Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 52

TRISH POV

La puerta se abrió rápidamente y me sobresalté, no esperando a nadie tan temprano. Gemma se quedó igual de paralizada que yo al verla allí. Me echó una sonrisa y me hizo gestos para que saliera para hablar. Dejé mis cosas en la silla y salí, dejando a Louis aún dormido. Al salir Gemma me dio un abrazo.

-¡Felicidades!- me dijo contra mi cuello.

-Gracias- murmuré no muy alto para no despertar a Louis-. ¿Qué haces aquí? No sabía que habías venido, Harry no me ha dicho nada.

-Esta noche he tenido que hacer turnos en el trabajo y al salir me he pasado por aquí a ver cómo iba Louis. Había bajado a la cafetería un momento. No pensé que fueras a llegar tan pronto.

-Yo tampoco lo tenía previsto. Ha sido una decisión de última hora.

-¿Harry sigue en casa?

-Sí. Había quedado con él en una hora así que en un rato estará de camino- expliqué.

-Entonces supongo que ya no pinto nada aquí- se frotó las manos contra su pantalón vaquero y se las metió en los bolsillos traseros.

-Puedes quedarte, si quieres- la invité.

-No, prefiero dejaros solos. Si Louis no se despierta pronto no tardarán en despertale para que se tome la pastilla y yo estoy muerta de pasarme la noche trabajando.

-En ese caso será mejor que te vayas, sí- compartimos una risa cómplice. Era fácil mantener una conversación con Gemma y me agradaba.

-Es probable que me pase luego para ver cómo va la cosa. He querido hablar con el médico pero aún no había llegado. La última vez me dijeron que por estas fechas le darían el alta.

-Lo sé, a mí también- un pequeño suspiro se escapó de mis labios.

-Suerte por si tiene el día rebelde- me dio un abrazo de despedida, apretándome con cariño el hombro.

-Es Louis. ¿Cuándo no lo tiene?- Gemma se rió mientras se iba, despidiéndose con la mano.

Volví a la habitación. Louis seguía como antes. Me invadieron unas ganas enormes de abrazarle y darle pequeños besos por la cara al recordar la carta. Era absurdo, pero parecía muy frágil entre tanta escayola. Me percaté de que tenía el ceño ligeramente fruncido y los labios unidos en una fina línea, como si estuviera teniendo un mal sueño. No quería despertarle pero tampoco quería que estuviera sufriendo. Podría estar siendo un poco exagerada pero no podía evitar preocuparme por él. Decidí dejarlo pasar y si le veía más alborotado, le despertaría.

Saqué del bolso la revista que me dio el día anterior Harry y me senté en la silla. La ojeé por encima mientras el tiempo pasaba.

-Felicidades- escuché una voz ronca y de alguien recién despertado a mi lado . Alcé la vista para ver a Louis con unos ojos apenas abiertos, observándome con una ligera sonrisa. Las ojeras demostraban que había pasado una mala noche. Ojalá hubiera estado aquí con él.

-Gracias- me extendió la mano para que me acercara a él y se la cogiera. La apreté con fuerza.

-¿Has recibido mi regalo?- preguntó a la vez que bostezaba. Aún le costaba hablar con los ojos totalmente abiertos.

-Sí- agaché la cabeza sonrojada y me escondí entre la mata de pelo. 

-¿Y bien?- preguntó aún con la voz poco consistente. Levanté la barbilla y sus ojos azules y los míos conectaron como hacían cada vez que quería decirle algo. Sobraban las palabras. Con una simple mirada era capaz de decirle todo lo que sentía y sabía que él me entendería perfectamente.

-Gracias- susurré, incapaz de decir nada más. Él se incorporó un poco.

-Vaya, eso no era lo que pensaba que ibas a decir- admitió y después hizo una mueca-. Sé que podría haber hecho algo que valiera más la pena, pero no he tenido tiempo. El año que viene te lo recompensaré con algo mil veces mejor.

 

El corazón se me encogió ante esas palabras por dos motivos: uno, no me podía creer que considerara esa carta tan bonita como algo malo; y dos, había dicho el año que viene, o sea que ¿tenía planes de seguir conmigo hasta entonces? Siempre había tenido miedo de eso porque con Louis todo era tan inesperado...

-Te infravaloras demasiado. Siempre lo has hecho- murmuré. Él se retorció en la cama. Le conocía y sabía que por más que se lo dijera él no se lo creería nunca, porque se sentía inferior. Ojalá hubiera manera de hacerle ver lo mucho que valía. Deslicé las suaves yemas de mis dedos por la palma de su mano, creando figuras que iba creando mi imaginación.

 

-Entonces ¿te ha gustado?- cambió de tema.

-Me ha encantado- dije lo más sincera posible.

-Me alegro- pareció un poco más cómodo con la situación.

-Pero, ¿cómo sabías que me gustaban las orquídeas?- se quedó un momento callado y luego murmuró.

-Me lo dijo Harry.

Yo sonreí, sabiendo que mi amigo era el único que conocía dicha información. En ese momento una enfermera entró por la puerta.

-¡Qué bien que estés despierto!- exclamó animada al verle-. Tómate esto- le dio la pequeña pastilla blanca.

-¿Cómo puedes estar tan feliz tan temprano?- musitó aburrido, disparándole balas con la mirada. Se podía decir que Louis no tenía un buen despertar.

-Porque sé algo que tú no sabes- canturreó picándole. Sólo bastó eso para que Louis se enfurruñara.

-Estoy hasta los cojones de esta gente- dijo en voz alta sin molestarse por si hería los sentimientos de los demás. Con suerte, la enfermera se río, sabiendo que no lo decía en serio. 

Bueno, yo no estaría tan segura de que lo dijera en broma..., pensé.

-Luego se pasará alguien por aquí, mientras, tómate eso y espera a que haga efecto. ¿Cómo has pasado la noche?- preguntó mientras le ponía el tensiómetro alrededor del brazo.

-Bueno, sabiendo que apenas he dormido tres horas... ¿tú qué crees?

-Shh- le silención la mujer-. No hables mientras te estoy tomando la tensión, espérate- a Louis casi se le salen los ojos de las órbitas de la frustración. Yo me mantenía al margen, animada por la situación.

-¿Ya?- preguntó Louis una vez que hubo acabado. La enfermera asintió-. ¿Me puedes decir lo que sabes?

 

-¡Claro que no! Bastante que te he tenido que soportar estas semanas. Ahora te aguantas y esperas- dijo de una forma que me causó gracia. Me alegraba ver que la mujer se tomaba el carácter de Louis a risa y no demasiado en serio.

-Ojalá salga pronto de aquí porque el personal de este hospital me irrita- masculló Louis cruzándose de brazos.

-Ves, a eso es exactamente a lo que me refiero con soportarte.

-Es mutuo- le echó una de sus miradas más frías y yo tuve que contenerme la risa ante la situación. Vaya par.

-Hasta luego, Trish- se despidió la mujer de mí una vez hecho su trabajo, obviando a Louis.

Me acerqué de nuevo a la cama después de que hubiera cerrado la puerta al salir. Louis estuvo evitando todo el rato mi mirada mientras yo esperaba que dijera algo. Finalmente, giró la cabeza en mi dirección.

-¡No me mires así! ¡Sé lo que me vas a decir y no quiero oírlo! No pienso callarme lo que pienso, no puedo, es algo inevitable

-Eres demasiado odioso- de repente, una sonrisa pícara se hizo paso por sus labios y el enfado reemplazó a la diversión.

-¿Eso es un cumplido?- alzó una ceja y yo rodé los ojos.

-Eres increíble...- suspiré mientras su sonrisa maravillosa, aunque adormilada sonrisa, me cegaba.

Estuvimos un rato hablando hasta que llegó Harry. Tuvo que quedarse apoyado en la pared porque no había más asientos en la habitación. Lo primero que hizo al verme fue felicitarme y después me entregó su regalo. Era una pequeña figura hecha a mano de un unicornio y una hada que vimos un día en una tienda. ¿Cómo pudo acordarse de que dije que me gustó? Se lo agradecí y me la guardé con cuidado para que no se rompiera. Seguimos hablando hasta que alguien irrumpió por la puerta. Era el doctor Fletcher. 

-¡Buenos días!- exclamó animado-. Louis, Harry, Trish...- nos fue saludando uno a uno personalmente.

-¡Otro que está de buen humor!- refunfuñó Louis.

-¿Ha pasado algo? ¿Y el doctor Hilton?- pregunté extrañada. El doctor Fletcher nunca había atendido a Louis personalemente. Lo primero que me vino a la mente es que había algo mal en sus últimas radiografías o algo así.

-Oh, no, ¡todo está genial! El doctor Hilton no trabaja los domingos. Yo soy su sustituto- explicó. Hice una mueca de entendimiento y siguió hablando-. Tengo buenas noticias para ti, Louis- sacó de su bata un bolígrafo y apoyó el archivador que llevaba en uno de sus brazos para poder escribir.

-Deleitame- murmuró aborrecido. Harry miraba al doctor sin apenas parpadear.

-En cuanto firme esto...- comenzó a decir pero se paró a leer lo que fuera que estaba escrito en el archivador- tendrás el alta oficialmente.

 

-¿Qué?- exclamamos Harry y yo a la vez sin podérnoslo creer. Louis habló poco después de analizar detenidamente la información.

 

-¿Va en serio?

-Sí- respondió el médico echando una sencilla firma en el papel.

-¿Cuándo?- Harry se mordía las uñas.

-Hoy a las cinco.

 

-¿¡Hoy!?- preguntó escandalizado Louis, casi cayéndose de la cama, literalmente. Si no llega a ser porque  Harry le sujetó, se cae de bruces contra el suelo.

-Como saltes de ahí creo que te vas a tener que quedar unos días más, así que, yo que tú, me estaría quieto- le miró enarcando una ceja, amablemente.

-¡Joder! ¡Ya era hora! ¿Cuántos días en esta misma cama? ¡Trece! Estaba ya hasta los cojones- dejó caer sus brazos con fuerza sobre el colchón.

-No hagas eso o te terminarás haciendo daño, Louis. No está recuperado del todo. Es más, tendrás que mantenerte en reposo durante unas semanas más.

-Hay que joderse- masculló entre dientes.

-¿Puede alguno de vosotros acompañarme a recoger su informe y su tarjeta sanitaria?- me levanté instintivamente con intenciones de seguirle cuando justo sonó mi móvil. Mierda, era mi madre.

-Harry, ¿puedes ir tú con él, por favor? Es mi madre necesito cogerlo- me disculpé y salí hacia el pasillo para hablar.

POV LOUIS

Y de nuevo me volví a quedar solo. No sabía como lo hacía pero siempre acababa igual. Todos siempre parecían tener cosas que hacer o por las que preocuparse mientras yo estaba aquí, a expensas de los demás. Tuve que darle un empujón a Harry para que siguiera a Finn. El muy imbécil se había quedado parado y se negaba a ir con él. No le entendía. ¿No le gustaba tanto? Pues ¿qué coño hacía? Para colmo su regalo había sido mil veces que el mío, podía verlo en los ojos de Trish, cómo se iluminaron y abrieron al desenvolverlo. Por lo menos había sacado algo bueno de hoy; me iría a casa. Quería volver a pisar mi propia casa y meterme en mi propia cama aunque preferiría mil veces estar en casa de Trish, ahora que su madre no está, pero con esta mierda de escayola no podía ir. No podía obligarla a que tuviera que estar todo el día pendiente de mí y más ahora que volvían a empezar las clases.

Cada vez que pensaba en las clases la imagen de Oxford me volvía a la mente. Creo que debería dejar pasar un tiempo hasta volver a insistir con el tema de nuevo. 

A los pocos minutos volvió a entrar Trish en la habitación. Su expresión era seria, llevaba el teléfono en la mano.

-¿Qué tal?- pregunté cortésmente.

-Me había llamado para felicitarte- murmuró inexpresiva.

-¿A mí?- pregunté extrañado. Ella se sacudió la cabeza al darse cuenta de las palabras que acababa de decir.

-Para felicitarme, a - remarcó. El pelo le caía por delante y me dificultaba verle los ojos. Su voz no llegaba a temblar pero la notaba apagada.

-¿No se supone que en América están de madrugada?- pregunté cayendo en la cuenta. Era un poco extraño que su madre la llamara a las cuatro de la mañana o a saber qué hora era allí.

-Había salido de fiesta- musitó en un susurro que iba más dirigido al cuello de su camisa que a mí.

-¿Tu madre?- pregunté sorprendido-. ¿Cuántos años se cree que tiene? Ni que fuera una adolescente.

-Ya lo sé, ¿vale?- me cortó fríamente. Estaba preocupada y una mezcla entre cabreada y nerviosa.

-¿Qué te pasa?

-Pues que... yo tampoco sé qué narices hace a estas horas por la calle y a saber con quién.

-No te preocupes, seguro que alguno ya le habrá echado el ojo y no querrá separarse de ella, ni que le pase nada malo hasta que se hayan casado y pueda obtener parte de la herencia que va a recaudar con todos esos desfiles.

-¿Puedes parar?- me miró con desdén. Sus ojos mostraban rabia, al igual que su postura-. Entiendo que no te caiga bien pero es mi madre y es la única familia que tengo. Así que cállate y no vuelvas a hablar así de ella- me quedé un poco paralizado. No esperaba una contestación así de su parte. Trish nunca hablaba así.

-Me tienes a mí. No te vas a quedar sola... ni aunque se muera.

Ella se giró de inmediato, evitando que pudiera mirarla cara a cara.

-Déjalo, Louis. Está claro que no lo entiendes- sacó un pañuelo del bolso y se sonó los mocos. ¿Cuándo había llorado? ¿Había llorado de verdad o es que estaba resfriada? ¿Por qué se había puesto así de repente?

-No lo entenderé si no me lo explicas- hubo un silencio largo y tenso hasta que ella suspiró y se dio la vuelta. Parecía más calmada ahora.

-No quiero hablar de eso- se sentó en la silla y se cruzó de piernas.

Pues si no quería hablar yo tampoco sabía qué más hacer. Estos eran problemas con los que nunca había tendio que lidiar y no sabía qué cojones le debía decir en estos momentos.

-Ayer vinieron Malik y Horan.

-¿Qué?- levantó la cabeza, preguntándome con la mirada si lo que acababa de decir era verdad.

-Sé que sólo vinieron para escurrirle el bulto a Payne. Me contaron lo mismo que te contaron a ti pero me negué a escucharlos.

Ella no dijo nada, se quedó callada.

-No vas a ir a por él, ¿verdad?- me preguntó después de un buen rato.

-¿De qué hablas?

-Liam. No vas a ir a por él, ¿verdad?- repitió seriamente.

-Trish...-suspiré y me pasé la mano por el pelo. Ella me observba expectante, rezando porque las palabras que rondaban por su mente no salieran de mi boca-. No espero que lo entiendas...

-No voy a dejar que lo hagas- me cortó antes de que pudiera seguir hablando.

-¿Qué coño dices?- pude notar como mi ceño se había fruncido debido al tono con el que había dicho sus palabras.

-No pienso dejar que vayas a por él y lo mates.

-¡No pienso matarlo, por Dios!- exclamé desesperado. ¿Así me veía?

-¡Ya sé que no quieres llegar a esos extremos!- me encaró con dureza-, pero estáis jugando con fuego los dos, todos... y al final os vais a acabar quemando. ¡Esto es de locos!  Todo lo que está pasando parece una broma. Tú has acabado en el hospital, no quiero saber dónde vais a acabar la próxima vez.

 

-¡No me jodas, Trish!- exclamé histérico. Lo que más odiaba en este mundo era que me dieran órdenes y más alguien que no tiene poder sobre mí. 

-¿Qué pasa?- Harry entró preocupado en la habitación sujetando unos papeles.

Trish y yo nos callamos de inmediato. Los dos con una cara de fastidio que no nos la aguantábamos. Harry no tenía por qué enterarse de lo que hablábamos, era asunto nuestro.

-¡Se os oía desde el fondo del pasillo! Os ha escuchado todo el mundo.

-¡Pues me la suda quién me escuchara, Harry! ¿Crees que de verdad me importa?- estallé. No soportaba que vienieran a sermonearme y menos alguien más pequeño que yo.

-¿Por qué te estás comportando como un capullo?- esa pregunta me tocó los cojones. No estaba haciendo absolutamente nada y ellos dos no hacían más que provocarme con sus palabras y sus tonos de voz.

-Mira, créeme que si pudiera salir ahora mismo de esta habitación saldría- lo próximo que sucedió fue que Trish se levantó a la velocidad de la luz y se fue por la puerta casi corriendo. Harry me miró sin entender y fue tras ella. ¡Cómo no! Yo siempre era el segundo plato de todos.

Mandaba cojones que por la puta madre de Trish ahora ella estuviera molesta y cabreada conmigo cuando yo no había hecho nada y, para colmo, Harry se ponía de su parte, como siempre en todas nuestras putas discusiones. 

Esperé y esperé pero no volvieron. Seguro que se habían ido a hablar como amiguitos mientras yo estaba aquí solo muerto del asco. 

-... sí, en la 536- escuché a alguien hablar por el pasillo, a lo lejos- me percaté de esa frase porque la 536 era mi habitación.

Escuché que llamaron a la puerta, la cuál estaba abierta. Esperé con impaciencia ver de quién se trataba. Esperaba que no fueran otra vez Malik y Horan porque en vez de salir por la puerta, saldrían por la ventana. Segundos después no pude creer lo que estaba viendo; aparecieron delante mía Ashley y los dos clones.

-Lo que me faltaba- mascullé.

-¡Louis!- saludó Ashley.

 

-¿Qué hacéis aquí?- exclamé, sin cara de muy buenos amigos. Estos gilipollas no pintaban nada en este hospital.

-Hoy es el cumpleaños de Trish- contestó uno de los clones.

-¿No me jodas? Vaya, cuéntame más- él rodó los ojos y apartó su mirada. Daba asco como la colonia que llevaban puesta podía olerse desde mi posición. Estaba a punto de ahogarme.

-Cómo Trish no contestaba las llamadas te llamé a ti pero, como tampoco lo cogías, llamé a Zayn para saber dónde estábais.

-¿A Malik?- exclamé alterado-. ¿A Malik?- ¿qué coño hacía esta Barbie metiéndose en asuntos que no la incumbían? ¿Qué hacía llamando a Malik y preguntando por mí? Sólo liaba más las cosas.

-¿Qué te ha pasado?- preguntó cambiando de tema, haciéndose la preocupada. ¿Cómo podía caerme tan mal?

 

-Tuve un accidente en la moto.

-Es que esas cosas no son de fiar- enfatizó el otro clon. Me estaban tocando los cojones.

-Tampoco es fiable que tu estés muy cerca de mi mano porque puede soltarte una hostia- le sonreí forzadamente.

 

-Entonces no es seguro para Trish tampoco estar aquí.

-¡Cierra la puta boca si no quieres que te saque uno a uno todos los dientes! ¿Me has entendido?- por su comentario podía notar que ese era Sebastian, el que vi con Trish, y sentí como la sangre de mis venas ardía y cómo la vena de mi cuello palpitaba con fuerza.

 

-¿Qué pasa aquí?- Finn entró preocupado al escuchar los gritos.

-¡Llévatelos de aquí! ¡No les conozco! ¡Llama a seguridad! ¡Que los echen!- la mirada de Finn iba de mí a las tres personas que tenía delante y viceversa. Su cara mostraba preocupación y desconcierto.

 

-No, no, no- intervino Ashley alterada. Ella no tenía nada que ver en mi odio a esos gilipollas pero me importaba más bien poco. Tampoco la quería aquí-. Habíamos venido a buscar a Trish, su... su novia. Somos amigos suyos.

 

Finn la observó y observó a los otros dos.

-Aquí no está, salid de la habitación. Podéis buscarla por el hospital pero no volváis a entrar aquí, sólo pueden entrar familiares- mintió. Era una forma sutil de soltar que se largaran.

Los tres asintieron y salieron sin decir nada más. ¿Por qué coño no les había echado? Prefería que hubieran visto a Trish en la habitación y conmigo presente, no como ahora, que la encontrarían y se pondrían a hablar con ella y a saber lo que pasaba y qué ideas de pijos la metían en la cabeza. Esto era un desastre y en unas horas recibía el alta.

__________________

Solo quería decir que el pasado 10 y 11 fui a los conciertos de los chicos en Madrid y fueron asdfghjklasdfghjkl :') he subido algunos vídeos a mi canal de youtube, por si los queréis ver. (es el mismo que donde subo los trailers de Fast) Gracias por aguantar la espera, ¡OS ADORO!

Patri xx

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro