XXXII - Destrucción
El fin de los tiempos, una reunión secreta entre 3 de las 5 familias, Jhon Miller convocó una alianza secreta.
Otra vez los mismos innombrables y la mayor amenaza desde el punto de vista de Miller, cada uno merecía morir, incluso él.
No podía seguir posponiendo lo inevitable, su juventud se estaba acabando y probablemente nunca cumpliría sus más bajos deseos.
Pero para lograr cada uno de sus objetivos debía olvidarse del honor.
Mandaría al diablo todos los juramentos que hizo para pertenecer a los 5, no debía tener más piedad, ni benevolencia con absolutamente nadie. Lo mejor era actuar primero, aunque fuera por debajo del agua.
«Es hora de derrocar al rey»
Antes de que él lo haga con ellos, los planes no resultaron como había previsto. Estaba ejecutando mal las cosas, si quería ganar debía actuar.
1. No llevar armas y solo a un hombre de confianza.
2. Todas las familias deben estar presentes.
3. Cada reunión debe tener un propósito.
Uso la confianza de las reuniones para matar a los otros dos Jefes.
Ahora tocaba manipular a Rizzo, haría todo lo que estuviera a su alcance para ser el único que tuviera poder en Italia.
¿Por qué no solo se destruían entre ambos? ¿Acaso era tan difícil?
—Desháganse de los cuerpos, no quiero represalias de nadie. De por si ya tengo bastantes asuntos con los que debo lidiar.
—¿Cuál es el siguiente paso?
—Matar a los últimos dos que quedan con vida, quiero ser el único que tenga poder en Italia.
Deseo quedarme principalmente con todo lo que tiene la Familia Lombardi.
Hace años lo intente —suspiro con pesar—, de verdad que lo hice, pero todo se fue a la borda por el imbécil de Fernando Rizzo.
—Nunca pudimos encontrarlo y se sospecha que Damián tampoco pudo lograrlo, siempre creí que él era uno de los que poseían el máximo de influencia. Pero al parecer Rizzo era un mayor estratega, fue uno de los mejores sin duda.
—Don Miller ¿Está listo para irnos?
El capo asintió, era mejor empezar ahora antes de que empezaran a preguntar por el paradero de los otros dos Jefes.
«Atacar al objetivo cuando este más vulnerable», empezaría con el de menor rango, aquél que los Lombardi lograron casi destruir.
Un mal augurio rondaba la fortaleza y Adrián lo sentía.
La guerra con los Lombardi lo dejo mal en números, ya no tenía tanto poder como antes, cualquier cosa podía salir mal. Solo accedió al trato de Gabriel por que no quería otra confrontación, al menos no por ahora.
Necesitaba recomponerse primero y después probablemente seguiría con el plan inicial ¿Pero realmente valía la pena? Nada de lo que hiciera le devolvería a Eliza.
Observo de lejos llegar a un grupo de personas desconocidas, al parecer le habían tenido una trampa. Sin embargo no moriría tan fácil, debió de haberlo sospechado desde un principio, Gabriel Lombardi era igual de bastardo que su Padre.
Lo primero que hizo fue poner a salvo a su hijo. No dejaría que nada le ocurriera, él era todo lo que tenía.
Dió la orden que estuvieran al tanto de la situación, tampoco quería empezar a disparar de la nada.
Solamente se defenderían si así fuera necesario, de todas formas Adrián Rizzo ya estaba más que preparado.
Mientras tanto los hermanos Lombardi seguían discutiendo el asunto y aún no podían marcharse debido a ello.
—Sigo insistiendo en que debemos traer más gente.
—Recuerda que tenemos a la gente que cuida de Martín Fabrizio, estan a unos metros de la casa de Rizzo, en caso de que llegue a ocurrir algo tienen la orden directa de atacar.
Tampoco es que tenga planes de poner en peligro a Raffael, eso lo tengo claro, Adrián no tiene la fuerza para lanzar un ataque.
—Yo quiero ver a mi hijo, necesito hablar con él. Creo que hay cosas que tengo que explicarle, siempre ha pensado que ustedes son responsables de la muerte de Eliza.
—Estoy de acuerdo con ello, ya no tengo ningún interés en que sigamos con una guerra absurda. Mis problemas eran con Bruno, jamás con él, no tengo nada en su contra.
Bruno Rizzo había sido un dolor de cabeza en la vida de Gabriel, el hecho de querer destruir el Instituto fue lo que detonó la cólera del principal capo de los Lombardi, ese pequeño detalle cambio el rumbo de muchas cosas.
Y el que amenazará no solo a Tony, si no también a Raffael fue todo lo que pudo soportar, solo por eso lo había matado y no se arrepentía de ello.
Fernando Rizzo supo de la muerte de su hijo Bruno, pero nunca pudo averiguar quién fue el que lo mató.
Llegó a creer con el tiempo que fue un asalto frustrado, tal como lo dió a conocer la policía.
Si tan solo supera que tiene tan cerca al asesino de su hijo, las cosas cambiarían abruptamente, por eso Gabriel había guardado silencio. No quería tener otro enemigo más en su lista, menos ahora que planeaba retirarse de la Mafia.
El permitirse nuevos enemigos no era una opción. Estaba cansado de tener que cuidarse siempre la espalda.
—¿Sabes qué? No, no vas a ir ¡Me niego! Hay algo que no esta bien, tienes que confiar en tu hermano, algo no me gusta Gabriel.
—Solo lo hago por Raffael.
—Mejor dile a Adrián que dejé salir a Fabrizio, entonces lo citas en un lugar neutral y ya esta.
—Rizzo ha mencionado que no tiene recluido a Fabrizio a la fuerza. Que él puede salir cuando desee siempre y cuando no descuide la educación de su hijo.
—¡¿Lo ves?! ¿Por qué no hacemos una cena de compromiso? Y así lo invitas.
No sé tú pero yo pienso que es algo más formal, y daría una mejor impresión. Así podemos estar todos reunidos, además de celebrar tu compromiso.
Gabriel miro a Raffael quería que el tomará la decisión, por lo que fue a explicarle la idea de Sergio, solo deseaba complacer a su prometido, haría todo lo posible para que él estuviera feliz.
—¡Me encanta! ¡Le avisaré a Papá!
—Será como tú digas.
Fernando Rizzo de todas formas planeaba ir, a lo que Gabriel accedió pero de todas maneras se encargó de que un grupo de personas lo siguiera. Tal vez las cosas podían ponerse un tanto agresivas, no creía que Adrián reaccionará de una buena manera.
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