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XIV - Bajos Deseos

Raffael ciertamente estaba dudando si enseñarle al capo los mensajes, por que sabía que él no reaccionaría nada bien y tampoco quería desencadenar una masacre.

Luego de meditarlo un rato fue en busca de Gabriel, quién estaba en su habitación leyendo el periódico.
Se acercó lentamente y después simplemente lo abrazo.

—Gabriel prométeme que no te molestaras, ni harás nada malo.

—Depende ¿Qué es lo qué sucede?

—Solo dime que no matarás a nadie, más bien a alguien en específico.

Gabriel lo miro de forma interrogante y accedió, al menos no mataría a alguien el día de hoy. Pero no prometió absolutamente nada para los días posteriores.

El capo vio como su protegido estaba ansioso, después le entrego su teléfono y le pidió que leyera los mensajes.
La mirada del Mafioso se había vuelto sombría, salio con el celular sin decir una sola palabra.
Raffael pensó que sería una buena idea si lo dejaba sólo, no quería alterarlo más de lo que ya estaba.

El capo mando a llamar a Bianchi, tenían un par de cosas que discutir.
Cuando estuvieron a solas le dio el teléfono de Raffael, quería que viera todo lo que Tony le había dicho.

—Lee ésos mensajes, estoy seguro que Adrián ya lo sabe todo, esta enterado de como puede joderme la vida.
Quiero que hoy mismo te vayas a Inglaterra y mates al cabron de Tony. Pero antes quiero que le saques todo lo que sabe.

—Piense con la cabeza fría, le aconsejo esperar, tal vez aún Tony pueda ser de utilidad. Dejé que Raffael hable con él.

—¡¿Qué parte de qué lo quiero muerto no sé entiende?!

—Lo comprendo más de lo que cree, solo digo que es más probable que le diga más cosas a Raffael.
Y además que puede darse el gusto de matarlo personalmente.

—No voy a prevenir a ese traidor, ni mucho menos a Rizzo.

Bianchi se quedó un momento en silencio, meditando como le iba a explicar a su Jefe lo siguiente.
Hace rato había recibido una noticia no muy grata, que probablemente cambiaría el rumbo de las cosas.

—Creo que las cosas han cambiado y debo ponerlo al tanto del asunto. Usted sabe que tenemos vigilada la casa de la Familia Rizzo.
Y gracias al Jefe de Estado tenemos ubicados a todos los miembros de esa familia, pero hace unas hora llegó un sujeto no identificado, por lo que nos encargamos de investigar más acerca de este sujeto.
Cuando vi las fotos se me hizo algo conocido y lamentablemente no me equivoque.

—¿De quién se trata?

—¿Recuerda cuándo investigamos acerca de Raffael? No sé si recuerda esto —dijo entregando unas fotos con una carpeta, la cual contenía información confidencial, ahora mire las fotos que conseguimos, estas son de hace rato.
Puedo asegurarle que ese hombre es Martín Fabrizio De la Vega, acaba de llegar esta tarde.

Gabriel se llevó las manos a la cabeza, esto estaba realmente mal.

—Investiga el motivo por el que este en la casa de los Rizzo, tengan la casa vigilada, si observan que existe la posibilidad de que le hagan daño no duden en intervenir, lleva suficiente gente.

El capo no sabía que le diría a su protegido, todo se estaba saliendo de control ¿Acaso Rizzo no tenía palabra?
Habían quedado en un acuerdo, el cual debían cumplir.
Luego de pensar las cosas bien y divisar el panorama, llegó a la conclusión de que trataría de hablar personalmente con Adrián.
Tenían muchas cosas que aclarar, pero primero debía encargarse de Tony, luego seguiría Rizzo.

Ya se había hecho de noche, el Mafioso no quería hacer otra cosa más que descansar. Este era uno de los días más largos que había tenido.
Lo único que valía la pena era tener a Raffael con él, aquellos ojos grises apuntaron a su dirección, finalmente se había dado cuenta de su presencia.

—¿Está todo bien Gabriel?

—Supongo, es solo que ha sido un día bastante largo, pero dime ¿Hablaste con tú Padre?

—Sí, todo esta bien con él. Aunque olvidé preguntarle un par de cosas.
Ya lo haré mañana, lo más probable es que ahora este dormido.

El capo se quedó un poco más tranquilo, se acercó a su protegido y se despidió con un beso de él.

—Manténme al tanto te cualquier cosa, por favor.

—Te prometo que lo haré —respondió en voz baja mientras tomaba la mano del capo—, pero antes de que te vayas quiero saber ¿Hasta cuándo dormirás en tu habitación?

—Cuando no estés conmigo.

—Para ser alguien de la Mafia eres demasiado inocente —sonrió y después lo beso—, esta bien, me conformo con esto ahora.

—No me provoques cariño.

Podría quedarse con él toda la noche, pero necesitaba descansar. La tensión lo estaba matando por dentro.
Solo esperaba que las cosas estuvieran mejor para el día siguiente.

—Mi amor te necesito, quiero tenerte conmigo —susurró en su oído—, me hiciste una promesa y no la has cumplido del todo.

—Nada me haría más feliz, pero mañana tenemos algo importante que hacer, irás conmigo a Inglaterra. Haremos lo que quieras, pero después que termine un asunto.

—¿Y si lo dejamos para después? Pasa esta noche conmigo.

Gabriel se dejo envolver por la palabrería de Raffael y lo beso, después descendió... solo para disfrutar de los encantos que le ofrecía.
Hace tiempo que no estaban a solas, ahora debía entretenerlo para que no se marchará.

¿Cómo entretener al capo? Debía tomar iniciativa, simplemente lo postro sobre la cama, luego optó por ir dejando un rastro de besos hasta llegar en su hombría.
Solo subió arriba de el y comenzó a sentir aquel bulto, le bastaba sentirlo sobre la tela.
Era virgen e inexperto pero quería que su primera vez fuera con él.

Lombardi sabía que solo era calentura, era demasiado inocente para haberse acostado ya con alguien.

—¿Alguna vez...?

—No.

—Cariño recuerda que debe ser especial y no por calentura.

El capo cambio de posición y lo puso por debajo de él, solo lo ayudaría a calmarse. Lo besó con ternura para después comenzar a masturbarlo, sus mejillas estaban rojas y eso no hacía más que hacerlo ver más tierno.

No había nada más dulce que escucharlo gemir su nombre, el verlo tan vulnerable solo lo hacía desearlo mucho más, pero esperaría el momento adecuado.

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