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Capítulo 5

POV TRISH

-¿A no ser? -repetí haciendo gestos con las manos incitándole a continuar.

-Nada, déjalo -se quedó callado y miró hacia otro lado con el ceño fruncido, ignorando mi mirada. Fue extraño pero no le di importancia porque seguramente no la tenía.

-Sea como sea, tienes que hacer algo ya. No es seguro dejar tu móvil con dios sabe quién.

-Ya -murmuró entre dientes-. Tú no te preocupes. Quien sea que lo haya cogido me la va a pagar -masculló cerrando los puños inconscientemente.

Entendía su reacción. Yo también me moriría si me robaran el móvil. Tenía demasiados recuerdos fotografiados con el pequeño aparato que no quería perder. Al igual que conversaciones de noches de fiesta que seguía sin borrar porque no quería olvidar.

-¡Harry! -apareció mi madre por detrás. Su moño estaba un poco más caído que esta mañana-. ¿Cómo has pasado el día? -preguntó con dulzura. Ella siempre le hablaba a Harry con ese tono. Le tenía un cariño especial y eso que no habían compartido muchos momentos juntos.

-Mamá, ha estado sentado a mi lado en el escritorio todo el tiempo mientras yo trabajaba. ¿Tú qué crees?

-Ha estado bien, Lillian -comentó el chico animado y con una sonrisa amable, ocultando el mal rollo que se le había puesto hacía un rato.

-Me alegro, cielo -pasó una mano por su hombro y se despidió de nosotros para regresar al trabajo. Me alegraba que se preocupara por Harry. Sabía que eso le haría sentir como en casa.

-Me cae bien tu madre -dijo Harry aún mirando a mi madre. Rodé los ojos tras escuchar tal comentario.

-Tiene sus momentos -dejé caer.

-¿Ya no discutís tanto como antes? -negué con la cabeza apoyando mi espalda en pared.

-Mi madre y yo no solíamos discutir. Es decir, sólo porque quería más dinero para salir de compras o ir al cine que el que ella me quería dar, porque mi habitación estaba desordenada, porque no salía a sacar la basura, lo típico entre una madre y una hija. Si teníamos peleas más fuertes era por... Bueno, ya sabes.

Mi voz se apagó conforme salió el tema. Los ojos verdes de Harry conectaron con los míos y al instante bajó la mirada. Se toqueteó los dedos con nerviosismo y mi mirada los siguió hasta que se colocaron en los bolsillos traseros de su pantalón. Me había quedado embobada mirando a la nada.

-¿Qué vamos a hacer luego? -preguntó interesado porque la conversación tomara otro rumbo.

-No sé. ¿Te apetece salir? Todo esto me ha pillado por sorpresa. No tengo nada planeado -sonreí con incomodidad.

Si hubiera tenido tiempo hubiera hecho todo un planning con horarios y demás para ir a visitar los grandes monumentos de la ciudad. Puede que incluso le hubiera pedido unas vacaciones a mi madre.

-¿Salir? No sé... Sabes que no soy mucho de salir.

-Harry, esto no es Cambridge. Estás en Nueva York, la ciudad que nunca duerme. ¡Tienes que salir de fiesta aquí por lo menos una vez en tu vida! -le guiñé un ojo y él se pasó las manos por la cabeza, desesperado.

-Está bien... Cómo veas -sonreí satisfecha.

-¡Ya estoy de vuelta! -exclamó Aden conforme volvía a acercarse a nosotros-. Tenías razón. No llevaban alcohol -comentó disgustado.

Y era mejor así. No me apetecía tener que cubrirle delante de mi madre porque se hubiera pasado bebiendo de las copas del decorado de la sesión de fotos. Por lo que tenía entendido, Aden antes se pasaba el día borracho o colocado, por eso su padre estaba tan desesperado por meterlo a trabajar en algún sitio decente, y acabó llevándoselo consigo a su mismo trabajo. Al menos eso creo que fue lo que le comentó un día mi madre a Matt.

-No había que ser muy listo, Einstein -él me dirigió una mirada llena de recelo-. Oye, ¿sabes de algún local de tu ambiente que esté abierto esta noche?

-¿Vais a salir? -una sonrisa pícara se esbozó en sus labios y dirigió su mirada a Harry durante unos segundos para más tarde volver a posarla sobre mí.

-Sí. ¿Qué mejor forma de enseñarle la ciudad que saliendo por la noche? -sonreí y enseguida sentí cómo Aden me iba a corresponder.

-Nueva York, ¡la ciudad que nunca duerme! -exclamó el chico emocionado.

-¡Exacto! Eso es lo que trataba de decirle a Harry.

-El Sparkle Rainbow está muy bien -comentó y le miré con cierto temor. Él se echó a reír-. El nombre es pésimo, lo sé, pero el local es genial.

-¿Estás seguro?

-¿No te fías de mí? -se mostró ofendido.

-No.

-Trish, a ti podría engañarte pero a Harry nunca -miró al chico de rizos y la reacción que tuvo fue divertidísima.

-Gracias, supongo -comentó Harry en un susurro con un cierto rubor en las mejillas.

-De nada -le sonrió y yo me tuve que girar ligeramente hacia un lado para que no vieran que me estaba partiendo de risa.

Las luces de la sala se atenuaron, dejándonos en una oscura penumbra. La única luz que alumbraba la estancia era la de los focos que enfocaban a los modelos. La sesión había comenzado. Los tres nos callamos y nos quedamos embobados observando cómo se hacía la magia.

POV LOUIS

Había pasado la mayor parte de la noche en vela. No podía quitarme esa conversación de la cabeza. Su voz. Había sido su voz, estaba claro, pero sonaba distinta. No sabía cómo explicarlo pero no era el tono que utilizaba habitualmente, era mucho más duro. No había encontrado ni una pizca de dulzura. Era extraño. No dijo más de dos frases pero la conocía y podía notárselo con sólo dos palabras y recién despertada, con esa voz adormilada. Había estado presente muchas veces cuando ella se despertaba.

-Louis... -Horan se acercó a mí en el desayuno.

-¿Qué pasa? -inquirí. Al igual que me pasaba con Trish, conocía ese tono de voz.

-Esta noche no he dormido una mierda -gruñó sentándose enfrente de mí, depositando la bandeja.

-Lo sé. Los ronquidos del tío de la 320 son insoportables.

-Sí, lo sé... Pero no ha sido por eso -negó con la cabeza indeciso.

-Ya... ¿Y a mí qué me importa? -contesté con indiferencia. No me apetecía hablar. Todavía era muy temprano y él lo sabía. Lo único que conseguía así era provocarme y ponerme de mala hostia.

-Te importará cuando te lo cuente.

-Pues no me lo cuentes y así viviré en paz -mascullé sin ganas, metiendo la cuchara en los cereales.

-Creo que Parker te vio con el móvil anoche -solté la cuchara de golpe provocando que la leche salpicara la mesa de madera.

-¿Qué?

-Parker, el padre de Trish -tartamudeó como si no reconociera ese maldito apellido-. Es que no sé. Ayer le vi mirándote de forma extraña después de que salieras del baño, no me digas por...

-¿Y por qué coño no me lo has dicho antes? -exclamé dando un puñetazo a la mesa. Horan se estremeció pero trató de ocultarlo.

-Pues... No sé. Creía que eran imaginaciones mías pero-

-¿Pero? -le corté. El rubio se mordió el labio inferior inconscientemente.

-Al entrar al comedor le he visto hacer el símbolo de un móvil a otro tío, así... con la mano- trató de imitarle.

-¿Un guardia? -me alarmé.

-No. Un preso -bufé y sentí todos los músculos de mi cuerpo tensarse. Esto no estaba pasando.

-¿Pero por qué cojones no me lo has dicho antes? -volví a quejarme-. ¿Ahora cómo quieres que le saque esas ideas de la cabeza? ¡Joder! ¿Tienes cabeza para pensar o sólo la utilizas para sujetar tu cara bonita?

Volví a pegar un puñetazo y Horan trató de pasar desapercibido detrás de sus brazos. Me levanté cabreado, metiendo la mano en el bolsillo del pantalón, dónde llevaba guardado el móvil, como si eso le fuera a dar seguridad. No me despegaba de él y no tenía intención de hacerlo, esta mañana lo había encendido y, al parecer, Harry aún no había puesto ninguna denuncia porque me dejaba seguir utilizándolo. Cogí la bandeja entre mis manos, sin haberme terminado el desayuno, con intención de ir al patio y buscar a Parker. No podía permitir que los guardias me lo quitaran.

-¿Sabes? -me paré a decirle una última cosa al irlandés-. A veces no recuerdo ni cómo me pude hacer amigo de una persona tan sumamente retrasada.

Dejé la bandeja en su sitio y salí por la puerta al gran patio. Recibí un par de miradas del personal de cocina porque siempre me quedaba de los últimos pero me dio igual. El cielo estaba encapotado. Ojalá lloviera. No soportaba este puto calor ni un minuto más. Estaba seguro de que Parker aún no estaba en ninguno de los talleres porque, si no me equivocaba, su grupo desayunaba en el turno siguiente, por lo que me quedaría escondido en la puerta hasta que saliera. Cuando terminó todo mi grupo vi cómo Horan se dirigía hacia los talleres, sin siquiera cruzar una mirada conmigo. Eso era lo mejor. No quería tener que darle más explicaciones sobre lo que estaba haciendo. El grupo de mi ex-suegro tardó en bajar pero una vez que lo hubo hecho, Parker no tardó en emerger de entre las sombras del pasillo.

-Bonita mañana, ¿no, Parker? -el hombre se giró desorientado y en cuanto me vio su cara empalideció. Intentó echar a correr pero antes de dar el primer paso se dio cuenta de que no serviría de nada. No tenía a dónde ir.

-¿Qué quieres, Tomlinson? -intentó aclararse la voz pero podía ver que estaba cagado.

-Tienes valor para pegar a tu mujer pero no tienes dos cojones para encararte con un chaval como yo.

-¡Qué coño estás diciendo! -exclamó con rabia. Había encontrado su punto débil.

-¿Por qué desde anoche no me quitas el ojo de encima? -pregunté con una voz muy serena-. Quiero que me seas sincero, Steve.

Su mandíbula se tensó y sentí cómo las venas de su garganta se contraían.

-Yo no te espío, Tomlinson -sonreí con ironía.

-Para empezar, no vuelvas a llamarme Tomlinson -le advertí sin una pizca de gracia ni serenidad-. Y los dos sabemos que no estás siendo sincero conmigo.

-¿Tienes pruebas de lo contrario? -enarcó una ceja, haciéndose el valiente pero no se daba cuenta de que le tenía cogido por los huevos.

-Sí, tengo pruebas y te lo voy a preguntar una vez más -le cogí del cuello y le estampé contra la pared cuando menos se lo esperaba. Para ser un hombre robusto no tenía mucha fuerza-. ¿Por qué me espías? Más te vale ser sincero o te juro que acabarás peor que la última vez.

Se quedó callado durante un rato para luego salirse por las ramas.

-¡Te llevarán a aislamiento!

-¿Crees que me importa estar en aislamiento? -no puede hacer otra cosa más que reírme-. ¡Lo que me importa es que me digas qué te traes entre manos! ¿Quieres que tu hija sepa lo cabrón que eres?

-¡Está bien! -gritó poniendo sus manos sobre las mías, intentando que las quitara de su cuello. Después de un último apretón las separé y dejé que respirara.

-Cuéntame -me crucé de brazos. Él gruñó y balbuceó cosas sin sentido hasta que alzó la cabeza para mirarme a los ojos.

-Tienes un puto teléfono móvil -masculló celoso-. Escuché cómo marcabas. Tengo buen oído -rodé los ojos al ver lo poco que estaba ayudando.

-Ya sé que lo sabes. Lo que quiero saber es qué pensabas hacer con esa información -di un paso hacia delante y sentí cómo él se volvió a tensar.

-Yo también quiero usarlo -murmuró y de mi boca explotó una sonora carcajada. Tuve que ponerme en situación para poder parar. Realmente había sido gracioso.

-¿Tú que te crees? ¿Que este teléfono es de uso público? ¿Que me lo pides y yo te lo voy a dar? Estás muy equivocado.

-O eso o se lo diré a los guardias -me chantajeó. Arrugué la nariz mientras le observaba.

-Puto chivato de mierda.

-Sabes que soy capaz -se creció.

-¡Claro que sé que eres capaz! Por eso te pusieron ese mote. Pero me da igual. El móvil se va a quedar sin batería. Dentro de poco será inservible.

-Puedo conseguirte un cargador.

Mi boca se quedó seca en cuestión de segundos. ¿Un cargador? Eso suponía horas infinitas de llamadas, ilimitadas... hasta que Harry se diera cuenta, claro, pero mientras tanto valía la pena.

-¿Cómo que un cargador?

-Lo que oyes.

Los ojos de Parker se iluminaron como si tuviera el movimiento final para ganar una partida de ajedrez. Bajé la cabeza y sonreí con tristeza.

-No lo entiendes, ¿verdad, Parker? -su apellido entre mis labios era como veneno-. No quiero absolutamente nada proveniente de ti.

Su ceño no tardó en fruncirse en un ataque de rabia. Mi comentario pareció haberle jodido más que los golpes que le propiné cuando me enteré de quién era. Después de todo, había sido yo el que había proclamado el jaque mate.

-Ni siquiera me conocías y me diste una paliza -musitó. Su voz era grave y estaba un tanto rota, culpa del catarro de verano que había pillado.

-Era la que te merecías después de haberle dado tantas a tu mujer.

-¡Eso es mentira! ¡Yo nunca he hecho nada! ¡Esa puta se lo inventó todo!

-¿Encima tienes cojones a negarlo? Me das asco, Parker.

Su boca formaba una fina línea, intentando mantener la compostura y su imagen, pero todo eso acabó cayendo y terminó por sonreír. Fue una de las sonrisas más repugnantes, malévolas y psicóticas que había visto en toda mi vida. Se reía con sarna, su risa impregnada con veneno.

-Tal vez esa puta se lo merecía.

Sentí la sangre hervir en mis venas. Lillian no era una persona de mi agrado pero que un hombre dijera eso de una mujer, fuera quien fuera, me daban ganas de meter la mano en su pecho y arrancarle el corazón de cuajo.

Me di cuenta de que no tenía nada más que hablar con él. No iba a negociar con un maltratador. Me daba igual si me quitaban el móvil. Se iba a haber apagado, igualmente. Traspasé la puerta del patio, de vuelta al comedor, y la cerré a mi paso. Sólo quedaba un cristal entre nosotros. No quería hablar más con él. Era demasiado repugnante.

-Louis -me llamó una última vez antes de irme y me giré sólo porque me llamó por mi nombre y no por mi apellido-. ¿Cómo sabías que tenía una hija?

Agaché la cabeza y, al subirla, esta vez fui yo el que sonreí.

-Porque me la he tirado.

POV TRISH

-¿Qué hay con ese amigo tuyo... Aden? -preguntó Harry con curiosidad.

-¿Qué le pasa? -inquirí mirando hacia un lado de la carretera y comprobando que no venían coches.

-Es un tío muy raro.

-Toda la gente con la que me junto es rara.

-Gracias por la parte que me toca -se rascó la cabeza intentando mostrarse indiferente. Yo me reí y me coloqué el bolso por enésima vez en el hombro. Se me caía.

-Lo que pasa es que Aden es... Especial.

-Ya veo, ya...

-¿Por qué lo dices? -inquirí. No quería que le hubiera causado una mala impresión. Aden era buena gente.

-No sé. No me siento cómodo con él. Es demasiado...

-¿Abierto? ¿Retorcido?

-Iba a decir metomentodo -me reí dándole la razón.

Aden podía ser muchas cosas, irritante, descarado, demasiado extrovertido... Pero era un buen colega. No recordaba una sola vez en la que me hubiera fallado y eso lo apreciaba, teniendo en cuenta el poco tiempo que llevábamos siendo amigos.

Nos quedaban unas manzanas para llegar a Sparkle Rainbow, el local que nos había recomendado el joven. Lo estuve buscando por internet pero no me salió ni una página acerca de un bar neoyorquino. Lo único que me apareció fueron imágenes de arcoíris llenos de purpurina. Desconfié en un principio pero más tarde decidí fiarme de la palabra de Aden. No le veía tan capullo como para inventarse un lugar, sabiendo el poco tiempo que se quedaría Harry en la ciudad. Además, no me quedaba otra más que confiar en él porque sólo él podría saber dónde se encontraban ese tipo de locales.

-¡Mira! -exclamó Harry al cabo de un rato.

-¿Qué? -miré a mi alrededor pero no vi nada fuera de lo normal.

-Ahí -mi amigo, con lo alto que era, tomó mi cabeza y la giró en la dirección en la que debía mirar-. ¿Lo ves?

A lo lejos, y si tenías una vista de águila, se podía ver un pequeño cartel rosado que, no llegaba a verlo desde mi posición pero, suponía que decía Sparkle Rainbow.

-¿Es el local? -inquirí. No tenía muy buena pinta desde fuera.

-Eso parece.

Nos acercamos con respeto por la calle. Era una vía poco transitada y, aunque hubiera farolas que alumbraban la oscuridad de la noche, no era un ambiente muy agradable. Harry caminaba a mi lado, con las manos en los bolsillos, despreocupado. Vi unas cuantas personas alrededor de la puerta del pub y no llevaban la vestimenta a la que estaba acostumbrada. Había mujeres demasiado arregladas, utilizando esa cantidad maquillaje para tapar la barba que les descubría su verdadero ser, al igual que hombres con el pecho demasiado apretado para que no se notara que les abultaba. La puerta que separaba el antro de la calle era una puerta de metal y pesada, encargada de que no se filtrara ningún ruido de dentro al exterior. Tomé el pomo y tiré de ella con decisión. El volumen de la música chocó con fuerza contra mis oídos. Nos metimos con rapidez y cerramos la puerta, como si no quisiéramos que nada de lo que estaba pasando allí dentro se escapara. Echamos una ojeada por encima y Harry y yo nos miramos sin saber muy bien qué decir. Era un sitio diferente.

-¿Adónde me has traído? -exclamó mi amigo intentando que su voz sonara por encima de la música.

-Mejor vamos a la barra. Tal vez después de unas copas veremos este lugar con otros ojos.

Tiré de su brazo para que avanzara hacia delante. Era difícil acceder al lugar. Los cuerpos sudorosos de la gente se restregaban unos contra otros con gran frenesí, a pesar de ser una noche de entre semana. Intentando llegar a la barra nos topamos con unos tíos que se dispusieron a hablar con nosotros.

-Vosotros... ¿Estáis juntos? -preguntó uno de ellos descaradamente, mirándonos de arriba a abajo.

-Sí -respondió Harry tomando mi mano apresuradamente con un tono de voz afeminado.

-¿Sois hetero? -preguntó el otro muchacho con cierto repelús.

-No. Yo soy gay -respondió Harry poniendo una mano sobre su pecho y dándome un apretón de manos.

-¡Genial! Yo trans.

-¿Y tú? -me preguntó repentinamente el otro chico, del cual no sabía su orientación sexual.

-Yo... Yo soy...

-¡Yo soy pan! -exclamó uno de ellos que andaba más borracho que una cuba.

¿Pan? ¿Qué mierdas era pan?

-Interesante -musitó Harry sin saber qué otra cosa decir.

-¿Qué eres tú? -pregunté con curiosidad al chico.

-Soy asexual.

-Oh -fue lo único que me salió decir.

Antes de entrar me esperaba de todo menos los típicos heteros pero muchos de estos temas superaban mis fronteras y se expandían por territorio desconocido para mí. Era una hetera demasiado básica, necesitaba ponerme al día con el colectivo, por el bien de todos.

-¡Genial, chicos! Ya, si eso, nos vemos luego -se despidió Harry con la mano y tiró con fuerza de mí hacia la barra. 

Al llegar me coloqué los tirantes de la camiseta y me paré a mirarle.

-¿Te parece si pedimos? -comentó Harry, entre risas aún.

-Sí, por favor. Necesito ponerme en situación.

-Pero no te pases bebiendo -me avisó-. No quiero tener que dormir en la calle porque no sepas recordar el camino a casa.

-Sí, papá.

-¡Dos Jack Daniels con Coca-Cola, por favor! -gritó Harry al barman.

No le dije lo que quería pero no me importó que pidiera por mí. Era mi mejor amigo y conocía mis gustos. Pronto nos dejaron las bebidas en la barra y tomamos el primer trago.

-Joder -exclamé tragando el alcohol.

-Está... cargado -la cara de Harry era todo un poema.

-Aquí siempre lo suelen poner así -alguien por detrás comentó.

-¡Aden! ¿Qué haces aquí? -exclamé incapaz de pensar con claridad por el quemazón que sentía en la garganta. El chico sonrió de lado.

-Tenía intención de venir a este sitio antes de que me preguntaras esta mañana.

-Ya, claro... -musité.

-¿Cuánto tiempo lleváis aquí? -preguntó animadamente.

No se daba cuenta de que sobraba en ese momento. Su juego se estaba volviendo muy descarado y con eso, lo único que iba a conseguir era ahuyentar a Harry en vez de atraerlo.

-No el suficiente como para apreciar este lugar de la forma en la que debería ser apreciado -Aden se rió.

-Tú porque eres hetero. Seguro que Harry lo aprecia.

Mi amigo le miró con indiferencia y mostró una sonrisa tímida intentando abandonar la conversación.

-Voy a pedir algo. Ahora vuelvo -comentó y se movió por la barra hasta llegar al barman.

-¿Qué hace aquí? -exclamó Harry en cuanto se fue. Le notaba un poco nervioso, igual que siempre que conocía a alguien por primera vez.

-¡No lo sé! Es Aden... -suspiré. No me hubiera importado que estuviera aquí si, al menos, hubiera tenido la decencia de decirme que venía.

-No. Me refiero aquí, en un sitio como este.

Descubrí que Harry estaba totalmente perdido. Ya entendía a lo que se refería. Él había dicho abiertamente que era gay, en la conversación de esta mañana, pero Aden no se había pronunciado y temía que Harry le había tomado por hetero.

-Aden es bi -le aclaré.

-¿Qué? ¿En serio? -se quedó totalmente descolocado. Su cara era un poema-. ¡Pensé que le gustabas tú!

-¡Por Dios Harry! No puedes estar más ciego -me reí y bebí un poco más.

No pudimos continuar con nuestra conversación porque el rey de Roma regresó con su bebida en la mano. Harry dejó caer su vista por el cuerpo del chico. Esta vez le miró con otros ojos. Sus pupilas estaban abiertas a más posibilidades. Era como si le hubieran derribado las fronteras que le impedían ver más allá y ahora se mostraba maravillado por el nuevo horizonte que tenía ante sus ojos.

-Dime, Harry. ¿Hay muchos sitios como este en Cambridge? -comentó Aden intentando entablar una conversación.

Las intenciones de Aden eran claras para mí y puede que dentro de poco también fueran claras para Harry. El chico se encontraba mucho más próximo a mi mejor amigo que a mí.

-Eh... No suelo frecuentar este tipo de sitios pero no, estoy seguro de que no hay ningún sitio parecido a este por Cambridge -murmuró nervioso y le echó un trago a la bebida.

-¿No sueles salir? -se extrañó el americano.

-Estoy ocupado con otras cosas y mi mejor amiga está a miles de kilómetros de distancia.

-Ya... -pude notar en el tono de voz de Aden que se preguntaba dónde estaban sus otros amigos. Sentí pena porque era un tema complicado para Harry por lo que decidí excusarme y dejarles solos un rato, a ver qué pasaba.

-Voy un momento al baño -les informé y me alejé de ellos buscando algún cartel que indicara el servicio.

Una vez dentro, esperé mi turno y entré en uno de los cubículos. Estaba un poco mareada y, por mucho que quisiera, no pensaba sentarme. Para colmo, no había papel y tuve que hacer malabarismos para poder sacar un clinex del bolso. Justo después de limpiarme, cuando me disponía a abrir la puerta, noté cómo mi móvil vibraba en el bolsillo de mi pantalón. Decidí esperarme y contestar la llamada antes de salir porque con la música no sería capaz de escuchar nada. Sentí cómo mi cara se quedaba pálida al ver la pantalla del móvil. No podía ser...

-¡Quién eres! -exclamé al coger la llamada.

El nombre de Harry se podía leer resplandeciente en la brillante pantalla.

-¡Qué quieres! -volví a gritar.

Estaba hablando con la persona que había robado el móvil a Harry y estaba enfadada y confundida.

¿Por qué llamas a este número?

Escuché la respiración fuerte de la persona que estaba al otro lado del teléfono. Parecía estar agitado mientras escuchaba mis constantes gritos.

-¿Por qué has robado este teléfono? ¡Te vamos a denunciar!

Su respiración cada vez parecía más pesada y empecé a escuchar una especie de jadeos, como si hubiera estado corriendo.

-Esto no tiene gracia. ¡Dime quién eres! Si le devuelves este teléfono a mi amigo no te haremos nada -intenté chantajearle pero no obtuve respuesta.

Tenía una horrible sensación en el cuerpo. No sabía con quién estaba hablando y ni siquiera sabía por qué me estaba llamando. ¿Por qué robar un móvil y llamar a una persona de la lista de contactos? No tenía sentido. Esto era absurdo.

-¿Qué es lo que quieres de mí? -exclamé con el corazón en la garganta.

Por un momento dejé de escucharle. Se produjo el silencio entre las dos líneas. Me tapé el otro oído con una mano para aislar el sonido de la música. No oía nada, ni siquiera su respiración. No fue hasta unos segundos más tarde que escuché algo, como un susurro. Se impregnó en mi piel cómo el viento cuando te acaricia los oídos con su brisa; como un escalofrío, ligero y rápido. Sólo una palabra.

-Trish...

¡Hola babies! Las votaciones en twitter para los Wattys ya han finalizado. ¡Muchas gracias a todos los que habéis votado! Lo único que queda por hacer ahora es seguir comentando y votando los capítulos de Fast: Incineration. ¡Ojalá ganemos!

Esta semana tengo varias preguntas que me gustaría haceros porque me gustaría conoceros a todos un poco más :)
La primera esa: ¿Cual es vuestra fanfic favorita y por qué? (No tiene por qué ser de 1D)
Y la segunda es: ¿Qué os parece la relación entre Harry y Aden? #Haden lmaooo
Y ya que yo os quiero conocer os dejaré que me conozcáis un poquito más, si no me seguís en las redes sociales. Esta semana fui a hacerme un tatuaje con mi mejor amiga, que desde aquí mando un saludo, MeriOopsHi te quiero xx. He dejado la imagen en la sección multimedia, os tendría que salir al principio del todo del capítulo. Comentadme qué os parece y si os gusta, porque tengo curiosidad :P

Esto es todo por hoy. Espero subir en menos de una semana. ¡Os adoro! Xx

twitter: @PatriFlyingHigh
instagram: @fast.fanfic

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