Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 7

POV TRISH

-Yo... -balbuceé. No sabía qué decir.

Sentí que todo esto me superaba. Quería ayudar a mi amigo pero no sabía ni cómo ayudarme a mí misma. Estaba en un estado de trance y no sabía cómo salir.

-Tal vez... Con el tiempo... Se arregle...

Harry me miró con los ojos llorosos, sabiendo que ni yo me creía lo que acababa de decir. Sin embargo, lo que había tratado de expresar era que tal vez, con el tiempo, encuentre a alguien que de verdad sepa cómo arreglarlo, a diferencia de mí.

El chico negó con la cabeza y siguió sollozando. En pocas ocasiones le había visto llorar y era una de las peores sensaciones del mundo. Una pregunta que hacía mucho tiempo había olvidado volvió a saltar en mi mente.

-¿Por qué nunca me dijiste que le habían encerrado?

Harry dejo de llorar momentáneamente, sin embargo, su rostro seguía oculto bajo sus manos, cabizbajo. No parecía tener intención de moverse.

-Sabía que si te enterabas, volverías a Cambridge para ayudarle y no quería eso -murmuró con voz ronca-. Te merecías ser feliz.

Tenía mil teorías sobre por qué no lo hizo pero nunca me imaginé que fuera algo tan puro como eso. Me fastidió que fuera Zayn el que me lo contara porque fue algo frío y distante. Siempre quise que, si alguna vez pasaba algo malo con Louis, fuera Harry el que me lo contara.

-Pues ya ves que no -susurré-. No volví.

-Lo sé pero ahora mismo no sé qué habría sido mejor, que te quedaras aquí... o que hubieras ido.

Al chico le costó decir esas palabras. Estaba confundido entre ambas partes.

-¿De qué hubiera servido que hubiera ido? No nos habría hecho ningún bien a ninguno de los dos.

No quería imaginarme cómo hubiera sido mi vida si hubiera vuelto a Inglaterra. Me hubiera quedado metida en un bucle, no hubiera sido capaz de seguir adelante. Me sentía orgullosa de cómo había hecho las cosas. Había dicho adiós y me había lejos, para no volver nunca.

-Sé que no has pensado en él en todo este tiempo pero Trish, sabes igual que yo que Louis no sería el mismo si tú hubieras estado allí.

La honestidad de mi amigo me sorprendía. No entendía por qué sacaba este tema ahora.

-Ya no podemos deshacer lo que está hecho -musité en un susurro apenas audible. No me salían las palabras correctas para hablar de esto.

-Trish, no puedo vivir con mi hermana en la capital, mi mejor amiga al otro lado del océano y un Louis al que le da igual todo. ¡No puedo! -se tiró de los rizos sollozando y desesperado.

-¿Y qué quieres que haga yo? -susurré con lágrimas derramándose por mis mejillas. No me había dado cuenta de que yo también estaba llorando hasta que sentí que se me hacía imposible respirar.

No lo entiendes, ¿verdad? -masculló limpiándose la nariz con el brazo.

-No, claro que no. Hace mucho que me desentendí de ese tema, y lo hice por un motivo, Harry.

El chico se pasó la mano por la cabeza suspirando con fuerza e intentando arreglar sus rizos.

-Tú eres su medicina.

Su cuerpo convulsionaba por los fuertes sollozos y no había nada que fuera capaz de pararle. Necesitaba sacar todo lo que había estado reprimiendo estos meses. ¿Cómo habíamos llegado a esta situación? Hacía un momento nos estábamos riendo y ahora estábamos los dos llorando.

-Te equivocas. No lo soy -respondí con toda la tristeza que me estuvo persiguiendo estos meses-. Esto es como cuando te duele algo y vas al médico pero te recetan unas pastillas que no te curan. Tienes que volver para que te las cambien y así continuar hasta que encuentres unas que te alivien el dolor.

-No, no, tú...

-Sí, Harry. Yo sólo fui unas pastillas de prueba... Y acabé en el fondo de la basura.

Rodeada de mierda.

POV LOUIS

Pedí a los guardias que me dejaran darme una ducha después del encuentro. No era una petición que se hiciera normalmente y nada más decirlo me dijeron que no. Pusieron bastante resistencia pero al final acabaron por dejarme. Nunca solía tener ganas de ducharme pero en ese momento necesitaba que el agua chocara con suavidad contra mí y me enfriara la cabeza. Cogí la toalla de mi celda y me dirigí a las duchas. Estaban vacías, no había absolutamente nadie y eso me daba la tranquilidad que necesitaba. Me quité la ropa, dejándola en uno de los bancos, y me metí en un cubículo. No dejé ni que el agua se calentara, me metí desde el principio bajo el chorro. Necesitaba sentir esa sensación de congelación durante un segundo hasta que mi cuerpo se acostumbrase. Apoyé una mano en la pared y dejé que el agua mojara mi cara.

No estaba en mis planes que William se presentara aquí y hablara conmigo. No había meditado esa maldita posibilidad y me había pillado en bragas. Esta situación ya estaba completamente jodida como para que ahora viniera él y tratara de añadirle problemas al asunto. ¿Por qué coño no me dejaba en paz y seguía con su vida como si nada hubiera pasado? Pensaba que lo había hecho.

Siempre tuve cierta curiosidad por saber quién era mi verdadero padre pero no esperé que, cuando me enterara, fuera una persona a la que odiaba tanto. Le odiaba por lo que me había hecho, por cómo había tratado a mi novia, y por cómo se comportaba en general. Aunque, por mucho que tratara de negármelo a mí mismo, sabía que él y yo éramos jodidamente iguales. No podía ni creer lo mucho que nos parecíamos a pesar de haber estado toda la vida separados; por lo que suponía que el dicho era cierto: de tal palo, tal astilla. Los dos teníamos la misma ambición, no soportábamos perder, no parábamos hasta conseguir lo que queríamos, no teníamos familia de verdad, éramos unos completos gilipollas arrogantes y nuestro lenguaje nunca era el más adecuado. Todo eso sin olvidarnos de que ambos teníamos los ojos azules. Puede que no fuera la misma tonalidad pero toda la vida me había preguntado de dónde había sacado ojos azules si mi madre los tenía castaños y su familia igual, quitando a algún que otro pariente que los tenía verdes. Ahora sabía por qué.

La forma en la que William me había dicho que se preocupaba por mí no había sido la más acertada y me había provocado ganas de vomitar. Le odiaba y no quería tener ningún contacto con él pero el hecho de que me repitiera tantísimas veces que era mi padre me había comido la cabeza y ahora era un puto desastre. Mis pensamientos habían creado tan desorden en mi cuerpo que sentía que todo lo que había conocido durante toda mi vida era una atroz mentira.

Después de más de veinte años no necesitaba un padre que me educara. Yo mismo había aprendido a educarme solo. No necesitaba ese tipo de figura a mi lado. Y, sobre todo, y la razón por la que más le detestaba era porque, según me había estado hablando, me puse a imaginar cómo hubiera sido mi vida si él hubiera estado a mi lado. Tal vez no hubiera hecho mucho, y seguramente se hubiera largado, como hizo con Kylie y su madre, pero al menos habría sabido que estaba ahí. Kylie tampoco había crecido con él a su lado pero siempre ha sabido que podía contar con él, aunque fuera solo en el aspecto económico.

Cuando me fui de casa podría haber ido con él. Todo hubiera sido distinto. No hubiera hecho ninguna de las cosas que me habían llevado hasta aquí, mi vida sería normal, como la de otro chaval más, y no una historia tan jodida como la que llevaba a cuestas. Habríamos vivido en Nottingham que, tenía que reconocer, no era de mis ciudades favoritas, pero era tranquila y todo hubiera sido más fácil. Y, respecto a Trish, era consciente de que la había conocido en Cambridge y me había enamorado de ella de la forma equivocada pero, estaba seguro de que si no la hubiera conocido ahí, la hubiera conocido en cualquier otro sitio. Nuestros caminos estaban destinados a cruzarse. Puede que en Nottingham, donde hubiera vivido con mi padre. Nuestra historia sería distinta, yo sería distinto. Su madre y yo nos llevaríamos bien, ella me trataría como a un segundo hijo y me invitaría por las tardes a tomar el té, estaría orgullosa del yerno que tenía. Mi padre habría conocido a Trish como 'la novia de su hijo' y nunca se le habría ocurrido acercarse a ella. Y tal vez, en este momento, ella y yo seguiríamos juntos.

Cerré los ojos con fuerza, cansado mentalmente ya que, después de esa reflexión, con el agua cayéndome por la cabeza, me di cuenta de que, al final, no me había referido ni una sola vez a William por su nombre... Había dicho mi padre.

Cerré el grifo rápidamente, sacudiéndome la cabeza para que las gotas de mi pelo cayeran al suelo. Cogí la toalla y me sequé el cuerpo para, después, envolverla alrededor de mi cintura. Tomé las prendas de ropa sucia y me marché hacia mi celda. Allí me cambié, me puse ropa limpia y lleve la sucia a la lavandería. Volver al patio no era lo que más me apetecía en esos momentos pero era el sitio dónde todos debíamos estar a aquella hora. Caminé lentamente hacia una de las mesas y me senté con la cabeza entre las manos.

-¡Louis! -escuché cómo me llamaban en la distancia pero no fui capaz de alzar el rostro y ver de quién se trataba. No quería hablar con nadie. Quería estar solo.

Sentí cómo alguien se acercaba a mí y por el olor que desprendía supe identificarle.

-¿Quién era? -preguntó Horan con su marcado acento irlandés.

Me tomé mi tiempo para responder. No quería precipitar las palabras, no quería ponerme nervioso.

-William.

-¿De verdad? -exclamó tan incrédulo como yo lo estuve al verle.

-Sí.

-¿Y qué quería? -preguntó con interés, acercándose más a mí, ya que mi voz no estaba por la labor de sonar alto.

-Hablar, supongo.

-¿Supones? ¿No has hablado con él?

-Más que hablar hemos discutido -le corregí.

-¿Por qué? -al ver que no entendía me molesté.

-¿Cómo que por qué, Horan? ¿Te tengo que recordar por culpa de quién estoy aquí encerrado?

El rubio se volvió a alejar al ver que mi tono de voz volvía a estar al volumen de siempre.

-Sé que la situación es jodida pero... Al menos ha venido -trató de recordarme, sus ojos alicaídos. A él no venía a visitarle nadie pero porque toda su familia vivía en Irlanda. No podían permitirse el privilegio de viajar hasta aquí.

-¿De qué me sirve que haya venido si no va a pagarme la fianza? -espeté.

-Pensaba que no querías que te la pagaran.

-Y no quiero.

-¿Entonces? -exclamó confuso.

-Joder, Horan. ¡No entiendes nada!

Me levanté bruscamente y le dejé con la palabra en la boca. Su expresión dejó ver a la vista que estaba totalmente perdido y harto de mí. No le culpaba, era un capullo pero, lo que no le dije fue que yo tampoco entendía nada. Lo poco que parecía estar claro en mi mente, había dejado de estarlo tras la visita.

Me fui a paso ligero hasta la esquina contraria del patio. Sabía que no podría mantener una conversación con nadie. Estaba demasiado nervioso, necesitaba respirar. Sentía que me ahogaba. Necesitaba un cigarro, un porro, alcohol... ¡Lo que fuera! No podía soportar ese deseo de libertad. Me sentía demasiado oprimido al no tener nada de eso. Sólo había una cosa que me dejara la mente en blanco, una que con solo tenerla entre mis brazos me hacía olvidarme de todo, mi droga favorita. Trish.

Pero Trish no estaba aquí, ni ninguna de las otras cosas, por lo que, sin apenas meditarlo, fui hacia la persona con la que nunca creí que haría un trato.

-¡Parker! -exclamé al verle sentado en las escaleras de los talleres.

POV TRISH

Después de llorar, Harry se había quedado dormido en la hierba y ni siquiera me había dado cuenta. Por un momento lo único en lo que podía pensar era en Louis.

Me había dado ese privilegio por esta noche. Después había prometido que, a la mañana siguiente, volvería a vivir como si él nunca hubiera existido, pero en ese momento, simplemente, no podía. La confesión de Harry me había dejado tocada. No sabía cómo debía reaccionar. ¿Tendría que sentirme mal por él? ¿Debería darme igual? ¿Cómo coño tenía que actuar? Yo me había alejado de esa -ahora familia- hacía meses y no sabía qué narices hacer. El padre de mi ex-novio me había besado, su propia hermana había querido acostarse con él... Todo esto me superaba. Siempre lo había hecho pero ahora que estaba a miles de kilómetros de distancia, más.

Sabía que esto habría sido la gota que colmara el vaso para él. A pesar de todo lo que me hizo, le conocía como la palma de mi mano y estaba segura de que no habría podido soportal tal horror. La Trish inocente tuvo la necesidad de ayudarle, mandarle una carta, hacerle una llamada... Lo que fuera para aliviar su tensión, pero la Trish de ahora se mantenía firme.

Las dos partes de mi corazón estaban luchando: la mitad que ya se había curado y la otra mitad que aún seguía podrida y maltrecha, dónde se ocultaban todos los recuerdos de esa historia.

Finalmente, la mitad que estaba sana tomó las riendas del asunto y alzó su voz. Habían pasado cuatro meses desde entonces, no serviría de nada que le mandara mi apoyo ahora. Cómo había dicho antes, lo hecho, hecho está. Además, no quería que él tuviera ninguna noticia mía. No estaba segura de por qué, pero era mejor que él no supiera dónde estaba. Temía que, cuando saliera, viniera a buscarme.

Desperté a Harry y tiré de él para que se levantara. Sus ojos estaban enrojecidos y resecos. Le ayudé a caminar hasta casa, mi cuerpo soportando la mayor parte de su peso. Se había desfasado completamente aquella noche y mañana se arrepentiría. A veces sentía cómo pequeños ronquidos salían de su boca mientras andaba y me dejaba totalmente confusa. Llegamos a casa y le ayudé a subir con cuidado las escaleras, no quería despertar a mi madre o a Matt. Entramos en mi habitación y le dejé recostado en la puerta mientras sacaba una cama para él de debajo de la mía. Al poco rato volví a escuchar suaves ronquidos y me giré para encontrarle de pie, con la boca abierta y dormido como un ceporro. Sonreí ante la imagen. Tiré de su brazo levemente para no asustarle y que se cayera, y dejé que se desplomara sobre la cama. Me fui hacia el armario y me quité la ropa, poniéndome el pijama. Al cerrar las puertas vi que un adormilado Harry trataba de sacarse los pantalones usando sólo las piernas, sin mucho éxito, así que tiré de ellos con fuerza y él musitó un pequeño gracias mientras se tapaba y se quedaba totalmente frito. Esbocé una pequeña sonrisa. Me alegraba tenerle en casa. Doblé sus pantalones y los dejé sobre la silla. Abrí las sábanas de mi cama y me acosté. Tal y cómo había hecho mi amigo, me dormí en cuanto mi cabeza tocó la almohada.

*

Llevaba despierta bastante rato y estaba esperando a que Harry se despertara. Aún tumbada en la cama, cogí el móvil y me puse al día con las noticias que salían en primera plana. Justo cuando terminaba de leer el último artículo escuché cómo las sábanas de la cama de al lado se agitaban. Miré y vi que Harry se había destapado. Me tapé la boca para contener la repentina risa que me dio al mirarle. Poco después, el chico abrió los ojos y, a pesar del ceño fruncido por el dolor de cabeza que tendría que tener, sonrió al verme tan animada.

-Hola -saludó con la voz más grave que le había escuchado nunca.

-Hola -dije riendo.

-¿Qué pasa? -musitó tratando de aclararse la voz, sin tener idea de lo que estaba pasando. Una amplia sonrisa se dibujó en mi cara, incapaz de aguantarme la risa.

No pude evitarlo más y decidí mirar a la zona en cuestión. El motivo de mi diversión era que mi amigo se había despertado sumamente animado, y es que una gran y prominente erección yacía bajo sus boxers.

-¡Joder, Trish! -exclamó el chico avergonzado tapándose lo antes posible.

Yo estallé en carcajadas, sin poder aguantar las lágrimas. Mi risa resonó por toda la habitación mientras sus mejillas se tornaban más y más rojas a cada segundo que pasaba.

-Muy gracioso, sí -exclamó muerto de vergüenza pero incapaz de evitar la sonrisa que le salía en los labios por el buen rollo que le transmitía.

-Veo que te has levantado con hambre.

-¿Puedes parar? -masculló irritado y yo me recosté sobre la cama riéndome a carcajada limpia-. Eres una zorra.

Que me dijera eso sólo incrementó mi risa.

-¿Qué hora es? -preguntó cambiando de tema.

-Creo que es la una o algo así -él frunció el ceño.

-¿No tendrías que estar trabajando?

-Mi madre ha pasado esta mañana por aquí y me ha dado el día libre. Ventajas de vivir con tu jefa -sonreí-. ¿Cómo te sientes?

-Cómo un gran pedazo de mierda. Dios, ¿cómo me dejaste beber tanto?

-Lo siento, pensaba que eras lo suficientemente mayorcito como para saber cuándo parar -bromeé.

-Trish, soy novato... No sé cuando parar.

-Ya. Lo he visto -le recordé.

-¿Cómo volvimos a casa? -preguntó confuso, pasando una mano por su frente y despejándola de los rizos sudorosos que caían por ella.

-¿No te acuerdas? -él negó repetidas veces con la cabeza y yo sonreí ante el gracioso recuerdo-. Te traje casi a rastras. Creo que ibas dormido.

-¿Dormido? ¿En serio? -se extrañó.

-Te quedaste dormido en el parque y desde ahí creo que no volviste a despertarte del todo -me reí recordando la escena en la habitación.

-¿Qué parque?

-El parque. Dónde... -me quedé callada-. ¿No recuerdas que fuéramos al parque? -él se quedó pensativo pero al cabo de un rato negó con la cabeza.

Yo no supe qué hacer. No sabía si debería recordarle lo que me contó sobre Louis o dejarlo estar. Conocía a mi amigo y sabía que podría sentirse mal al haberme recordado a Louis. No quería que pasara eso así que decidí mantenerme en silencio y le dije simplemente que hicimos una parada en el parque y estuvimos hablando sobre Aden. Al mentarle el nombre del chico, él se puso colorado y, al contrario que la noche anterior, no se atrevió a contarme nada de lo ocurrido.

-Voy a darme una ducha -le informé mientras salía de la cama.

-Está bien. Yo me quedaré un rato más aquí. Oye, ¿dónde puedo enchufar el móvil? -preguntó mientras cogía la ropa interior del cajón.

-Justo detrás tienes un enchufe.

-¿Me dejas tu cargador? No sé dónde está el mío.

-¿Qué marca es? Tal vez no sirva.

-Es el móvil antiguo de Gemma, una Blackberry. Era el único que teníamos en casa. No me podía venir aquí sin móvil. O sea, me muero.

Busqué mi cargador por el suelo y se lo tiré a la cama.

-Ahora vuelvo -le indiqué y me encerré en el baño.

El agua cayendo por mi cuerpo me relajaba. Después de la nochecita que había tenido ayer no había nada mejor que una ducha de agua templada. Me calmó parte del cansancio que traía pero seguía sintiendo un ligero dolor de cabeza. Al menos, después de pasarme el champú, me sentía limpia.

Al salir, me puse el pijama de nuevo y enrollé mi pelo en una toalla. Volví a mi habitación y descubrí que Harry ya no estaba. Bajé las escaleras, despacio para no resbalarme, y escuché voces que provenían del salón. Me acerqué y le vi hablando por el móvil.

-...y no entiendo cómo pudo hacer eso... Ya lo sé pero incluso yo pensé que se había olvidado de él.

Estaba de espaldas y sin camiseta. El calor habría hecho que se la quitara. Me mordí la lengua para no reírme e interrumpir su conversación al ver que había cogido unos pantalones míos, cortos y verdes, de la silla y se los había puesto. La situación era realmente cómica, sin embargo, al fijarme en sus hombros, pude notar que estaba tenso.

-No estoy seguro de que haya sido buena idea que fuera para allá... A mí eso me da igual, Kylie.

Kylie. ¿Estaba hablando con Kylie? ¿Por qué? La curiosidad me pudo y subí un poco las escaleras para que no me viera pero pudiera seguir escuchando la conversación.

-Sí, supongo que sí... Pero no creo que a Louis le hiciera mucha gracia ver a William, las cosas como son.

¿William había ido a ver a Louis? No podía creérmelo. ¿Para qué? ¿Por qué? Quería saberlo todo mientras que mi subconsciente me recordaba que esas cosas ya no eran de mi incumbencia.

-Sólo quiero saber una cosa... ¿Va a pagar la fianza de Louis?

Harry se quedó en silencio. ¿Louis tenía una fianza? Eso no me lo había dicho. Sin embargo, había otras muchas cosas que, estaba segura, tampoco me había dicho.

-¡Ya sé que son casi cien mil libras, Kylie! ¡Mi hermana se está partiendo el pecho en Londres para conseguir el dinero!

O sea que ¡por eso se había ido! ¡Para poder pagar la fianza de Louis y no por una reubicación en su trabajo! Me sentía totalmente engañada pero entendía por qué no me habían dicho la verdad. Casi cien mil libras... Eso era una pasta.

-... O sea que él no tiene el dinero -sentenció Harry un poco molesto-. ¿Lo tiene o no lo tiene? Kylie, aclárate... Vale... Entonces va a tardar pero ¿crees que sí que podrá reunirlo todo?

El chico se quedó bastante rato en silencio mientras la rubia hablaba. Vaya parrafada le estaba soltando.

-Si cada uno de nosotros ponemos de nuestra parte puede que en menos de nueve meses hayamos reunido el dinero suficiente -escuché cómo daba patadas al suelo, nervioso -. Kylie, tenemos que sacarle de ahí. Sé que no se merece estar fuera por cómo se ha portado estos últimos días pero no puedo dejarle allí dentro. Ese sitio está siendo su ruina. Le han dejado solo, con sus pensamientos, y eso le ha acabado por destrozar.

Escuchar eso hizo que mi pobre y lastimado corazón se rompiera una vez más, si es que eso era posible. Y lo único que me enseñaba eso era que, por mucho que tratara de hacer como si nada hubiera pasado, por mucho que hubiera continuado con mi vida, el muy capullo seguía enterrado en las profundidades de mi ser.

Necesitaba encontrar ese lugar en mi corazón y destruirlo, aunque eso significara destruirme a mí misma de nuevo.

Por mucho que el recuerdo de ese buen sentimiento me trajera un poco de vida, había sido mi desgracia, y tenía que hacer todo lo posible para que todo mi corazón sanara de nuevo, aún siendo consciente de que eso sería casi imposible.

Holi bbys :) Siento haber tardado tanto en subir el capítulo pero esta semana ha sido horrible, y si encima le añadimos todo lo que ha pasado en el fandom... mejor que la olvide.

Espero que os haya gustado el capítulo. Tengo una pregunta para vosotros. ¿Cuál es vuestra serie favorita? Las mías son Sherlock y The Originals, no puedo quedarme con una ;)

twitter: @patriflyinghigh
instagram: @fast.fanfic

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro