Afortunadamente pudo arreglar un último negocio en México, consiguió un fuerte aliado para la familia. Ya era hora de hablarle a Gabriel de lo sucedido.
Sin embargo el profesor no podía evitar sentirse feliz por que al final su prometido podía salir del hospital, el médico lo retuvo lo suficiente para que pudiera terminar sus fechorías.

Lo primero que quiso hacer Gabriel cuando le dieron el alta fue ir a despedirse de su hermano y pedirle perdón.
Quería darle un cierre al duelo, aunque no haya podido vivirlo correctamente.

«Perdóname por no haber sido un buen hermano, lamento lo sucedido, es algo que jamás podré perdóname»

Gabriel sintió como Raffael lo abrazó y aunque todo fuera lugubre no podía evitar darle gracias a Dios por no haberle arrebatado todo, al menos dejó una luz de esperanza en su vida.
No quería preocupar a su prometido, quería estar bien por los dos, solo que no podía evitar sentirse roto por dentro.

Estaba listo para regresar a casa, junto con el hombre que pronto sería su esposo. Solo que quería esperar un par de meses, no estaba preparado para seguir con su vida normalmente.
Aún debía tener ciertas precauciones y el profesor conocía perfectamente al capo e intuía que de inmediato estaría dispuesto a regresar al trabajo. 
Pero Raffael se encargaría de que siguiera las indicaciones al pie de la letra.

Y confirmó sus sospechas cuando lo primero que hizo su prometido al llegar fue entrar a su estudio, estaba listo para regresar al trono.

Había derrocado a sus enemigos para que el capo estuviera libre de preocupaciones momentáneamente, por que sabía que era posible que volvieran a resurgir nuevos enemigos. El poder trae la atención de muchos y ellos no eran la excepción.

—Te amo Gabriel y se que siempre será así. Quiero ser solamente tuyo, deseo estar para ti en cada momento.

—Y yo te amo a ti amor mío, voy a protegerte el resto de mi vida. 
Extrañaba dormir a tu lado, pero tampoco te quería encerrado en el hospital.

—Estoy feliz de saber que pronto podré casarme contigo, hice un par de cosas que espero te ayuden a futuro.

—¿En qué problemas te metiste esta vez? Quiero saber que tanto hiciste en mi ausencia.

La mirada de preocupación de Gabriel se hizo presente, había algo que no le agradaba. Una sensación era totalmente distinta y podía sentirlo.

—Solamente he mantenido tu imperio al margen.

—Amor.

—Mate a 3 de los 5 Jefes, hice acuerdos en Rusia y en México, obtuve el control de todos los puertos por dónde se puede distribuir mercancía. Conseguí nexos fuera del país, además de algunos contactos que te van a servir. 

—Raffael no creí que hablarás en serio ¿Y cómo resultó todo? Cariño no debiste hacerlo, pudo haberte pasado algo malo.

—Quiero que pases tu recuperación en paz, no iba a permitir que se aprovecharán de tu condición para atacarte. 
Amor tú sabes que todos ellos eran unos canallas, no tenían ninguna especie de honor ¿Qué sentido tiene tener lealtad con gente así? Y no me digas que por apoyo.
Cuando hubo el altercado de Rizzo te dejaron solo a tu suerte.

Estaba por mencionar el tema de Damián, pero prefirió evitarlo, no quería dañar a Gabriel con ese tema otra vez, por que sabía que recordaría a Sergio.

—Es preferible conocer a tus enemigos, que no saber que otro puede traicionarte. Y no solamente eso, también ayuda a evitar guerras innecesarias por el territorio. 

—¿Has pensado en formar a los 5 a base de otras familias? Pero que estas pertenezcan a otros países —recalcó—, así no habría problemas por el territorio.
Amor piénsalo, por que podrían darte nuevas rutas de acceso, solo busca que no pertenezcan al mismo giro.
Si no es de ese modo, puede ser solo en base a alianzas, siempre es bueno tener socios estratégicos.

—Sería bueno formar a los 5 fuera de Italia, pero también habría que tener aliados pequeños dentro de cada país, todo eso en caso de una posible traición.
Podría ser una organización fiable que resuelva conflictos de familias más pequeñas, algo como el término de los «asociados», miembros no oficiales que no son italianos, pero que suelen ser de gran utilidad. Es un proyecto ambicioso pero podría funcionar.

—¿Estás enojado cielo?

—Para nada cariño, es solo que me sorprendes, no te creía capaz de hacer algo así.

—Haría cualquier cosa por ti. Tenía que desquitarme por lo que te hicieron amor.
Se que esta mal, pero no podía quedarme con esa sensación.

Gabriel estaba sorprendido de Raffael, su amado había cambiado demasiado, parecía que a partir de ahora él le daría nuevas lecciones sobre como manejar el negocio familiar. 

—EI Jefe sigo siendo yo, si quieres el puesto vas a tener que matarme —suscitó seriamente mientras lo acorralaba hacía la pared, después solo lo besó mientras iba descendiendo su mano por debajo de la anatomía del contrario—, tienes todo para lograrlo pequeño traidor.

—Te quiero únicamente a ti ¿Hasta dónde eres capaz de llegar por una obsesión?

—Una obsesión puede surgir por el deseo de escapar de la rutina.

Recordaba esas palabras dichas por él en ese audio, las cuales se convirtieron en una dulce perdición.
Si el capo tenía algún interés en rendirse por un flechazo imposible... aquellas palabras habían roto su determinación.

El consejo de Tony había resultado a la perfección «¿Quieres romper la determinación de Gabriel? Hazlo con un beso y probablemente heredes todo lo que tiene, solo recuerda salvarme en el trayecto», tal vez eso hubiera sido posible si no hubiera vuelto a traicionar al mafioso.

No solamente se negó a ser el espía de Bruno Rizzo, si no que también abandonó a Anthony Feargal, y lo peor es que volvería a hacer lo mismo con tal de obtener el mismo resultado.

«Aquel beso sostuvo más que una obsesión»

Estaba dispuesto a traicionar a cualquiera con tal de seguir con el principal capo de la Familia Lombardi.
Hace tiempo se había rendido ante los bajos deseos, ya se encontraba descendiendo hasta el final del submundo de la Mafia Italiana.

—Eres mío cariño.

—Siempre.

Lo había besado nuevamente, solo que esta vez después de tanto tiempo la sensación era distinta.