Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11

POV LOUIS

El sol cegador de las cuatro de la tarde me impedía llevar a cabo mi plan. Tenía que ser muy discreto, no podía levantar sospechas, y por eso estaba en la esquina contraria del patio. Llevaba todo el día vigilando los movimientos de Parker. Dónde iba, con quién hablaba, qué hacía cuando estaba solo. Tenía a Horan de infiltrado en los talleres. Pasaba mucho tiempo ahí dentro y yo seguía sin poder entrar, lo cual dificultaba bastante las cosas. Horan sería listo pero también era un puto despistado que se distraía con una simple mosca y eso me dejaba intranquilo.

-¿Qué tal si me acerco? -susurró el rubio al ver que el sol nos daba de pleno en la cara, dificultándonos la visión de nuestro objetivo.

-¡No! -mascullé.

-Sólo yo. No va a sospechar de mí.

-He dicho que no, Horan -le agarré del brazo y le volví a sentar -. Esto es como una buena broma. Tienes que planearlo todo al detalle, saber lo que va a pasar a cada segundo, conocer la reacción que van a tener las personas para pillarlas desprevenidas. No puedes dejar que nadie vea tus intenciones, y tampoco las de tus amigos en caso de que estén compinchados. La gente no es tonta, suele atar cabos muy fácilmente y no me fío un pelo de ese hijo de puta. No voy a arriesgarme.

-Vale, vale -bufó a mi lado y se volvió a recostar sobre la mesa.

Había tratado de pensar en la situación. Se me hacía muy raro que Parker, siendo el apestado de esta prisión, tuviera de aliado a uno de los guardias. No me entraba en la cabeza cómo una persona en su sano juicio podía compincharse con ese tipo de engendro. Me repugnaba.

-¿Ha hecho algo raro en los talleres? -pregunté aunque me imaginaba la respuesta.

-No. Sólo leer. Es lo único que hace -murmuró en un acento tan cerrado que apenas pude entender. Parecía que tenía una polla metida en la boca.

-¿Hay revistas porno ahí dentro? -exclamé incrédulo.

-¡Claro que no! -farfulló alarmado el irlandés.

-¿Y qué coño lee entonces?

-Estaba leyendo algo de Conan Doyle. Supongo que era Sherlock Holmes.

-¿Supones o era? Hay una gran diferencia, joder.

-¡Era! -chilló harto de mi forma de tratarle.

-¿Sherlock Holmes?

Vaya...

-Sí. Le gustan los clásicos. Estuvo un buen rato delante de esa sección en la librería pensando en cuál coger.

Me pasé las manos por la cabeza cabreado. Tenía el pelo grasiento de tanto calor que hacía. El sudor me caía por la frente mojando todo el flequillo. No me gustaba nada que ese cabrón estuviera leyendo a Sherlock Holmes.

-¿Qué pasa? -preguntó el rubio con una expresión confusa y me vi reflejado en sus pupilas.

-Nada.

Volví a mirar hacia delante, tapándome los ojos para que no me dieran los rayos del sol, y fijé mi vista en Parker. Sherlock Holmes era el personaje más inteligente que se había creado nunca. Leer sus aventuras podía hacerte sentir la personas más gilipollas del mundo... O podías aprender de él. Y eso era peligroso. Muy peligroso. Un libro en las manos equivocadas y leído por los ojos equivocados podía causar un verdadero desastre. Sólo esperaba que el cociente intelectual de Parker no llegara ni a -45.

A eso de las seis de la tarde vinieron un par de guardias a buscarme. Horan me miró preocupado conforme me sacaban del patio. Era curioso ver lo mal que lo había tratado y cómo seguía estando de mi parte. Parecía mi perrito faldero a veces, una auténtica mascota. Irlandés de pura raza.

No sabía lo que pasaba ni a dónde me llevaban entre tanto secretismo, hasta que identifiqué el camino a la sala de visitas y, cómo no, el gilipollas número uno estaba allí, esperándome en una de las mesas. No quería perder el tiempo hablando de gilipolleces sin sentido con él. Tenía que descubrir quién era el guardia que se había aliado con Parker.

-¿No crees que te estás tomando el papel de padre muy a pecho? La guardería la pasé hace mucho.

-Serás grande pero sigues siendo un niño -comentó con cierto toque de humor y me senté en la silla aborrecido.

-¿Qué coño quieres? -espeté. No estaba de humor. Trazar todo este plan contra Parker me ponía de mala hostia.

-Oh, lo siento. ¿Te he interrumpido algo? ¿Tenías planes? -sonrió de lado con malicia y tuve ganas de romperle la nariz.

-De hecho, sí -mascullé. Había dejado a Horan solo y no me fiaba de él.

-Una pena.

-En serio, William, ¿a qué coño has venido? -me tocaba los cojones su maldita actitud. Si quería algo sería mejor que hablase porque yo no me iba a quedar charlando con él como si estuviéramos tomando el té.

-Quería enmendar mi error... Si eso te parece bien -habló entrecortadamente. Parecía incluso tímido.

-Me parece genial. Puedes hacer con tu vida lo que te dé la gana -le animé queriendo dejar claro que deseaba que esta conversación se acabase en ese mismo instante.

-Louis, hablo en serio -su tono se volvió demasiado formal para el tipo de conversaciones que solíamos tener. Aunque, en realidad, él y yo nunca conversábamos, sólo discutíamos.

-Yo también. Haz lo que quieras pero a mí déjame en paz -sentí cómo el hombre daba pequeños golpes contra el suelo con el pie, muestra de que empezaba a hartarse.

-No me estás poniendo esto nada fácil -murmuró exhalando un suspiro.

-Eres tú el que se complica la vida. Podrías dejarme en paz y así todos seríamos felices.

-¡Estoy intentando sacarte de aquí! Para así poder ser todos felices. Joder -exclamó enfurecido, perdiendo la paciencia. Le había estado tomando el pelo demasiado tiempo, había tocado uno de sus nervios. ¿Estaba hablando de la fianza?

-Gemma está intentando sacarme de aquí.

-¡Gemma no va a conseguir una puta mierda! ¿Me oyes?

Sí. Sabía que lo de irse a Londres para ganar dinero tendría sus beneficios... Pero muy a largo plazo.

-Sigo sin entender qué cojones haces aquí -le reproché. ¿Venía a discutir para desahogarse o había otro fin en todo esto?

Él se pasó las manos por la cabeza y se rascó la nuca. Un gesto que reconocí enseguida.

-¿Qué pasó con tu madre?

Su mirada era tan intensa y brillante que lo único que conseguía era ponerme de mala hostia.

-No vayas por ese camino -le advertí al ver lo serio que se había puesto.

-Quiero saberlo -me demandó.

-¡No tienes derecho! -grité pegando un fuerte golpe contra la mesa. Ese comentario fue la gota que colmó el vaso para mí-. ¿Quién te crees? ¿Mi padre? ¿Un padre que ni siquiera conocía la existencia de su hijo? ¡Hazme un favor y busca una puerta por la que marcharte de aquí!

No iba a dejar que me manipulara de esa forma. No iba a creer de ninguna forma que este individuo se había comenzado a preocupar por mí de la noche a la mañana.

-¡Deja de gritarme! O te juro por Dios que...

-¿Qué? ¿Qué vas a hacer? -le amenacé y bajé la voz-. Ya estoy en la cárcel, no puedes hacerme nada peor que eso.

Sus hombros se tensaron, al igual que su mandíbula.

-Me cago en tu puta madre, Louis. ¡Joder! -dio un golpe contra la mesa, lleno de rabia también, incapaz de mirarme a los ojos.

-Sí... Yo también me cago en ella.

Un guardia se nos aproximó con rapidez con esposas en la mano queriendo separarnos, asustado por nuestra forma de expresarnos gritando.

-¡Estamos bien! -exclamamos al unísono y el imbécil se alejó, observándonos cuidadosamente.

La rabia me consumía en esos momentos. No podía mirarle a los ojos y ver que los tenía azules. Era algo que me superaba. Puto cabrón de mierda, en qué día se tuvo que cruzar en la vida de Trish.

-Siéntate, por favor -trató de decirme amablemente. ¿Cuándo me había levantado?

-No pienso sentarme. No pienso hablar contigo de mi madre.

Si pensaba que hablaría de ese tema con él estaba totalmente chiflado. Sólo había sido capaz de contárselo a una persona, Trish, y dudaba que fuera capaz de contárselo a nadie más.

-Pues de Harry -volvió a probar, a ver sin con él tenía suerte. ¿Se hacía el tonto o era un rotundo anormal?

-No voy a hablar, William. Métetelo en la puta cabeza -sólo quería salir de allí y meter en aislamiento a Parker de una maldita vez.

-¿Y de Trish? ¿Hablarías de Trish?

Sentí la sangre arder por mis venas tras la mención de su nombre.

-¡Ni de coña! ¿Qué coño te pasa? -exclamé completamente irritado-. ¿A qué coño vienen este tipo de preguntas? Espera... -traté de reflexionar antes de que pudiera hablar-. ¿Te la quieres seguir tirando después de descubrir que era tu nuera? ¿Eso te pone? Te pone, ¿verdad que sí?

-Louis -me advirtió con el ceño fruncido, sus puños apretados con fuerza, casi blancos.

-¡Podría ser tu puta hija! Dios, estás mal de la cabeza.

-¡Cállate! -gritó y su rostro se detuvo a escasos centímetros del mío. No esperaba que se mostrara tan violento dentro de esta prisión-. No me quiero tirar a nadie. ¿Queda claro?

-Por supuesto. Lo tú digas -musité, sin que mi mirara dejara la suya, y él, aunque me siguió observando cuidadosamente, se fue separando lentamente.

-Te estás jodiendo tú solo -sonrió con ironía, pasándose las manos por las cejas, librándolas del sudor-. Ella tenía razón.

-¿Ella? ¿Qué ella? -me alarmé.

-Eres un hipócrita y un egoísta.

-¿A qué cojones viene eso ahora? -tenía la mirada perdida en un punto concreto de la mesa, ignorando mi presencia.

-A que, o cambias o te acabaras suicidando.

Me eché a reír ante la estupidez de sus palabras y la seriedad con que las decía. ¿Yo suicidando? Ni aunque me pagaran haría semejante estupidez.

-Ríete pero en cuanto salgas de aquí vas a descubrir lo solo y abandonado que estás. Volverás a drogarte y fumarás hasta convertirte en un yonki que no sabrá dónde caerse muerto. Y, en ese momento, te darás cuenta de los errores que cometiste y querrás coger todas las pastillas de un bote y tragártelas de golpe para que los recuerdos no te atormenten.

Su puta seriedad me había pellizcado en las profundidades de mi alma, como si ésta supiera que todo lo que había dicho se haría realidad. Era un cabrón de mierda. No merecía mi tiempo, ni siquiera mi presencia.

-Deberías ser tú el que se tragara todas esas pastillas. Nadie te quiere, viejo de mierda.

William mantuvo su mirada fija en mí hasta que se dio por vencido y la apartó, agachando la cabeza y suspirando cabreado. Se levantó y, por extraño que pareciera, vi un ligero manto de decepción en su rostro, pero pronto desapareció. El hombre se levantó, recogió su chaqueta y se marchó, no sin antes girarse para decir una última cosa.

-Para que lo sepas, ella está más feliz que nunca estando separada de ti.

Holi, ya queda menos para que Trish y Louis se reencuentren yayy
Este capítulo -cosa extraña, continuación del anterior, no sé ni lo que es- ha sido raro y corto y mierda. Lo habría hecho mejor pero Louis se ha puesto a decir cosas bonitas y ñoñas y Patricia no ha podido con la vida. Es un ángel :') *Promise*

twitter: @PatriFlyingHigh
instagram: @fast.fanfic

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro