XLIV - Redención
Un nuevo capo había renacido, el profesor tenía puesta la medalla del Arcángel Miguel que le obsequió Gabriel el día de la iniciación, pensaba que eso lo iba a proteger, además que creía que de ese modo tenía un pedazo de prometido cerca de su corazón.
«San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha»
“Sancte Míchael Archángele, defénde nos in próelio;
contra nequítiam et insídias diáboli esto praesídium.
Imperet illi Deus, súpplices deprecámur,
tuque, Prínceps milítiae caeléstis,
Sátanam aliósque spíritus malígnos,
qui ad perditiónem animárum pervagántur in mundo,
divína virtúte, in inférnum detrúde. Amén.”
La Mafia era fiel creyente de la religión, todos seguían fielmente sus creencias a pesar de las palabras del santo pontífice. Quien había llamado falsos cristianos a los Mafiosos.
Luca De Santis llevaba un registro de los territorios, sabía como moverse sin ser detectados. Junto con Dante Leone habían formado un plan base.
Específicamente todos debían portar al menos una arma con dispositivo silenciador, no querían alertar a ninguno de sus enemigos.
Estos servían para detener el estruendo de los disparos, pero esto no era suficiente, tuvieron que cambiar el tipo de bala para que se eliminara por completo el estruendo.
No bastaba usar un arma modificada, las municiones también eran importantes, había valido la pena el dinero que se gasto en ellas.
El primer disparo fue dado por Raffael en honor a Gabriel.
Estaba dispuesto a ir detrás de la familia que lo comenzó todo. Y todo ello por que aún no dejaba de culparse, se sentía impotente por la muerte del hermano de su prometido.
Los Miller tardaron bastante tiempo en darse cuenta que había una lluvia de balas fuera de su fortaleza.
El profesor hubiera preferido que fuera un declive silencioso, pero al menos habían aventajado bastante terreno.
Ya se encontraba dentro del “lugar seguro” del ascenso del antiguo Underboss, el cual había ascendido a Don, pero eso acabaría ahora.
—¡Eres un maldito traidor! ¡Y ni siquiera eres un Lombardi!
—El título de traidor es por otra cosa, le corresponde a Rizzo decirlo. Respecto a lo del apellido Lombardi —suspiró—, le pertenece a mi marido y a mí también. Puedes ir personalmente a preguntarle, si es que sales vivo de aquí.
—¡¿Gabriel está vivo?! ¡¿Cómo es éso posible?!
—No es una información que te sirva en el más allá, solo se que el Underboss sabe todos los movimientos del Don ¿Crees qué voy a dejar con vida a cualquiera de ustedes? No me voy a arriesgar a una segunda traición, ni mucho menos ahora que Gabriel esta vivo.
—El único que puede decidir sobre la vida de los otros miembros es Gabriel y él no es un maldito traidor.
—Él no, pero yo sí.
Dicho esto y comenzó a disparar, quería que fueran la misma cantidad de balas que le habían dado a Gabriel.
Solo que se aseguraría de matar al nuevo Jefe de la Familia Miller, no le daría la oportunidad de sobrevivir.
Daría un último disparo certero en honor a Sergio Lombardi.
Y no pudo evitar imaginarlo, por eso con él había traído la arma que le pertenecía.
La primera bala que disparo al iniciar la matanza fue con la arma de Gabriel y la que cerraría el ciclo sería la arma de Sergio, él se había sacrificado por su hermano, era una manera de rendirle un homenaje poco ortodoxo.
—Haré lo que sea para mantenerlo con vida —un último disparo más y estaría muerto—, no importa que tenga que matar a cada uno de ustedes para salvarlo a él.
Bianchi se aseguro de que no hubiera enemigos alrededor, toda la acción estaba fuera pero pronto se detendría al ver al capo muerto.
Finalmente había terminado, caído el Jefe se acaba la guerra, la última bala había sido en la cabeza.
—Busquen toda la información que puedan acerca de la Familia Miller, quiero saber sus conexiones, alianzas, todo lo que este relacionado a ello.
Y si había un Underboss seguido a este lo quiero muerto también —respondió fríamente mientras miraba el cuerpo del Jefe de los Miller—. Vean que le sacan a los miembros de esta familia, quiero saberlo absolutamente todo y si no colaboran los matan.
Siguen los Palmieri, así que dense prisa, no quiero prevenir a ninguno.
Después de que fue seguro abandonó el lugar, salió con más aliados de los esperados. Reclutó nuevos miembros para aumentar el poder de la organización, pero estarían en un rango menor hasta que lograrán escalar y demostrarán fidelidad a una nueva familia.
No quería regresar a casa sin antes visitar la tumba de Sergio y entregarle la que fuera su arma.
Sabía en gran parte que no era correcto estar ahí, mucho menos cuando a un lado estaba la tumba de Damián Lombardi, él no debía estar ahí, pero quería darle las gracias otra vez al hermano de su prometido.
—Gracias por salvarlo y ayudarme el día de hoy —suscitó con nostalgia, para luego dejar la que fuera su arma escondida dentro del cristal, justo atrás del ángel que adornaba su tumba—, te prometo que voy a proteger a tu hermano toda mi vida.
Espero que puedas perdonarme, tal vez si hubiera estado de lado de los Rizzo esto no hubiera pasado, pero no podía traicionar a Gabriel, había una parte de mí que quería conocerlo.
Te juro que lo amo y que quiero una vida con él, se que soy un egoísta pero volvería a traicionar a Bruno y abandonar a Tony a su suerte, todo solo por Gabriel, es algo que no tiene remedio. Tal vez no somos tan distintos Sergio, la diferencia es que soy un maldito traidor y tu hermano un obsesionado que no sabe recibir un «no» como respuesta.
La vida de un capo no era nada sencilla y no sabía como su prometido podía lidiar con todo ello.
Debía asegurarse que los antonegra estuvieran haciendo su trabajo, no podía perder el dinero de los préstamos, quería ver como iban con este tema. Necesitaba saber cuanta gente habían matado.
Ellos eran los más peligrosos y de los que menos se fiaba, pero su trabajo era el más importante. Hacían todo el trabajo sucio por él, como por ejemplo cobrar el dinero que le pertenecía a la Familia Lombardi.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro