XXXVII - Acuerdos
Después de la masacre sucedida en la fortaleza de la Familia Rizzo, el Jefe de Estado se encontraba en la guarida de los Lombardi, quería ver ahora como seguirían con la fachada.
O si era necesario hacer un arreglo con otra familia de las 5, parecía que el trono del rey estaba cayendo.
Raffael aún recordaba las palabras de Fernando, si debía actuar era hora.
Tenía que cumplir con las fechas de importación y el pago de los guardias fronterizos, además claro de pagarle al Jefe de Estado. Ya que él era quien les permitía moverse con total impunidad.
El nuevo capo hizo pasar al Jefe de Estado, pero no olvidó tener su arma consigo. Eso lo había aprendido de Gabriel, al pasar tanto tiempo con él logró memorizar un par de cosas.
—Supongo que ya sabe por que estoy aquí. Quiero saber si van a seguir financiando mi partido político.
Estamos buscando controlar la gran parte del país, eso no solo nos beneficia a nosotros, si no también a usted.
—Así será.
—Deseo poder confiar en usted, jamás lo hice con él, existía algo que tenía que era confuso.
Me alegra saber que ya no esta entre nosotros, es reconfortante —el contrario cerró los ojos, a este punto ya sostenía con fuerza el arma—, pero los negocios deben seguir su curso.
Fue un placer conocerlo, me imagino que a de tener asuntos por resolver.
—Los tengo.
El Jefe de Estado ya había dado la vuelta para marcharse, solo que la diferencia es que ahora tenía a alguien apuntandole con un arma.
Rizzo se dió cuenta de ello y de inmediato hizo que el nuevo Jefe de los Lombardi bajara el arma.
—No, lo necesitas con vida.
—Pense que retomaría el puesto de capo, después de todo la Familia Rizzo necesita un sucesor.
—No puedes ir matando gente, mucho menos a alguien influyente. Recuerda la reunión que debemos tener con los demás Underboss.
—¿Confía en ellos después de lo sucedido?
—Más vale conocer a tu enemigo, prefiero saber exactamente de dónde vienen los ataques, que tener la incertidumbre de no saberlo.
El joven de ojos grises se quedó algo pensativo, tratando de entender que haría Gabriel en estos momentos.
Había escuchado consejos de que lo idóneo era quitarse el anillo de compromiso. Lo cual vio innecesario, hasta el momento además de los Rizzo nadie sabía que el principal capo de los Lombardi era su prometido.
Es más ni siquiera podían usar aquello como chantaje, solo estaba esperando que despertara pronto.
Los médicos le habían dado la opción de despertarlo con ayuda de fármacos, pero no quería que experimentará una clase de dolor, prefería dejar que su cuerpo estuviera listo para volver a la normalidad.
Probablemente al despertar sentirá que esta en una especie de sueño, aunque pueda lograr volver a la realidad no estará conciente de inmediato, todo ello debido por los medicamentos suministrados para sobrellevar el dolor que cargaba su débil cuerpo.
Algunos pacientes suelen olvidar recuerdos de horas previas antes de una cirugía, era necesario que se recuperará del bloqueo neuromuscular, no había sido una cirugía sencilla.
La única fortuna era que se comprobó que las balas estaban alejadas de trayectos neurovasculares principales. Eso fue un gran alivio en medio de tanto caos, sin duda había tenido mucha suerte.
Raffael estaba pensando seriamente en aprovechar la reunión para matarlos a todos. Así tal vez Gabriel no volvería a estar en riesgo, pero era una medida bastante drástica que no le tocaba tomarla a él.
Aún no le agradaba mucho la idea de sentarse en la silla del estudio de su prometido, no quería pensar en que lo estaba suplantando.
—¿Y qué te hace pensar qué puedes formar parte de los 5?
—Por que yo lo he decidido, ese tema no entra en discusión —intervino Rizzo—, tiene todo mi respaldo. Al fin y al cabo también es un Lombardi.
—Hasta dónde sabíamos Gabriel solo tenía a Sergio, no sabíamos que Damián había tenido otro hijo.
—Si no mal recuerdo esta reunión es para hacer futuros negocios ¿O es necesario qué revisemos el árbol genealógico de todos?
El Jefe principal soy yo, ya que he sobrevivido a todos los atentados en contra de la organización. Además ¿Quién creen qué me sacó de la cárcel? Regla 1. Jamás subestimen a nadie, por eso acaban como acaban.
—¿Cómo sabemos que ha hecho la iniciación?
Y era cierto Fernando Rizzo era el único miembro original, se había ganado el honor de ser el Capo di tutti capi (el Jefe de todos los Jefes), quién suele ser el que elimino a las otras familias, o el que más poder tiene en la organización. Pero siendo honestos la familia con más poder eran los Lombardi y ese título era de Gabriel, solo que ahora no tenía la manera de reclamar el trono.
—No estoy dispuesto a tolerar otra traición, mucho menos de un desconocido, del cual no sabíamos ni de su existencia. Él único con el poder de decidirlo es el anterior Jefe de los Lombardi y él ya no esta entre nosotros.
—Si Gabriel lo hubiera decidido en su momento, todos los presentes ya lo sabrían, pero no es así Rizzo.
El profesor solo espero que terminarán de hablar, seguía sentado viendo el espectáculo que le ofrecían las otras familias restantes.
Aún poseía el regalo de Gabriel, aquel cinturón con navajas escondidas, si bien en las reuniones a nadie le permitían traer armas, eso no le quitaba el derecho de usar los trucos que usaba su querido prometido.
—Estan hablando de mi marido, dicen que lo conocen pero no saben absolutamente nada de él —respondió señalando su anillo—, y hasta dónde se la Familia Lombardi sigue siendo la más poderosa de las 5.
Aquí la verdadera pregunta es ¿Por qué la Familia Lombardi debería hacer un acuerdo con ustedes? Lo único que han demostrado es que la organización no posee honor, se han traicionado unos a otros durante años ¿O acaso me equivocó?
No tenía ningún problema en usar cualquiera de las dos navajas que portaba en su cinturón, además olvidaban que estaban en su territorio.
«Tal vez era el momento idóneo de ir un poco más allá»
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