Era un sueño hecho realidad el tener a su protegido como tantas veces lo había querido. No existía sonido más dulce que escucharlo seder ante él.
Gabriel observó a Raffael arreglarse la ropa, tal vez era el momento ideal de expresarle sus sentimientos.
El motivo por el que se olvidó de sus negocios era solo por una razón, estaba poniendo todo su esfuerzo en un momento especial.
Sacó al profesor de la guarida de la Mafia y lo llevó a un lugar escondido en dónde se encontraba una laguna azul, el lugar estaba decorado con luces, sin embargo permanecía oculto por grandes árboles.

El capo estuvo planeando las palabras exactas que quería decirle al profesor, le costaba cierto trabajo acostumbrarse a hacer las cosas del modo correcto.

—Si fueras otra persona no tendrías opción, pero cariño quiero hacer las cosas bien esta vez —dijo sosteniendo su mano—, estoy tan acostumbrado a hacer las cosas al estilo de la Mafia que olvido lo que realmente es importante y lamento que haya sido de esa manera, pero no puedo remediarlo.
De verdad quiero estar contigo por las razones correctas, necesito que me otorgues esa oportunidad. .

—Hace tiempo que olvidé el tema, igual de todas formas se a la perfección que llegué a ti por decisión propia, fácilmente hubiera podido abandonar a Tony.
¿Qué es realmente lo qué deseas? Por que yo quiero seguir contigo.

El capo le respondió con un beso, después se inco ante su protegido y le suscitó las palabras que tanto deseaba decirle. Odiaba admitirlo pero estaba nervioso por la respuesta del profesor.

—Quiero que seas mío, pero esta vez dime cuando estés listo, por lo pronto será lo que tú quieras que sea. Voy a esperar a que decidas el momento correcto, con esto quiero hacerte saber lo mucho que te amo —expresó con voz suave mientras le ponía un anillo—, non posso vivere senza di te.

—Sei tutto ciò 'di cui ho bisogno y la respuesta es sí, nunca dudes que solo te amo a ti.

—Haremos esto cuando lo decidas, pero amor dime ¿Qué piensas sobre la iniciación?

—Lo haré, supongo que es otro factor que me unirá a ti. Pero no necesitas de ningún rito para confiar en mí.

—Es solo una formalidad. Necesitas un papel dentro de la Mafia, eres mi único soporte en caso de que algo me ocurra. Mi vida confía en mí.

Raffael se quedó tranquilo con las palabras de Gabriel, sin duda el mundo de la Mafia le desconcertaba, no era un lugar apropiado en el que debía de estar, el profesor no estaba seguro de superar las expectativas del capo.

Ambos llegaron en la noche y el joven de ojos grises directamente se fue a dormir, ya que mañana tenía que hacer parte de la iniciación.
Él quería dormir entre los brazos de su prometido, pero este debía hacer algo importante, arreglar los detalles del rito secreto de la Mafia.

Pero antes era su deber comentarle la noticia a su hermano.
Aunque el menor de los Lombardi no estaba nada feliz con los hechos.
Gabriel escuchaba atento cada palabra mientras estaba sentado en la silla de su estudio. Creía que su compromiso no era para montar un escándalo.

—¡¿Te volviste loco Gabriel?! ¡¿Qué demonios te pasa?! ¡¿Sabes cuánto trabajo me ha costado esforzarme para el puesto de Underboss?!
¡¿Vas a confiar en un cabron salido de la nada?! ¡Es que ni siquiera sirve para nada carajo! No tiene madera para un puesto como ese.

—No te estoy preguntando. Lo voy a hacer de todos modos y me tiene sin cuidado que es lo que pienses.
¡¿Quieres ser Jefe?! ¡Ya sabes que hacer! O me matas o formas tu propia familia, de todas formas me iba casar tarde o temprano.

—¡Eres una maldita vergüenza y no mereces ser Jefe! ¿Y sabes por qué? ¡No sabes seguir lineamientos ni tradiciones! ¡No sabes lo que es la maldita Mafia!
Un matrimonio debe ser formado en base a alianzas y fortalecimiento de una familia ¡Pero no por que hayas decidido enamorarte! Te echaste una guerra encima por alguien que no vale la pena.

—¡¿Crees qué puedes hacerlo mejor?! ¡Inténtalo! Pero te aconsejo matarme primero y hazlo antes de que yo lo haga. Ve afuera para ver quién te sigue en esto, estoy ansioso por verlo.
A mí no me da miedo matarte a ti o matar a Raffael, no he llegado a dónde estoy por ser una buena persona.

Un capo jamás va desarmado, el principal jefe sostenía con firmeza su arma. La mantuvo siempre en su regazo, no confiaba ni en su propia sombra y estaba preparado para todo.