Capítulo 32
POV LOUIS
-... ¿eh?- Trish sonrió pero no parecía haber llegado a entender la magnitud de mis palabras. Vale que se acabara de despertar, pero es que parecía que estaba drogada.
-Te quiero. ¿Me has oído? Te quiero, te quiero, te quiero- repetí varias mientras dejaba diversos besos por su rostro, haciéndola reír.
Su risa me daba la vida. No había sonido más bonito para escuchar por las mañanas. Le entró un ataque incontrolable. Cada vez que me miraba se reía y yo, aunque no entendía por qué, me reía con ella. Su expresión estaba llena de una increíble vitalidad. Irradiaba felicidad, se le notaba en los ojos. Se hacían chiquititos cuando estaba contenta. Me alegraba saber que yo era el motivo de esa felicidad. La estaba haciendo feliz y eso me llenaba más que nada. Cuando se le hubo pasado el ataque de risa se abrazó a mi cuello.
-Yo también te quiero- seguí sonriendo cual gilipollas, ahora más, mientras sus labios pronunciaban esas palabras.
-Soy un imbécil por no habértelo dicho antes.
-Claro que no. Sé que te cuesta confiar en las personas y no sabes lo feliz que me haces al confiar en mí.
-Hace más de seis años que no digo un te quiero- confesé.
Mi cuerpo se sintió aliviado al decirlo en voz alta pero, a la vez, avergonzado. Trish se sonrojó y me sorprendió porque el que debería sentir vergüenza debía ser yo, no ella.
-Creo que deberíamos quitar estas sábanas- le indiqué.
Me aparté un poco para que viera el porqué. Estaban ligeramente manchadas de sangre. Ella se sonrojó un poco más, causándome la risa.
-Lo que pasó anoche no lo voy a olvidar en la vida, aunque me haga mayor, sé que en ese momento conocí por primera vez lo que es la felicidad máxima- murmuró.
-Tú sí que me haces feliz, Trish.
Nunca había sentido este estado de felicidad plena. Ese momento en el que ves a la persona que quieres sonreír y tú, aunque no tengas motivos, sonríes también, porque la felicidad del otro lo es todo para ti.
La había visto llorar y sabía también lo que era ver llorar a la persona que quieres por tu culpa, ver que la has fallado o la has decepcionado, o ambas. Esa sensación quema tu piel, te desgarra por dentro, ni siquiera te salen las palabras porque no quieres arriesgarte a equivocarte y joderlo más.
Era por todas esas sensaciones y por lo rápido que latía mi corazón cuando la tenía cerca, que sabía que la quería. Nunca antes había sentido con tanta pasión. La sensación de felicidad no era simple felicidad, era que te dolían las mejillas de sonreír tanto; el deseo no era simple deseo, era que te convertías en un animal irracional que se movía por instintos; la tristeza no era simple tristeza, era querer pasar por encima del fuego para que ese dolor fuera más fuerte que el que sentías dentro; la soledad no era simple soledad, era sentir cómo te clavaban un ancla en el corazón y te hundías en el fondo del mar. Todos los sentimientos se elevaban a infinito y los vivías de una manera más fuerte. Todo alegraba más, todo dolía más, todo te ponía más celoso, todo te hacía sonreír más. Ahí es cuando te das cuenta de que estás enamorado.
Le di un suave beso en los labios, al que ella correspondió con gusto.
-Voy a ducharme- intervino ella separándose un poco de mí.
-Sí, yo también- ella se paró y me miró seria.
-No. Tú te vas a quedar aquí y vas a esperar a que salga.
-Eres una aburrida- murmuré poniendo una mueca.
-Sólo espero poder levantarme- musitó entre dientes y yo me reí.
-Estarás bien- me levantó una ceja y se incorporó para salir de la cama, pero se detuvo en el proceso. Me miró.
-¿Puedes... irte?- preguntó sonrojada.
-¿En serio, Trish? ¿Después de lo que pasó anoche tienes vergüenza de que te vea desnuda?
-¿Te puedes callar?
-Ni que fuera a oírnos alguien.
-Louis...
-¡He visto desnuda a Trish Parker!- grité a todo pulmón.
-¡Louis!- me riñó pero se le escapó una tímida sonrisa que intentó ocultar después.
-Ya me voy, ya me voy- levanté las manos en son de paz y me fui de la habitación, dejándola desnuda entre las sábanas.
POV TRISH
Estaba tardando más de lo normal pero estaba recordando todo lo que había pasado estas últimas horas. Lo había hecho por primera vez y con el chico que, creo, más había querido en toda mi vida. Había sido extraño porque había perdido la virginidad con alguien que ni siquiera era mi novio. Siempre quise que fuera con mi novio y nunca me imaginé que fuera con otra persona. Aún así, y aunque a mi anterior yo le pareciera una locura, si pudiera retroceder en el tiempo hubiera vuelto a elegir a Louis para pasar ese momento con él, porque sabía que me cuidaría.
El agua cayendo sobre mi pelo me relajaba. Por fin me sentía limpia. Mis piernas se habían manchado mientras dormía y no era algo de buen gusto.
No sabía cuál había sido el mejor momento de todos, si hacer el amor con Louis o que me dijera que me quería. Después de lo de anoche no pensé que pudiera sentirme más feliz, pero sí que podía, Louis siempre podía hacerme más feliz. Dos simples palabras como te quiero podían poner tu mundo patas arriba, podían darle sentido a tu vida, podían aclararte el futuro, podían enamorarte más. Con cada pequeño gesto, Louis me enamoraba más. Su personalidad no era la misma que cuando le conocí. Había cambiado, creo que había madurado. Además, cuando estabas con él en la intimidad era alguien genial, que te hacía reír y sabía apreciar los pequeños momentos. Podía seguir dando mil razones por las que me había enamorado tan rápido de él, pero tenía que salir de la ducha o Louis acabaría entrando y sacándome de aquí él mismo.
Bajé una vez que hube terminado de secarme el pelo. Encontré a Louis en el salón en bóxers viendo la televisión.
-Ponte algo de ropa, vas a coger frío.
-Sí, mamá, aunque tú podrías hacer lo mismo y vestir un poco mejor- me había puesto unos pantalones de un chándal y una camiseta vieja.
-¿Perdón? Estás hablando con la hija de una de las mejores diseñadoras de este país- él bufó como si eso no tuviera relevancia.
-Aunque no de las mejores personas del país- soltó fríamente.
-Sí, bueno... todos tenemos nuestros propios fantasmas- me apoyé en el marco de la puerta. Puede que mi madre no fuera la mejor, pero era mi madre y me dolía.
-Lo de tu padre... ¿la afectó mucho?- se atrevió a preguntar. Era la primera vez que me lo preguntaba directamente. Nunca le había hablado de ello, sólo aquella noche en mi antiguo piso, pero no creo que recuerde gran parte por lo borracho que iba.
-Sí...- murmuré con cierta tristeza en mi tono de voz-. No creo que nadie salga bien parado después de estar años siendo maltratada. Pero ya no tiene miedo. En realidad, nunca lo tuvo, siempre se... enfrentaba. Pero pasar por esa situación te deja una gran huella. Creo que es por eso por lo que no le gustas, porque no quiere que yo cometa sus mismos errores y acabe como ella. Mi padre parecía un buen hombre y era un violador, así que imagínate lo que debe de pensar de la gente que tiene pintas de dar miedo.
-¿Doy miedo?- se quiso hacer el machote.
-No, das risa- me reí ligeramente-, pero la cosa es que no vistes como nosotras, ya sabes...
-Ya. No llevo ropa de su última colección otoño-invierno- me reí por el acento de pijo que puso.
-¡Exacto! Aunque podrías probarlo una vez.
-Gracias, pero no- me dedicó una sonrisa falsa y me fui a sentar con él. Con el mando apagó la televisión-. ¿Quieres ir a dar una vuelta o algo?- me preguntó rascándose la nuca. Me encantaba ver cómo se ponía tímido cada vez que me preguntaba cosas de estas.
-Me encantaría, pero tengo deberes que hacer y la semana que viene tengo un examen.
-Joder... no te vas a pasar la tarde de un domingo metida en casa ¿no?
-Bueno, no tengo otra opción.
-Pero... pensé que podríamos pasar el día juntos- respondió tímido y de una forma muy adorable.
-Podemos hacerlo, puedes ayudarme con los deberes.
-Ni de coña. No pienso hacer deberes de la puta Psicología.
-Entonces tendrás que esperar. No pienso irme hasta que termine. No puedo permitirme gastar más tiempo. Me tomo esto en serio, Louis.
-Ya veo- suspiró él.
-¿Qué vas a hacer con tu vida?- le pregunté por un tema que había estado rondando mi cabeza por un tiempo.
-¿Qué?
-Quiero decir... si no estás estudiando nada, ¿de qué vas a trabajar en el futuro?
-No lo sé. Por un momento pensé que podía pasarme el resto de mi vida viviendo del dinero que ganara en las carreras, pero como no participar más pues...
-Pero ¿por qué lo vas a dejar? No lo entiendo, ¡a ti te encanta!
-No me apetece hablar de ello- me cortó con un tono de voz frío, que me advertía a que dejara el tema.
-¿Por qué?- insistí. No quería que se cerrara como siempre hacía-. ¿Es por Zayn y estos?
-Puede, pero Trish, de verdad que no quiero hablar de ello. Déjalo.
-Vale.
Nos quedamos en silencio por un buen rato. Yo no sabía qué decir para cambiar el humor del ambiente y Louis parecía estar envuelto en sus pensamientos. Todavía no había desayunado y tenía cosas que hacer, no podía quedarme quieta perdiendo el tiempo.
-Me subo a estudiar- le informé pero ni se inmutó. Siguió con la mirada perdida y él siguió perdido en otro mundo.
Cogí unas galletas de la cocina y me las subí a la habitación para comer algo. Después de pasar un cuarto de hora estudiando el desarrollo afectivo y social, Louis entró en la habitación.
-¿Te molesta si me quedo aquí?
-No- le respondí.
Él se acercó a la cama y se quedó tumbado en silencio mirando al techo. Al poco tiempo comenzó a jugar con un peluche que tenía en la mesilla de noche, lanzándolo, cogiéndolo y volviéndolo a lanzar. Me estaba distrayendo un poco pero prefería tenerle aquí conmigo a que estuviera solo abajo.
-¿Por qué estudias Psicología?- me preguntó después de un rato. Se había incorporado y ahora estaba sentado en el borde de la cama.
-Siempre me había gustado la idea de poder conocer a una persona en con tan sólo mirarla a la cara.
-¿Tú puedes hacer eso?- me preguntó curioso, pero lo que más me sorprendió es que parecía asustado.
-No, todavía no. Esa cualidad no la tiene cualquiera. Requiere años de práctica y de estudio.
-¿Y no te parece más emocionante tener que pasar tiempo con una persona para llegar a conocerla?- me quedé pensando en su pregunta.
-Nunca lo había visto así...- reconocí. Hubo un momento de silencio que interrumpió él.
-¿Al final vamos a salir o...?
-Sí. Deja que termine de estudiar esta página y nos vamos.
-Vale.
*
La tensión era leve pero, aún así, notable. Esta era una situación que se repetía siempre que intentaba preguntarle a Louis por algo relacionado con él. Me daba largas y dejaba de hablarme. Sabía que no debía presionarle porque le costaba sacar las cosas de su interior pero no estaba dispuesta a acabar en esta misma situación siempre que habláramos de él. Paseábamos por las calles de la ciudad. Habíamos venido en la moto, la cual habíamos aparcado unas calles más atrás.
-Deja de estar enfadado conmigo, por favor. No soporto esta situación- acabé rindiéndome y diciéndoselo.
-No estoy enfadado contigo- murmuró.
-Entonces, ¿por qué no me hablas?- él se paró de golpe. Me miró pensativo y me cogió de la mano. Esbozó una pequeña sonrisa con los labios cerrados.
-Lo siento, estaba pensando- se disculpó.
-Pues no pienses tanto y estate más en La Tierra.
-Lo que usted diga, señorita Parker- le miré extraña. Ahora parecía estar contento y tenía ganas de divertirse. ¿Cómo era capaz de cambiar tan rápido de estado de ánimo? Este chico era imposible.
-Cállate y dime dónde quieres comer. Me está empezando a entrar hambre.
-¿Qué has desayunado?
-Unas galletas.
-¿Solo?- parecía enfadado. Yo sólo asentí con la cabeza-. No he traído dinero- explicó.
-No pasa nada. Invito yo.
-Pues entonces elige tú el sitio. A mí me da igual.
Acabamos eligiendo un restaurante al que vine una vez con Ashley. No era muy formal pero tampoco uno de barrio. Era... elegante, por llamarlo de alguna forma.
-¿Estás segura de que me van a dejar entrar ahí así?- Louis se miró la ropa. Puede que el traje de cuero no fuera el ideal para entrar en ese restaurante pero no creía que fueran a echarnos por unas simples prendas.
-Que sí. Anda, vamos- le incité a entrar delante.
Louis abrió la puerta y entramos al sitio. La luz y el decorado eran perfectos. Pedimos una mesa para dos y seguimos al camarero, el cual se quedó unos segundos con la mirada fija en Louis. Nos dirigió a una de las mesas del fondo. Cuando nos estábamos quitando los abrigos, se giraron las personas de la mesa de al lado y los dos nos quedamos perplejos cuando vimos a James y a Ashley juntos.
-¡Hola!- saludó ella animada.
-No me jodas- masculló Louis entre dientes.
De todos los restaurantes de Cambridge, ¿teníamos que coincidir en el que estaban Ashley y James? ¿En serio?
_____________________________
Buenas :) espero que hayáis disfrutado del capítulo. Las cosas se pondrán más interesantes en los siguientes, no puedo esperar ni yo a escribirlos ^^ en twitter suele poner cuándo voy a subir y cuando estoy escribiendo, así que si queréis estar al día mirad mi cuenta aka @doncasterhero_ en lugar de escribirme mensajes por aquí porque los suelo ver tarde :( que paséis una feliz semana. ¡Os adoro!
Btw, el capítulo no está revisado así que si hay errores de ortografía etc, sorry!
Patri xx
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro