Capítulo 67
POV TRISH
-¿...Trish?- habló Louis después de un rato tras ver que no contestaba.
-Lo siento- musité tratando de comprender lo que me estaba diciendo-. ¿Cómo ha llegado a pasar?
-Creo que deberías hablar tú misma con él.
-Claro, claro...- me froté la frente, intentando dibujar la imagen en mi mente pero se me hacía imposible. Me alegraba inmensamente por Harry pero creía que Finn era hetero.
-Bueno, entonces... adiós.
-¡Espera!- le interrumpí antes de que pudiera colgar pero me quedé en blanco, sin saber qué decir. El único sonido entre las dos líneas era el de nuestras pesadas respiraciones.
-¿Qué?
Sólo quería escuchar su voz. Me había acostumbrado tanto a escucharla a diario que se me hacía raro no escuchar su humor o sus comentarios sarcásticos.
-Nada, lo siento. Eh... adiós- colgué notando cómo había dejado la situación un poco incómoda.
Fui a la cocina a por un vaso de agua mientras intentaba despejarme la mente de la conversación con Louis. No hablaba con Harry desde que me fui de Cambridge y eso me daba miedo. Él era mi único amigo y no aguantaba las ganas de hablar con él pero, por esa misma razón había tardado tanto en llamarle, porque su traición me sentó la peor de todas, peor que la del propio Louis. Y, aunque supiera que él no había tenido la culpa de nada, había sido muy dura con él y no quería que pensara que le odiaba, sólo estaba dolida. Volví al salón y cogí el móvil con el que marqué su número. Me pareció que pasó una eternidad hasta que lo cogió.
-¿Sí?
-Hola- mantuve la respiración, nerviosa.
-H-Hola- balbuceó, seguramente porque no se esperaba mi llamada. No di ningún rodeo, fui directa al grano.
-Te echo de menos- pasaron unos segundos hasta que él habló.
-Dios, ¡yo también!- escuché cómo soltaba de golpe todo el aire que había estado reteniendo-. Trish, lo siento, te juro que lo siento mucho.
-Lo sé y no quiero que pienses que te odio porque no lo hago. No podría odiarte ni aunque quisiera. Eres Harry Styles y a Harry Styles no hay nadie que pueda odiarle- escuché ruidos através de la línea y me preocupé-. ¿Estás... llorando?
-Joder, es que... no sabes cuanto te echo de menos, de verdad. Necesito que vuelvas. Te necesito. No puedo más.
-¿De qué estás hablando?- sonaba desesperado y eso no era normal en él, le pasaba algo.
-Me siento como una mierda- sollozó y la que se sintió como una mierda fui yo. Lo pensé no más de dos segundos pero me fue suficiente para tomar una firme decisión.
-Voy ahora mismo a Cambridge.
-¿Qué? ¡No!- se atragantó con sus propias palabras.
-Sí. Me necesitas y yo a ti también.
-No, Trish. Ni se te ocurra. Estoy bien- sorbió por la nariz, intentando parecer que estaba bien, aunque no le sirvió de mucho porque sabía que no lo estaba.
-Harry- dije firmemente.
-Trish- me imitó.
-Parece que no me conoces. Voy a hacer lo que plazca en gana, me da igual lo que me digas. Ahora mismo cojo el tren y me voy. Además, hace demasiado que no voy a clase, necesito ponerme al día.
-Estás loca. Sé que no quieres venir a Cambridge así que, por favor, ni se te ocurra hacerlo y menos por mí.
-Harry, tú eres razón más que suficiente para volver a esa asquerosa ciudad. Eres mucho más importante que todo eso, así que cállate y prepara el sofá o algo para que pueda dormir.
Escuché cómo por fin se reía aunque estaba segura de que aún tenía lágrimas en los ojos. Antes de planear todo eso debía tener una cosa clara.
-Louis no está en tu casa... ¿verdad?
-No- la tristeza era palpable en su tono de voz.
Me despedí de él y fui a hacer una pequeña mochila con lo esencial para el viaje. Consulté los billetes de tren en internet y cogí uno que salía en dos horas y media. Llegaría a Cambridge un par de horas después. Me hacía mucha ilusión volver a ver a Harry aunque no tanta volver a la ciudad.
POVLOUIS
Tras hablar con Trish llamé a la puerta de Kylie.
-Hola- dijo sonriente al verme.
-Necesito que me ayudes a encontrar trabajo- dije entrando al apartamento sin que ella me invitara.
-¿Cómo?- dijo siguiéndome hasta la cocina. Le cogí una cerveza de la nevera-. ¿Por qué siempre te adueñas de mis cervezas?- me miró mal pero aún así la abrí.
-Tú te conoces ésto. Dime un sitio guay donde pueda trabajar. No quiero estar en un sitio cutre como de cajero en un súper mercado. Recomiéndame.
-¿Con esas pintas dónde quieres que te cojan?
-¿Me estás juzgando?- arqueé una ceja.
-No, te estoy previniendo. Para ir a una entrevista no puedes ir con una chupa de cuero y botas que pesan más que tú- tenía un punto en lo que decía pero no me era suficiente.
-Tampoco es como si fuera a presentarme a Primer Ministro, coño- me quejé dándole otro sorbo a la lata-. Escúchame, necesito el dinero para poder seguir pagando el alquiler.
-Puedes cuidar a ancianos. Por aquí hay muchos y sé que pagan bien. Sólo tendrías que hacer la comida, planchar... cosas así.
-¿Estás de coña? Joder, Trish, ni siquiera me sé hacer la comida yo, ¡cómo voy a hacérsela a un anciano!- era de locos.
-Kylie, me llamo Kylie- me miró un tanto molesta.
-Eso... lo siento- ¿de verdad la había llamado Trish? Ésto empezaba a afectarme.
-Puedes probar a trabajar en la biblioteca de la universidad- eso no sonaba del todo mal. No era mi estilo pero podría acostumbrarme.
-¿Pagan bien?
-300 o 400 libras al mes. El trabajo lo suelen realizar estudiantes pero si eres externo supongo que cobrarás un sueldo normal.
-¿Mañana tienes clase?- la pregunté.
-Todo el día.
-Vale, te acompañaré y preguntaré a ver si me cogen o algo, ya veré- tiré la lata vacía a la basura y me fui hacia la puerta.
-Vale, pero no llegues tarde o me iré sin ti.
La guiñe un ojo con descaro y cerré la puerta.
POV TRISH
Llamé al timbre de la casa al llegar y nada más abrirse las puertas me encontré de golpe con el pecho de Harry, sus brazos a mi alrededor, fundiéndome en un tierno abrazo.
-No me vuelvas a hacer esto nunca, de irte y no saber cuándo volverás- me quedé callada porque tenía mi cara apretada contra su torso y no podía ni abrir la boca pero no creía que hiciera falta. Le apretaba tan fuerte que sobraban las palabras.
Entramos a la casa y él me cogió amablemente la mochila.
-¿No está Gemma?- pregunté al notar que estaba todo muy silencioso.
-No, ha salido esta noche- hubo una pregunta que me estuvo rondando por la mente un tiempo y que nunca fui capaz de realizar.
-¿Ella sabía lo del...?
-No- negó Harry con la cabeza antes de que pudiera terminar la frase-. Louis sólo me lo dijo a mí- noté cómo la tensión en el ambiente había aumentado y decidí cambiar de tema.
-¿Qué hay de cenar? ¡Vengo hambrienta!
-He pedido comida mejicana, tiene que estar al caer- sonreí. Sabía que lo había pedido expresamente porque me encantaba.
Nos fuimos al salón y nos sentamos en el sofá. La televisión estaba encendida pero no tenía voz. Me quedé observando a mi amigo un rato. Tenía el pelo ligeramente más largo y le veía más alto que antes. Aún en pantalones holgados y sudaderas tres tallas más grande que la suya estaba guapísimo. Nada más sentarnos llamaron a la puerta y Harry se levantó a recoger la comida que nos traían. La puso en unos platos y la trajo al salón para comérnosla en el sillón mientras charlábamos. Comenzamos a hablar de temas banales hasta que pasamos a la parte seria.
-¿Dónde has estado todo este tiempo?- me miró serio mientras cruzaba las piernas.
-Me fui, no soportaba la idea de estar aquí un minuto más.
-Oye, entiendo que no quieras decírmelo pero necesito que sepas que puedes seguir confiando en mí. Lo del robo fue algo que no te podía contar porque no era un secreto mío para desvelar, no me pertenecía a mí el contártelo.
-Lo sé, es sólo que... no quiero que se entere nadie- le confesé.
-No lo contaré- hubiera pasado lo que hubiera pasado se me hacía imposible negar la confianza que me transmitían esos ojos verdes.
-Volví a Nottingham- le estuve explicando todo lo que había hecho estas semanas hasta el día de hoy-. Ahora te toca a ti. Cuéntame qué ha pasado.
-Han pasado muchas cosas...- suspiró.
-Empieza por lo de Finn.
-¿Cómo sabes eso?- se sonrojó al instante mientras un manto de tristeza cubría sus ojos.
-Louis.
-Espera... ¿hablas con Louis?- preguntó sin entender.
-No... me llamó porque estaba preocupado por ti y no sabía qué hacer. Estaba desesperado- Harry se pasó las manos por la cara repetidas veces.
-Entonces sabes que le besé, ¿no?- parecía preocupado.
-Sí... pero eso es bueno, ¿no?
-¿Bueno?- exclamó-. ¡Ha sido lo peor que he hecho en mi vida! ¿Cómo puedo ser tan imbécil?
-¿Por qué dices eso?- no me esperaba que esa fuera su reacción al contármelo. Me había montado otra historia en mi mente.
-Porque sí, Trish, porque interpreté todas las señales mal y, dios... tenía que haberos hecho caso y no ilusionarme tan rápido porque ahora todo está mal, está mal...
-Relájate y cuéntamelo desde el principio- le acaricié el brazo dulcemente y él suspiró.
-Ayer Finn tenía una operación larga y complicada. Había estado toda la semana nervioso porque el paciente tenía el 80% de posibilidades de morir en ella y Finn no tenía muchas esperanzas en que sobreviviera. Estuvo ocho horas en quirófano y el paciente acabó muriendo. Nunca había visto a Finn tan devastado, así que se me ocurrió llevarle a un bar para que se despejara. Lo hice con mi mejor intención, no pienses mal, pero él empezó a beber y yo no me esperaba que se emborrachara tanto. Llegó hasta tal punto que no se mantenía en pie y el único que estaba allí para ayudarle era yo. No podía dejarle tirado así que le acompañé a casa...
-¿Y después?- pregunté con intriga.
-Me dijo que subiera con él- no pude evitar que una sonrisilla apareciera en mis labios.
-¿Para qué?
-¡No es lo que piensas! ¿En serio, Trish?- me miró ofendido pero a mí la situación me parecía muy cómica por cómo la estaba contando-. Me dijo que le ayudara a cambiarse... ya sabes...
-¿De ropa?- inquirí.
-Sí.
-Ah, bueno... menos mal que no era lo que pensaba- dije con ironía.
-Es que no lo es. Estaba borracho y no podía hacerlo solo.
-Venga, Harry... eso no se lo cree ni él.
-¡Eso es lo que pensé yo! Pero... me equivoqué- vi cómo su cara se entristecía y comprendí que hasta aquí era hasta donde había llegado lo bueno-. Yo también pensé que decía las cosas con segundas intenciones y también pensé que se me estaba insinuando cuando dijo que le ayudara a quitarse la ropa y entonces...
-¿Entonces?
-Le besé- se quedó callado. Me daba lástima porque su cara tendría que representar felicidad y, en cambio, parecía horrorizado.
-¿Y él qué hizo?
-No sé... fue raro...
-Sabes que puedes darme detalles, eh, soy tu amiga- le di un codazo en confianza.
-Es que al principio me besaba raro pero yo pensé que era por el alcohol que llevaba encima y, por un momento, pensé que él lo estaba disfrutando tanto como yo pero entonces me separó de golpe y... empezó a gritarme y a decir cosas sin sentido. No sabía qué hacer ni qué decir, por lo que me fui. No he estado más avergonzado en toda mi vida. Fue incluso peor que la broma de los amigos de Louis- se pasó las manos por la cara disgustado-. ¿Qué voy a hacer ahora? La he cagado pero bien.
-¿No has vuelto a hablar con él?
-¿Tú estás loca?- exclamó levantándose de golpe. Estaba nervioso y ya no sabía qué hacer con su cuerpo.
-Estaba borracho, puede que ni se acuerde de lo que hizo y tú estás aquí amargándote la vida cuando no lo sabes a ciencia cierta.
-Trish, por muy borracho que estés no te vas a olvidar de si has besado a alguien y menos de si ¡era un tío cuando tú eres hetero!
Se volvió a sentar y apoyó los codos en sus rodillas, tapándose la cara. Parecía muy débil, muy delicado, muy vulnerable. Me sorprendía incluso que hubiera podido mantener antes una conversación normal conmigo. Vi cómo una lágrima cayó de sus ojos y manchó la tela del pantalón. Él no se merecía esto, y estaba segura de que Finn tampoco habría querido hacerle daño pero... todos predecíamos cómo iba a acabar ésto menos él, y ahora se había dado de frente contra el gran muro de hormigón que era la realidad.
-Odio cuando la gente te anima a confesar tus sentimientos por alguien. Siempre dice, no tienes nada que perder, arriésgate. Pero eso es mentira. Lo pierdes todo y cuando lo pierdes todo no te queda nada. Te quedas sin dignidad, humillado y, lo peor de todo, triste porque no has conseguido lo que querías y te sientes más triste aún cuando sabes que nunca lo conseguirás. Siempre dicen que el mundo está mal pero no, los que están mal son las personas... yo estoy mal.
-Eso no es verdad.
-¡Sí que lo es!- gritó-. No estoy bien, no funciono bien. ¿Sabes lo que me ha costado arriesgarme? Años. ¿Y sabes por qué? Porque cada vez que alguien se me acerca siento que les voy a amargar la vida porque no soy nada, no tengo nada para dar, no tengo nada bueno, estoy vacío, lo único de lo que estoy hecho es de problemas y a nadie le gustan los problemas, nadie quiere estar con una persona con problemas- otra lágrima cayó por su mejilla y descubrí que el interior de Harry era mucho más oscuro de lo que pensaba.
-¿Problemas cómo cuáles?- susurré, aún conociendo su trastorno de la personalidad.
-Cómo odiarme a mí mismo, cómo no poder creer que alguien me quiera o esté interesado en mí porque ni si quiera yo mismo me quiero. Ese tipo de problemas. Problemas que daría lo que fuera por no tener, pero no puedo olvidarme de ellos. No funiono bien y ellos siempre estarán ahí.
Tenía una imagen de Harry muy diferente a la que me estaba mostrando ahora. Le veía como un chico espabilado y capaz de todo, risueño y tímido pero nunca le había visto como alguien que se rinde a la primera de cambio y eso es lo que me estaba dando a ver en ese momento.
-Lo primero para solucionar esos problemas es quererte a ti mismo- le hablaba muy bajito, casi en un susurro.
-¡Pero no puedo!- volvió a gritarme. Esta situación le desquiciaba.
-Pues yo sí puedo. Yo sí puedo quererte y, de hecho, te quiero.
-¡No hablo de ese tipo de amor, Trish! No hablo de la amistad, ni del amor de una familia, hablo del amor de verdad. Nadie va a quererme nunca, y eso también es un hecho.
-Si nadie te quiere es porque tú no los dejas- ¿qué le había hecho ponerse tan pesimista? Nunca le había visto así. Él me miró sorprendido a la vez que dolido.
-¿Estás enfadada?- me echó en cara, como si yo no tuviera razón para estarlo.
-Pues casi, pero no. Estoy molesta porque sí que puedes cambiar las cosas pero tú eres el único que puede hacerlo. No esperes a que alguien lo haga por ti porque no lo hará. Nadie vendrá a rescatarte, te tienes que rescatar tú solo.
-No es fácil, ¿sabes?- me miró molesto y sentía cómo me odiaba en ese momento por decirle a la cara todas las cosas que él mismo prefería no oír.
-¿Y qué lo es en esta vida?- suspiré. No quería discutir con él, esa no era mi intención pero me fastidiaba que pareciera que se había rendido sin haberlo intentado-. Lo que quiero decir es que cambiar es posible, la gente lo hace todo el tiempo y tú no vas a ser menos.
-Pues entoces será que no quiero cambiar- bufó cabreado. En ese momento me recordó a alguien.
-¿Sabes? Louis y tú os parecéis bastante aunque ninguno quiera reconocerlo. Por eso sois los únicos amigos que tenéis el uno y el otro.
-Y tú te estás convirtiendo en Louis- bufó.
-¿Por qué?- ahora la ofendida era yo. Miraras por dónde lo miraras, nunca era bueno que te compararan con él.
-Estás empezando a ser un poco coñazo.
Me quedé mirándole hasta que solté una carcajada.
-¡Sabes que es verdad! Estar separada de él te afecta- me echó en cara.
-¡Y a ti estar separado de mí! Amigo, hay un sitio llamado peluquería, ¿sabías? Allí vas y te cortan el pelo y tal.
-Qué graciosa- me echó una mirada escalofriante-. Le estaba dando un tiempo a mi pelo. Quiero probar algo distinto.
-¿Quieres decir... cambiar?
-No juegues al doble sentido conmigo, Trish Parker- murmuró indignado.
-Sólo quiero demostrarte que es posible- le di un sorbo a mi vaso de agua mientras veía cómo Harry me miraba irritado.
-Creo que ya hemos tenido suficiente por hoy. ¿Vas a ir mañana a clase?- recogió sus platos y los llevó a la cocina. Yo le imité y le seguí.
-Sí, me he traido los libros y los apuntes. ¿Dónde voy a dormir?- él se rascó la cabeza dándome la espalda.
-El sofá-cama no es muy cómodo así que... había pensado que como no está Louis podrías... dormir en su habitación- dijo las palabras con el mayor tacto posible, intentando no incomodarme-. Si no quieres, te preparo el sofá y listo.
-No, da igual, iré a su habitación. Sería absurdo no dormir en una cama si está libre- sonreí sin muchas ganas.
Subimos los dos hacia las habitaciones y él me acompañó hasta la mía. Al abrirla y dar la luz me di cuenta de que todo estaba igual que el último día que estuve aquí. No se había movido nada ni había cambiado nada.
-Por cierto... ¿sabes dónde está?- me preguntó Harry.
-¿No ha venido por aquí?- exclamé sorprendida. Él nego con la cabeza.
-Ni una vez desde que os fuisteis.
-Está con Zayn- respondí.
-¿Con Zayn? ¿Qué hace con él si no le soporta?
-Supongo que lo que quería Zayn era que todo se destapara y ahora que yo ya lo sé todo... vuelve a caerle bien Louis...- eso es lo que había pensado todo este tiempo pero sonaba tan macabro al decirlo en voz alta que ya no sabía si tenía sentido o no-. Mira, no lo sé. Sabes lo raros que son los dos. Tienen una relación de amor-odio.
-Sigue sin pegarme lo que me estás diciendo. Esta mañana, cuando le llamé le dije que si podía verle y me dijo que no estaba en la ciudad... tal vez se han ido unos días a algún sitio o algo...- él no le dio más importancia a las cosas y comenzó a quitar las cosas que había encima de la cama.
-Eso no tiene sentido- me había dejado rayada. Que yo supiera, Zayn no tenía casa fuera de Cambridge y los dos andaban cortos de dinero como para darse unas vacaciones.
-¿Crees que... se ha ido?- se paró Harry-. Quiero decir... para siempre.
-¡Claro que no! Él nunca haría eso. ¿Dónde iba a haberse ido sin dinero? Voy a llamar a Zayn para sacarnos de dudas.
Cogí el teléfono de mi chaqueta y marqué su número. No tardó en contestar.
-¿Zayn?
-¡Trish! ¿Qué tal?- me saludó animado.
-Bien... oye, ¿sabes dónde está Louis?
-No, ¿por? Ya no está conmigo- dijo.
-¿Qué? ¿Cómo que no está contigo? ¿No te dije que cuidaras de él?- me alarmé.
-¡Tranquila! No soy su niñera y él sabe cuidarse solo. Estará bien- estaba claro que no conocía cómo se ponía Louis cuando estaba solo y si lo sabía, no le importaba lo más mínimo.
-¿Hace cuanto que no está contigo?
-Pues un par de semanas, no mucho más- pensaba que tenía la situación controlada y ahora resultaba que no, la había tenido descontrolada durante dos semanas y yo sin darme cuenta.
-¿Y dónde está ahora?- exclamé. Me daba miedo la de tonterías que se le podrían pasar por la cabeza estando solo. Me vinieron recuerdos de la última vez y no quise ni pensarlo más.
-¿No te lo ha dicho él?- sonó sorprendido-. Se fue a Oxford.
Harry, el cuál estaba escuchando toda la conversación, abrió la boca en sorpresa, al igual que yo.
-No lo sabías...- murmuró Zayn más para sí mismo que para mí-. Joder, lo siento. Si lo hubiera sabido te lo hubiera dicho pero pensé que él te lo habría contado.
-Pues ya ves que no... en fin, gracias.
Nos despedimos y colgué.
¿Por qué no me había dicho Louis que se había ido a vivir a Oxford? Había hablado conmigo y había tenido oportunidades para decírmelo. Me había sentado mal y, además, ¿cómo había podido irse allí después de lo que había pasado? Me sentía mal porque veía Oxford como un lugar de nosotros, un lugar en el que tendríamos que ser felices y él se había montado al tren de ese sueño y me había dejado tirada en medio de las vías.
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