo que siente desear ir por el mundo derrocando gorilatos y liberando pueblos. Cuando seas igual a mí, sabrás que debiste ser más flexible. 

Ambos nos levantamos, Rin y Arturia se apresuraban con nosotros, a ver si podían calmar la situación.

-Vamos, se llevaban bien, ahora qué pasó.

-No lo entenderías, Rin. –Sonrió Archer, marchándose a su salón. –Acepto tu duelo...pero si gano, olvidas todos esos sueños que tienes y aceptas tu realidad.

-¡Y si yo gano vendrás conmigo!

-Imposible...no me vuelvo a meter en esos asuntos.

Rin miró a Archer con más preocupación. -¿De qué asuntos hablas, Shirou?

-No es nada, Rin. Son cosas de idealistas.

Arturia también me preguntó de qué había pasado entre nosotros dos, pero claro que no le dije, ya que eso sería echarlo de cabeza con Rin e incluso que pudieran expulsarlo.

Issei también se sorprendió al verme, no se diga de Chulainn, que me miraba con bastante asombro. Tengo esa reputación de ser una persona tranquila, y creo que es la primera vez que se me escucha gritar así en lo que llevo de la carrera.

Igual, Chulainn fue a hablar con Archer, quien solamente sonreía y negaba con la cabeza.

-Shirou, ¿qué pasó contigo? Es la primera vez que actúas de esa forma, tranquilízate, por favor.

-Nada, no es nada. –Suspiré pesadamente, llevándome las manos a la cara, temblando todavía un poco del enojo.

-Shirou, por favor, relajado. –Arturia me tomó de los brazos, mirándome directamente a los ojos. Se veía alarmada y preocupada por mí, así que la abracé, buscando tranquilizarme de esa manera.

-No puedo...me molesta cuando me dices que mis sueños son los de un niño...ahora imagina si me lo dice alguien como Archer.

-Claro que te enojarás, pero no debes hacerle caso.

-No, sí debo. –Dije, con determinación.

A la hora de la salida, Arturia y Rin nos trataban de impedir vernos así fueran las caras, a sabiendas de que nos pelearíamos con las espadas. Ambas se habían preocupado muchísimo, aunque no podíamos dejar este duelo para después, lo resolveríamos en ese momento.

Saqué la espada de esgrima, ni siquiera poniéndome el casco. Él lo tomó, pero al verme sin éste, lo dejó en su lugar.

-Te gusta salir lastimado, ¿no? ¡Pues es mejor que yo te golpee a que lo haga la vida, Shirou!

-¡¿Ah sí, Shirou?! –Era de las pocas veces que lo llamaba por su nombre, que era igual al mío. -¡Te daré una cucharada de tu propia medicina!

-No lo hagan...por favor. –Pidió Rin.

-Mientras más rápido le dé una paliza, más rápido nos iremos. –Archer se tronó el cuello, empuñando su espada.

-¡Cuando quieras!

-¡Ahora!

Ambos nos lanzamos como bestias, chocando los estoques inmediatamente, siendo varias las ocasiones en que ambos metales se tocaron, hasta llegado un punto en donde nos quedamos bastante juntos.

Ahí, aproveché para contraatacar como pude, separándome de Archer de inmediato. Tanteé mi espada, haciendo algunas fintas para evitar que me atacara, sin embargo, me aplicó una bien conocida, ya que buscó mi espada, haciéndola a un lado para tratar de golpearle el pecho con la punta del estoque.

Sin embargo, y teniendo previsto un movimiento así, me hice tres pasos para atrás, dándome impulso en mi pie izquierdo y así tocar con la punta del estoque el hombro de Archer.

-¡Esos sucios trucos ya no te funcionarán!

-Eso dices, niño. –Se acarició el pecho, dolido por el golpe.

De inmediato nos dimos la mano, a pesar de que ambos estábamos enojados el uno con el otro, volviendo a la lucha tras estar en posición.

Archer no se lo pensó mucho, pues me atacó de forma horizontal, acertándome cerca del hígado. Él se había agachado, evitando mi estoque.

-¡Agh!

-¡Shirou! –Gritaron Arturia y Rin, pues el golpe me dolió bastante al no tener protección.

-Duele, ¿verdad? Pero no duele tanto como... -Se señaló al pecho, yo apreté los dientes, refunfuñando.

Para la siguiente ronda, Archer y yo chocamos espadas dos veces estando a una distancia algo lejana, de ahí, nos tanteamos, chocando la punta de nuestros estoques algunas veces, como midiendo el próximo golpe.

Lo suyo fue bastante ágil, debo de reconocer, ya que me atacó de la misma manera, pero ahora a la altura de las costillas, desviándose a mi brazo mientras yo bloqueaba el ataque de las costillas, acercándome con mucha precisión.

Ese me dolió también.

-Ríndete de una vez. El rendirse también es de caballeros.

-Oblígame. –Apreté los dientes y los ojos, mirándolo de una manera que hasta a Arturia le daba miedo. 

Para esta ronda, y sabiendo que era lo mejor, me templé, suspirando fuerte para centrarme en ganar. Archer se lanzó contra mí en dos estocadas directas a mi pecho, yo me hice cinco pasos para atrás, contraatacando de un salto hacía su pierna, la cual hizo inmediatamente para atrás.

Al tratar de recuperar el equilibrio, aproveché para atacar horizontalmente, acertándole justamente en la mano. Eso lo hizo soltar la espada, agarrándose la mano.

-¡Shirou! –Ahora gritó únicamente Rin.

-Tranquila, estoy bien. –Él sonrió y le guiñó el ojo. Volvió a tomar su espada.

Íbamos empates, ahora más templado, aunque aún nervioso, debía mantener la calma, respiraba fuerte, algo cansado y agitado, pero ya no quedaba vuelta atrás.

-Nada mal, niño...empates, como aquella vez.

-Sí, ¿volviste a subestimarme o ya ves que eres malo para esto?

-¡Ja! ¿De cuándo acá tanto valor para decir eso?

-Es una realidad.

Nos pusimos en guardia, esperando unos segundos para volver a atacarnos, chocando espadas tres veces. Él me lanzó una estocada horizontal, yo de un saltó y con mi espada logré bloquear ese ataque. Encrusigándonos una vez más, ahora chocábamos espadas cuatro veces, de una manera tan fuerte que incluso la suya se dobló un poco.

-¡Se van a lastimar de verdad! –Exclamó Rin, desesperada.

-¡Chicos, relájense! -Gritó Arturia, buscando meterse para detenernos.

Chocando espadas dos veces seguidas, nos atacamos el pecho de la misma manera, con la misma fuerza, golpeándonos el tórax con mucha fuerza. La espada de Archer se terminó de doblar, mientras que yo me fui de bruces contra el suelo.

Rin y Arturia fueron a ayudarnos, Archer tenía una expresión de dolor, agarrándose el pecho, pues vaya que ese golpe nos lo dimos con fuerza.

-¡Son unos salvajes! –Exclamó Arturia. -¡Por qué se les ocurrió resolverlo de esta manera!

-¡Lo peor de todo es que quedaron en empate técnico, pero ni crean que los dejaremos pelear de nuevo! ¡¿Me escuchaste, Archer?! ¡Vuelves a pelear con Shirou y te dejo!

-¡Eso mismo va para ti, Shirou!

Archer y yo nos mirábamos con enojo e insatisfacción, pues nadie ganó el encuentro, no supimos quien tenía la razón y quien tendría que aceptar la derrota.

El sabor de ese día fue...tan amargo.
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Tantos recuerdos de UBW me llegan con este capítulo jaja y también a zero por la referencia a Alejandro, lo único malo es que nunca se hizo mención a Aristóteles en zero, yo que estudio filosofía, me hubiera gustado verla.

Como ven, la relación entre Shirou y Arturia va madurando poco a poco, lo que la hace más linda uwu

Nos vemos luego :D

Para la próxima semana hay:

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes

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