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XXXIX - Pequeño Traidor

«Una obsesión puede surgir por el deseo de escapar de la rutina»

Haz conocido al Mafioso obsesionado, al hombre que buscaba venganza por la muerte de su esposa, pero ¿Qué hay del traidor?

Gabriel Lombardi será un criminal, pero no es un traidor.

¿Qué es lo qué puede hacer la falta de dinero y el deseo de no recurrir a tus familiares más cercanos?
Las casualidades no existen y no conoces a una persona solo por que sí.

Un vistazo al pasado

«Recuerdos de Bruno Rizzo»

Aún no olvidaba que la Familia Lombardi era la culpable del sufrimiento de su hermano Adrián, no dudaba por ningún segundo que ellos hayan mandado matar a Eliza.
Por lo que había comprado a uno de los hombres de confianza del principal capo de los Lombardi, cada centavo gastado en ese soborno había valido la pena.

Ahora se encontraba conversando con Anthony Feargal, ya que quería de aliado a alguien cercano a su enemigo.

—¿Por qué no usas a una mujer?

—Ya lo hice y no funcionó, no puede durar con una más de una semana. Incluso se rumora que mató a su prometida. Se me estan acabando las ideas Tony, tienes que ayudarme.

—¿Lo has intentado con un hombre?

—Gabriel Lombardi no puede ser...

Tony lo miró con seguridad, si no había funcionado ya con las mujeres, tal vez era por que tenía otra clase de preferencias. Y para ello el inspector tenía a su chico ideal.

—Conozco a alguien que tal vez quiera hacerlo.

—¿Y qué te asegura qué Lombardi lo acepte? Ese sujeto no confía ni en su maldita sombra.

El sueldo de profesor no era benevolente con su compañero de departamento. Y se había negado a pedirle más dinero a su Padre, pero aún le debía a Tony la última renta.
Había sido muy buen amigo hasta ahora, tal vez era hora de cobrar un par de favores.
Despidió a Rizzo antes de que llegará su compañero, le tenía una propuesta de un negocio interesante.

Al llegar lo miró de pies a cabeza, se veía fatal y otra vez había salido tarde. Sin duda su segundo empleo lo estaba acabando totalmente, entre eso de lavatrastes y profesor no le sentaba bien a su imagen.
Últimamente se había dejado crecer la barba y aquellos lentes de botella no eran de gran ayuda, debía hacer un gran cambio de imagen si quería convencer a Lombardi.

Su plan no tenía errores, había gran dinero en juego como para perderlo todo totalmente. Aprovecharía la situación actual a su favor.

—¿Qué hay del último pago de la renta?

—Finalmente cobro el Viernes, prometo pagarte en cuanto antes.
Lo he estado pensando y tal vez lo ideal sería volver a casa de mi Padre, solo hasta que tenga el dinero suficiente para comprar una casa decente. Creo que puedo conseguirlo si ahorro lo suficiente.

—Tienes 24 años ¿Y planeas regresar con tu Padre?

—No tengo opción Tony, me temo que elegí una mala carrera. Amo mi trabajo pero no ganó lo suficiente como para vivir decentemente.

—Te tengo una oferta, pero antes deberás rasurarte y cambiar de lentes, no solamente son horribles, si no que estan pegados con cinta adhesiva.
Prometo pagarte Raffael, además de perdonarte el último pago de la renta, junto con el dinero que me debes.

Nada era gratis y estaba lo suficiente cansado como para escucharlo, pero el tono insistente de Tony lo hizo regresar a la realidad. Tan solo deseaba dormir un par de horas más, ya que debía levantarse a las 04:00 am.

—¿Qué quieres Tony?

—Un sujeto esta buscando lugares para un negocio, por lo que pensé en el Instituto Alexandria, necesito que absolutamente todos esten presentables cuando él vaya ¿Y por qué no quizás unas fotos?

—¿Te recuerdo qué el Instituto no es mío?

—Pero eres parte de mi presentación, solo necesito unas fotos de todos los profesores y de las aulas.
El cambio de imagen va por mi cuenta, tómalo como un regalo de buena fé.

«¿Trato?»

Probablemente esa sería la palabra que más terminará odiando, Anthony solo le había comentado lo superficial, pero no le menciono todo la verdad.

En una de esas tardes que se había quedado tarde en el Instituto conoció a un sujeto de ojos onix.
La intimidación era una de las armas principales de la Mafia, seguía funcionando tan bien, ese método nunca fallaba, para algunos era un arma de doble filo, pero el problema es que no sabían como emplearla bien.

—Me presento soy Bruno Rizzo, uno de los Jefes de las 5 familias más poderosas de Italia.
He venido a proponerte un trato al cual no podrás negarte, si no lo haces mataré a tu Padre y probablemente a tu mejor amigo también.
Solamente quiero que conozcas a un sujeto, es una especie de capo de la Mafia, necesito que seas mi informante.

—¿Por qué yo?

—Tú eres al único que no le dará un no como respuesta.

Nunca nadie le había apuntado directamente con un arma, no tenía otra manera de salvarse, por lo que terminó accediendo. Luego posteriormente Rizzo le dió un micrófono y lo obligó a que asistiera a la fortaleza de los Lombardi.

Solo necesitaba confirmar si Tony había cumplido parte del acuerdo.

...

Raffael aún podía recordar la primera vez que tuvo a Gabriel de frente, nunca había sentido a la muerte tan cerca después de esa noche.

¿Cómo olvidar aquella noche en la qué le pidió ayuda?

«El verdadero Jefe de todos estaba mirando todo desde la ventana»

Después de haber sellado otro trato, el joven profesor le señaló al capo el micrófono proporcionado por Bruno Rizzo, no tenía motivos para traicionar al hombre que había aceptado ayudarlo.

—Odio a los traidores —suscitó con voz firme después de romper el micrófono—, no soporto a los de tu clase y no me voy a arriesgar contigo.

—Bruno Rizzo me amenazó, dijo que quería información. No te he mentido al decirte que necesito ayuda.

—¿De qué lado vas a estar Raffael?

—Solo quiero que esto terminé, no quiero verme involucrado con la Mafia.

—Conseguiré tu libertad mi vida, nadie toca lo que es mío —respondió mientras lo acorralaba hacía la pared—, formas parte de mi propiedad y yo te voy a proteger pequeño traidor.

—No soy un traidor.

—Lo sé cariño. Pero siempre consigo lo que es mío por derecho propio.
Haré hasta lo imposible por tenerte conmigo.

Sus labios estaban tan cerca, tal vez era la adrenalina pero aquél hombre tenía algo que le gustaba.
Solamente sería un beso y nada más ¿Qué tanto podría pasar? Era solo un pequeño experimento.

Si antes estaba obsesionado ahora lo estaba mucho más, no olvidaría un beso como el de esa noche.

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