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Capítulo 79

POV TRISH

-¡Qué asco!- Kylie acabó estallando después de estar algunos segundos en shock-. Sabía que mi padre era repugnante pero no hasta ese punto. 

Se había levantado. Yo la miraba desde el suelo, aún sentada.

-Will no me cae mal- aclaré. Todavía no comprendía adónde se había ido toda la furia y la ira que había sentido cuando Louis me había confesado lo que había intentado hacer con él, pero estaba tratando de mantener una conversación civilizada con ella y, tal vez, aclarar nuestras diferencias. 

-Ha intentado besarte- me recordó la chica.

-Y tú hiciste lo mismo con Louis.

-¡Él te dobla la edad, por Dios!- se llevó las manos a la cabeza-. ¿Es que no te dio asco?

-Si le rechacé fue por algo- dije levantándome del suelo y limpiándome los pantalones ensuciados. Aunque, bueno, los pantalones eran de Louis, ya estaban sucios de por sí.

Kylie bajó la mirada y matuvo la cabeza agachada durante unos segundos. Sentí que el ambiente había cambiado. Ya no tenía ganas de matarla, ni la veía como una amenaza, tal vez fueron las palabras tranquilizadoras de Louis las que me hicieron estar segura de mí misma, las que me convencieron de que por mucho que Kylie intentara besar a Louis, él no se iba a dejar.

-¿Estás bien?- me empezaba a preocupar que se hubiera quedado ahí parada y no dijera nada. Levantó la cabeza casi al instante.

-Sí- afirmó, pero no me lo tragué. Sin embargo, lo dejé pasar. Era normal que no quisiera contármelo, no era nadie de su confianza, ni siquiera le caía bien-. ¿Qué crees que estará pasando ahí dentro?- señaló a la pared que daba a su apartamento.

-No lo sé- suspiré. Ni lo sabía, ni quería pensarlo. O puede que en realidad sí que supiera lo que estaba pasando, al menos por la mente de Louis, y quisiera que sucediera... solo para que Will tuviera un pequeño escarmiento y no intentara nada de nuevo conmigo.

-Me odias, ¿verdad?- se limitó a decir, tras un momento en silencio.

-No me caes especialmente bien, pero no creo que importe mucho, supongo que es mutuo- me encogí de hombros.

-Tú a mí no me caes mal- giré la cabeza rápidamente en su dirección, pero ella me evitó, sin mirarme directamente a la cara-. A ver, no pareces tonta, ni eres una guarra poligonera... puede que un poco irritante a veces, eso sí... y pija, y sales con el tío con el que me quería liar, pero no sé... no me pareces mala compañía, al fin y al cabo.

Me quedé paralizada, sin saber cómo reaccionar a sus palabras.

-¿Por qué me estás diciendo todo esto ahora?

-¡No sé!- se llevó las manos a la cara, frustrada-. Creo que el ver a mi padre me ha puesto gilipollas- reconoció.

Escuchamos un fuerte portazo y las dos nos miramos asustadas. El ruido había venido del apartamento de Kylie. Segundos después, la puerta principal se abrió y entró Louis con la cara magullada. Tenía un corte en el labio y algunos restos de sangre se esparcían alrededor de su nariz. Su rostro estaba totalmente vacío de sentimiento. No estaba ni cabreado, ni complacido tras la pelea que parecía que habían tenido él y William, estaba pálido, sin expresión.

-Kylie, dice tu padre que vayas- le indicó a la rubia, que estaba tan descolocada como yo.

-Dios, Louis ¿estás bien?- exclamó tras haber reaccionado. Se acercó a él preocupada. Yo no me había movido, no porque no estuviera preocupada, sino porque ya había visto a Louis en esta situación miles de veces, y ya no me sorprendía.

-Sí- Louis apartó la cara cuándo ella intentó rozarle la barbilla para observarle de cerca-. Vete ya- dijo intranquilo y la chica, mirándome por última vez y asintiendo con la cabeza, se marchó.

Al quedarnos solos, se hizo el silencio. Louis aprovechó para moverse e irse hacia el salón.

-¿Me vas a contar qué ha pasado?- me crucé de brazos.

No estaba tan preocupada por los golpes como por la reacción que estaba teniendo al respecto, eso sí que me mosqueaba. Nunca se quedaba tan calladao después de algo así.

-Louis...

-No ha pasado nada- bufó-. He llegado, le he pegado, él me ha pegado y fin, solucionado.

-¿Por qué has dejado que te hiciera esto?- le alcé la barbilla y esta vez, siendo mi mano la que le rozaba, no la rechazó.

-Él era más fuerte- Louis apartó la mirada.

Vale, podría tragarme que Will era más fuerte, era policía, era lógico, pero Louis era más agresivo, y eso a veces superaba a la fuerza. No entendía qué había pasado para que Louis se comportara de esta manera. 

Le llevé al cuarto de baño y saqué lo poco que tenía para poder curarle. Solo encontré un bote de agua oxigenada. Le curé el corté en el labio y le limpié los restos de sangre de la nariz.

-¿Trish?

-Mhmm- murmuré mientras le pasaba el algodón por las heridas. Estaba aprisionada entre el lavabo, en el cual estaba apoyada, y el cuerpo de Louis.

-Tú me quieres... ¿verdad?- paré y fruncí el ceño, sin entender.

-Claro que te quiero... ¿por qué dices eso?- tragué saliva por la intensidad del color de sus ojos.

-Porque si algún día dejas de hacerlo me muero.

*

Esa misma tarde, Louis me llevó de vuelta a Nottingham. Se hizo las dos horas de trayecto hasta allí y luego volvió a Oxford. El camino había sido extraño. Había estado hablando de temas que ni siquiera le había oído tratar con anterioridad como, por ejemplo, la política del país. Le ofrecí que se quedara conmigo, en casa, y que regresara por la mañana, pero rechazó mi oferta. 

La semana se pasó lenta y aburrida. Volví a ver a Harry en las clases. Cada día que pasaba me estresaba más. Debía ponerme las pilas si no quería suspender. Tenía que pasar miles de apuntes y empezar a estudiar ya o no me daría tiempo. 

No vi a Louis hasta dos semanas después, porque ese fin de semana le pidieron que hiciera unos turnos extra en la biblioteca para ordenar libros, o no sé qué me explicó, y le pagarían el dinero a parte de su sueldo, lo que le convenía. Yo aproveché para estudiar y ponerme al día con las asignaturas. 

A la semana siguiente, vino un par de tardes salteadas a Cambridge. Esos días yo me quedaba en mi casa de allí y él con Harry y Gemma y, por la mañana, se volvía a Oxford. Realmente era un follón, estar todo el día de acá para allá y de verdad que empecé a plantearme la posibilidad de volver a trasladarme a Cambridge, aunque solo fuera hasta que terminara el semestre. Pensé en que Louis también podía volver a vivir con Harry de nuevo. Intenté hablar de ello con él pero, básicamente, me dio largas, diciendo que ahora estaba trabajando y era más independiente, que no le gustaba mucho la idea de vivir a costa de Harry y Gemma. Me sentí un poco desilusionada pero, en parte le entendía y estaba orgullosa de lo que estaba haciendo. Sin embargo, no tenerle cerca me hacía añorarle y me preocupaba. No me gustó cómo quedó después de haber discutido con William y, sinceramente, temía lo que era capaz de meterse en el cuerpo; y lo peor era que Kylie no era muy buena compañía para ayudarle en eso, tampoco, ya que era igual que él.

*

-Te emparanoias demasiado- murmuró Harry de camino a la cafetería. Teníamos una hora libre de por medio. Bueno, en realidad la hora libre la tenía yo y, de alguna manera, había convencido a Harry para que se saltara su próxima clase-. Louis estará bien- bufé sin que él se diera cuenta. Llevaba todo el día contándole mis problemas y lo preocupada que estaba con Louis.

-Es que no me fio.

-La confianza es la base de toda relación- dijo, sabiendo que eso me irritaría.

-Sabes cómo es Louis con las drogas. Es como un niño pequeño alrededor de miles de chucherías, no puedes confiar en que no vaya a comérselas todas.

-Tengo el número de Kylie, si quieres la puedo decir que le controle- ¿estaba de coña?

-¿Por qué tienes el número de Kylie?

-¡Me dijiste que la investigara!

-Harry, esto no es CSI.

-Le pedí su número a Louis, por si alguna vez pasaba algo. ¡Tú querías información!- me siguió acusando.

-¿Hablas con ella?- le pregunté mientras nos acercábamos a la barra.

-No.

-Pues que siga así- arqueó una ceja, malhumorado.

Pedimos dos tés y un par de sándwiches. Buscamos una mesa libre, al lado de la ventana, y nos sentamos.

-Aún sigo flipando porque William sea su padre- comentó Harry.

-Lo sé- me apoyé en la mesa mientras le daba vueltas a la infusión para que se enfriara.

-Oye... Sé que no hemos hablado mucho de esto pero... ¿cómo llevaste lo de Will y lo de Kylie?

-¿Qué fueran parientes?

-No. Que uno intentara besarte y que la otra intentara besar a tu novio.

-Ah- suspiré-. Pues... no sé, me sigue pareciendo surrealista.

-¿Has vuelto a ver a alguno de los dos?

-No- negué con la cabeza.

-¿Tengo que pegar a alguien?- dijo pegándole un bocado a su sándwich.

-¿Tú?- solté una pequeña risa.

-He estado yendo al gimnasio.

-¿Y eso?- murmuré sorprendida, admirando sus brazos. Yo los veía igual.

-Ya ves. Desde que no voy a las prácticas en el hospital tengo más tiempo libre- la sonrisa se le fue desvaneciendo, poco a poco.

-¿Y tú? ¿Cómo llevas eso?

-¿Dejar las practicas?

-No, alejarte de Finn- se quedó pensativo. No dijo nada hasta al cabo de un rato. Se revolvió los rizos antes de hablar.

-Mal... pero da igual.

-No, Harry- le acaricié la mano con los dedos, mientras que con la otra me rascaba la cara-. Siento no haber estado ahí tanto como hubieras querido.

-Trish, de verdad, es mejor así. Cuanto menos hable del tema antes se me pasará.

Asentí, si él no quería hablar no le quería forzar y, en realidad, él tenía razón, cuanto menos se comiera el tarro, antes le olvidaría; y yo quería que le olvidara, porque no quería verle sufrir más. Harry no se merecía eso.

-¿Cuándo va a venir Louis?- cambió de tema.

-El jueves por la noche dijo que estaría aquí.

-Entonces, ¿os quedaréis aquí?

-No lo sé. Por mí sí, pero Louis ha parecido cogerle manía a este sitio.

-Si tú decides quedarte, él se quedara contigo. Pierde el culo por ti- aparté la mirada de la suya, avergonzada.

*

-¿No se te hace raro estar aquí?- irrumpió Louis en la habitación, sin camiseta. El Michael Bublé de la pared parecía un gigante a su lado.

Era jueves por la noche y había convencido a Louis para que viniera a dormir a mi casa, en Cambridge.

-Sí, pero estamos juntos.

-Lo sé- sonrió y se acercó a la cama, dónde le estaba esperando. Se quitó los pantalones y se metió en la cama en su ropa interior.

-¿Mañana tienes clase?

-Sí- se revolvió bajo el edredón, y se abrazó a mí, como un niño pequeño, ronroneando como si fuera un gatito-. No vayas- rogó.

-¿Crees que tienes poder suficiente para convencerme?

-Tengo poder para hacerte estremecer con solo mi tacto, así que sí, tengo poder para eso y más- se alzó y me dio un pequeño beso en los labios, para después volver a deslizarse por las sábanas hacia abajo.

-¿Por qué quieres que me quede? Tengo que ir a clase y me vas a tener para ti todo el fin de semana.

-¿Es que tengo que tener excusas para querer estar con mi novia?

-Puedes venir de oyente a mis clases- me miró resignado.

-¿Por quién me tomas? ¡Claro que no!

-No tienes nada mejor que hacer.

-Mentira- se quejó y me extrañé-. Tengo una cita en la tienda de tatuajes. Entreabrí la boca sorprendida.

-¿Te vas a hacer uno?- pregunté emocionada.

-No- negó con una sonrisa pícara-, nos vamos a hacer uno.







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