El capo no estaba nada feliz con el regalo de Rizzo, estaba sumamente molesto con la situación.
Llegó preguntando por la persona que había traído el paquete, pero parecía ser simplemente alguien más del correo.
Anthony había tenido mucha suerte, quizás fue demasiado benevolente en proporcionarle seguridad. De algo estaba seguro primero entregaba a Tony antes que a Raffael.
Haría todo lo necesario para mantener a su imposible a salvo, no importaba que métodos debía usar para poder lograrlo.

Ahora tenía que tener una sería conversación con su protegido. Por lo que le pidió a Sergio que se marchará.

Raffael lo recibió con un abrazo, lo había extrañado demasiado, el joven de ojos grises vio la señal de dolor en el rostro de Gabriel, por un momento olvidó su brazo lastimado.

—De verdad lo siento ¿Salió todo bien en la reunión?

—Te tengo buenas noticias, ya van a regresar las cosas a la normalidad, al menos temporalmente —suspiro—, la Familia Rizzo se esta retirando de las calles. Vas a poder regresar al Instituto, buscaré la manera de que las calles sigan así.

—¡Éso es asombroso! Me alegra saber que todos vayamos a estar seguros... aunque sea por un tiempo.

—No había otra manera, no estoy en condiciones de seguir con la guerra ahora. Aún no puedo mover mi brazo bien, todavía soy un completo inútil.
Y no me pienso quedar con los brazos cruzados si se desatará una nueva guerra en las calles.

—Yo creo que no es así —respondió en voz baja mientras tomaba su rostro—, pienso que se necesita mucho valor para enfrentar algo de esta magnitud. Pero si puedes evitarlo es lo mejor, no solo por ti, si no por la gente que te rodea.

Gabriel se alejó, después cerro sus ojos y se podía ver en él que estaba lidiando con algo más. Estaba pensando demasiado, realmente las cosas se estaban complicando de algún modo.

Era hora o nunca, no quería impregnarlo más a su vida.

«Supongo que nada es para siempre, por mucho que ame esos ojos... no puedo. Todo él es tan dulce, tan puro, que no es correcto arrastrarlo conmigo»

—Eres algo que se que no puedo tener por más que quisiera.
No te voy a mentir... yo solo estaba buscando un aliado dentro del Instituto.
Todos han sido tan corruptos, que desde hace tiempo llegué a la conclusión que estaba bien que murieran. Ya los que estamos dentro de este mundo lo sabemos, tarde o temprano vamos a pagar esto y cada uno de los involucrados también.
Pero tú cariño no te mereces esto, elige bien a las personas que te rodean y sobre todo no le abras tu corazón a cualquiera.
Llámame si me necesitas —suscitó mientras tomaba su mano, luego le entregó una tarjeta con sus datos—, siempre que me necesites estaré contigo, cualquiera de los que estamos aquí.

—Estoy seguro que muchas personas que estan en esto han terminado mal. No te preocupes por mí, voy a estar bien.

—Así es, pero ellos no eran tú. Todo esto esta mal y no puedo cambiarlo.

«No elegimos dónde nacer, no podemos elegir a nuestra propia familia, solo debemos lidiar con ello. Cada uno tiene problemas que no todos pueden comprender»

—¿Por qué esta mal enamorarme de ti?

—No digas eso... por que después no podré alejarme de ti.

—Entonces no lo hagas.

Lo rodeó entre sus brazos y depósito un beso en su frente. Su corazón latía de una forma peculiar, era una sensación distinta que no había sentido nunca antes.

—Contigo tengo un paso directo al infierno, un camino que estoy dispuesto a tomar.
No me voy a perdonar si algo te pasa, aún si debas entregarme en su momento a la Policía para obtener la protección de testigos, yo te juro que voy a hacer cualquier cosa que este a mi alcance para protegerte.

—Nunca te haría algo así.

—Si llega el momento... me encargaré personalmente de que lo hagas. Es un boleto para que tengas protección y sobre todo la alegría del resto de las 4 familias por deshacerte de mí.
Recuerda que solo existen dos formas de salir de la Mafia, sales bajo protección de testigos o muerto.
Por lo que es hora de que te enteres de un par de cosas, espero que con esto reconcideres tu decisión.

Podría sonar demasiado duro con el tema, pero Gabriel quería que Raffael comprendiera la situación en la que se estaba metiendo.
Esto era un asunto serio del cual no se puede salir tan fácilmente. Debía de comentarle lo sucedido a Sergio y también quería que el joven de ojos grises escuchara todo.

—Gabriel espera —suscitó para después postrar un beso en los labios del contrario—, no te vas a deshacer tan fácilmente de mí.

—Eso es no jugar limpio Profesor De la Vega.

—Creo que podría darte unas lecciones.

El capo profundizó el beso, mientras el joven de ojos grises lo atraía un poco más hacía él. 
Todavía no entendía la razón de por que se estaba dejando envolver entre sus brazos, cada vez era más complicado apartarse de él.

En medida que pasaba el tiempo los besos se iban intensificando, el deseo que le hacía sentir estaba más latente.
No podía dejarlo aunque se apartara lejos, había algo que lo hipnotizaba ¿Tal vez eran ésos hermosos ojos azules? O su forma de hablar, de susurrarle al oído lo mucho que le gustaba. Sin duda sabía como ir ganando terreno con él.
Estaba mal enamorarse de alguien como Gabriel, pero no podía apartarse de él, las caricias del capo lo estaban haciendo ceder cada vez más.

Lo estaba haciendo olvidar lo que él realmente era con cada movimiento, era tal vez la forma tortuosa con la que lo atraía para besarlo.

—Te prometo que voy a darte todo lo que tengo, no sabes las ventajas que tendrás al ser solamente mío.

—Solamente no me apartes de ti, no quiero tener que olvidarte.

—Jamás, cariño perdóname pero no soy capaz de dejarte ir, la idea de verte con alguien más es una tortura para mí.

El capo lo sujeto con más fuerza reafirmando su autoridad sobre él y es que no tenía planeado dejarlo escapar.