Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 47

POV TRISH

Abracé a Louis una última vez antes de bajar.

-Tengo que volver.

Él asintió con la cabeza pero seguía agarrando mi mano, sin querer dejarme ir.

-Te quiero- me susurró.

-Yo también- le sonreí y me marché.

Metí su regalo en mi bolso y regresé al salón.

-¿Por qué has tardado tanto?- preguntó mi madre-. ¿Estás bien?

-Sí, solo me duele un poco la tripa pero nada importante.

Me senté de nuevo a la mesa. Gemma me miraba conteniendo una sonrisa, sabiendo por qué había ido a arriba. Harry comenzó a entablar una conversación con mi madre para que yo dejara de ser el centro de atención. Ya habíamos terminado de cenar cuando el chico habló.

-Tenemos un regalo para ti.

-Ya sabemos que es mañana pero, por si acaso, te lo damos hoy- añadió su hermana.

-¡Yo también tengo para vosotros!- exclamé emocionada. Me hacía ilusión ver las caras que iban a poner cuando los abrieran.

-Tú primero.

Harry me tendió una bolsa de papel decorada por él mismo. Muy típico de él. Lo abrí con cuidado, sin querer destrozar el gracioso envoltorio y en mis manos calló un disco de Michael Bublé. Lo cogí con las manos temblorosas. No sabía qué cara poner y menos cuando abría este tipo de regalos.

-Eh... este disco ya lo tengo- murmuré sintiéndome fatal porque se hubieran gastado el dinero en algo que ya tenía. Mi madre me hechó una mirada como diciendo que me tenía que haber callado.

-Bueno, eso lo suponíamos- comentó Gemma tranquilamente.

-Con la cantidad de discos que tienes suyos era obvio que tendrías éste- dijo Harry.

-¿Entonces?- pregunté sin entender.

-Éste es más especial. Está firmado por él.

-¿¡Qué!?- exclamé. Giré la carátula y vi su firma estampada en el papel. Me quedé pasmada al verlo.

-Nos costó encontrarlo pero valió la pena- murmuró orgulloso Harry.

-¡Me encanta! Madre mía, ¡no puedo creérmelo! Es genial. Muchas gracias, de verdad.

Me levanté a darles un abrazo a cada uno.

-Ahora los vuestros.

Les entregué a los dos sus respectivos regalos a la vez. Harry fue el que menos tardó en abrirlo. Parecía ansioso por descubrir qué era. Sus ojos se abrieron como platos, incapaces de creer lo que veían.

-¡Es un Cross!- exclamó maravillado.

Ya me había comentado alguna que otra vez que le gustaba escribir a mano. No sabía exactamente qué era lo que escribía, si poesía, relatos o qué tipo de literatura, pero era uno de sus grandes hobbies, por eso le regalé un bolígrafo. Tenía una tipografía impresionante, era la más bonita que había visto nunca. No hacía justicia a su carrera de medicina, puesto que a los médicos siempre se les había tachado con que su letra no era nada legible. En cambio la suya enamoraba, aunque escribiera una palabra obscena, aquello parecía ser traído del cielo.

-No puedo creérmelo- se tapó la boca con la mano, aún asombrado-. Pero esto es demasiado, Trish.

Tenía razón en que podían ser un poco caros pero lo que había hecho este chico por mí en tan poco tiempo no se podía comparar con el valor de un bolígrafo, por mucho que fuera de una buena marca.

-Sabes que no y lo hago con gusto.

 El pobre chico me miró sin saber muy bien qué hacer pero no iba a dejar que me lo devolviera sólo porque fuera caro, así que dejé de mirarle y fijé toda mi atención en Gemma que estaba terminando de abrir su regalo. Sonrió al quitarle todo el envoltorio. Le había regalado uno circuito en un spa para dos personas en una ciudad cerca de aquí. Tan poco la conocía mucho para saber qué era lo que le gustaba por lo que opté por regalarle algo neutro.

-¡Me encanta! Siempre había querido ir a uno pero me parecían muy caros. Podemos ir juntas, si quieres.

-¡Claro!- la sonreí.

Estuvimos un rato más allí, hablando y al cabo de media hora decidimos irnos.

-Espera un momento que voy al baño- me excusé y me fui para arriba para despedirme de Louis. Abrí la puerta con cuidado y me metí dentro. Estaba mirando el móvil cuando entré.

-Has tardado mucho en subir- me puso cara de pena y me indicó que me sentara en su regazo.

-Lo sé… pero me tengo que volver a ir.

-¿Vuelves a casa?- me preguntó, dándome pequeños besos en el cuello. Yo asentí-. Quédate aquí conmigo- me pidió como hacía siempre.

-Sabes que no puedo- hizo una mueca y miró hacia abajo.

-Sí, solo tienes que pasar la ventana.

-Si es tan fácil ¿por qué no la pasas tú?- le miré con una ceja levantada.

-Vale. Cuando llegues, espérame con la ventana abierta.

Me hizo levantarme y me dio una palmada en la espalda. Cada vez que pasábamos de una casa a otra me recordaba a Romeo y Julieta pero de una forma muy extraña porque yo no me parecía en nada a Julieta y Louis no se parecía en nada a Romeo pero, se podría decir que, podríamos interpretar una versión actual de la historia.

-Nos vemos ahora- me despedí de él y me lanzó un beso.

Abajo me estaban esperando, mi madre ya tenía el abrigo puesto. Me despedí de Harry y de Gemma y les agradecí en el oído todo lo que habían hecho por mí esa noche.

El frío en la calle era inhumano e insoportable. Llegué a casa y no tuve el valor suficiente para quitarme el abrigo. Mi madre me informó de que se iba a quedar un rato leyendo los e-mails que había estado recibiendo por los desfiles en el salón. Le di las buenas noches y me subí a mi cuarto. Abrí las cortinas y pude ver que la habitación de Harry estaba encendida. Dejé la ventana abierta y me fui al baño a quitarme el maquillaje y lavarme. Odiaba tener que desmaquillarme pero si no lo hacía haría de mi almohada un collage. Al volver a la habitación vi un gran bulto debajo del edredón y sonreí.

-¿Voy a tener que dormir en el suelo o me vas a dejar sitio en la cama?

Louis sacó la cabeza de entre las mantas y su pelo quedó todo revuelto.

-Depende de cómo lo pidas.

-¡No tengo por qué pedirlo! Es mi cama.

-Y yo su nuevo ocupa, encantado.

-Vale, como quieras. Iré a dormir al salón.

Estaba claro que no iba a hacerlo pero quería ver cómo Louis, en menos de dos segundos, estaba suplicando que me quedara con él.

-No, no te vayas, por favor.

Me tenía cogida del brazo y me tiraba de él hacia la cama. Acabé cediendo sin torturle mucho más.

-¿Has venido en calzoncillos?- pregunté con curiosidad. No era capaz de verle el cuerpo porque estaba cubierto hasta el cuello con la sábana.

-Claro que no.

-Pensaba que siempre dormías sin ropa.

-Y lo hago, solo que esperaba que me la quitarás tú- me miró con esa sonrisa pícara suya. Rodé los ojos.

-Mejor no. Hace demasiado frío fuera como para qur duermas desnudo.

-Anda, ven aquí.

Pasó uno de sus brazos por encima de mí y me atrajo a él. Abracé su cuerpo, pasando las manos por debajo de su camiseta para que entraran en calor. Estaba congelada y Louis siempre me protegía con su calor corporal. Pasé una pierna por encima de la suya y coloqué la planta del pie contra su piel.

-Estás helada- susurró.

-Lo sé, y tengo sueño.

-¿Te gustó mi regalo?- levanté ligeramente la cabeza para mirarle extrañada.

-¿Por qué dices eso ahora? Claro que sí. Creía que te había quedado claro antes.

-Sí, pero como no he visto que lo hayas sacado y colocado en ningún sitio pues...- sus palabras se quedaron en el aire pero sabía perfectamente lo que le rondaba por la cabeza.

-Si mi madre lo ve...- susurré.

No me gustaba hablar de ese tema. Me sentía mal por lo que estaba haciendo. Louis no merecía que mantuviera lo nuestro oculto como si fuera un delito y estaba claro que, por mucho que se lo explicara, no lo entendía pero había muchas cosas que no podía entender porque no  conocía a mi madre, ni siquiera había estado con ella en una misma habitación por más de dos horas. La odiaba y entendía el porqué pero él no entendía por qué ella era así, mientras que yo sí y, aunque a veces me enfadara con ella y me revelara, era su hija y sentía como que yo era la única con derecho a hacer eso, porque yo era la única que conocía todos sus secretos y todo por lo que había pasado. Mi madre me había sacado adelante cuando menos fuerzas tenía, cuando peor estaba psicológica y físicamente, y todo para que yo tuviera una vida feliz y nunca me faltara de nada. Louis podría no entender por qué le escondía pero no podía darle otro disgusto en la vida. La conocía y sabía que no estaba preparada emocionalmente para decirla que estaba saliendo con alguien como él. Por muchas explicaciones y pruebas que le diera de que Louis no era malo, ella nunca lo vería así. Nunca le había gustado ese tipo de gente ni su mentalidad y Louis no iba a ser una excepción. Todo  acababa siendo un círculo vicioso. Quería hablarle a mi madre de Louis pero si lo hacía ella acabaría decepcionada y quería que ella estuviera bien y sin problemas pero entonces Louis acabaría más que quemado por dentro y así era siempre.

-Al principio, en vez de regalarte la bola de nieve, había pensado en regalarte un billete de tren para Oxford y alejarnos de esta mierda. Luego recapacité y pensé que para dejar que caducara mejor me lo gastaba en otra cosa, así que me compré una hamburguesa.

Le miré a los ojos.

-¿De verdad que quieres?

-Más que nada. No soporto más este lugar ni la gente que hay aquí.

Quería aclarar mi mente con este tema de una vez. Mi sueño era estudiar aquí y quedarme aquí pero siempre había una parte de mí que me decía de irme, de seguir a Louis, de vivir la aventura, de saber cómo es vivir su vida, cómo es no tener las cosas planeadas y hacer todo sobre la marcha, de disfrutar, de vivir siendo jóvenes.

-Yo me voy a ir. Tarde o temprano. Puede ser un año o dos meses pero no aguanto más. Hay demasiadas cosas que quiero olvidar de aquí.

-¿También a mí? Porque si te vas supondría olvidarte... de mí.

Él me miró preocupado, con el ceño ligeramente fruncido y los labios en una fina línea.

-Trish, nunca en la vida voy a olvidarte. Incluso después de la muerte me seguiré acordando de ti, si eso es posible- me acarició la mejilla y me colocó el pelo detrás de la oreja-. Pero si te dijera que me voy mañana para no volver nunca, ¿qué harías?

-Estás de coña, ¿no?- le miré asustada.

-No me voy a ir a ningún sitio pero contéstame con sinceridad. ¿Qué harías?

Tenía el corazón dividido en dos pero desde que conocí a Louis mi corazón ya no era mío, ahora era suyo y era él el que tendría la última palabra al respecto. Y fue él quien marcó la sentencia.

-Me iría contigo.


____________________

Mañana me voy a la playa con mis amigas y hasta el lunes por la noche no vuelvo así que no esperéis un capítulo hasta más adelante. Gracias por leer y os adoro ♡

Patri xx

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro