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Capítulo 19

POV TRISH

Sonreí como muy pocas veces había hecho en mi vida. Louis sabía cómo hacerme sentir especial de verdad. Era extraña la sensación que tenía en el cuerpo pero sentía que podía confiar más en él que en cualquiera de las personas que había conocido a lo largo de mi vida. Dejé que el sueño se apoderara de mí, después de oír esas bellas palabras saliendo de su boca. Abrazada a él y sintiendo su respiración en mi nuca, me lancé a los brazos de Morfeo.

*

Me desperté agitada. Abrí los ojos y descubrí que aún estaba oscuro. Louis seguía durmiendo plácidamente a mi lado. Suaves ronquidos se escapaban de su boca. Había tenido una pesadilla. Mi respiración era mucho más rápida que la suya. Me incorporé cuidadosamente. No quería despertarle, pero necesitaba tomar aire y tranquilizarme. El corazón me iba a mil por hora. El sueño había sido tan real. Trataba de Louis y de mí. Estábamos en una especie de habitación oscura y Louis descubría cosas que había estado haciendo a sus espaldas, como que había estado con otro y demás cosas que eran mentira. Él se ponía histérico. Las venas de su cuello se marcaban y no paraba de gritarme y decirme que le había decepcionado. No quería verme nunca más y yo no paraba de llorar. Revivir el sueño no ayudaba a calmarme. Llevé a cabo una técnica que había aprendido en clase, de cómo relajar a un paciente cuando se ponía nervioso. No era nada del otro mundo. Era una tontería como ponerse la mano en el pecho, apretar fuerte y respirar profundamente por la nariz, para luego soltar el aire por la boca.

-¿Qué te pasa?- la voz de Louis me asustó y me hizo pegar un pequeño bote. Se incorporó, quedando a mi altura y pasó la mano por mi pelo, colocando uno de mis mechones por detrás de la oreja.

-Nada. Sólo he tenido una pesadilla- Louis pasó un brazo por mis hombros y me acercó a él. Acarició mi espalda, pasando una mano de arriba a abajo, reconfortándome. Mi cabeza se apoyó en su pecho.

-Lo siento- susurró contra mi pelo, dándole pequeños besos.

-¿Por qué pides perdón?- pregunté sorprendida y confusa ante su ceño fruncido.

-Ha sido por mi culpa.

-¿Qué dices?- ¿estaba tonto?

-No eres la primera a la que le pasa. Ya les ha pasado a varias- explicó entristecido.

-¿Cómo que no soy la primera?- su comentario sobre que ya les había pasado a varias no hizo que me sintiera mejor.

Nunca iba a ser capaz de acostumbrarme a que Louis hablara de las chicas con las que ha estado. Me hacía sentir mal porque yo, al contrario que todas ellas, era inexperta en todo esto. Nunca antes había dormido en la cama con un chico. Por lo menos, no desnudos como estábamos ahora. Nunca me había importado este tema. Siempre había sabido que lo que tenía que pasar, pasaría, pero ahora me arrepentía de no haber estado más espabilada y no haber hecho más cosas de este tipo antes.

Los pensamientos que rondaban la cabeza de Louis me preocupaban. ¿De qué estaba hablando?

-Louis, tú no tienes la culpa- alcé mi cabeza para mirarle a la cara.

Mis ojos en seguida buscaron los suyos, pero él evitaba mi mirada, fijando su vista en las arrugadas sábanas. Estaba serio, pensativo, con la cabeza agachada. Incluso triste, diría yo. ¿De verdad se pensaba que la pesadilla había sido por su culpa?

-Eso es una estupidez, ¿me oyes? Mírame- le demandé. Como no obtuve respuesta, le tomé de la barbilla y le obligué a que levantara la cabeza-. No pienses ni por un segundo que ha sido tu culpa, por favor- sus ojos eran inexpresivos en ese momento.

Con su inesperada reacción descubrí parte de la oscuridad que llevaba dentro. ¿Cómo podía pensar que era su culpa? Me parecía algo absurdo. Una persona no podía causar pesadillas a otra por sólo estar a su lado. Era algo obvio y evidente.

-Trish...

-No, Louis. No quiero que vuelvas a pensar algo así en tu vida. Puede que hayas hecho cosas malas y que seas el responsable de muchas otras, pero de esto no. Así que para- tomé su mano y dibujé círculos con el pulgar sobre ella.

-Vale. Vamos a dormir. Son las cuatro y mañana tienes que ir a la universidad. No quiero ser el culpable de que te duermas en clase.

-Eso no lo dudes. De eso sí que tendrás la culpa- vi cómo sonreía por el rabillo del ojo y me empujaba con las manos a tumbarme a su lado-. Espera un momento- me levanté y empecé a buscar por la cama los restos de mi ropa interior. Cuando Louis vio mis intenciones ejerció presión sobre mi muñeca, impidiéndome alcanzarla.

-No te la pongas.

-Tengo frío. Me la voy a poner tanto si quieres como si no- gruñó. No le había gustado mi decisión.

-Vale, pero póntelo rápido y ven ya. Se me está quedando el brazo helado- a veces podía llegar a ser un poco insoportable.

Me vestí con rapidez y volví a acostarme. Me puse de lado, dándole la espalda a Louis. No tardó en pasar sus manos a mi alrededor y tirar de mí hacia él. Metió una de sus piernas entre las mías y bajo las sábanas, buscó mi mano. Cuando la encontró, entrelazó nuestros dedos. Sonreí ante ese gesto tan dulce. Él pegó su cara a mi pelo y respiró profundamente, embriagándose de mi aroma.

-Gracias por soportarme- susurró contra mi oído, provocando que otra sonrisa se formara en mis labios.

Maldito Louis. Sabía decir la frase perfecta en el momento perfecto. Aunque no fueran románticas muchas veces, siempre me hacían sonreír. Era un capullo por tenerme en este estado de atontamiento. Hacía que no quisiera separarme de él ni para respirar. No quería ser como los demás. No quería decepcionarle pero había algo que me había estado comiendo la cabeza toda la noche. La conversación con Niall.

Todo era muy confuso. Por un lado, no quería que se enfadara si descubría que había hablado con el rubio. No quería que supiera que había roto la promesa. Pero por otro, no quería que él me decepcionara a mí. Sabía que me estaba mintiendo con lo de los chicos, porque si no fuera mentira, Niall no habría reaccionado así. Él sí que no tenía motivos para mentirme y, por mucho que me doliera, tenía la sensación de que Louis me iba a fallar.

Fuera lo que fuera que me estuviera ocultando no podría mantenerlo en secreto toda la vida y yo no podía vivir con la angustia de que se enterara de que hablé con Niall. Tal vez esa fue la causa por la que tuve esa pesadilla. Necesitaba echarlo fuera.

-¿Louis?- susurré, comprobando si estaba dormido o no.

-Mmmm...

-Te tengo que decir algo- mis ojos miraban entretenidos la pared. Notaba su respiración chocando fuertemente contra mi cuello debido a nuestra proximidad.

-¿No puede esperar a mañana?- murmuró con voz adormilada.

Tenía miedo de que notara lo deprisa que me iba el corazón en ese momento. Aunque le conocieras, nunca sabías cómo Louis iba a reaccionar ante algo. Siempre tendía a irse a los extremos: o le gustaba mucho una cosa o la odiaba. Y no creía que esto fuera a ir por buen camino, precisamente.

-Antes he visto a Niall- al escuchar su nombre, Louis enseguida se medio incorporó, apoyándose en el codo para tratar de verme la cara.

-¿Qué?

-Y he hablado con él- terminé de decir y cerré los ojos con fuerza, esperando su reacción, temiéndome lo peor.

-¿Qué cojones, Trish? ¿Estás de coña? Más vale que lo estés.

Se había incorporado totalmente y sentía cómo su respiración se había vuelto brusca.

-Lo siento- fue lo único que me salió decir.

Me mordí el labio inferior, inmóvil, sin saber qué hacer para no enfadarle más. No me atrevía ni a girarme para mirarle. Si lo hacía, me iba a echar una de sus miradas horribles y no quería sentirme más mal de lo que ya me sentía. Noté cómo su respiración se iba haciendo más rápida y pasaba de coger oxígeno por la nariz a tomar grandes bocanadas de aire por la boca.

-¡Te dije que no lo hiceras!- me gritó-. Por eso estabas tan rara después de la carrera, ¿a que sí? Joder. Me cago en la puta, Trish, ¡me lo prometiste!- me echó en cara.

No le podía contestar de ninguna forma porque él tenía razón. Había roto su promesa. Él siguió gritándome y diciéndome cosas sin sentido. Podía entender que se había molestado conmigo, incluso llegado a enfadar, pero no tenía por qué comportarse de esa forma tan violenta.

-¿Por qué cojones metes las narices en todo lo que no te incumbe?- estalló furioso.

Después de todo lo que me había estado diciendo, eso fue la gota que colmó el vaso. No tenía razón para ponerse tan histérico conmigo. Me giré, enfrentándole cara a cara. Estaba tan enfadada yo también que no me había enterado de que se había levantado de la cama y se había puesto la ropa interior.

-¡Perdona si me preocupo por ti!- espeté, levantándome yo también por el otro lado del colchón.

-¿Preocuparte por mí?- Louis soltó una risa sarcástica que me sacó de quicio. Se estaba pasando-. Si te preocuparas por mí no te meterías dónde no te llaman.

-Intenta ponerte tú en mi lugar. ¿Cómo te sentirías si supieras que te estoy ocultando más del cincuenta por ciento de las cosas que pasan en mi vida?

-¡Ya te he dicho que no son cosas agradables y que es mejor que no las sepas!

-¡Para de decidir por mí! Soy tu novia. ¿Para qué me pediste que lo fuera si no confías en mí?

-¡Porque sé que me dejarías si te lo dijera!

-Si te he confesado esto ha sido porque no quiero tener secretos contigo. Si tienes tanto miedo de que descubra los tuyos, ¿cuál es el objetivo de estar juntos? -apoyé los brazos sobre mi cintura, enfadada. Juro que intentaba comprenderle pero era muy difícil de tratar en momentos así.

-¡Porque quiero estar contigo! Joder, Trish.- farfulló. Eso ya me lo había dicho y no era una buena respuesta. Si quería estar conmigo no debería de tratarme como una mierda-. Sé que no soy la persona que más te conviene pero me la suda, no puedo estar separado de ti, no puedo ni pensar en que estés con otro. ¡Quiero tenerte sólo para mí!

-Pues entonces cuéntame lo que ha pasado con los chicos- le demandé. No le pedía que me contara todo de golpe. No quería conocer todas las atrocidades que había hecho. Sólo quería saber una cosa. Un mínimo detalle para entenderle mejor.

-Trish...- masculló entre dientes. Sabía que me estaba metiendo en una zona de peligro pero estaba harta de secretos.

-No, Louis. Dímelo- le demandé con los brazos cruzados. Él soltó un gruñido que salió de lo más profundo de su garganta, haciéndome temblar. Se movió nervioso por la habitación sin saber qué hacer. Maldijo por lo bajo y habló.

-Está bien. Te lo contaré- acabó accediendo de mala gana.

-Ahora, Louis.

-Ni en broma te lo voy a contar ahora.

-Pues buscaré a Niall y le diré que me lo cuente él.

-No lo harás...- me tentó desafiante, mirándome de la forma más rastrera que había hecho nunca. Cosas así, que hacía por su maldito orgullo, eran las que más me dolían.

-Ya me ha contado algo, no creo que le importe mucho contarme lo demás.

La cara de Louis palideció. Se asustó ante mis palabras. Se quedó blanco, inmóvil, tratando de reaccionar. No pestañeaba y su boca estaba ligeramente abierta, tratando de entender mis palabras. Me miraba furioso. Iba a perder el control dentro de poco y así pasó. Le dio una fuerte patada a la cama, provocando que se moviera ligeramente hacia mi lado. Tuve que dar un par de pasos hacia atrás para que no me golpeara. Se tenía que haber hecho daño en el pie pero era demasiado orgulloso como para quejarse.

-¿Qué coño te ha contado ese puto cabrón?- exclamó Louis fuera de sí. Se estaba poniendo irreconocible.

Su frente mostraba arrugas, cada vez más marcadas. Sus ojos eran puro fuego, oscuros, demasiado. Se habían vuelto fríos y desafiantes cuando, hacía sólo unas horas, habían estado llenos de pasión. El chico que se mostraba ahora mismo ante mis ojos me producía temor, pero no porque me fuera a hacer daño, sino porque no sabía cuáles podían ser sus límites. No sabía qué era capaz de llegar a hacer. No me daba la oportunidad de conocerle. No sabía si era capaz de mandar a una persona al hospital o incluso peor. Sabía que le habían detenido muchas veces y, muchas de ellas, no habían sido, precisamente, por carreras ilegales. Había sido por peleas.

Al ver que no contestaba, Louis se puso a mirar la habitación en busca de algo. Al encontrarlo lo cogió. Se puso la camiseta y después se fue a poner los pantalones de cuero.

-¿Qué vas a hacer?- pregunté, ahora sí, asustada de verdad.

-Voy a acabar con esto de una puta vez- sentenció pasándose la chaqueta de cuero por los brazos, terminando así de vestirse.

-Louis, no voy a dejar que te vayas- me acerqué a él pasando por encima de la cama en un intento de parar sus intenciones.

-¡Tú no vas a hacer nada!- apartó mi mano de su cuerpo con brusquedad, haciéndome daño-. ¡No me controlas y no intentes hacerlo!

Su mirada intensa me penetró y abrió la puerta con violencia, sin importarle empujarme al salir. Abrumada por los acontecimientos y su forma de reaccionar me quedé parada, en estado de shock. Sabía que se lo tomaría mal pero no tan mal. En estas condiciones, si Louis cogía a Niall, el rubio estaría perdido y yo no estaba dispuesta a que le ocurriera algo malo por mi culpa.

-¡Louis!- grité saliendo detrás de él.

Me importaba más bien poco despertar a alguien. Es más, yo misma iba a despertar a Harry. Necesitaba ayuda. No podía con Louis sola. Vi por el rabillo del ojo a mi novio terminar de bajar las últimas escaleras y preferí salir trás él, en vez de despertar a mi amigo.

-Louis, ¡para! -le ordené, pero él hizo caso omiso a mis palabras-. Cogió las llaves de la puerta y la abrió velozmente. Salió a paso ligero por el pequeño jardín, sin importarle nada. No tardaría en subirse a la moto y perderse en la lejanía-. Louis, por el amor de Dios, ¡mírame!- le cogí del hombro y le intenté dar la vuelta para que dejara de evitarme.

Con suerte, se giró y me miró furioso, rabioso, como nunca antes le había visto. Ese secreto debía ser algo demasiado grave para que no quisiera contármelo. No iba a tener mucho más tiempo hasta que volviera a ignorarme de nuevo. Puse mis manos a ambos lados de su cara y por fin fijó su vista en mí. Sus ojos azules evolucionaban por segundos. Un momento no hallaba ninguna expresión en ellos y al siguiente parecían asustados.

-Trish...- susurró mi nombre. Tuve la esperanza de que, con ese dulce gesto, habría logrado calmarle, pero me equivocaba-. Métete en la puta casa.

Tragué saliva antes de hablar de nuevo. No se me daba bien tratar con esta faceta suya.

-No, Louis- me puse firme ante él. No iba a moverme. No iba a dejar que se marchara. No.

-Trish, estás en ropa interior. No me toques los cojones y métete en la jodida casa. ¡No quiero que nadie te vea medio desnuda!- gritó.

Sentí el rubor alcanzar mis mejillas. Me había emocionado tanto que no me había dado cuenta de que había salido tal cual estaba. Estaba avergonzada. Era de madrugada y no había nadie por la calle, pero podría haberlo. Louis sabía que eso me haría retroceder. Me tapé con las manos como pude.

-No me voy a ir hasta que no me prometas que no te marcharás en la moto.

-Trish... métete de una puta vez en la puta casa- me dijo entre dientes.

-Prométemelo- le demandé. Esta vez no iba a ceder.

-¡Está bien, joder! Te lo prometo ¡Pero entra ya!- me cogió del brazo y tiró de mí hacia dentro.

-Espera que me pongo la ropa y bajo.

-Que sí, joder- farfulló.

Subí las escaleras a la velocidad del rayo, dejando a Louis en la puerta principal y entré en su habitación. Me puse a buscar mi ropa, la cual se hallaba por el suelo y entre las sábanas, y me la puse rápidamente. Cuando me estaba subiendo los pantalones escuché un ruido.

-No ha sido capaz- espeté. Me asomé a la ventana de la habitación y vi a Louis subido en la moto y arrancando-. ¡Mierda!- maldije por lo bajo. Le vi desaparecer por la calle a gran velocidad.

Cómo había sido tan ingénua y pensar que se iba a quedar ahí esperando? Yo había roto su promesa y él, como venganza, había hecho lo mismo.

Ahora Louis iría a por Niall y nada de lo que estaba pasado tenía sentido. Esto no era normal. Louis estaba loco y completamente fuera de sí. Se me pasó por la cabeza que podía haber tomado drogas, para que se comportara de esa manera tan violenta pero en seguida saqué el pensamiento de mi cabeza. Había estado todo el rato conmigo y no había consumido ninguna sustancia. Además, Louis no necesitaba drogarse para ser violento, era así por naturaleza. A los pocos minutos, mi móvil vibró con un mensaje.

"Siento haber roto la promesa. Supongo que ahora estamos en paz"

¡Louis y su maldita manía de hablar por teléfono mientras conducía!

-¿Trish? ¿Qué está pasando?- un adormilado Harry se asomó por la puerta de la habitación. Sus rizos caían desordenados por su frente y apenas podía mantener los ojos abiertos más de dos segundos.

-¡Harry!- exclamé-. Louis está histérico, va a ir a pegar a Niall. ¡Tenemos que hacer algo!- me acerqué a él, histérica perdida. Esto se me había ido de las manos. No tenía que haber abierto la boca. Mierda.

-Espera, espera...- me frenó, pasándose la mano por los ojos para quitarse las legañas-. ¿De qué hablas?

Le conté todo lo que había pasado aquella noche con detalle -menos el momento íntimo entre los dos-. Louis confiaba mucho en Harry, así que sabía que podría contarle estas cosas y sabía que él era el único capaz de ayudarme.

-Lo siento mucho, Trish, pero yo no puedo hacer nada en ese tema- en cuanto sus palabras se escaparon de su boca, se me vino el mundo al suelo.

-¿Qué?- susurré decepcionada. Harry era mi única opción. Sin él estaba perdida.

-Sus amigos no saben de mi existencia. No puedo salir de la nada, Trish. Todo sería muy raro y se complicarían más las cosas.

¿En serio Louis había hecho eso? Harry era su mejor amigo... ¿Cómo podía mantenerle oculto en las sombras de esa manera?

-Pero Niall...

-Niall es como Louis. Violento. No le va a pasar nada. Se sabe defender. Tal vez unas cuantas costillas rotas y algún que otro moratón. No le va a matar.

-¿Cómo puedes estar tan tranquilo?- exclamé. Esta pequeña charla me estaba poniendo de los nervios.

-No puedo hacer nada- se volvió a disculpar-. Será mejor que vuelvas a la cama.

-Te recuerdo que esta no es mi casa- contesté con frialdad, un poco irritada.

Le di la espalda y cerré la puerta en sus narices. Si no iba a ayudarme sería mejor que se volviera a dormir.

Me sentí mal al segundo después. Entendía lo que me decía Harry. No podía mostrarse allí de repente cuando Louis le había mantenido ocultado. Todo se pondría peor y no ayudaría a que Louis se calmara. Estaba tan desquiciada que por eso había reaccionado de forma tan inmadura.

Me estrujé la cabeza pensando en qué podía hacer y después de mucho pensar sólo se me había ocurrido una idea. Era algo de locos y que estaba negada a hacer, pero Louis no me había dado otra opción y no iba a arriesgarme a que le detuvieran por perder los papeles una vez más. No podía permitírselo. Iba a llamar a Zayn.

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