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Capítulo 1

CAPÍTULO 1

Iba callada durante todo el camino a Cambridge mirando por la ventana. El parasol no era suficiente para hacer que los rayos de sol dejaran de molestarme. Estaba incómoda en el asiento. Contaba los minutos para poder llegar, pisar el sitio que me había hecho darme cuenta de ciertas cosas, madurar.

Sabía que en cuanto llegara debía ir a hablar con Ash. El tema de Zayn todavía me afectaba y no quería que pensara que estaba enfadada con ella, ni mucho menos. El imbécil aquí era Zayn, no ella, pero tenía narices que de todas las chicas del mundo se tuviera que fijar en mi mejor amiga. Eso me había dolido más que si hubiera sido una cualquiera, francamente. ¿Y que encima me utilizara para llegar a ella? ¡Había sido el colmo! 

Iba pensando en como serían las cosas de ahora en adelante hasta que el bonito azul de sus ojos volvió a aparecer en mi mente. ¿Por qué? Se supone que Louis no debería estar en mi cabeza, se supone que había olvidado sus cálidos y suaves labios, la manera en que encajaban con los míos, la sensación que provocaba en mí cada vez que estaba cerca, su fría e intimidante mirada, su manera de ser irónico, la última vez que le vi, ese abrazo, ese beso. Me sentía protegida. Me sentía bien con él. Por algún motivo, que aún no conocía, un nudo se formó en mi garganta y sentí ganas de llorar. Aún seguía muy vulnerable con todo este tema y en estos dos meses no había tenido a nadie a quién contarle mis problemas, así que lo tenía todo acumulado y el momento en el que lo soltara todo inundaría la ciudad.

Llegamos a la casa que habíamos comprado. Un barrio normal con gente normal, como mi madre dijo. Aparcó el coche justo enfrente. Estas últimas semanas, ella había estado yendo y viniendo, porque andaba revisando que todo lo de la mudanza fuera colocado en el sitio correcto. O sea, que si me gustaba mi habitación bien y si no, también. Al entrar por la puerta me sorprendí por el estilo que había escogido para decorar el interior. Tenía un aire minimalista que realmente me gustaba. Tal vez estaba equivocada y sí que había pensado un poco en mí.

-Tú habitación es la última del pasillo, subiendo las escaleras- me indicó. Me coloqué la mochila en el hombro y subí al piso de arriba. 

El pasillo no era muy largo. Apenas tenía tres habitaciones y un cuarto de baño. Seguí las indicaciones que me había dado y abrí la puerta de la última habitación. Mi cara se desencajó al ver un póster gigante de Michael Bublé que ocupaba una pared entera, de arriba a abajo. Vale, definitivamente sí había pensado en mí al decorar la casa, al menos para hacer mi habitación. Las paredes y muebles eran una combinación de morado y blanco, mis dos colores preferidos. Tenía una cama doble, una mesa amplia con todo tipo de útiles de estudio, un armario y un gran espejo en una de las paredes. No era tan grande como las casi tres habitaciones que tenía en el apartamento que compartí con Ashley, pero me servía.

-Trish- mi madre irrumpió en la habitación, sacándome de mis pensamientos-, acaban de dejar tu coche en la entrada, para que lo sepas- me informó.

¡Mi coche! Aunque fuera algo de la prehistoria y pura chatarra, le había cogido cariño al pequeño Ford blanco. No había podido llevarlo a Nottingham porque mi madre me sacó de aquí a rastras, así que lo había echado de menos. Ella seguía en la puerta observándome, tal vez esperando algún tipo de respuesta.

-¿Te gusta la habitación?- murmuró. Estaba intentando crear una unión entre las dos. Me fastidiaba, porque todo este tiempo había estado enfadada con ella, sin apenas hablarle, y sabía que cuando me empezara a hablar no iba a poder resistirlo y la iba a perdonar. No me gustaba estar enfadada con mi madre porque, al fin y al cabo, era la única familia que me quedaba. Todos mis abuelos estaban muertos y con el resto de la familia, la relación que tenía era fría. Pero odiaba tener tan poca resistencia ante ella. Supongo que la quiero demasiado como para odiarla.

-Sí. Gracias por pensar en mí y poner el póster de Michael.

-Encargué el más grande que había en la tienda.

-Ya veo- hice un intento de sonrisa para que todo no quedara tan frío. Ves, si lo que te digo... que acabaré de buenas con ella y todo.

-Te dejo que deshagas las maletas- señaló hacia una esquina de la habitación y descubrí las cuatro maletas rojas en las que había guardado toda mi ropa dos días atrás. Le iba a dar las gracias, pero ya se había ido.

Con ayuda de mi móvil, puse música. Mientras, saqué todo lo que había en las maletas y lo coloqué en el armario. Era un poco pequeño para toda la ropa que había traído, pero intentaría conformarme.

Ya que tenía el coche de vuelta, decidí que sería una buena idea hacer una visita a Ashley e informarla de que ya estaba en la ciudad. Me cambié de ropa, ya que me había puesto un chándal para viajar y no quería salir con eso. Una vez que estuve vestida de nuevo, cogí un bolso, metí las cosas y bajé por las escaleras.

-Mamá, me voy a ver a Ashley. ¿Me das las llaves?- se asomó por la puerta de la cocina al pasillo y me miró.

-No quiero que vayas a ver a Ashley- sentenció seria.

-¿Por qué no?- la pregunté enfadada. Ella suspiró y habló.

-Porque no me gusta que salgas con ella- reconoció. Parecía como si le hubieran quitado un peso de encima después de haberlo soltado.

-¿Qué tiene de malo Ashley?- la pregunté con rabia. Ya lo que me faltaba. Encima de que he estado dos meses sin verla que ahora venga y me diga esto.

-Ella no tiene nada de malo, Trish... es la gente con la que se rodea y yo no quiero que tú estés con ellos- ¿la gente con la que se rodea? ¿Qué pasa? ¿Acaso se seguía viendo con ellos? ¿Estaba viendo a Zayn? No podía ser.

-Me da igual. Tengo dieciocho años y no puedes obligarme a hacer nada.

-Puede que no, pero yo soy la que tiene las llaves del coche y si no me da la gana de que vayas, no vas y punto. Se acabó la discusión- acabó firmemente y volvió a desaparecer por el pasillo.

¿Veis? Por estas cosas era por lo que la odiaba tanto a veces. ¡No la soportaba! Me giré y me marché de la casa dando un fuerte portazo y dejándola con la palabra en la boca. No quería estar bajo el mismo techo que ella.

Lo primero que vi al salir a la calle fue mi coche aparcado detrás del de mi madre.  Lo miré con furia por no poder cogerlo e ir a ver a mi mejor amiga. No podía con el enfado que tenía encima hasta que sus ojos azules aparecieron de nuevo por mi mente. Dios, Trish, ¡basta! Fuera ojos azules, fuera pelo enmarañado, fuera mejillas rosadas, fuera labios suaves... fuera Louis. Estaba claro que si no me había devuelto las llamadas era porque había estado jugando conmigo, al igual que Zayn. ¿Es que no tenía suficiente con lo de su amigo que él también me tenía que hacer daño? ¿Por qué vino corriendo y me besó? ¿Para dejarme amargada para el resto de mi vida? Pues no iba a ser así.

*


No sabía hacia dónde estaba yendo, sólo caminaba por las calles de mi nuevo barrio, sin rumbo. Me importaba más bien poco perderme. No quería acercarme a esa casa. Mi madre me estaba haciendo la vida imposible y no se daba cuenta. No quería vivir con ella. Se suponía que este era mi sueño, y me lo estaba arruinando. El viento frío de la noche de Cambridge se filtraba por mi ropa, congelando mi cuerpo. Debería haber cogido un abrigo más gordo.

No me di cuenta de que iba con los ojos clavados en el suelo, pisando las hojas secas de la acera, hasta que me choqué con alguien. Levanté la vista sólo para pedir disculpas cuando me encontré con esos ojos.

Harry

Me giré, pasándo de él y sin pedirle disculpas. Llevaba estos dos meses evitándole. Él tampoco es que mostrara mucho interés ni deseo por hablar conmigo. Vale que fuera tímido, pero es que no le había importado ni lo más mínimo perder la comunicación conmigo. Había dejado de hablarle, principalmente porque, aún no sabía de qué manera, pero estaba relacionado con Louis, y no quería estar cerca de nada que tuviera que ver con él. Así si eso implicaba apartar a Harry de mí, lo haría. Además, si le hablaba, estaba segura de que acabaría pidiéndole explicaciones de por qué Louis estaba en su casa ese día y, como he dicho antes, no quería saber nada.

-¡Trish!- exclamó mi nombre y noté su gran mano rodeando mi brazo, haciéndome frenar. Intenté zafarme de su agarre, pero él era más fuerte-.¿Por qué me evitas?- preocupación através de sus ojos. ¿Preocupación? ¿En serio? Esto era irónico.

-Suéltame Harry, no quiero hablar contigo- él me soltó. Es lo malo de Harry, o bueno, según lo mires, que hace lo que le mandan sin siquiera oponerse, aunque no quiera hacerlo.

-No- le escuché murmurar a mis espaldas para luego tenerle delante de mí, frenándome el paso y sorprendiéndome con su acción-. ¿Qué he hecho mal?- nada... no has hecho nada. Harry no tenía la culpa de nada y la estaba tomando con él. No era un chico abierto y le costaba hacer amigos, y encima la única amiga que tenía se la estaba quitando. Qué genial eres, Trish.

-Lo siento, Harry...- susurré.

-¿Qué sientes? ¡Explícamelo porque no lo entiendo!- se acercó mucho a mí, y aunque él era un chico tranquilo y que siempre estaba en calma, le noté que estaba enfadado.

-No puedo con esto- susurré más para mí misma que para él. Estaba harta de tantos líos mentales que me daban dolor de cabeza. Estaba harta de mi madre. Estaba harta de ser mayor de edad y que me trataran como a una niña de tres años. Quería llorar. Me sentía sola. ¿Cómo mi vida había dado un giro de 180º? ¿Cuándo había pasado esto?

-Trish... puedes hablar conmigo. Lo sabes ¿no?- la forma en la que Harry me miraba me hizo sentir que ya no estaba sola. Su mirada era dulce y templada. Me miraba con preocupación y eso me subía un poco la moral. Tal vez fue la mezcla de emociones, no sabía, pero acabé gritándole y tomándola de nuevo con él.

-¿Por qué nunca me dijiste que conocías a Louis? ¿Por qué nunca lo mencionaste?

-No sé de qué me hab..

-No te hagas el tonto conmigo. ¡Vi con mis propios ojos cómo le dejabas pasar a tu casa! ¡No mientas! Vive ahí ¿verdad?

-Trish...

-No me digas que cómo lo sé. Simplemente lo sé. Pero quiero que me digas por qué nunca me lo contaste. ¿Es que él nunca te ha hablado de mí? Sois una un par de estúpidos.

-Trish, ¡cállate!- exclamó Harry. Era la primera vez que le escuchaba levantar tanto la voz y eso me asustó porque, además, se le marcaba la vena del cuello-. No tienes ni idea... pero ni la más mínima idea de nada, así que no interpretes tus propias versiones porque no son ciertas.

-¡Pues entonces explícamelo!- le demandé. No sabía cómo había llegado a este punto de estar gritándole a la cara cuando ni siquiera le hablaba hacía sólo cinco minutos.

-No creo que sea el más indicado pata contártelo- dudó.

-¡Claro! Cómo no... - murmuré irónica- Nunca tienes huevos para decir las cosas, Harry- le solté en toda la cara.

-¡Es que no me corresponde a mí!- se defendió, pero a mí me seguían pareciendo excusas.

-Vale, pues llévame hasta Louis y que me lo explique a él. Él lo sabrá ¿no?- le demandé, y tuvo que entender muy bien la orden porque en menos de un segundo me llevaba a rastras por la calle.... a ver a Louis....

Creo que no estoy preparada para esto.

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Hola, pequeños :) gracias por ser tan comprensibles con lo de las subidas irregulares. Sois amor. No os preocupéis, que en el siguiente capítulo veréis a vuestro ansiado Louis.
Y no os olvidéis de COMENTAR Y VOTAR. 

*no  sé lo que pondrá en el resto de capítulos pero mi cuenta de twitter es patriflyinghigh y la de instagram es flyinghighxx.  Cambié los usuarios de ambas cuentas y estas son las correctas. Perdón por las molestias.*

Esto ha sido actualizado el día 17 de junio de 2016.


Patri xx

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