Capítulo 21
POV LOUIS
Trish se quedó perpleja, asombrada e incluso un poco asustada con la idea. Sus pupilas me observaban nerviosas, impacientes, deseosas de algo que desconocía.
El momento se tornó eterno cuando nada salió de su boca, ni siquiera un suspiro que exclamara en un soplo de viento lo irresponsable que estaba siendo. Nada. Silencio.
-No puedo hacer eso, Louis -susurró al cabo de un rato, sin dejar de prestarme atención.
Sabía que esto no iba a ser tarea fácil y ya me había preparado mentalmente para el rechazo. Estaba más fuerte que nunca. Sería fuerte por los dos. No me iba a rendir.
-Sé que no me lo merezco pero... -hablé pero ella me interrumpió.
-No es que no te lo merezcas, es que no puedo hacerle eso a Ariel. Entiéndelo. Entiéndeme.
Créeme que eso es lo que siempre he deseado, entenderte.
-No puedes presentarte aquí de repente y decir que quieres ir conmigo a Edimburgo porque... Dios, ¡no! Es... Es una locura.
Todo lo que hacía por ella eran imprudencias y barbaridades porque volvía locos a mis sentimientos y no podía excusarme por ello porque el amor era algo irremediable e imparable una vez que hacía mella dentro de un corazón.
Su amor no había parado de fluir por mis venas durante todo este tiempo aunque ni ella ni yo fuéramos conscientes. Estaba impregnado en la tinta del tatuaje que compartíamos y circulaba por todo el cuerpo.
-Desde que te volví a ver por primera vez, hace un par de semanas, noté lo mucho que habías cambiado -susurré al recordar lo rápido que hubiera hecho cambiar de opinión a la antigua Trish, la que lo perdía todo por mí-. Hay cosas nuevas en ti que desconocía... o cosas que faltan. Sin embargo, ahora veo que hay algo en lo que no has cambiado, siempre piensas en los demás antes que en ti.
-Louis...
-¿Tú qué quieres? -le interrumpí.
La pregunta se quedó en el aire y pude escuchar miles de respuestas mudas flotando en el ambiente.
-Es una pregunta sencilla. La respuesta es sencilla.
-No lo es -susurró, bajando la mirada, perdiéndose en su mundo.
-Sí. Lo es -afirmé.
Estaba tan vulnerable que me sentía mal por hacerla pasar por este mal trago, pero luego recordaba que ésto era lo que debía hacer porque éramos ella y yo los que estábamos destinados a estar juntos, nadie más.
-No me hagas esto -suplicó y me acerqué a ella.
-Yo no te estoy haciendo nada, Trish. Si sientes que te estoy haciendo algo es porque tienes dudas y, si tienes dudas es que, tal vez, quieres venir conmigo.
Alcé la mano y la dejé en el aire para que ella la tomara... pero no la cogió. Se cruzó de brazos y me miró con unos ojos cargados de dolor.
-¿Y después qué? ¿Qué vamos a hacer cuando volvamos? ¿Cómo pretendes que esté aquí con él si estás tú todo el rato rondando a nuestro alrededor?
Parecía frágil cómo el más fino de los cristales y, a pesar de sus duras palabras, su voz había sido suave como el terciopelo.
-Esa es una decisión tuya -agaché la cabeza, sintiendo todo el peso de esta relación inexistente sobre mis hombros, hundiéndome cada vez más.
Ella nadaba en un mar profundo y, para salvarse de la tormenta, siempre parecía regresar al faro, a su casa, a Ariel, en vez de seguir mar adentro y subirse a mi humilde y descorchado barco. Puede que no fuera tierra firme pero yo a ella la mantendría más estable que cualquier isla. Podríamos combatir el oleaje juntos.
Sin embargo, su duda me hizo tomar una gran decisión para poder convencerla. Me lo jugaría todo a una carta. Lo arriesgaría todo o nada, aunque fuera lo más duro que tuviera que hacer en toda mi vida, porque fue insufrible perderla una vez pero dos... Dos no creía que fuera capaz de soportarlo.
-Te prometo que si el viaje no va cómo esperas, te dejaré en paz.
Abrí la puerta a mis espaldas y salí al rellano, demostrando mis palabras. No quería que pensara que estaba haciendo falsas promesas. Mis acciones la sorprendieron pero pronto reaccionó.
-Louis, eso ya me lo has di...
-Para siempre -sentencié.
Su mirada se endureció, toda ella parecía gélida como el hielo pero, de repente, su cálido e inesperado roce me sacó del trance al cogerme de la mano y acercarse a mí. Estuvo a punto de rozar sus labios contra mi cuello al susurrarme en el oído.
-Para siempre es mucho tiempo.
Y con eso, me metió de vuelta en el apartamento, cerrando la puerta a su paso.
POV TRISH
No sabía en qué estaba pensando. De repente me encontré haciendo una maleta en la habitación mientras Louis esperaba en el salón. Había sido una decisión completamente irracional y ese pensamiento me hizo recordar que así era cómo me solía sentir con Louis hacía seis años. Irracional. Pero esa imprudencia me producía una enorme felicidad. Tal vez por eso mi mente había decidido que quería ir, porque quería volver a sentirse así. Sin embargo, yo no estaba preparada para estar de una forma tan íntima con él, pero mis manos no parecían entenderlo, seguían metiendo ropa en la maleta.
Salí de la habitación con todo empacado una media hora más tarde. Louis estaba sentado en el sofá. El silencio de la estancia hacía que el momento fuera más incómodo que nuestra previa conversación pero él enseguida sonrió y, por un momento, sentí cómo mi cuerpo se relajaba, transmitiéndome esa felicidad.
Todo mi ser estaba emocionado, Louis estaba emocionado, incluso la maleta estaba ilusionada porque le diera uso. Todos menos yo. Yo estaba aterrada y cegada por algo que me impedía pensar con claridad.
-¿Cómo vamos a ir? -inquirí.
-En tu coche, claro -alcé las cejas, incrédula-. No podemos llevar las maletas en mi moto.
-¿Y dónde están tus maletas? -pregunté al ver que no había traído nada.
-Están abajo en el portal, en el hueco de la escalera -evitó mi mirada conforma hablaba.
-¿Tan seguro estabas de que aceptaría a ir? -él sonrió y sabía que era una sonrisa nerviosa.
-Esperaba que sí.
No esperamos más y bajamos con la maleta. En efecto, la suya estaba bajo el hueco de la escalera. La recogimos y salimos a la calle. El día en Londres no era perfecto. Parecía que iba a llover y entonces sí que tuve ganas de salir de allí. Quería ver el sol. Hacía mucho que no lo veía.
-Ya que es mi coche, conduzco yo -anuncié cuando nos estábamos aproximando.
-No, conduzco yo -replicó.
-Tú no tienes las llaves -las cogí del bolsillo y se las enseñé.
-Y tú no sabes ir -me las arrebató y se las quedó. No opuse mucha resistencia.
Al entrar al coche me di cuenta de que prefería que condujera él. Ajustó el espejo retrovisor y metió la llave en el conducto de ignición, dando vida al motor. Sus manos reposaron majestuosamente sobre el volante. Su forma de conducir me resultaba tan familiar y lejana que tuve una sensación de añoranza.
Ya habíamos quedado una tarde para hablar de lo que habíamos hecho estos años pero sentí la necesidad de que me contara más detalles. Esos fragmentos irrelevantes y sin importancia que realmente mostraban cómo era su vida ahora.
No sabía cómo afrontar este viaje. Aún no podía creer que me hubiera subido al coche con él y estuviéramos poniendo rumbo a Edimburgo mientras mi novio estaba en un avión de camino a Italia. Me sentía sucia y emocionada a la vez. Ariel no abandonaba mi mente pero hacía mucho tiempo que no vivía una aventura como ésta, de las que no sabes el final, de las impredecibles. Aquí todo podía pasar y eso me inquietaba. ¿Qué pasaba si lo arruinaba todo?
La vuelta de Louis había puesto mi vida patas arriba y ahora no encontraba el techo, no sabía a dónde mirar para encontrar una luz que me señalara el camino. Estaba todo rodeado de mierda, mi interior estaba hecho un desastre. Sin embargo, dentro de ese desastre había un orden. Eran dos partes distintas, una metida dentro de la otra.
Como pasaba con mi ser. Estaba la parte que amaba a Ariel con locura por su bondad y la inspiración que me proporcionaba, y luego estaba la pequeña parte de Louis, que se quedó enterrada dentro de mí después de tantos momentos.
Y yo, aunque hubiera querido olvidarme de su existencia, inconscientemente siempre había sabido que estaba ahí.
POV LOUIS
Trish iba callada a mi lado. De vez en cuando notaba su intensa mirada sobre mí pero optaba por no hacer ningún comentario al respecto. Me gustaba que me admirara en silencio, era sexy. Al mirar al volante y todas las lucecitas del panel casi me dio un ataque al corazón. Estábamos a punto de quedarnos sin gasolina.
-¿Por qué no le echas gasolina a este cacharro?
-Llevaba tiempo sin usarlo. Y no le llames cacharro -se quejó pero de una forma muy tierna-. Es un coche bastante decente.
-Más que el anterior sí, desde luego. Te felicito por ascender de categoría.
Ella sonrió con timidez y volvió a dirigir su vista a la carretera. Paré en la primera estación de servicio que encontré. Trish insistió en pagar la gasolina pero no estaba dispuesto a hacerlo. Era yo el que quería que ella viniera, y ya bastante hacía con prestarme su coche. Bajé del coche con mi cartera en la mano y fui a pagar. La cola que había era enorme y, pensándolo bien, no quería pillar atasco y estar meándome encima, por lo que decidí ir al baño primeramente. Estaba en el urinario, bajándome la bragueta del pantalón, cuando la puerta se abrió de golpe. Era Trish.
No me lo podía creer.
Otra vez.
Su expresión de incredulidad y el recuerdo de hace seis años me hizo estallar en carcajadas.
-¿En serio, niñata? ¿Todavía no has aprendido a leer los letreros de las puertas?
La situación era de lo más irónica y entrañable.
-No sabía que siguiéramos con esos apodos -comentó, empezando a encontrarle humor a la situación.
-Los seguiré usando porque te sigues portando igual que antes.
Se mordió el labio inferior, avergonzada, y sentí cómo todos mis sentidos se nublaban tras el movimiento.
-Lo siento, de verdad que no era mi intención entrar así...
-Está bien -le aseguré, asintiendo con la cabeza y esperando a que se fuera, pero no lo hacía-. ¿Puedo... Eh... Mear?
-¡Oh, sí! ¡Claro! Perdón -se disculpó de nuevo y salió del baño.
Al reunirme de nuevo con ella en el coche descubrí que había comprado algo de comer y me comentó que prefería hacer el trayecto entero sin parar. Apoyaba la idea así que, eso hicimos. Comimos en el coche mientras conducíamos, una dulce melodía sonando de fondo desde la radio.
Nuestras conversaciones eran sobre temas muy superficiales todavía, completamente banales, pero no podía pedir demasiado. No pedía demasiado. Me conformaba con tenerla a mi lado y saber que sería mía durante todo un fin de semana.
POV TRISH
Sonreí en cuanto llegamos a la ciudad. Las calles, la gente, los cafés... Todo seguía cómo lo recordaba, con esa esencia anciana y misteriosa. Siempre había querido volver pero nunca me había atrevido. Tal vez porque sabía que me traería recuerdos de unos de los mejores tiempos de mi vida pero ya no sentía esa cobardía, ahora estaba feliz de estar allí de nuevo y puede que fuera porque ahora sabía que haríamos recuerdos nuevos.
¿Recuerdos nuevos?
¿En qué mierdas estaba pensando?
Louis condujo por las calles hasta el centro de la ciudad. El coche paró en un lugar que reconocía a la perfección y, en cuanto me di cuenta de lo que estábamos haciendo, mi boca se abrió por la sorpresa.
-Es el mismo hotel -susurré maravillada, mi mente inundada de recuerdos.
Pude ver, como si hubiera sido ayer, cómo un joven y descarado Louis y una ingenua Trish salían del hotel, agarrados de la mano, sonriendo a la ciudad encantada... Enamorados.
-Pensé que te gustaría volver al mismo sitio -murmuró dudoso y sentí cierta tristeza al notar esa desconfianza.
-Me encanta -afirmé y metimos el coche en el aparcamiento.
Tras sacar las maletas, nos dirigimos a la recepción, dónde nos registramos (Louis ya había llamado previamente) y nos dieron las tarjetas. Con el equipaje en mano y la ilusión en el cuerpo, nos subimos en el ascensor. Me quedé mirando el número de habitación de la tarjeta que sostenía él en su mano mientras guardaba el dinero en la cartera.
-No es la misma habitación -respondió cómo si hubiera leído mi mente-. Y, bueno, de hecho ésta es la mía. Tú tienes otra para ti sola -sacó otra tarjeta y me la pasó.
No supe cómo sentirme al pensar que íbamos a estar en habitaciones separadas. Creía que Louis querría compartir una y tampoco sabía cómo sentirme ante esa otra idea, pero ahora me daba cuenta de lo considerado y cuidadoso que estaba siendo con la situación. Lo apreciaba enormemente.
-Tu habitación está en la planta cinco.
Antes de que llegáramos a la tercera, quedamos en vernos en el vestíbulo a las ocho, para cenar. Se despidió con la mano y salió del ascensor, dejándome sola con mi maleta. Al llegar a la habitación, la solté en una esquina y me tiré en la cama. Abracé con fuerza una de las almohadas e inspiré con fuerza, imaginándome el aroma de alguien, como si hubiera alguien a mi lado.
Sentí cómo las lágrimas se abrían paso hacia el exterior y salían a borbotones porque todo en mi vida iba bien hasta que él volvió a entrar en ella sin permiso, como hacía siempre, cuestionándome todo de nuevo. Y lo odiaba porque ya no sabía si ese aroma que quería que estuviera conmigo era el mentolado y hogareño que se había convertido en mi día a día en los últimos años o esa fresa ácida que tanto... tanto me había hecho sentir.
Mi corazón latía con tanta fuerza que me sostuve el pecho, con miedo a que se fuera a salir. Era un dolor inhumano, un terror espantoso. Me sentía perdida dentro de mi propia mente.
El miedo a perderlo todo de nuevo y quedarme sin nada era tan terrorífico que me paralizaba y me producía ansiedad. Ya pasé por eso una vez y no quería volver a sufrirlo.
El problema era que ahora que ahora que tenía a Louis de vuelta se me hacía imposible no pensar en la emoción, en el riesgo, en la pasión de nuestra antigua relación porque, fue él quien me rompió el corazón, fue él quien me rompió en mil pedazos, y eso solo pasó porque nuestro vínculo era tan fuerte que la ruptura arrasó con todo lo que quedaba dentro de mí. Porque nuestra relación era puro fuego, éramos dos llamas ardiendo, creando el más devastador de los incendios.
Fui al baño y me lavé la cara con el agua más fría que conseguí. El frío aliviaba mis ojos llorosos. En unos minutos darían las ocho y no quería que Louis notara nada raro en mi rostro, por lo que me maquille más de lo habitual. No sabía ni cómo me iba a presentar delante de él después de lo que había descubierto... o simplemente recordado.
Bajé al vestíbulo un poco más tarde de las ocho. Louis ya estaba ahí. Cuando sus ojos conectaron con los míos, sentí mi corazón encogerse en un puño.
-¿Estás bien? -inquirió con el ceño fruncido, sus hombros relajados, preparados para abrazarme en cualquier momento, pero se resistía a la tentación.
Me parecía increíble ver cómo me seguía conociendo después de tanto tiempo.
Asentí con la cabeza mientras nos dirigíamos al restaurante del hotel. No quería darle más importancia. Habían hecho algunas remodelaciones, le habían dado un aire más antiguo y eso, sumado al calor de la estancia, lo convertían en un lugar aún más perfecto que antes.
-No te lo he dicho pero gracias por venir -comentó, mirando su plato fijamente, encontrando belleza en las hojas verdes de lechuga que reposaban sobre unos espárragos.
-No tienes por qué darlas. Siempre he querido volver -expresé mientras bebía un poco de agua.
Había rechazado su oferta de pedir vino. No sabía qué manía le había dado con los vinos pero no iba a hacer como la última vez. Quería ser consciente de lo que pasaba.
-Es que de verdad no me puedo creer que estemos aquí -exhaló un suspiro.
Parecía tan contento...
Aquel hombre que solo conocía la tristeza, que era tan melancólico como los cementerios de esta ciudad, parecía estar feliz y lleno de entusiasmo, y eso llenaba mi corazón con tantos sentimientos que no podía expresarlos.
Sonreía y, aunque no pareciera la persona más feliz del mundo, rebosaba vitalidad.
-Yo tampoco.
Cenamos manteniendo una conversación de lo más amena y tranquila. Aún así, no tenía un gran apetito. Pedimos que nos cargaran la cena en la cuenta de las habitaciones y salimos a la calle.
-¿Podemos ir a un cementerio? -inquirí antes de que él pudiera decir nada.
No sabía lo que hacía pero en ese momento, lo único de lo que tenía ganas era de ir a uno de esos sitios con él.
-¿En serio? -se extrañó.
-Sí.
Mi voz sonaba pequeña delante de una mirada tan grande.
-Iba a sugerir lo mismo -sonrió de lado y me fue imposible no sonreír tímidamente también.
La profundidad de la noche me recordaba lo encantado que estaba este lugar, lleno de misterio y aventura. Los fantasmas vagaban a sus anchas por las calles, paseando por al lado de los vivos, o al menos así era cómo me lo imaginaba yo. La belleza inigualable del lugar me animaba a correr y a dejarlo todo atrás, a descubrir ese nuevo mundo que se encontraba detrás de la cortina de la muerte.
Tras andar durante un buen rato, acabamos en un cementerio bastante retirado porque los importantes ya habían cerrado las puertas al público. Louis sacó la cajetilla de tabaco y, en cuanto el cigarro tocó sus labios, sentí todo mi cuerpo estremecerse.
Parecía una adolescente.
Nos adentramos en las tumbas, admirando la belleza del lugar. Había tanta paz y silencio que, por un momento, el mundo dejaba de existir, como había dejado de existir para los muertos.
-¿Te acuerdas de cuando un chico casi te atropella con la bicicleta porque te quedaste embobada admirando los muros de la catedral?
Su voz en el aire de la noche sonaba como un susurro aterciopelado traído de la más fría de las tierras pero que, cuando te rozaba, te derretía cómo los rayos más calientes del sol. Cada palabra cargada de miles de recuerdos y sentimientos.
-Cómo olvidar el día que casi muero -le escuché sonreír.
-Trish Parker, tan exagerada como siempre -bromeó.
-Louis Tomlinson, tan gracioso como siempre.
Su nombre entre mis labios provocó una sonrisa aún más amplia en su rostro. Echó una calada y contemplé cómo la dejaba salir de nuevo, el humo mezclándose con el vaho producto del frío.
-Ya no le tienes miedo -sentencié, siendo consciente de aquel gran cambio.
El aire soplaba en su cara delineando todos y cada uno de sus trazos.
-Nunca le tuve miedo. Siempre fue repugnancia, más que nada.
Esos días me quedaban muy lejanos pero su mirada cada vez que alguien nombraba su apellido no se borraba tan fácilmente de mi mente.
-Ya no. ¿Por qué? -inquirí sin dejar de mirar las tumbas. Los bancos solitarios me daban la tranquilidad que necesitaba en aquel momento.
-Porque ahora sé la verdad.
Lo dijo con tanta fuerza y seguridad que no pude evitar sentirme orgullosa.
Nunca pensé que tendría este tipo de reacciones con lo que me contara.
Perdí el contacto con William, y Harry nunca me había hablado de lo que había pasado con él, de lo cual ahora me arrepentía porque me hubiera gustado darle las gracias por ayudar a Louis a salir de ese trance.
Espera... ¿Por qué iba a estar yo agradecida? No era nada suyo. Yo solo era algo de Ariel.
Noté cómo sus pasos nos encaminaban hacia uno de los bancos, bajo una farola. En pleno invierno esto tendría que estar nevado, formando una estampa preciosa, como en la película de Harry Potter.
El vaho que expulsaba su boca cada vez que respiraba era tan efímero y limpio que podría parecer que era solo una nube pero era mucho más, eran emociones ocultas en el aire.
-¿Sabes por qué siempre llamaba a todos mis amigos por su apellido? -sonrió mirando hacia el horizonte plagado de árboles y más tumbas-. Era una forma de autolesionarme. Les llamaba de la forma que más odiaba que me llamaran a mí, sabiendo que ellos eran puros y merecedores de sus apellidos, al contrario que yo... El hijo bastardo de un padrastro que había sido abandonado.
Ocultado entre las sílabas de esas palabras encontré al antiguo Louis, al dañado y amargado, al que sufría sin darse cuenta de que la vida tenía millones de maravillas que mostrarle.
¿Cómo había logrado cambiar tanto?
-Pero luego apareciste tú y, por alguna extraña razón, te empecé a llamar por tu nombre. Creo que me gustaba el sonido de las letras... o tal vez fuera porque sentí que tuviste una figura paterna tan cabrona como la mía.
Me sentí incómoda ante su referencia. Había intentado olvidar que estuvieron juntos porque no soportaba la idea de que él se acercara a alguien con tanta maldad como mi padre.
-Luché contra él por ti -susurró.
Sentí su mirada sobre mi piel, queriendo hacerse paso hacia mi interior, queriendo liberarme de todo lo que me ataba a hablar cómo lo hacíamos antes, con total confianza. Solo había una pregunta en el aire... Habían pasado seis años. ¿Le habría perdonado? ¿Lo habría olvidado? ¿Qué era de mí?
-Nadie te quitaba de una buena pelea -comenté, tratando de quitarle importancia al asunto.
Fumó de nuevo, expulsando el humo con parsimonia. La siguiente vez que habló lo hizo de una forma muy clara, serena y realmente convencido de sus palabras.
-Tú eras la única persona en la que pensaba cuando tomaba una decisión. Siempre ha sido así.
Pero, por algún motivo esas palabras no tuvieron el efecto en mí que él esperaba.
-¿Siempre? ¿Estás seguro?
No me esperaba que la rabia me empezara a consumir por dentro al escuchar sus palabras llenas de hipocresía.
Todo lo que había estado diciendo había parecido real y honesto pero esto... Esto se pasaba de falso.
-Sí.
-¿También cuando me engañaste? -se quedó sin palabras, parpadeando varias veces.
-Trish...
-¿Cuándo robaste y destrozaste mi apartamento?
-Lo quieras creer o no, es la verdad -continuó diciendo y mi cuerpo reaccionó levantándose, como si el asiento estuviera en llamas.
Me dispuse a andar hacia uno de los caminos pero su voz cortó el silencio del lugar.
-Siempre te vas como si me odiaras.
Me detuve sobre mis talones y le escuché acercarse a mí, con pasos cortos e indecisos.
¿Qué estaba haciendo? Sentía cómo la cabeza me iba a explotar en el momento menos esperado.
-¿Me odias? -musitó.
Su voz se había vuelto débil y frágil, algo que nunca creía escuchar de su parte. Era algo nuevo para mí y demasiado extraño para procesarlo tan rápidamente.
-No eres tú, es... esto -señalé el hueco entre ambos-. Esta relación... Da igual que sea de amor o de amistad, no tiene esperanza.
Remover el pasado nunca era buena idea y, aunque mis emociones me traicionaran, eran antiguas. No eran actuales, las actuales correspondían a otra persona.
Louis se colocó delante de mí y sus ojos brillaron con intensidad por la fuerte luz de la farola que había encima de nuestras cabezas. Sus pupilas se hicieron pequeñitas, y el azul cobró vida. Me sentí cómo nadando en un mar profundo y sin final.
-Todo en esta vida tiene esperanza, la cuestión es encontrar la fuente de dónde sacarla- hizo una pausa-. Siento que tú la has perdido y siento que estás perdida, porque te tengo delante y no te puedo encontrar por ningún lado.
Miles de cosas me rondaban la cabeza pero no pensaba en nada.
-¿Y tú?
-Yo estoy repleto de esperanza porque tú eres mi mayor fuente de inspiración.
Tomó la confianza suficiente como para posar sus manos sobre mi cintura y unirnos apoyando su frente contra la mía.
-Me gustaría poder besarte cuando quisiera porque sigo siendo tuyo.
-Por favor...
-Lo sé. Sé que no puedo hacerlo pero no puedo remediarlo, Trish.
-No. Por favor... hazlo.
Para siempre era mucho tiempo, y lo que quería era un aquí y ahora.
No desperdició más tiempo, cerró el poco espacio que quedaba entre nosotros y sus labios tocaron los míos por primera vez en seis años. Sentí una descarga de adrenalina azotarme todo el cuerpo y pasé mis manos alrededor de su cuello, fundiéndome en su ser, conectando nuestras almas, queriendo que el momento fuera eterno.
ASDFGHJKL Espero que os haya gustado el capítulo :') Y el día porque ASDFGHJKL MITAM!!! Y como ha salido hoy y es el último disco que van a sacar en un tiempo, me hace ilusión comentarlo con vosotros.
El disco me encanta, es increíble. No me lo creo ni yo, se han superado en todos los aspectos. Yo aún no sé qué decir respecto a mis canciones porque las he escuchado todas de golpe hoy. Pero voy a intentar nombrar las que más me han llegado.
*Voy a meter aquí Temporary Fix porque mirad, cuando la he escuchado por primera vez casi me ahogo. Estaba llorando de la risa, yo y mi amiga, ambas muertas. Muertas por la letra y porque, en mi opinión, Harry en esta canción SE SALE*
# Ahora sí, voy a empezar con History porque creo (y es obvio en la letra wno) que esa canción nos la escribieron a nosotros con todo su corazón y con todas las ganas que tienen de volver después del descanso. Cada frase me llena más que la anterior. This is not the end. Al escuchar el teaser de 16 segundos la primera vez, acabé llorando. Con eso lo digo todo.
# Ahora voy con Walking in the wind, la cual me recuerda mucho a Ready to run (no me digáis por qué ok). La música es simplemente maravillosa, los cambios de ritmo me encantan y yo, personalmente, también siento que nos la están cantando directamente a nosotros. Es preciosa, es especial.
# If I could fly es una canción que me ha llegado de tantísimas maneras que no sería capaz de expresarlas todas. Todo encaja a la perfección. Siento que la parte que canta Louis está escrita directamente para él, y es hermoso a la vez que triste. Es sobrecogedor. Sobre todo al ver que Harry la escribió. La canción entera es perfecta. La música, los solos asignados a cada uno. Es la delicadeza hecha canción. For your eyes only. I've got scars, even though they can't always be seen.
# AM simplemente es perfecta porque me recuerda a una persona, la más importante que tengo en mi vida y la que más me inspira. Y es hermoso ver lo mucho que una canción puede recrear la vida real, un momento, un recuerdo, una emoción...Te echo mucho de menos.
# End of the day para mí es LA CANCIÓN. You love who you love. Esa frase me ha llegado muchísimo y me parece increíblemente motivadora. Los cambios de ritmo aquí sí que son bestiales, me dan la vida. Y qué hablar de solo y el alto de Louis... El mejor del disco, sorry not sorry.
# Y voy a cerrar esto con Olivia porque fue la única canción que escuché cuando se filtraron (sí, lo hice xd) porque pensé que no me iba a gustar, ya que Liam subió un teaser y no me gustó para nada, tbh. Pero al escucharla entera descubrí que esa canción era auténtica poesía, es arte y, en cuanto escuché la letra supe que la habría escrito Harry. Dejadme decir que Harry es un auténtico poeta, todo su ser es poesía, su sangre son versos. Escribe las estrofas más bellas. Summertime and butterflies all belong to your creation. Es mi frase favorita del álbum y bueno, la voz de Louis es simplemente excepcional aquí también.
Esto es todo. (Me gustan muchas más de las que están aquí pero si comento el disco entero tengo que hacer otro capítulo lol) Y sí, estoy en ese momento en el que aún no puedo elegir ninguna, como podéis comprobar xD
¿Cuáles son vuestras canciones favoritas? ¿Por qué? :)
Btw, morí cuando escuché la cover de FourFiveSeconds y cuando vi que Louis cantaba el solo de Kanye de "If I go to jail tonight, promise you'll pay my bail" ES QUE ES TAN FAST QUE CHAU.
Patricia xx
#PrayForParis
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro