VIII - Nota
Raffael debía aprender como se movía el mundo de la Mafia.
En ocasiones creía que tal vez podía cambiar la vida de Gabriel y alejarlo de todo, que ambos empezarán otra vez.
Quizás iniciar una nueva vida y demostrarle que el mundo no estaba tan podrido, ni lleno de corrupción.
Pero eso cambió cuando vio al Jefe de Estado reunido con Gabriel, la persona que se supone debe velar por la seguridad de todos los ciudadanos.
Ahí comprendió que no todo era tan sencillo, tal vez las organizaciones criminales tenían control de todo.
Siempre tachó de locos a quien creía en tales calumnias, pero se dio cuenta que algunos lugares estan realmente podridos.
—Entonces Don Gabriel... ¿Qué planes tiene en está guerra? La Policía sigue deteniendo la mercancía de los Rizzo, igual que la gente armada que él tiene.
—Tenga por seguro que recordaré esto en su próxima campaña, le ofrezco mi total financiamiento mediático.
—Lo único que necesito por ahora es más dinero, se ha estado pagando a los medios para que la imagen del Gobierno siga intacta, y se mandó a silenciar a gente que debía ser silenciada.
Los números de los muertos por esta guerra han sido manipulados —comentó con serenidad para después entregarle unos papeles—, aquí tengo los nombres de cada uno de ellos, al igual que la organización en las que pertenecían. También entre ellos hay civiles.
—Cuente con ello.
Gabriel llamó a uno de sus hombres de confianza y le ordenó entregarle un maletín de dinero al Jefe de Estado.
Estaban gastando dinero para tener aliados a su favor, al igual que cobrando algunos favores antiguos.
La Familia Lombardi tenía conexiones en la política y bajo el submundo.
Nunca hacían un favor sin beneficio a futuro, todo debía ser medido estratégicamente.
Fugazmente vio la mirada de Raffael, sabía que probablemente el ver al Jefe de Estado lo había aturdido enormemente.
Podría decirle que su familia tenía la orden de no intervenir con civiles, quizás eso lo calmaria un poco, pero no cambiaría las cosas. El mundo de la Mafia no era benevolente con nadie.
Tal vez debería de comenzar a entender el mundo al que se había metido, con o sin su voluntad.
Después de terminar la reunión con el Jefe de Estado, el capo fue en busca de su protegido. A quién encontró dormido, parecía que sin darse cuenta extendió la reunión un poco más de lo debido.
Necesitaba hablar con él, pero no se atrevía a despertarlo, prefirió dejarle una nota ya que tenía unos asuntos que arreglar.
No deseaba dejarlo sólo, al contrario prefería pasar toda la tarde a su lado.
Sin embargo había un asunto de suma importancia que resolver.
Era la respuesta para detener finalmente esa guerra sin sentido. Hoy vería al heredero de los Rizzo, el descendiente de Bruno.
Mientras que el hermano de Gabriel estaba dispuesto a verlo antes de que se fuera.
—Alguien me contó un secreto, que estas escondiendo a alguien importante, una persona que podría destruirte completamente.
—Desconozco de que estas hablando Sergio.
—No te miento cuanto te digo que hay rumores sobre eso, también estaba con la misma negatividad que muestras ahora, pero lo he comprobado yo mismo —dijo irónicamente—, desde hace días lo sé y quiero saber de que se trata.
No me sorprendería que murieras hoy, tengo el derecho de enterarme de la situación.
—Puedo asegurarte que ese rumor no ha venido de alguien cercano, no estoy encubriendo, ni protegiendo a nadie.
Sergio cerro los ojos y nego con la cabeza, sabía que su hermano no soltaba información a nadie.
Gabriel siempre había sido alguien muy reservado... que cuidaba cada palabra que decía.
—Bien, pues voy a acompañarte.
—De ninguna manera, estas en lo correcto de que tal vez puedan matarme hoy, la familia no puede quedarse sin ningún Jefe, es tu obligación hacerte cargo si yo no estoy.
—Entonces exijo saber lo que esta pasando Gabriel, tengo que conocer la situación actual si es que voy a ser el siguiente Jefe.
No era un asunto que el capo deseaba discutir, el tema de Raffael era asunto de él y nadie más.
Lo que no sabía era que el joven de ojos grises despertó poco después de que él se fuera a la sala a hablar con Sergio.
Raffael había quedado un poco confundido después de leer la nota, por lo que fue a buscarlo de inmediato.
El ex profesor había escuchado la última parte de la conversación y eso no hizo más que preocuparlo en sobremanera.
Con voz clara se dirigio hacía Sergio y lo interrogo como era debido.
—¿A qué se refiere con ser el siguiente Jefe? ¿Hay manera de escapar de ése destino? Quisiera saber si de verdad hay una salida para esto.
—Claro que existe, sencillamente se obtiene matando al Jefe actual o con la muerte natural del mismo, en pocas palabras que sea asesinado —respondió con frialdad—, si no es por un miembro de la familia es por una familia enemiga. Esa es la guía definitiva para salir de la Mafia, no importa si eres Jefe o no.
—¡¿Podrías cerrar la boca Sergio?! No tengo tiempo para esto, me voy.
Raffael se apresuro por detener a Gabriel, algo dentro de él le decía que no todo estaba bien.
Necesitaba una respuesta de inmediato, no podría estar en paz hasta averiguar lo que sucedía.
—¿Qué tanto sabes tú sobre nuestra familia? Quiero saberlo ahora.
—Te dije que te calles carajo —respondió con severidad—, estos son asuntos míos, no te voy a permitir que los ventiles, mucho menos con él.
—No me pienso callar y mucho menos si te vas ¡Te van a matar Gabriel entiendelo! Esto no sé va arreglar pacíficamente, no aceptaron la maldita reunión entre los 5 ¿Por qué lo harían solamente contigo? ¡¿En qué mundo crees que estás?! ¡¿Te volviste loco?!
—¡¿Tú crees qué no lo sé?! Me tiene sin cuidado si me matan, si eso detiene la guerra que así sea.
Sergio asintio y se marcho molesto, no tenía caso hablar contra una pared.
Las cosas se estaban confundiendo mucho más de lo esperado.
El joven de ojos grises solo abrazo al capo por detrás, si aquél hombre estaba tan preocupado era por una buena razón.
Parecía conocer completamente el mundo en el que Gabriel estaba involucrado.
El mafioso solo postro un beso en la frente de su protegido, aquellos ojos estaban llenos de confusión, irradiaban el deseo de saber que era lo que sucedía.
Simplemente el ex profesor le respondió el gesto apegandose más a él, buscando aquellos labios ajenos.
Quería impregnarse completamente de él, llenar ese vacío que sentía con plenitud de irrealidad.
—No te voy a dejar jamás, necesito que confíes en mí, voy a responderte tus dudas cuando regrese. Es una promesa cariño.
—Confío en ti.
El capo sonrió y postro un beso en sus labios, uno en el que se aseguro que supiera que todo estaría bien.
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