Volumen II

Inducción

La Familia Rizzo

¿Hace cuánto tiempo Adrián no deseo la muerte de Bruno Rizzo?

La suerte estaba de su lado, finalmente ya no tenía quien le estorbara. Pero su honor se estaba empañando, ahora debía matar a Gabriel.

Era la oportunidad perfecta para tomar todo lo que le pertenecía a la Familia Lombardi.

Simplemente era cuestión de matarlo, pero aquella joya apunto de extinguirse aun tenía algo que él quería. Estaba esperando averiguar el nuevo plan de negocios que resguardaba la otra familia.

Los Rizzo comenzaron a incursionar en el tráfico de drogas, estaban ganando dinero fácil... pero con un alto riesgo.
Podría ser que Gabriel encontró algo más rentable, primero averiguaría que era y después lo mataría.

Una de las cosas que más le hacía pensar era el por qué tanto recelo con un simple Instituto.
Lo que habían podido saber es que era un lugar para los negocios sucios de Lombardi.

Quizás no podía averiguar por si mismo cual era su nuevo negocio, pero al menos había logrado la forma de saberlo.

Lo que no pudo cobrarle al principal capo de los Lombardi se lo cobraría ahora al sucesor, hace algunos años estaba al mando Damián Lombardi, el cual era el padre de Sergio y Gabriel.

En uno de esos fugaces enfrentamientos resulto muerta su esposa, por lo que Adrián quedo como padre soltero.
Y en ese entonces Fernando Rizzo decidió dejarlo pasar, junto con el total respaldo de Bruno. No querían seguir en un enfrentamiento con perdidas, su padre y su hermano lo habían traicionado.

A pesar de los años Adrián no pudo superar el asesinato de Eliza, nunca se perdono por no haber vengado su muerte. La muerte de ella fue catalogada como perdida irreparable de la Mafia, un bien necesario.

El Consigliere de Adrián se hizo presente, tenía unos cuantos asuntos que discutir con su Jefe.

—No olvides llevar mi presente a los Lombardi.

—Así se hará Don Rizzo ¿Pero ya nos podemos deshacer del cuerpo del Director?

—Santino no es necesario, una persona en especial debe conocer su historia. Recuerda guardar un dedo, quiero enviárselo a alguien que le interesará.
Es curioso como alguien tan cercano puede traicionarte y que un total desconocido hasta el final resguarde tu vida.

«Que sea un regalo de bienvenida»

—Tony nos dio toda la información que necesitabamos, en cambio el Director del Instituto protegió bastante bien al Profesor.

—Si no lo mata Gabriel, lo voy a matar yo.

—Por cierto Don Rizzo, la persona que ha estado esperando ya se encuentra aquí ¿Lo dejo pasar?

Rizzo asintió y pidio que llamarán a su hijo Daniel también.
Quería que su hijo estudiaría latín y literatura, por lo que contrato a un buen Profesor, un hombre que también era un viudo como él.
Esos ojos grises eran tan iguales a los de alguien más, una persona que solo conocía por fotos.
Tuvo que mover unos contactos para conseguirlo, no había sido sencillo que aceptará darle clases a su hijo.

—Le agradezco profundamente que accediera a darle clases a mi hijo. Significa mucho, le prometo que no olvidaré este gesto.

—Pensé que me quedaría jubilado permanentemente, solo que recibí un mensaje de mi amigo Ángel Patterson, no pude negarme. Por lo que estoy aquí gracias a él.

—Daniel, por favor saluda al Profesor Martín Fabrizio De la Vega, él te enseñará latín y te dará clases de literatura.

El pequeño Daniel Rizzo se acerco tímidamente y saludo de forma cortés al Profesor.

—Creo que mi hijo hubiera sido una mejor opción, no pude localizarlo, supongo que por todo lo ocurrido decidió alejarse.

—No sabía que tenía un hijo.

—Sí, solo que ya es un poco mayor. Pero de todas formas siempre será mi pequeño —rió con nostalgia—, aunque no sé por que siguió mis pasos.

—¿Cómo se llama él?

—Raffael.

—Interesante, apuesto que es un gran hombre. Tal vez por el momento se alejó debido a la situación que atravesamos, algo me dice que muy pronto se pondrá en contacto con usted.

—De verdad espero que así sea, fui a vistarlo a su departamento, pero no encontré rastro de él. Quizás se refugió en otro lado.

Rizzo estaba controlandose las ganas de sonreír, valio cada maldito centavo el haber sobornado a tanta gente.
Sabía que Tony no lo iba a decepcionar, sin duda el dinero movía al mundo entero.
Adrián le pidió a su hijo que lo dejará hablar con Martín, ya que necesitaban tener una conversación de adultos.

—No quisiera que mi hijo escuchara estos temas, se que usted lo entiende.
Pienso que lo de su hijo fue por que inabilitaron las lineas telefónicas, es algo que contolan Las Industrias Lombardi, se dice que el dueño tiene nexos con la Mafia.

—Estoy de acuerdo. Yo sé que ocultaron mucha información, casi nadie de fuera sabe lo que pasó. Parece que la Mafia también controla los medios.
Es algo bastante triste... este país cada día se vuelve más corrupto.

—Es un lugar sombrío, dígamelo a mí —suscitó con amargura—, gracias a esas personas perdí a mi esposa.

—Lo lamento. En parte lo entiendo... yo también soy viudo, todo lo que me queda es mi hijo Raffael.

—Gracias, espero que pronto pueda reunirse con su hijo.

Rizzo pidió a su personal que acompañarán al Profesor a conocer su casa, además de mostrarle la habitación en la que estaría.
Parecía que al capo todo le estaba saliendo bien, todas las piezas se estaban acomodando a su favor.

Tenía la oportunidad perfecta de destruir finalmente a la Familia Lombardi, quizás el Profesor sería un excelente anzuelo para sus planes.
¿Desde cuándo uno de los mejor capos había caído tan bajo?
¿Qué hay de no tener debilidades en el mundo de la Mafia? Esa es una de las primeras lecciones que se aprende, pero parecía ser que Gabriel lo había olvidado.
Lo único que Adrián Rizzo sabía era que probablemente Raffael merecía el mismo destino que sufrió Eliza, debía morir por el bien común de la Mafia.