Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 23


POV LOUIS

Los pasos hacia casa de Trish se me hacían eternos. Saqué el paquete de tabaco del bolsillo trasero del pantalón. Joder, ya me había fumado la mitad de la cajetilla en sólo una mañana. Cogí un cigarrillo y lo encendí. Di una calada y sentí como la nicotina se filtraba por mi cuerpo. Enseguida noté cómo esa sensación de paz me rodeaba. Eché el humo por la boca lentamente, disfrutando de la sensación que producía al rozar mis labios. Me paré enfrente de la casa, mirando la puerta fijamente. Terminé de fumarme el cigarro y, al acabar, lo pisé con fuerza con el pie, acercándome para llamar.

El timbre resonó por la solitaria calle. Era un barrio familiar, por lo que a estas horas de la mañana no había casi nadie por las calles. La gente estaba en el trabajo y los niños en el colegio. Escuché la puerta abrirse a mis espaldas. El momento y la suave brisa que corría, erizaron el vello de mi nuca. Estaba nervioso y no sabía con qué situación me iba a encontrar, pero esta era la que menos me esperaba.

-¡Hola!- un chico de ojos verdes me saludó desde la puerta de la casa de mi novia. Bueno, ex-novia, pero por poco tiempo. ¡Esa no era la cuestión! La cuestión era ¿qué coño hacía ese tío aquí?

-¿Se puede saber quién coño eres?- pregunté con frialdad, mostrando mi encantadora personalidad. Llevaba unos pantalones pitillo que, como se los pusiera demasiado, le iban a dejar estéril.

-¿Quién eres tú?- me soltó de la misma forma al ver cómo le había contestado antes. Se paró a examinarme. Me miró se arriba a abajo con cara de asco, como Trish la primera vez. Niño mimado de mierda.

-Eso no te importa. Déjame pasar- avancé hacia él y le eché hacia un lado, empujándole con el hombro, sin importarme lo más mínimo si me dejaba entrar o no. Esta no era su casa, así que no me podía impedir entrar.

-¡Eh!

El chaval gritó a mis espaldas una vez que me hube colado dentro. Me moví por la casa con agilidad, en busca de Trish. Me guié por el sonido de la televisión y llegué al salón. No había nadie. ¿Dónde estaba?

-¡No tienes derecho a irrumpir en casa ajenas!- gritó de nuevo mientras yo pasaba de él-. Te lo voy a decir por las buenas. Vete de aquí si no quieres que te dé una paliza

Me giré para que me dijera las cosas a la cara. Tuve que hacer un gran esfuerzo para no soltar una carcajada. Lo que no pude evitar fue que una sonrisa pícara se esbozara en mis labios con diversión.

-Lo tendré en cuenta- sentencié y me fui de la estancia, dejándole con esa cara de imbécil. Sabía que mi comentario le tenía que haber jodido.

-Tú lo has querido- le escuché murmurar desde atrás. Me percaté de que se estaba acercando a mí con intención de pegarme, justo cuando me encontré de frente con Ashley en el pasillo.

-¡Louis!- exclamó ella al verme.

No había sido un saludo, había parecido más bien un grito. Ashley estaba sorprendida por verme allí. Al reconocerme hizo que el chico se detuviera con la mano en alto listo para pegarme, totalmente confuso. La chica le echó una mirada fulminante.

-Es el novio de Trish- aclaró ella.

El chico me observó, más confundido aún. No sabía cuál estaba más confundido de los dos. Si él o yo. No tenía ni idea de lo que estaba pasando. ¿Qué coño hacía Ashley en casa de Trish? Se suponía que no se hablaban. ¿O sí? ¡Ya ni me acordaba! Mi cabeza tenía cosas más importantes que recordar que la imagen de esta tía.

-¿El novio de Trish?- preguntó el chico, desconfiando de la confesión de Ashley. ¿Acaso me estaba juzgando? Este imbécil tenía una hostia en la cara y no se la daba porque había venido a hacer las paces con Trish.

-No es mi novio- Trish apareció por las escaleras, aclarando la situación. Su mirada se cruzó con la mía y pude notar las chispas de furia que salían de sus pupilas por verme allí sin haber sido invitado.

-¿Ah no?- se preguntó Ashley-. Pero me dijiste...

-No. Me habrás malinterpretado- continuó Trish, su mirada no dejaba la mía.

-Pues menos mal...- murmuró el chico que tenía a la izquierda. Corté el contacto visual con Trish sólo para encararle.

-¿Quieres que te parta la cara, subnormal?- exclamé acercándome a él con los puños apretados. Ya me estaba empezando a tocar los cojones.

-¡Louis!- gritó Trish bajando las escaleras a toda velocidad, con miedo de que pudiera empezar una pelea ahí mismo.

Se puso en medio de los dos. Empecé a ver como el chico se quedaba intimidado en una esquina. Así me gustaba. Trish se puso cara a cara conmigo, apoyó los brazos sobre sus caderas, como hacía siempre que estaba enfadada y habló.

-¿Qué haces aquí? -no me había dado tiempo a responder cuando ella ya estaba hablando de nuevo.- Vete.

Me fastidiaba ver a la chica que me gustaba tratarme de esa manera, pero ahora entendía como se había sentido ella cuando yo se lo había hecho. Era un maldito gilipollas pero necesitaba hablar con ella y que cosiera la herida que se había abierto en mi pecho.

-No me voy a ir- declaré. Ella me miró desafiante. Tanto, que hasta se le formó una pequeña arruga en la frente-. Sabes que aunque los tres quisierais no conseguiríais echarme de aquí.

-Eso ya lo veremos- murmuró otra vez el chaval y di un paso hacia él advirtiéndole, así, de que mantuviera su bocaza cerrada.

-¡Tú cállate!- le gritó Trish. La situación se iba a poner muy fea como éste siguiera soltando gilipolleces.

-Quiero hablar contigo- le pedí.

-Pero yo no, así que no hay nada que hacer. Vete- volvió a repetir.

Cuando se le metía una cosa en la cabeza no había quién se la sacara, joder. A todo esto, Ashley nos miraba como si se hubiera perdido una temporada entera de una serie de éxito de la televisión. No se enteraba de nada.

-No- si ella no cedía, yo menos.

Me frunció el ceño, con mala leche, sabiendo lo que le estaba haciendo. Alcé una ceja divertido. Sabía que lo de dejarme no iba en serio. No podía ir en serio. Esto sólo era uno de sus berrinches. Nunca me dejaría. Ella misma lo dijo. Me miró sopesando las opciones.

-Te doy cinco minutos y después te largas. Habla- me ordenó.

No pensaría que iba a hablar con esta gente delante, ¿no?

-No voy a hablar aquí. Hablamos arriba- sentencié.

Ella refunfuñó, pero acabó subiendo las escaleras. Yo la seguí hasta su habitación. Entró y cerré la puerta tras de mí. Ella se quedó mirando por la ventana con los brazos cruzados, justo a la habitación de Harry, que es lo que había en frente, dándome la espalda. Miré a mi alrededor, escaneando la habitación. Vi un pequeño peluche de un perro en una de las estanterías y lo cogí entre mis manos.

-¿No eres un poco mayor para esto?- ella negó con la cabeza al ver lo que había cogido, como si estuviera cansada de mis tonterías.

-¿Qué quieres, Louis?- murmuró. Vi un albornoz en la cama y noté que su pelo estaba mojado. Acababa de salir de la ducha.

-Sécate el pelo. No quiero que cojas un resfriado- ordené. Tal vez soné un poco controlador porque a ella pareció sentarle mal el comentario.

-Deja de hacer como si te importara- dejó salir un suspiro de su boca. No lograba entender su actitud. Hacía unas horas me decía que seguiría a mi lado y ahora no paraba de evitarme.

-Me importas. Lo creas o no- sentencié serio. Me estaba empezando a poner de mal humor. Trish dio un paso hacia mí y se quedó parada de nuevo.

-Si lo hicieras no me habrías echado como lo hiciste y te habrías parado a pensar en lo que te estaba diciendo y en los motivos que te estaba dando para dejarte.

-Más que motivos, eran excusas...- ella alzó una ceja dolida. ¿Por qué le jodía tanto escuchar la verdad?

-Si piensas que eran excusas entonces no tengo nada más que hablar contigo- masculló seria, sin perder la arruga de su frente.

-Joder, Trish. ¿Por qué tienes que ser tan jodidamente dificil?- farfullé, ya molesto. Pensaba que esto sería más fácil.

-¿Yo?- exclamó ella mirándome anonadada-. ¡Eres tú el que le ha destrozado la cara a tres de sus amigos!

-¡Ellos no son mis amigos!- odiaba que les llamara eso. No son amigos míos y nunca lo fueron.

-¡Me da igual, Louis! Eres tú el que tiene el problema, no yo. Y mientras sigas sin reconocerlo, no tengo nada que hacer contigo.

-Vale, lo admito. Sigo siendo el mismo que era antes. Pero ¿no lo entiendes? Nunca voy a cambiar. ¡No voy a cambiar y con estas discusiones no me ayudas! ¿Por qué te gusta tanto discutir? ¡Me cago en la puta!

-¿Ves? Ya empiezas- dejó caer las manos a ambos lados de su cuerpo. Se quedó callada. Observé con detenimiento sus ojos. Estaban raros. ¿Había estado llorando? Me pasé la mano por el pelo desesperado, sin saber qué hacer ni qué decir. Tal vez, si quería recuperarla debía hacer esto a su manera. Sólo tenía que descubrir cuál era esa manera.

-Lo siento- dije en un pequeño susurro.

Su cara reaccionó ante mis palabras, como si estuviera sorprendida. Se quedó mirándome con la boca ligeramente abierta. Sentía una sensación rara en el cuerpo. No me gustaba esto de tener que disculparme. Me provocaba mal humor. Lo estaba notando. Esperaba que, por lo menos, fuera por una buena causa.

-¿Quién era ese?- la pregunté al ver que no reaccionaba. Parpadeó repetidas veces y habló.

-James.

-¿James? ¿Ese es James?

¿Ese era el capullo con el que salía Ashley y al que Malik quería matar por estar con ella?

-Sí, es James- respondió irritada.

¿Desde cuándo se llevaba bien con él? Se suponía que él fue el que entró a robar en su casa. O, al menos, eso fue lo que le hice pensar.

-¿Qué haces con esta gente, Trish?

-Son mis amigos- nada más oír eso solté una gran carcajada.

-¿Amigos con los que no has hablado durante más de dos meses? ¿Eso son amigos?- estaba impresionado.

No sabía qué tramaba Ashley pero no tenía sentido que estuviera dos meses sin hablar a Trish y ahora apareciera de la nada. No iba a dejar que le hiciera daño. Y el imbécil de James tampoco.

-No tengo la culpa de que tú no tengas amigos- masculló. Eso me sentó como una patada en los cojones y ella lo notó porque pareció arrepentida al instante, pero lo había dicho y ya no había marcha atrás.

-Mejor solo que mal acompañado. Además, tengo a Harry y a Gemma. Mi familia. Y tú ¿qué tienes? Ah sí... a tu madre. Esa con la que te llevas tan bien- dije irónicamente.

-Eres un capullo. No sé ni por qué te has molestado en venir. Vete- ya no sabía cuántas veces me había dicho que me fuera desde que había llegado.

-No. Me dijiste que no te alejarías y lo estás haciendo- sentencié firme.

De todas las cosas que podrían pasarme en mi vida, ésta era la que más frágil me volvía. Tenía temor, puro pánico, a que una persona que me importara se marchara, aunque no quisiera reconocerlo.

-Me lo estás poniendo muy dificil, Louis...- murmuró.

-¿Desde cuándo lo nuestro ha sido fácil? Somos dos polos opuestos. No tenemos nada en común. Absolutamente nada, y aún así aquí estamos. No puedes dejarme porque sabes en lo que me convierto cuando no estás conmigo. Sabes que no puedo hacer esto sin ti. Me prometiste que no te alejarías. Las promesas no pueden romperse.

Vi cómo una lágrima se deslizaba lentamente por su rostro. Se veía tan frágil cuando lloraba. Tanto como lo estaba yo ahora. Me acerqué con cuidado a ella, con pasos cortos. No quería que retrocediera. Cuando llegué a su altura, coloqué mi mano suavemente bajo su barbilla, levantándola ligeramente, y con el pulgar le limpié las lágrimas. Me dolía verla así. Era como si me desgarraran por dentro. Miré sus labios y quise juntarlos con los míos pero me contuve.

-Vas a volver a mí, Trish. Lo sé yo y lo sabes tú. Es sólo cuestión de tiempo.

Murmuré frustrado, dándole un último beso en la mejilla y me marché.

POV TRISH

No sabía cómo hacía Louis para dejarme así de sensible siempre. Sus últimas palabras y gestos habían sido muy dulces, pero eso no significaba que fuera a cambiar. Louis era muy impredecible. Podía sorprenderte con una poesía como podía empezar a discutir por una simple chorrada. Una cosa tenía clara, tenía que dejar de llorar. Ya había llorado demasiado mientras me duchaba. Hubiera seguido llorando si Ashley no hubiera llamado diciendo que se iba a pasar por mi casa para invitarme esta tarde a tomar algo. Tenía a Ashley y a James abajo y yo sólo quería que se fueran. Sólo esperaba que no se hubiera producido ningún enfrentamiento entre James y Louis cuando éste salió.

*

Hacía tres horas que James y Ashley se habían ido de casa. Ahora iba en el coche, de camino al café donde habíamos quedado. El tráfico era todavía fluido a esa hora de la tarde. Ya vería cómo estaba cuando volviera. Aparqué un par de calles más atrás. Era una zona céntrica y no había manera de encontrar un hueco libre. Una vez vi el café a lo lejos, caminé hacia él con paso decidido.

Cuando estaba a escasos metros de la entrada vi a una pareja, de entre muchas otras que pasaban por la calle, pero esta me llamó particularmente la atención. Estaban tan centrados en el beso que se estaban dando que no se daban cuenta que obstruían el paso del resto de la gente. No pude evitar quedarme mirando y pensar en que Louis nunca haría eso en un lugar con tanta gente. Sin embargo, por mirar descubrí algo que hubiera preferido no haber visto.

¡Era James!

Mi boca se abrió de par en par. No tenía ninguna duda de que fuera él. Era un hecho más real que el de que Michael Bublé era el mejor cantante del mundo. La estaba manoseando por todas partes y yo no podía aguantar las arcadas. Tenía que hacer algo. No podía dejar que a Ashley la engañaran de esa forma tan rastrera. Me acerqué a ellos con paso decisivo y les separé de un tirón. La chica se quedó con cara de imbécil y mirándome con ganas de arrancarme los pelos.

-¿Se puede saber qué haces?- le grité a James, el cuál me miraba extrañado a la vez que sorprendido.

-¿Qué haces tú?- me habló la chica. Me giré para encararla, incapaz de soportar su voz tan estridente.

-¡Tiene novia, querida! ¡Te está engañando a ti y a ella!

-¿Qué?- exclamó la chica mirando a James.

-Yo...- James comenzó a explicarse pero la chica le cortó cuando su manó chocó con fuerza contra su cara. El chico hizo una mueca de dolor y se llevó la mano a la zona del impacto rápidamente.

-¡No vuelvas a hablarme en tu vida, cabrón!- gritó y se fue, no sin antes escupirle en sus preciados zapatos de marca. La chica se marchó corriendo y pronto James quiso seguirla pero yo le agarré de la chaqueta y le frené. Él se giró furioso.

-¿Qué coño haces?- exclamó nervioso.

-No ibas a pensar que iba a dejar que le pusieras los cuernos a mi mejor amiga, ¿verdad? -suspiré con ironía. Era un capullo.

-¿De qué estás hablando?

-No te hagas el imbécil conmigo -le reproché.

-¡Estás loca! O sea...

-¡A mí no me llames loca! -le corté y me contuve las ganas de darle un tortazo como había hecho la chica hacía unos segundos, para que sus mejillas tuvieran la misma tonalidad.

-¡Pero si es que es lo que eres! ¿Quién eres tú para irrumpir de esa forma y meterte donde no te llaman?

-James, te estás pasando- le advertí.

-Espera... ¿Qué? ¿James? Oh, vamos, ¡no me jodas!- chistó con la lengua, llevándose las manos a la cabeza.

-¿De qué vas?- el chico me miró, aún más furioso.

-No sé quién eres pero yo no soy James. ¡Soy Sebastian!, el hermano gemelo de James.

¿Perdón?

twitter: @PatriFlyingHigh
instagram: fast.fanfic

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro