V - Suerte
Raffael se sentía algo decepcionado, Gabriel le había prometido estar con el más seguido, pero pasaban los días y nada de esto pasaba.
Otra vez su instinto le jugaba una mala pasada, en ocasiones quería confiar ciegamente en el capo, pero otras veces su curiosidad le ganaba.
Solo esperaba tener suerte esta vez y confrontarlo finalmente, estaba totalmente decidido a hacerlo.
Entre más pasaba el tiempo se sentía como un cachorro esperando la llegada de su dueño, pidió a los guardias que le dieran noticias acerca de lo que sucedía con su Jefe pero ellos se negaron.
Entonces pensó que realmente ocurría algo grave, pasaba el tiempo y la angustia lo mataba, pero finalmente escucho el sonido de la puerta al abrirse, su corazón empezó a latir precipitadamente y pensó que quizás su día se alegría por completo.
Y supo que esta vez había acertado, era Gabriel él que entraba por esa puerta.
—Pero... ¿Qué te sucedió en el brazo?
—Nada grave, solo fue el rosón de una bala y también unos simples rasguños, lamento demasiado el no haber podido cumplir mi promesa, pero he estado lidiando con unos asuntos.
Raffael le exigió saber la verdad, si no la descubriría por su propia cuenta y si no le dejaba hacerlo entonces prefería irse del lugar... aunque fuera muerto.
Entonces Gabriel le comento la situación por la que estaba pasando, las confrontaciones con la Familia de Rizzo y también que habían transformado toda la ciudad en una zona de guerra.
Salio a respirar un poco de aire, noto que había más habitaciones en la guarida de la mafia, Gabriel ya le había permitido explorar, entonces descubrió que tenían un cuarto especial para los enfermos, y ahí supo que la situación era realmente grave, todos estaban realmente abatidos.
Raffael se quedó a cuidar a cada uno de los heridos, esto logro que ganara el respeto de muchos miembros en la Mafia, en especial el de su Jefe.
—Creo que realmente necesitas descansar ¿Por qué no duermes un rato? Tal vez, así te sientas mucho mejor.
Gabriel pensó que él no era el único que necesitaba descansar. Ya que Raffael se la había pasado en la enfermería, cuidando a los demás miembros de la Mafia.
—Y tú también necesitas descansar cariño, hoy hiciste demasiadas cosas —respondió con dulzura mientras acariciaba su rostro—, gracias por involucrarte en esto aunque realmente no tienes por qué.
—Yo sé que vamos a salir pronto de todo esto. Sabes pensé que al estar aquí encerrado, tú me tomarías a la fuerza o me tendrías de esclavo, me alegro que no haya sido así ¿Por qué estas intentando protegerme?
Esta no ha sido la única ocasión, aun recuerdo que gracias a ti pude pagar el alquiler de mi departamento.
—En la mafia existe una especie de regla y esa es siempre ser un caballero. Sobre protegerte... te aseguro que tengo mis razones, tal vez puedo ver más allá de lo que tú puedes divisar.
—¿Tu promesa de mejorar el Instituto sigue en pie?
—Claro que lo haré solo por ti.
Raffael pensó que si el capo sabía más cosas respecto a él, era por culpa de Tony... así que de alguna manera tenía que conocer al mafioso.
Toda la noche Gabriel no hacía otra cosa más que pensar, era tan fácil hacerle perder la cordura a su protegido, que el mafioso ya estaba decidido a que Raffael aprendiera a defenderse por si sólo, por que tal vez él probablemente moriría y no quería dejarlo desamparado.
También era importante que no siempre tuviera demasiada confianza en los demás, si no harian todo lo que quisieran con él.
Gabriel le quito las sabanas a Raffael y lo levanto a la fuerza, ya que él quería seguir dormido. Y después de algunos intentos logro que su imposible cediera a despertarse.
El mafioso solo tenía un objetivo el día de hoy, mostrarle a Raffael como usar un arma.
Y al parecer tuvo suerte en su primer intento, lo cual le hizo sentir orgulloso.
—Solo fue suerte de principiante, ni siquiera te emociones Raffael. Siéntete orgulloso cuando tengas poder y dinero.
—Es algo que estoy seguro que ya tengo.
—Sabes que yo podría darte todo lo que desees, cualquier cosa.
En aquellos ojos azules había algo que le intrigaba, eran un cielo perfecto que tal vez ocultaba un total infierno.
«¿Era correcto entregarse a aquél hombre?»
Esa voz sonaba a perdición, algo en lo que valía la pena perderse.
Había muchas cosas que le intrigaban, una de ellas era saber cual era la razón por la que lo había elegido a él.
¿Qué podría tener de especial un simple Profesor?
«Tal vez era una reafirmación de poder, el cual le decía que podía tener absolutamente todo»
—No tengo nada que ofrecerte, pero si puedo serte útil por ahora... no tendría problema con ello.
—Eres especial cariño, jamás olvides eso —respondió mientras acariciaba su rostro—, tienes todo lo que yo quiero, puede ser que esa sea la razón del por que me obsesione contigo.
Lo embriagaba su aroma y su voz, el tacto tan especial que percibía en el aire. Pero su mundo era totalmente distinto a el de él, iba encontra de sus principios y todo lo que había sido.
—Tal vez por eso me gusta estar a tu lado, espero que esta vez puedas cumplir tu promesa.
—Así será, no dudes de ello. Pero por ahora quiero que conozcas el mundo al que acabas de entrar, hay muchas cosas que debes aprender.
Es indispensable que aprendas a protegerte, nunca te voy a dejar sin seguridad, pero no esta demás saberlo.
Si alguien tan cercano a él lo vendio ¿Qué podía esperar de los demás? No solamente bastaba enseñarle a defenderse, tenían que mostrarle mucho más.
Por que quizás Raffael heredaria todo lo que construyó la familia Lombardi por años.
Se aseguraría de protegerlo de alguien más como Feargal, sería algo que no volvería a pasar.
Aunque gracias a Tony ahora Raffael estaba en su poder, podría decirse una manera descabellada de tener a alguien.
«Todo es cuestión de saber jugar una partida de ajedrez, con eso en mente puedes cumplir todos tus objetivos»
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